DULCE
Ciel amaba los dulces, su boca por lo regular amarga adquiría un balance idóneo cuándo comía algún postre o bebía alguna bebida entre las cuáles su preferida era el té, el vulgar café italiano no podía siquiera competir contra la bebida inglesa pero la dulzura no podía encontrarse solo en la comida; en lo personal había un par de cosas que disfrutaba mas que un aperitivo a media tarde o el postre después de la cena.
La victoria, palabra tan simple pero con un significado tan profundo…porque perder si podía ganar, no debía conformarse solo con la mediocridad, el debía de ser siempre el mejor y el primero, hubiera preferido ser el único pero sería pedir demasiado; a veces se sorprendía a si mismo preguntándose el porque su obsesión por ganar, conocía la respuesta pero estaba tan vacía, tan carente de significado, y lo hacía parecer tan débil que no podía admitirlo en voz alta…
-Si mi padre me viera estaría orgulloso de mí…- Susurró en la oscuridad de su despacho con un dejo de dudas, el tiempo pasaba con rapidez cuándo tenía trabajo que hacer.
-Curioso pensamiento- Comentó Sebastián poniendo una bandeja sobre la mesa del chico, había sido tan silencioso que el pequeño no lo había escuchado.
El pequeño conde le lanzó una mirada aburrida a la cena, no distinguía muy bien que era…pollo, carne o algo así…
-No te dije que me trajeras la cena- Replicó con molestia haciéndole a un lado.- No tengo hambre.
-Lo lamento Joven Amo.
-Dime Sebastián- Llamó el pequeño poniéndose de pie caminando hacia la ventana con gesto pensativo- ¿La victoria es tan dulce como la venganza?
-Hay acaso diferencias- Objeto el mayor.
-No lo se.- Se dio medial vuelta mostrando aquella mirada melancólica que solo en contadas ocasiones salía a flote.- Mi padre decía que la victoria era lo mas dulce que hubiera pero siempre que no intentarás ganarles a tu adversario sino a ti mismo pero…
-La venganza es dulce- Completó el mayor sorprendiendo al niño quién no se esperaba aquella intervención- Esa frase es tan popular entre los humanos…
Ciel sonrió, la mirada melancólica que hasta hacía algunos minutos mostraba fue reemplazada por una mucho más suspicaz y astuta.
-Y también es un plato que se sirve frío- Agregó sonriendo, se acerco hasta la bandeja para descubrir que lo que creyó era la cena se trataba en realidad de un pastel de chocolate decorado con fresas...lo observó detenidamente por unos segundos mientras su Mayordomo se preguntaba que pasaba por la mente del chiquillo, generalmente su movimiento corporal lo delataba pero…- Aún falta para que tome mi dulce venganza…- Opinó Ciel dirigiéndose hacia Sebastián jugando con la fresa entre los dedos, al llegar quedó frente a Sebastián haciendo ver lo considerable que era la estatura que los separaba.
Sebastián observó la mirada vidriosa de su Amo que acompañada con aquella sonrisa no podía significar nada bueno, algo se traía el niño entre manos pese a ello obedeció la elegante señal que el pequeño le hizo para indicarle que se agachará.
En un movimiento rápido que Sebastián alcanzó a ver Ciel se metió la fresa a la boca para posteriormente unir sus labios a los de Sebastián no sin ante pronunciar en voz alta y firme.
-Es una orden.
La sorpresa del demonio no fue corta pero pronto se vio a si mismo tomando la iniciativa mientras el ácido sabor de la fresa con toques de chocolate arrasaba sus papilas gustativas; observó como el cuerpo de Ciel se tensaba por segundos pero pronto se acostumbro al tacto, habría que admitir que era bastante inexperto pero aprendía rápido…no se separaron hasta que hubieron terminado la fresa entre mordiscos a la vez que los jugos de las mismas le escurrían a Ciel por finos labios.
-¿Por qué?- Pregunto el demonio mientras limpiaba la boca del pequeño con un pañuelo, el había sido cuidadoso de no ensuciarse.
-Mi madre decía que cuándo tuviera la boca amarga debía comer algo dulce.
Sebastián levantó una ceja en señal de que no comprendía la relación por lo que Ciel prosiguió de la misma forma que si estuviera hablando del clima.
-Y mi padre opinaba que no había cosa mas dulce que un beso.- Sonrió a la vez que se limpiaba la chaqueta- Simplemente quería comprobarlo y compararlo.
-Compararlo para cuándo haya cumplido su venganza.- Concluyo.
-Si- Y Ciel salió de la habitación con un dulce sabor en la boca a la vez que una pregunta rondaba en sus labios.
“¿Qué es mas dulce, la victoria, la venganza o…un beso?
Bueno por el momento el beso llegaba la delantera pero porque precipitarse cuándo probará la venganza lo sabría pero para ser sinceros dudaba que existiera algo más dulce que un beso, en especial si era con Sebastián.
Fin
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