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Despejando tus tinieblas por Nana Walker

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Notas del fanfic:

Este fic tambien lo pueden encontrar en mi fanfiction .D, por si acaso utilizo el mismo nick. Alto contenido en Spoilers

Notas del capitulo: Disclaimer: D.Gray-man y todos sus personajes son propiedad intelectual de Katsura Hoshino-sama, aunque si existiese un Allen de verdad, ya me lo hubiese raptado -///-

Advertencia: Fic con alto contenido de spoilers, si no vas al día con el manga, te aconsejo no leerlo ^^ (para este capítulo, mínimo deberías haber leído hasta el capítulo 168 del manga, para evitarlos)
Lavi bostezó largamente, pues el viejo panda lo tenía desde la mañana en la biblioteca, investigando un montón de viejos documentos. Se frotó su rojizo y desordenado cabello pues, aunque lo intentase, no podía concentrarse en el contenido de los documentos. Le preocupaba Allen y no podía sacárselo de la cabeza por más que lo intentase.

Después de todo, desde la conversación que habían sostenido Allen y el General Cross, poco después de volver este último de la junta en la central, todo había cambiado para Allen. Y lo peor que él, Lavi, no había podido hacer nada por ayudarlo. ¡¿Cómo podría, si Allen se sentía traicionado, de cierta manera, por Mana, la persona más importante para él?!

Allen había cambiado abruptamente. Del chico feliz, fuerte y esperanzador había pasado a sostener una sonrisa dolorosa, de la que todos se daban cuenta, aunque nadie lo mencionase, en parte porque aún la central no había comunicado nada sobre aquella conversación. Además no lo habían enviado a ninguna misión, por lo que este pasaba encerrado en su habitación, sin abrir la puerta a nadie. Ya ni comía con ellos, pues iba a buscar la comida al comedor y luego se la llevaba directamente a su pieza. De verdad le preocupaba y ni siquiera sabía cómo romper esa pared que Allen había forjado alrededor de él.

- ¡¡¡Bakaa!!!- le gritó el viejo Bookman, mientras lo golpeaba en la cabeza-. ¡Te he dicho que no te distraigas en tu trabajo!

- Jiji - le alegó Lavi, mientras se frotaba el chichón que le había quedado en la cabeza-. He estado trabajando todo el día y lo sabes, ¿no?

- Una cosa es que finjas trabajar, pero a mí no me engañas, Lavi- le contradijo el viejo panda, molesto-. Solo te lo repetiré una vez más: solo estamos en la orden por cumplir nuestra misión como observadores de la historia, nada más. Así que no te involucres demasiado.

Lavi lo quedó mirando, dolido. Ya sabía todo eso, ya lo sabía y sin embargo el viejo panda insistía en repetírselo una y otra vez, como si supiera que dentro de su cabeza una persona ocupaba un lugar que no debía ocupar.

- Ya vete a dormir- le ordenó el viejo, mientras miraba un reloj que indicaba las tres y media de la mañana-. Se nota que ya no harás nada por ahora. Además ya es tarde.

- ¡¿Qué?!- le preguntó Lavi extrañado-. ¿Me estás agarrando el pelo, panda? Primero me dices que trabaje, como burro por cierto, y ahora me mandas a dormir.

- ¡Has caso idiota, que te estoy mandando!- le ordenó el viejo panda y agregó, apuntando en dirección a los documentos-. Pero te quiero a las ocho de la mañana con tus narices metidas en ellos, ¿escuchaste?

- Sí, panda que ya escuché- le respondió Lavi, mientras cerraba los libros-. Buenas noches, Panda.

- Buenas noches idiota- le respondió Bookman, mientras seguía examinando los documentos, incesante en su labor.

Lavi cerró la puerta, aliviado en parte aunque, por otro lado, sintiéndose culpable. Sabía muy bien que desde esa conversación de Allen con el General Cross, tenían el triple de trabajo, por lo que su lado de Bookman le regañaba constantemente aquella debilidad que tenía para pensar en otras cosas que no debían ser tan importantes, sino que simples sucesos o agentes de la historia. Pero aún así no lo podía evitar.

Continúo caminado hacia su habitación hasta que, sorpresivamente, sintió pasos furtivos. ¡A esa horas de la madrugada! Lavi alzó la vista, para comprobar quien era.

Una figura de chico, albino y cargado con comida refulgía a la luz de luna. Aún así, su rostro todavía reflejaba esa sonrisa dolorosa que Lavi detestaba.

- ¡¿Allen, qué estás haciendo tan tarde merodeando?!- le preguntó gritando Lavi, mientras se acercaba a Allen, sosteniendo una gran sonrisa, en parte para distender el ambiente.

- Nada- le contestó este con simpleza-. Es que me ha dado hambre y he ido a buscar comida, ¿y tú, Lavi? ¿También te ha dado un ataque de hambre?

- No, nada de eso- le contestó Lavi, poniéndose la mano izquierda atrás de la cabeza-. Es que el viejo panda me está explotando, ¿sabes?, me trata como un esclavo, pues ahora que sabemos lo que el general Cross te dijo, Allen…

Lavi se dio cuenta muy tarde de que había metido la pata hasta el fondo, pues Allen había cambiado a una expresión llena de tristeza. ¡Qué tonto fuiste, Lavi! Se regañaba a sí mismo.

- De verdad lo siento mucho, Lavi- le dijo este, mientras le daba la espalda a Lavi y continuaba caminando hacia su habitación. Apenas rozó con sus dedos el pomo de la puerta de su pieza, sintió como una gran mano asía fuertemente su muñeca. Sorprendido, giró su rostro, encontrándose con el de Lavi.

- No es tu culpa Allen, de verdad- le contradijo este sin soltarlo por un rato, hasta que se dio cuenta de que Allen miraba extrañado aquella mano suya, que sujetaba fuertemente la muñeca de él-. De verdad- musitó Lavi soltándolo y alejándose, sonrojado.

Allen simplemente volvió a mostrar esa sonrisa dolorosa y entró en su habitación. Por un pequeño momento la noche, la orden y todo quedó en absoluto silencio, el cual fue quebrado por la voz de Lavi.

-¡¡¡ALLEEEEEN!!! ¡¡¡SI NECESITAS AYUDA, S”LO PÍDEMELA, VALE!!! ¡¡¡PARA ESO ESTÁN LOS AMIGOS!!!

Nadie contestó a ese gritó y el silencio se expandió por unos instantes, hasta que la puerta de al lado de la habitación de Allen chirrió terroríficamente. Un muchacho japonés, con una larga cabellera negra y cara de pocos amigos quedó mirando a Lavi por un segundo.

- ¿Con que fuiste tú, baka usagi?- le preguntó Kanda, colérico, pues por lo visto, Lavi lo había despertado con tanta gritería.

- Yuu, no es lo que crees, ¿eh? Ese ruido no fue por despertarte- le imploró Lavi mientras Kanda se acercaba empuñando su Mugen. Después de todo Kanda era de temer.

- Te cortaré en dos, baka usagi, pues no tienes derecho a pronunciar mi nombre- le amenazó Kanda, mientras desenvainaba rápidamente a Mugen.

- No Yuu, ¡¡Noooooo!!- gritó Lavi, mientras huía de los furiosos ataques de Kanda.

Aquella noche, toda la orden, a excepción de Allen, despertó a riesgo de ser completamente destruida por uno de sus aliados, el terrible Kanda Yuu.

Fin Acto I

By: Nana Walker
Notas finales: N/A: Hola, este es el segundo fic que publico aqui xD, aunque ya lo publique en mi fanfiction. Fue el primer fic que escribi. Y por lo del lemon, tendran que tener paciencia u//u.

Solo me queda mendigarles un review u.u (agita una lata)

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