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Desencadenante por Angel_Chan

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Notas del fanfic:

.::Resumen: Shun ‘tuvo’ que irse de la mansion de manera inesperada… Sahori, esta con un ataque de nervios, y Seiya no esta… ¿Qué paso aquí?
.::Pareja: Shun-Seiya
.::Advertencia: Drama
.::Notas: [Lo comencé el 08-10-07 y lo termine el 22 de agosto de 2008, y me costo un Perú terminarlo, espero que al menos a alguien le guste... y si, hay una continuación, no podía dejar las cosas así nomás.]


Capitulo 1.


Shun despertó de golpe, debido al golpeteo --bastante-- insistente en su puerta, que lo sobresaltó en el acto, llevándolo a sentir aprehensión por lo que podría estar sucediendo afuera. No llevaba muchas horas de sueño cuando abrió los ojos, trasnochado y agotado... Se giro para ver hacia un lado de su cama, el reloj marcaba las 10 de la mañana, y considerando que se había dormido entradas ya las seis de ese día... apenas si podía decir que había dormido algo.

Se apresuro en cambiarse, los golpes en su puerta no se detenían, al contrario, crecían a medida que él tardaba mas en contestar. Vistió el pantalón de su pijama habitual, y la camisa del conjunto sin abrochar, por encima de sus hombros...

Gano la puerta en pocos pasos, y se apresuro en ver quien era la persona que estaba tan apurada, como para aporrearla de esa manera.

 ¡Sahori!... Gimió, casi creyendo que había pasado algo malo y era él único que no sabia nada.  ¿Que sucede?. Pregunto luego de reconocer una mirada que su Diosa jamás había tenido con él.

Los ojos claros se fijaron en la figura normalmente arreglada de Shun; normalmente... Algo en su aspecto de esa mañana la saco de quicio, la llevó a hacer los que se había jurado no hacer.

La joven entrecerró los ojos, con un dejo de asco y enojo... tan distinto como atemorizador.

 Vago... Siseó de una forma que a Shun se le antojo telenovelesca. ¿Cuándo será el día que despiertes temprano... y hagas algo de provecho?.

Shun abrió sus ojos creyendo que soñaba... ¿Qué le había dicho esa mujer?... Según él sabia, su madre había muerto cuando recién nacía... nunca necesito de una autoridad femenina que le reclamase algo ¿Qué era todo esto?. Y lo más importante ¿Por qué justo a él?.

Que caso tendría el preguntar... quizás Sahori estaba enojada por otra cosa y se había justo cruzado con ese enojo, lo mejor era tranquilizarla con su habitual cortesía, averiguar lo que había pasado para estuviera enojada de esa forma y... Pero no fue así, no pudo ni abrir la boca para escudarse en su razón, generalmente nuca dormía hasta tarde, ni llegaba de madrugada a la mansión... pero tenia motivos. ¿Le importarían a ella?.

¡Evidentemente, no!

La reprimenda siguió por largo rato, como si Shun no fuera mas que un jovencito irrespetuoso que intentaba levantar la voz a su madre, cuando esta tenia toda la razón de reprenderlo... hablaba incoherencias, mayormente, apoyada por quien sabe que hecho anterior. Pero Shun no era ni un muchachito imberbe, ni un idiota, Sahori le estaba buscando la lengua, quería pelear con él, pero... ¿Por qué?

 ¡Sahori, ya!. Levanto la voz, tratando de terminar con la absurda situación...

... Y fue allí donde todo comenzó.

Bajó las escaleras con profusa indignación, llevaba apenas una maleta mal llena, y un saco que ni siquiera era suyo. Su mochila colgaba de uno de sus hombros, cuando una hora mas tarde de que despertase, salió de la mansión con un sonoro portazo, que sin embargo no encontró eco.

Los labios los apretaba hasta casi hacerse daño con sus dientes. No quería morderse, pero era la única manera de evitarse el gritar, y empezar a insultar a... quien se le cruzara en el camino. No podía creerlo, simplemente todo eso le sonaba tan inverosímil, que más parecía estar soñando que otra cosa... y él no era seguidor asiduo de las producciones novelescas...

En su sano juicio... ¡Sahori... estaba loca!.

Quien se hubiera imaginado que siendo él quien era, y sabiéndolo también Sahori, le viniera a reclamar tanta pavada junta, era casi inaudito... totalmente increíble por el solo hecho de que nunca...

...¿O será que ella...?

Shun se volteo en el acto, habia caminado por media hora maldiciéndose interiormente --jamás maldeciría a alguien, según su parecer la culpa fue suya por no poder parar el enojo de la ‘dama’--, como si aun pudiera ver la mansión desde donde estaba parado.

“Jamás”... se dijo a sí mismo, meneando la cabeza a la vez que sonreía. Dos jóvenes que pasaron en ese momento a su lado suspiraron, aspirando la fragancia delicada del muchacho.

Ahora debía buscar un lugar donde, por lo menos, pudiera pasar la noche.


*-*-*-*-*-*


Era como si no encontrara forma de calmarse, nada de lo que pudiera decirse llegaba a penetrar su sentimiento de culpa... no habia hecho nada para que aquellos hombres le entregaran su fidelidad, no se lo habia ganado de ninguna forma, y para colmo a uno de ellos le pagaba de aquella forma...

“Rata vil y embustera...”. Quizás el comentario estuviera dirigido a ella misma, quizás solo era una forma de liberar algo más su enojo.

¡Cómo fuera, habia cometido un error y tarde se habia dado cuenta de ello!...

Hacia mas de una semana que no habia podido dar con Shun, ni nadie de su entorno lo habia visto en los lugares acostumbrados, y ya comenzaba a preocuparse. Sabia muy bien que Shun podía arreglárselas por su cuenta, era alguien centrado y muy maduro... pero no podía dejar de pensar que fueron sus gritos los que lo sacaron de su hogar.

 Bien, ¿Para que me has llamado con tanta prisa?... ¡Pensé que pasaba algo realmente malo!. Ese fue el comentario de Hyoga, quien alentado por el tono histérico que la señorita le habia hecho notar en su comunicación telefónica, se habia tomado el primer vuelo a Japón que salió.

La verdad que el ruso no encontró nada fuera de lugar cuando arribo a tierra nipona, todo el mundo estaba entero... aunque a su parecer, solía haber mas gente en aquel lugar, mas de la acostumbrada.

 ¡Shun... desapareció!.

El comentario fue como dejar una bomba de tiempo en las manos del rubio y correr a esconderse luego.

 ¿Cómo que... ‘desapareció’?. Modulando su vos para no alzarla demasiado, Hyoga trato de entender el concepto de tan pocas palabras.

 Bueno, no ‘desapareció’... La Diosa sacudió su cabello, buscando asiento en su escritorio.  ... ¡Es solo que no lo podemos encontrar, estoy casi segura de que sigue en Japón!

“¿Casi segura?” Quiso preguntar el Cisne. No entendía, en lo que él sabia, Shun no era de desaparecer, ese era Ikki...

Ahora Sahori estaba indecisa entre contarle a Hyoga, o no, todo lo sucedido. Ella sabia que el Cisne era uno de los mejores amigos --dentro del grupo-- de Shun... y si quería encontrar a este, Hyoga era le mejor opción a utilizar... ¡Pero también seria el mas critico con respecto a su reacción!.

 No desapareció, se fue de casa...

¡Peor, Dios...! ¿Por qué se iría Shun de su casa?

 Como que se fue de la casa... eso es imposible.

 ¡No, por que yo fui quien lo hecho!.

Sahori escondió su rostro de la expresión de Hyoga, él no se lo reclamaba, mas bien la miraba incrédulo, de seguro buscando dentro de su cabeza una razón por la que ella hubiera hecho eso...

 Si, y no sé por que lo hice... pero lo hice. Se excuso, aunque bien sabia cuales eran las razones por las que aquella mañana se habia dirigido directamente al cuarto del santo de Andrómeda, y tras jurarse que no haría un escándalo de aquello, termino traicionándose a si misma.

 ¿Por que... si puedo saberlo?. La calma era relativa en el semblante de Hyoga, tan inexpresivo como siempre como para nunca saber cuan cerca esta de explotar.

 ¡Pasaron ciertas cosas, y le grite... luego termine echándolo de la mansión!. Explicó escuetamente, como si eso alejaran las dudas y preguntas que el cisne formulaba en su cabeza.

No, eso no era suficiente... “¿Qué más hay, Sahori?”.

Los ojos celestes se fijaron en la figura tras el escritorio, las manos inquietas y los nervios de punta... era mas que obvio de que la señorita Kido ocultaba algo.

 ¿Puedes decirme que cosas pasaron?. Hyoga decidió ir despacio, raramente utilizando un método que a él no se le daba del todo bien: El dialogo.

 Es que es muy complicado, Hyoga... todo paso muy deprisa.

 ¡No puedo ayudarte a encontrar a Shun si no me explicas que tan grave es la situación!. El Santo buscó asiento del otro lado del gran mueble de roble. Sus ojos aun fijos en las expresiones de la mujer frente a si.

Los labios finos se crisparon, pero luego se fueron relajando, mientras que un suspiro largo y pesado iba desinflando su pecho.

 Te lo diré Hyoga, pero debes prometerme que esto no saldrá de aquí...

Por toda respuesta, Hyoga endureció la mirada.

 Hace poco mas de una semana...


*-*-*-*-*


Habia ido a acompañar a Shun, eran algo mas de las once de la noche cuando luego de estar en el cuarto de su compañero, Seiya bajo hacia la sala para volver pronto a su casa... solo que a pocos metros del hall de entrada pareció cambiar de opinión.

Las luces del despacho principal estaban encendidas, digno símbolo de que Sahori aun estaba enfrascada en algún arreglo de ultimo momento de un contrato. Pensó que seria bueno darle por lo menos un saludo antes de irse...

Como Shiryu le habia dicho muchas veces, ‘Lo cortes no quita lo valiente’... y quizás, también todo eso era solo una excusa. Aun seguía sintiendo aquel cosquilleo que se le formaba en el vientre cuando pensaba demasiado en algo... y ese algo ahora dormía.

Los pasos eran calmos, trataba de ocultar su presencia hasta ultimo momento... detrás de la puerta de vidrio del salón, Sahori leía un grueso volumen, quizás una novela, tal vez solo esperaba que pase el tiempo hasta que le diera sueño... ella también era como los santos, si dormía era por que su cuerpo estaba realmente necesitándolo de veras. Seiya carraspeo de manera disimulada a un paso antes del umbral, Sahori lo vio y le sonrió... nunca perdía la oportunidad de ‘coquetear’ con su guerrero favorito.

No hubo muchas palabras que mediar, Seiya esbozó una sonrisa arrogante, y pronto sus labios estaban sobres los de Sahori. Besos y caricias danzaban por todos lados... la Diosa estaba perdida en la sensación de mareo que le producían los brazos fuertes de Seiya alrededor de su cintura.

Busco la intimidad de un lugar que los refugiara, pensó en su oficina... pero Seiya la guió hasta su cuarto, no estarían más cómodos en ningún lado, como lo estarían ahí...

Mas besos, y la ropa fue dejada de lado, mas caricias, y los cuerpos se iban adaptando... pero no todo andaba bien. Seiya sintió la dolorosa realidad, Sahori no despertaba en él el fuego que despertaba cierta persona en su vida... pero era demasiado tarde para echarse atrás, se concentro en encuentros pasados, en la pasión y placer que aquella persona le sabia proporcionar...

Consiguió una excitación completa, pensando en que no era Sahori a quien recorría con sus manos y su boca... creyendo internamente que era otra la persona a la que estaba amando. Y así fue, que en el exacto momento en que el clímax lo sacudía, el ultimo aliento se lo dedico a su ilusión, a quien en realidad no estaba allí...

“Shun”...

Sahori no dio crédito a lo que escucharon sus oídos, quizás no habia sido Seiya el que hablo, pero no fue así... porque vio el terror en los ojos casi rojizos del Santo... ¡Lo habia nombrado él!

Sacudió el cuerpo que aun estaba sobre el suyo, realmente asqueada, ultrajada, se sentía... utilizada por alguien que no tenia escrúpulos, por quien era tan repugnante como para ‘cometer’ un acto tan deplorable como ese... ¡¡Por dios, eran dos hombres!!

Seiya intento frenar a Sahori, que instintivamente se apresuro en cubrir su cuerpo, antes de instar a Seiya a salir de su cuarto. No podía decir nada, Seiya, no tenia palabras para arreglar lo que habia pasado, y lo peor era que... podía llegar a ser mucho mas grave...

No quiso seguir pensando, mientras arreglaba su ropa, solo observaba a Sahori de soslayo, quien no podía contener sus lagrimas, aunque no parecía estar llorando abiertamente... No creía que Sahori fuera a hablar de esto con nadie... ¡Solo le importaba que Shun no se enterara de lo sucedido!

Salió con premura del cuarto de la Diosa, paso sin siquiera notarlo por delante de la puerta de donde habia salido hace mas de una hora atrás, y dentro solo habia silencio...

Gano el sendero y pronto la calle, necesitaba aire y que el viento se llevara el mal momento.


*-*-*-*-*


 ¡¡¡No lo entiendes Hyoga, se acostó conmigo... quizás, incluso después de que se acostó con él!!!!... Sahori volvía a romper en llanto.

Hyoga trataba de entender, pero la verdad es que le costaba mucho trabajo, sabia que lo que Seiya habia hecho era una bajeza, una canallada que no tenia nombre... No era nuevo para él, el hecho de saber la relación que habia entre Shun y Seiya; y no lo era para nadie del grupo. Habia nacido mucho tiempo atrás, cuando todos estaban necesitados de algo mas que cariño y calor...

 Sahori...  Hyoga llamó, para que la Diosa levantase su rostro hacia él.  No creo que te sirva de consuelo... pero debo decirte que Seiya ha mantenido relaciones con todos nosotros... El santo del Cisne vio como los ojos violetas se ensanchaban exageradamente.  Pero solo con Shun se sintió cómodo como para establecer una relación...

Sahori cayo en las palabras de Hyoga, de seguro no le estaba contando todo, debía tener detalles muy íntimos de todos sus Santos, y la verdad no era lo que ella quería saber... lo que sí supo, es que a fin de cuentas ella y Shun eran las victimas en este caso, por que Seiya no solo habia jugado con ella, si no que aprovechó el momento justo para traicionar a quien supuestamente era su pareja...

Comprendió que no debió sacar la frustración de su enojo en contra de Shun, era a Seiya a quien debía recriminarle su actuar...

 ¿Puedes encontrar a Shun?. Fue lo único que pronuncio al volverse frente a Hyoga.

El rubio sonrió, asintiendo suavemente, no habia muchas mas palabras que mediar.

 Sé como lo puedo encontrar.  Una pequeña inclinación de cabeza, símbolo de la galantería que caracterizaba a Hyoga, y se puso en marcha.

No habia muchos lugares en donde buscarlo, Shun tenia un selecto grupo de amistades, y Hyoga los conocía muy bien, persona que como Shun estudiaban la gran posibilidad de la mediación en países asolados por la guerra y el hambre, amantes de la vida natural, ecologistas, pacifistas...

Dio directamente con una de las mejores amigas de Shun, una chica idealista, gay, y hermosamente ambigua. La conocía por las veces que habia acompañado a Shun a las reuniones a las cuales que Seiya detestaba ir, le indico el lugar correcto en donde estaba pasando Shun las noches, aunque le dijo que no lo encontraría hasta una hora especifica, ya que Shun habia retomado algunas materias mas para ocupar su horario.


*-*-*-*-*


Dos horas mas tarde, Hyoga esperaba frente a un edificio de apartamentos. La mayoría de los inquilinos eran todos estudiantes, casi todos hombres. Solo la encargada, junto con su hija, contrastaban con la multitud masculina.

Lo vio llegar envuelto en su abrigo verde, sosteniendo dos volúmenes de un grueso libro añejo, y luchando con lo que parecía ser el peso de su bolso. Venia cavilando, perdido en sus pensamientos, quizás recordando la lección del día de hoy... tal vez remontándose hasta el día en que Sahori lo hecho sin ningún motivo aparente.

Hyoga le salió al encuentro, lo que pareció sorprenderlo, solo por unos instantes. Luego sonrió a los ojos celestes que le sonreían de igual manera, a pesar de la seriedad del rostro del Cisne... pero lo conocía demasiado bien, como para saber cuando su amigo le sonreía, aunque sea con la comisura de los labios.

 Ya era hora... ¿No?. Anuncio, cambiando el bolso de lado y acomodándose los libros entre los brazos.

 Te estoy esperando hace rato, en realidad.

Shun ensancho mas su sonrisa, siempre tendría en Hyoga a alguien en quien confiar... Quizás él pudiera ayudarlo a discernir mejor lo que habia pasado.


Continua...


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