Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Accidentes Innecesarios por chibiichigo

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Disfruten.

 

¿Cómo se lo iba a decir? No tenía la más mediocre y malparida idea…pero algo le decía que abriría la caja de Pandora.

 

Realmente no tenía ganas de hacer de aquel bochornoso accidente un evento magnífico. ¿Cómo le daría la noticia al desdichado padre? Seguramente de la manera más precaria y hostil que pudiese, era lo menos que se merecía. Y que dijera que le había ido bien si con el anuncio no le sorrajaba un golpe mortal.

¡Era por SU culpa! Así que, por lo menos tendría que hacerse cargo de sus malestares y cambios de humor y de forma durante los meses venideros, por no mencionar que habría de sostener económicamente a un ser vivo por lo menos dieciocho años de su existir. Era lo menos que se merecía el malnacido aquel.

-Llegué- escuchó que anunciaba mientras la puerta principal del departamento se cerraba.

-Bien- y eso fue, al igual que en los pasados días, el único intento de conversación que entablaron.

Y caminaron juntos, interactuaron en el mismo espacio, miraron televisión y tuvieron sexo – a petición del pelirrojo sin condón, porque ya no había más riesgos de embarazo… ¡Estaba embarazado! – pero no se esforzaron siquiera en abrir un poco la boca para intercambiar por lo menos un guturalismo vacuo. Nada, todo en perfecto e inalterable silencio.

-¿Qué mierda te ocurre, Sabaku?- preguntó el Uchiha con la mirada clavada en el techo mientras se tumbaba, todavía desnudo y jadeando, a su lado de la cama.

-Estoy embarazado- contestó el carmesí, quitándole importancia a la situación. No todos los días Sasuke elaboraba una pregunta sobre su estado anímico – y cuando lo hacía, a él no le venía en gana contestarle –, así que había que aprovechar.

Y en ese momento, un hecatombe emocional se pasó por el sitio.

-¡¿Qué?!- fue lo único que atinó a preguntar, perdiendo quizás por primera vez en años su calma y desinterés por aquello que le rodeaba. El de orbes turquesa pudo claramente ver cómo la pálida piel de su odiado amante pasaba casi de forma indistinguible a un blanquecino de enfermo.

-¿A que no te lo esperabas?- contestó pasmosamente quieto el menor, ocultando una burla tan grande entre sus dientes que hubo de morderse la lengua para no parecer todavía más insensible ante el hecho, mirando cómo la cúspide de su molestia comenzaba a relucir. Era de su pleno conocimiento que si él no quería tener a una bestia con reloj despertador alimenticio llorando cada dos horas en su casa, al Uchiha podría salirle urticaria sólo de imaginarlo. Si algo detestaba aquel hombre de orbes ébano que se las daba del dios del universo era el llanto de un infante, su risa de un, sus travesuras, sus caprichos… en fin, todo lo que venía dentro de aquel paquete que decía “Infante” era la antítesis del ideal de vida de un Uchiha.

-No- devolvió parco el otro, recobrando la fría calma de siempre-  ¿Cómo ocurrió eso?- agregó con los orbes fijos en el bajo vientre de su interlocutor.

-Eso deberías preguntárselo al “pequeño Uchiha” entre tus piernas. Él fue quien quiso fiesta sin globos…- ¡Y ahí no cabía duda, Gaara había logrado aplastar el orgullo, y la libido,  de su pareja! Había mostrado para sí mismo que su teoría adaptada de la Navaja de Ockham funcionaba a la perfección: Siempre el reclamo más simple es el que menos oportunidades de fallo tiene.

-¿Y qué haremos con…?- no podía siquiera terminar la frase. En apariencia, las palabras “bebé”,  “embarazo” y cualquier símil o relacionado se había convertido en un tabú en menos de un minuto.

-No lo sé- confesó Gaara sintiendo un resquicio de humanidad en el cuerpo, justo entre las costillas y el páncreas- Si deseas puedo echarlo al botadero. Lo pondría claramente en “No reciclable”.

Sabía que ese comentario soez estaba de más, pero su paupérrimo control de impulsos había vuelto a fallar y su maniqueísmo había emergido de pronto. Se detuvo en la mirada vacía y dubitativa del de orbes noche… Y sintió algo que pocas veces en su vida había tenido el desagrado de dentir.

-Sasuke- llamó por lo bajo, pese a que estaban solos.

-¿Qué?- respondió hosco el otro, mirando la mueca descompuesta de Gaara.

-Tengo nauseas, deja de enroscarte entre mis piernas- se llevó ambas manos a la boca, mientras que se intentaba incorporar.

En definitiva, aquel rastro de humanidad no había sido más que el aviso de su necesidad de regurgitar.

 

 

Habían preferido omitir el tema.  Hablaban de política, de guerras, de libros, de películas, de perros, de gatos…pero no del bebé que crecía en el interior del de ojos claros. Ese tema era incómodo y no favorecía a la comunicación – esencialmente pobre – en la pareja.

Y así pasaron un par de meses, siendo víctimas de una deliberada ignorancia porque no deseaban ser padres; no sabían serlo y no querían aprender. Pero, como todo en la vida, llega un momento en que “charlar sobre algo importante” es inminente.

-Me siento gordo…- comentó Gaara mientras se miraba en el espejo.

-Deberías dejar de comer porquerías y concentrarte en una dieta orgánica- comentó el Uchiha, escondido detrás de un periódico.

-No creo que sea por eso…Seguro que me agarró colitis de nuevo- pretextó. Y era verdad que lo creía.

Hubiese sido una difamación decir que aquel chico con cabellos de fuego tenía mala memoria: Al ser rencoroso, necesitas recordar todos los datos de maravilla. El hecho es que el Sabaku estaba determinado por un interesante mecanismo de defensa llamado negación. Llegaba un punto en que su mente alteraba todo aquello que le perturbaba y molestaba hasta crear recuerdos falsos que suplantaran a los reales, si no procedía ipso facto a la supresión de los mismos… No era por ser malvado o insensible, sólo era así. Tan extrañamente Gaara que Sasuke lo amaba.

-Tal vez sea porque estás embarazado- se aventuró a decir. Lo mejor sería traer de vuelta a su novio a la realidad.

-Esto es el inicio del fin- agregó con fatalismo el otro, sacudiendo un poco la cabeza y volviendo a la mesa. Había vuelto a su mente el hecho de su embarazo… y, aunque  ya no sufría de accesos de ira al respecto, seguía sin adorar la idea.

-No creo que sea tan malo- comentó el más alto sin mucho interés. Una vez hecho a la idea, optaba por pensar poco en el hecho, casi como si sólo fuese una pesadilla recurrente que terminaría por irse si la ignoraba con suficientes fuerzas.

-Más te vale…Te mataré si lo es. Mi vientre comenzará a crecer hasta alcanzar el volumen de Brasil.- la vanidad ególatra de Gaara le generaba un problema al intentar hablar sobre el tema.

-Tienes razón. Te pondrás gordo y entonces el accidente no se podrá esconder- convino Sasuke, todavía sin poner atención real a la conversación. Estaba concentrado en una receta de cocina para hacer galletas de macadamia y… ¿Qué podía ser más importante que aquello en ese momento? En definitiva no que le restregaran en la cara su indeseable paternidad.

-Seguro entonces mis hermanos entrarían en su lapsus de histeria- resopló Gaara, intentando alejar la imagen de una Temari besucona tocando su panza como si del mismo Buda se tratara.

-Sí… Seguro Itachi igual, y mis padres ni hablar. Lo que más desean en la vida es un nieto-

Justo en ese momento, un arresto de realidad los tomó desprevenidos a ambos.

 

En algún punto sus familias habrían de enterarse que un nuevo miembro, procreado por accidente y por la reticencia al uso de un protector de látex, se uniría a las estadísticas de natalidad.

Notas finales:

Bien,espero que les haya gustado.

¿Un review?

 Kissus,

c.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).