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"Missing File" por Ddai

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Notas del capitulo:

Bueno, es hora de la segunda parte que me dio por subirlo ya ^^, tal vez no tengo muchas leidas, pero sus RR me han animado mucho, gracias ^^

Pues este es el 2/7, el fic es corto, y si llego a ampliarlo sería nada mas si creen que lo amerita[en mi caso creo que quedan muchas cosas por contar, pero la historia es corta]

Otra cosa, si hay alguna DUDA sería mejor que la expresen, porque el fic es muy confuso...[en verdad] No todo se explica en su contenido y no lo explicaré si no preguntan XD

Pues creo que es todo XD...

Ahh es un poco confuso, peor dejaré una brebe explicación en el capi tres ^^

 

Missing File

File II

"Tú no existes... Ni antes, ni ahora..."

 

Llegó a emergencias, en cuadro crítico; había perdido mucha sangre, la doctora hacía todo lo posible por salvarlo, sin embargo, fue inútil, su corazón se detuvo, por lo que fue necesaria usar la máquina resucitadora...

Una, dos... Tres veces... ¿Acaso estaba en su destino morir? Al parecer no había nada que pudieran hacer por él... La doctora miró el reloj; sus gestos y modos eran gentiles, pero no podía ponerse a llorar por una pérdida, ya no... Ella había aprendido que no siempre se le puede ganar a la muerte.  Era triste, más aún al oír los gritos angustiados de un joven, seguramente muy desesperado por ver de nuevo a ese hombre. Darle la fatídica noticia era su trabajo...

-Veintitrés de julio del dos mil nueve. Hora de defunción... Diecinueve horas con diecisiete minutos...-Unohana Retsu iba saliendo del lugar, con una ligera tristeza en los ojos, pensando que ese muchacho era verdaderamente demasiado joven para morir -Limpien todo...- salió del lugar, tirando sus guantes,  le tocaba lo mas difícil.

Afuera de la sala, los enfermeros tenían problemas para contener a ese muchacho, en apariencia bastante débil, tenía el cuerpo esbelto, tampoco era muy alto, pero aquellos dos hombres con más masa muscular tenían problemas para controlarlo, no habían podido hacerlo retroceder,  tal vez por la adrenalina, o el miedo, lo que fuera... Ella sabía que para ese joven el recién fallecido debía... Debió ser alguien muy importante...

-¡¡GRIMMJOW!!- al pelinegro no le importaba quien estuviera ahí, o lo que pasara, él solo quería pasar y verlo una última vez, él tenía que estar ahí para él.

-¡Basta hombre! ¡No puedes pasar adentro! ¡Deja de gritar! -un hombre joven de unos veintitrés años, de cabeza rapada y ojos estrechos, su nombre Madarame Ikkaku; pretendía jalarlo para poder alejarlo de ahí, sin lograrlo, entendía como se sentía, no era la primera vez que alguien intentaba algo así, pero no podía dejarlo pasar, ése era su trabajo.

-¡No nos está oyendo, Madarame-un hombre un poco mayor, de bigote y gafas, su nombre Iba Tetsusaemon; sabía que ese chico debía de estar sufriendo por todo eso, pero era su trabajo, y parecía que eran incapaces de cumplirlo; la doctora estaba llegando junto a ellos, mirándolos seriamente...

-Madarame san, Iba san, por favor déjenle... Disculpe la rudeza...- las maneras tan suaves y nobles, de la doctora, hacían imposible que cualquiera la desobedeciera por las malas, ellos soltaron al muchacho -¿Usted vino con Jeagerjaquez san?- su mirada endulzada, y ligeramente melancólica, era imposible de leer.

-Sí... ¿Cómo esta él? ¡Quiero pasar a verlo!- a pesar de sus lágrimas, su voz no se partía, Ulquiorra  no tenía idea de que esperar de ella, y deseaba con toda su alma que... No, no quería pensar en eso...

-Acompáñeme, señor...- dijo ella, sin saber como llamarlo...

-Cifer... Ulquiorra Cifer... -los enfermeros ya se habían ido, dejándoselo todo a la doctora, era lo mejor, para todos-

Caminaron a una oficina, que no estaba lejos, en silencio, ella no quería darle esa noticia afuera, y él sólo esperaba, con ansiedad, a lo que ella tuviera que decirle. Entraron y ella lo hiso tomar asiento, esos momentos nunca eran fáciles, para nadie...

-Cifer san...- dijo ella; ese chico le daba pena, se notaba que en verdad quería mucho a aquel que había fallecido; ella tomó unos documentos, era imperativo llenarlos, y buscar a un familiar del otro hombre.

-Dígame, ¿Cómo esta? ¿Qué pasó con Grimmjow?- quería mantener la calma, pero esos silencios, esos movimientos de ella, retrasar las "buenas" noticias, eran signo de que algo, en verdad malo, había sucedido.

-Lo siento...- ella hablaba  lo mas suave y tranquilizador que le era posible -Jeagerjaquez san falleció, hicimos todo lo posible, pero la pérdida de sangre, y que su cuerpo no aguantara mas... Lo siento en verdad...- él quedó completamente quieto, como un maniquí, ella no sabía qué tanto lo afectaría esa noticia -Disculpe, pero necesitamos hallar a algún familiar del señor Jeagerjaquez...-

-No...- se abrazó a si mismo, inclinando su cuerpo hacia delante- -¡No! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!- las lágrimas caían nuevamente por su rostro, quemando su piel, no podía entender cómo es que todo eso había ocurrido, sin tan sólo una hora atrás estaban en el cine, disfrutando de ver esa película... Se había sentido tan bien, tan feliz... -¡¿POR QU…?! ¡¿POR QU… ME DEJASTE?! ¡¿POR QU…?!-ahora él ya no tenia nada, toda su existencia había sido estremecida, sin él no tenia ningún motivo para vivir, sin él no tenían ninguna razón  para existir...-

La doctora Unohana lo miró con aflicción, ella entendía su situación, y no sabía si sus palabras podrían reconfortarlo. Si le decía que ese hombre lo había estado llamando hasta su último suspiro quizás sólo lograría hacerlo sufrir más. Ella podía ver cómo ese chico se moría por dentro; había visto situaciones así muchas veces... Tener que dar las noticia de defunción era algo complicado, por eso es que ella asumía esa responsabilidad, y de todas las veces que lo había hecho ésa le pareció la peor.

Junto a ese muchacho todo parecía ponerse negro, como un abismo, cómo si la mismísima oscuridad lo envolviera, sin embargo estaba segura que frente a ella estaba sólo ese joven, casi un niño, llorando amargamente... Y pensó que lo mejor sería decirle...

-Cifer san...- ella le puso una de sus cálidas manos sobre el hombro al chico -Sé que es doloroso perder a alguien, más aun de esa forma... Pero, aún en medio de todo, en aquella camilla, él nunca dejó de decir cuanto le amaba, y estuvo pensando en usted en todo momento...- el chico no la miró, no dejó de llorar, pero hizo silencio, haciéndole saber que la estaba oyendo -¿Usted es lo único que él tenía...?-

-Sí... Ninguno tiene padres, ni parientes... Sólo a nosotros... Sólo nosotros dos...- a ella le pareció que la voz, severamente agravada, del chico se oía como si saliera de una vieja caverna, se podía sentir cuánto era lo que sufría -Y ahora yo... Yo... El... ¿Por qué se fue? ¿Porqué...?- unos toques a la puerta se dejaron oír, pero él no le prestaba atención.

-Doctora Unohana, la necesitan con urgencia en la sala de emergencias...-era la voz de alguna enfermera, que iba con prisa...

-Tengo que retirarme, pero regresaré con usted tan pronto me desocupe... Cualquier cosa que necesite, puede pedírselo a las enfermeras...-ella se alejó de él, muy suavemente, poniendo un gesto triste al saber que lo dejaría solo. El no dejaría de llorar, en mucho tiempo, pero no había nada que pudiera hacer, ella sabía que no había manera de ganarle a la muerte...

La doctora cerró la puerta al salir, dejándolo llorando en medio de la soledad, sus lastimeros gemidos hacían eco en la oficina. ¿Qué sería de él ahora? ¿Cómo sería su vida después de esto?... Grimmjow era todo lo que tenía, su familia, él era todo su mundo... ¿Cómo podía regresar a la casa de su novio si él ya no estaría ahí? ¿Cómo aguantaría la soledad, y el fantasma de su ausencia, sin que el dolor lo consumiera? No, no había forma en la que pudiera soportarlo... El existía sólo para Grimmjow, sólo por, y para, él... y Si él no estaba, entonces su vida ahí no tenía ningún sentido, ya no...

-¿Porqué...? ¿Qué haré sin ti?  ¡Me prometiste que NUNCA me abandonarías!- seguía abrazado a su propio cuerpo, sin dejar de llorar; estaba seguro que antes de eso sólo había llorado un par de veces en toda su vida... Ambas frente a él, y una, de ellas, había sido por miedo, miedo a perderlo... -¿Qué voy a hacer sin ti, Grimmjow...? No quiero vivir sin ti... ¿Porqué demonios lo hiciste? ¿Porqué...?-su cuerpo seguía temblando, no podía contener ese dolor-Hubiera preferido morir antes que perderte... Grimmjow...-

-Eso aún puede arreglarse...-aquella voz llenó el ambiente, despacio, como si no buscara romper el silencio-Pero si quieres saber la verdad, él murió precisamente porque no quiso dejarte... Si él te hubiera dejado aún seguiría con vida...-caminó, sin hacer ruido, para ponerse justo frente a Ulquiorra; mirándolo sin hacerlo, con apenas una fracción de sus ojos abierta. Esbozaba una muy tenue sonrisa, vestía de blanco como si fuera un doctor, pero, indudablemente, no era un galeno...

-¿De qué está hablando?...-Ulquiorra levantó la cabeza, para verle el rostro. Ese hombre le parecía familiar, no estaba seguro, pero le pareció que lo había visto en algún lado....

-Grimmjow Jeagerjaquez es un hombre muy necio, él jamás te hubiera dejado, pero tú... Eras tú quien tenía que dejarlo...-Ulquiorra lo miró directamente, justo en las pequeñas partículas escarlatas que apenas y se notaban, su cabello blanco, casi plateado, ese rostro que parecía congelado... Ahora estaba seguro de que sí lo conocía... Pero no tenía idea de en dónde lo había visto-Tal vez sea difícil, pero no es algo que no puedas hacer. "El" cree que tú tienes derecho a decidir si quieres, o no, quedarte...

-¿De qué está hablando...?-tenía muchas ideas en la cabeza, pero ninguna podía ser concretada, en ese preciso instante se sentía muy confundido, aunque no podía recordar quien era ese hombre, sabía, por alguna razón desconocida, que le estaba diciendo la verdad; oírlo lo tranquilizaba un poco, pero el dolor de su pecho seguía ahí. No podía entender de lo que le hablaba, pero sentía que su mente asentía a ello.

-Mira...-ladeó un poco la cabeza, cómo si buscara las palabras adecuadas-No ha sido Grimmjow quien desapareció de éste mundo, has sido tú...-Ulquiorra le respondió con una mirada entre confundida e incrédula-No lo sabes quizás, pero... Tú no existe en éste mundo, ni antes ni ahora. Es tiempo de que regreses a donde perteneces, pero "El" no te quiere obligar a abandonar el mundo humano. Asique tienes tres días para decidir que hacer, pero... La verdad es que, tú no tienes nada más que hacer aquí... Ya que tú no existes en este mundo, en ningún lado. Nadie sabe de ti, ni se acordarán que te conocieron, porque no eres real...-

-¡Eso es imposible!-se levantó del sillón, aún con las marcas de lágrimas en su cara. Estaba muy enojado y no toleraría semejantes tonterías, en especial viniendo de un "desconocido"...

-...Lo olvidaste...-sonrió un poco más, como con compresión a un niño pequeño-Pero puedes buscar a tus padres, a tus amigos, incluso a  Grimmjow, ninguno te recordará...-

-Grimmjow...-su rostro se ensombreció, el dolor era tan intenso-El...-

-Está con vida...En su casa...-Ulquiorra lo miró desconcertado-Puedes buscarlo si quieres, pero no lograrás nada...-él de ojos escarlatas se fijó mejor en la cara del de ojos verdes-Vaya, nunca pensé que llegaría a ver esas expresiones en tu rostro... Quizás "El" tenga razón después de todo, y lo mejor sea que regreses...-se giró, sin darle tiempo al pelinegro de hacer o decir nada, y salió de la oficina.

-... ¿Qué...?-aquel hombre se había marchado, y por más que hizo por recordarlo no pudo-¿Qué Grimmjow está...?-era imposible, inverosímil... Se quedó estático en aquel lugar, sin moverse; si lo que aquel hombre le decía era verdad, sobre el peliazul, eso tranquilizaría bastante, pero...¿Qué significaba eso de que él no existía?...

Todas esas ideas giraban en su mente, era confusión total. Comenzó por querer recordar su infancia, a sus padres, más le era imposible, se sentía como amnésico. Toda su vida empezaba cuando había conocido a Grimmjow, en aquel parque...

Recordaba que era verano, estaba atardeciendo, y el peliazul estaba sentado en una banca; no recordaba de que estuvieron hablando, ni como comenzaron con esa plática, mucho menos la razón por la cual acabó viviendo bajo su mismo techo, lo único que podía recordar bien era cuando le dijo que lo amaba ¿Porqué no podía recordar nada más?...

De momento se abrió la puerta, y la doctora Unohana estaba entrando, ella lucía exactamente igual, tranquila y serena. Ella lo miró, mostrando sorpresa, y parpadeó un par de veces...

-Disculpe...-habló la doctora, que iba entrando a la oficina,  notando las marcas de lágrimas en aquel muchacho de tez pálida, sin embargo, no se suponía que hubiese alguien ahí, ¿Sería alguien que había llegado de momento?-¿Le puedo ayudar en algo?...-él no parecía estarla esperando, y cuando ella preguntó él se mostró desconcertado...

-...Usted me dijo que la esperara en esta oficina...-le contestó Ulquiorra, sin saber como tomarse esa situación.

-Disculpe, acabo de llegar... No sabía que usted estaba aquí...-le contestó ella, dudando acerca de si debía, o no, llamar a seguridad, aunque si tomaba en cuenta que seguramente ese muchacho había estado llorando podría ser que solo estuviera confundido...

-Hace un momento... *"Tú no existes en este mundo... Ni antes, ni ahora..."*-las palabras de aquel hombre de cabellos blancos resonaron en su cabeza- Perdón...-Ulquiorra respiró profundamente-Hace un momento alguien me dijo que Grimmjow Jeagerjaquez acababa de fallecer-le costó mucho trabajo el poder decirlo, pero tenía que asegurarse...-Lo trajeron a urgencias, con varias heridas de bala en la espalda...-su voz estuvo a punto de quebrarse, pero se mantuvo firme...

-Disculpe, debió ser un error, yo soy quien avisa a los parientes en caso de defunción en emergencias. Nadie a llegado en esas condiciones el día de hoy...-le sonrió comprensivamente, pensando en que si se trató de una broma había sido muy cruel, se notaba que ese muchacho había sufrido mucho por una mentira de tan mal gusto como esa.

-¿Nadie?...El tiene el cabello azul claro y es  muy alto...-nadie podía perder a un tipo con características tan inusuales, al menos a él jamás le había pasado, y a los picapleitos tampoco...

-No, no hay nadie con esas características en urgencias-vio cómo el joven cerraba los ojos, respirando mas aliviado, una mano sobre su pecho, esbozando una tenue sonrisa, sacando un ligero suspiro que parecía estar reteniendo. Unohana Sonrió, era mucho mejor decirle a alguien que se trataba de un error a tener que anunciarles un verdadero fallecimiento, aunque eso casi nunca ocurría-¿Se siente usted bien?...

-Sí, gracias... Gracias...-hizo una ligera reverencia-Disculpe las molestias...-

-No se preocupe, vaya con cuidado...-le regaló una última sonrisa a ese joven, esperando que nadie se burlara de él por la horrible confusión, que broma más cruel había sido....

Ulquiorra salió del consultorio, dirigiéndose a la salida del hospital, mientras se limpiaba las lágrimas, si Grimmjow lo veía así seguramente se burlaría... No sabía cómo explicarlo, tampoco le importaba, si podía volver a verlo, sano y sonriendo, lo demás era secundario.

No sabía explicar cómo llegó al hospital, ni porqué creía que su amado estaba muerto, quizás sólo estaba soñando y por eso todo era tan bizarro, pero si al despertar lo miraba dormir, para luego besarlo, una y otra vez durante todo el día, la vida sería perfecta...

Revisó su cartera, tenía suficiente dinero como para tomar un taxi, asique no lo dudó y abordó uno que pasaba por la calle, directo a su casa... Tenía tantas cosas en la cabeza, pero no tenían sentido, ni importancia, sin embargo, algo dentro suyo le decía que todo estaba mal, muy mal...

Y es que las palabras de ese extraño hombre no salían de su mente, ¿Cómo podía no existir si estaba ahí, en ese taxi? Revisó su cartera de nuevo, sorprendiéndose, sus credenciales no estaban, ni la de manejo, ni la del seguro, ni si quiera la de identificación ciudadana... No tenía ninguna, sólo la tarjeta de cobro de Grimmjow; nunca las olvidaba, jamás, estaba seguro de que las tenía, porque las había usado ese día, la de estudiante en el cine, por el descuento...

¿Cómo era posible que ya no estuvieran, si nadie más había agarrado su cartera? Cerró su billetera, queriendo no pensarlo. Era un absurdo, de nuevo quiso recordar a sus padres. Nada... Absolutamente nada; sabía que sus padres murieron cuando él tenía quince años, no sabía como fue, aunque podía asegurar que así era... Incluso recordaba que sus restos estaban en una capilla católica, la lápida en la pared lo avalaba, Heigan Y Aremi Cifer...

Un momento... ¿Por qué si sabía que estaban ahí, nunca iba a "visitarlos"? ¿Por qué si sabía en donde "descansaban" jamás les llevaba nada en su aniversario luctuoso? …l no los odiaba, de hecho no odiaba a nadie, pero... ¿Lo había olvidado? No, no era por eso, siempre había sabido en donde estaban, sin embargo no podía recordar sus caras, ni nada de ellos en particular. ¿Qué estaba pasando?

EL taxi hizo un alto a un par de cuadras antes de doblar hacia su destino, el semáforo estaba en rojo, Ulquiorra miró hacia un lado, casi por descuido y lo que vio lo dejó estupefacto...

Grimmjow iba caminado por la calle, con una pequeña niña en brazos, y a su lado caminaba una mujer rubia, que lo abrazaba por la cintura. Los tres sonreían alegremente, mientras que la pequeña llama "Papi" al peliazul...

 

Notas finales: Muchas gracias por leer y dejar RR, nos vemos en la próxima, receurden que no es un fic largo ^^ y creo que es diferente a los otros que he escrito [este lo tenía guardado, lo escribí hace varios meses XD]

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