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Materia Pendiente por Angel_Chan

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Notas del fanfic:

Pareja: Shun-Hyoga
Advertencia:
Notas: Revancha al tiempo, el nombre original de este Fic, es otro que estaba dando vuelta, esperando que le arregle el final, pues no me gustaba como estaba. El Fic tiene unos lindos y preciosos seis años. Lo empecé el 20-10-02 y lo termine el 03-06-03... lo escribí en dos tandas, pues como siempre me trabe a la mitad de la historia.
El nombre de la secretaria de Hyoga significa:
Fecha: 16-03-08 16:00 hs

Notas del capitulo:

 

La hermandad reducida a recuerdos, a simples fragmentos de la mente, más una u otra imagen perdida en el tiempo. Parecían tan lejanos los momentos de sufrimientos vividos... que tan así como ellos, también se alejaron todos.

El paso de los años es mucho más aterrador que la batalla a librar... quizás ninguno se haya dado cuenta de lo que los alejaba en realidad... Era tal vez, aquella falta de costumbre a ‘una vida normal’, que les impedía reconocer aquello que los uniría...

Tan sólo el tiempo puede detener algo, y al mismo tiempo dejarlo suspendido de la ínfima esperanza...

Un amor..., la hermandad... Y el recuerdo de no haber dicho lo justo en su momento.

*-*-*-*-*

1

Colapsó delante del volante del auto, clavada su cabeza entre sus manos crispadas... cansado por otra vez tener que vivir lo mismo de cada mañana. Una y otra vez... Hoy con mayor frustración que otros días.

Se habia dormido por culpa de seguir un juego de fútbol --de un equipo al que ni siquiera conocía--, todo por no querer acostarse temprano. Se habia perdido en el repaso de canales, sin ver nada en particular... en el simple hecho de malgastar sus horas de sueño en no hacer nada más que sentirse solo y miserable en su apartamento.

¡Lo habia logrado!... Claro que sí.

Ahora estaba encerrado en la hora pico del tráfico, atrasado para su reunión de Directorio... Con pocas horas de descanso, y de muy mal humor.

Apretó sus dientes con más fuerza, prefería lastimar sus encías que contestar a los improperios que se alzaban, impersonales, a su alrededor... Aturdido por las bocinas cada vez más agudas, y las voces cada vez mas irritadas.

Avanzó sólo unos metros, lo suficiente para ver por qué tanto problema de embotellamiento. Tan sólo un cartel de advertencia, casi tapado por el acoplado de un trailer más adelante. Dos de las arterias más importantes de la autopista estaban cortadas al publico por reparaciones, por lo que todos los automovilistas convergieron hoy en ‘su’ ruta de acceso.

 ¡Muy bien... cálmate!. Dijo, entre un hondo suspiro..., agregando algo en otra lengua que no era la nipona.

Extrajo su celular, comprobando que no habia parado de sonar en los, casi, cuarenta minutos que estaba encerrado en el trafico... Así como tampoco habían dejado de llegarle mensajes desde la mañana..., donde el primero le anunció que no debía olvidar la reunión de esa mañana, cuando él apenas estaba despegando sus ojos.

Abrió los primeros mensajes, revisando que tanto los unos como los otros llevaban el mismo texto: ‘Estás atrasado’, ‘Te esperan hace más de dos horas’, ‘¿Dónde estás?’...; Todos firmados por su secretaria. Suspiró, al tiempo que pasaba la caja a ‘segunda’; no saldría de allí de forma fácil, así que borró los siguientes mensajes de texto que aún tenia, y luego de silenciar la alarma de llamadas calzó los auriculares con la música lo más fuerte que daba el aparato.

Aislado, y felíz por estarlo, dejó de prestarle atención al mundo exterior. Fijó su vista en el espejo retrovisor, dándose cuenta que parecía no haberse peinado hoy... Y aunque eso era casi un toque natural en su cabello rubio, no le agradó verse como un plumero viejo.

Realmente estaba entretenido, su reflejo pocas veces lo desalentaba, si bien el paso de tiempo no se habia olvidado de él, tampoco habia sido tan desagradable el madurar como lo habia hecho.

De repente las luces de la señal dieron un giro a su cavilación: la flecha que indicaba el avance de los autos cambió drásticamente del rojo al verde, y pensó que se habia dormido sobre el volante, cuando pisó el acelerador hasta el fondo...

 ¡Era lo último que me faltaba!...  Chilló con desgano, dejando caer su cabeza en el volante, con mucha fuerza.

No habia medido bien la distancia, y se habia apresurado mucho al acelerar las revoluciones del motor; tanto, que llegó a golpear contra el coche que esperaba delante del suyo a que otro auto terminara de pasar de un carril al otro.

Bajó ofuscado. Consigo mismo, claro estaba... Pero eso no lo sabía el conductor del taxi que habia recibido el golpe, tan asustado por la altura y el cuerpo de aquel gaijin que vociferaba, viendo el daño de su auto, a todo pulmón y en otro idioma.

Las manos enguantadas del conductor trataban de serenarlo con gestos suaves, pero su voz no podía articular ni una sola palabra para calmarlo, aunque no estaba muy seguro de que pudiera entender su lengua.

 ¡Skórîyi!... Tanto como siempre...

La voz lo alcanzó desde dentro del auto, suave y calma... Pero que se oyó como una detonación en su cerebro. El tono conocido, y la pronunciación de su lengua tan tergiversada por el acento nipón, el cual ni sus meses de enseñanza lograron aplacar del todo...

 ¿Usabi?... Los ojos celestes, casi enrojecidos, se estrecharon con un dejo de incredulidad... ¿Cuántos años habían pasado desde que oyera aquella voz suave?.

 Ay, Hyoga... Tú y mi hermano son los únicos capaces de seguir llamándome así aunque ya tenga 32 años... Los labios se curvaron en una sonrisa mansa... tratando de contener una risa cristalina y pura, como siempre la habia tenido.

 ¡Por Dios, Shun!.. Qué hermoso estás. Fue la más sincera declaración que salió de la boca del rubio, aunque quizás no la más correcta de hacer pública a automovilistas y transeúntes cercanos.

Shun enmudeció, no tenía palabras para devolver el cumplido, pero sabia que Hyoga siempre habia sido así con él. Sin embargo decidió estrechar sus años de no verse con un simple y completo abrazo.

2

 Por el amor de Dios, Hyoga... ¿Qué manera de gritar era esa? Shun lo reprendió entre risas, sentado a un lado de la acera.

Hyoga se limitó a levantar sus hombros mientras hacia pago el servicio de grúa que quitaba su auto de la autopista. El conductor del taxi ya se habia retirado, ninguno de los dos autos tenia nada grave, y todo se habia arreglado con unas simple palabras... ¡Eso sí, en Japonés!

 Sólo estaba llevando a cabo un ejercicio de... respiración, Usabi... Fué la excusa más tonta que habia dado, pero no se le ocurrió algo más que decir; ya no le importaba tanto su malestar por la reunión que estaba perdiendo, ni lo malhumorado que se sentía luego de tanta soledad... Y todo por una sonrisa conocida.

 Ok, digamos que te creo... Shun sonrió, como siempre no le importaba burlarse de los sentimientos y sensaciones de los demás... Además, él ya sabia lo visceral que era Hyoga.

 ¿Quieres...?  Ofreció Hyoga en tentativa.

 ... ¡Con dos de azúcar por favor!  Contestó Andrómeda, siguiendo el hilo de sus palabras.

Shun sonrió al ponerse de pie, sabia muy bien que tenia asuntos muy urgentes que atender, su bolso lleno de papeles y carpetas --el cual colgaba de su hombro--, y cuyo peso le hacia imposible olvidarse de sus deberes, al igual que Hyoga, con su teléfono celular sonando a cada minuto... ¡Al demonio! Definitivamente tenían mejores cosas en las que ocupar su tiempo. Y hacia mucho tiempo que no veía a unos de sus compañeros... Bueno, habia visto a Seiya hacia poco mas de tres meses, pero encontrarse con el Cisne de aquella manera era algo por el cual debía de dar gracias a los dioses, y desaprovechar tal oportunidad seria una blasfemia.

Volvió a sonreír a lo tonto de sus pensamientos, conteniendo su abrigo sobre el bolso colgado, antes de ajustar sus lentes, y mirar a Hyoga directamente.

El Cisne pareció extrañado al verlo, curioso por la manía de aquel niño en ocultar sus ojos tras aquellos cristales oscuros. Lo cual supo reconocer Shun, y alejándose de la luz del sol, le explico...

 Son fotosensibles...  Explico, y Hyoga pudo ver a través del cristal, ahora trasparente, los ojos verdes de Shun. ... Aunque no lo creas estoy casi ciego de un ojo, y la luz del sol me lastima mucho la visión. Me los recetaron hace como cuatro años, pero yo los adquirí hace dos... 

 O sea que los usas siempre...  Comento el rubio acercando su rostro al de Shun, sin poder imaginar que su visión estuviese lastimada.

 Si, me son totalmente necesarios por el aumento, pero no es lo único...  Anuncio, elevando considerablemente la voz, mientras entendía la seña de Hyoga, para que se pusieran en movimiento.  De este oído...  Dijo, señalándose el izquierdo. ... no oigo nada. ¡Pero nada de nada!.

 ¡Ja!... pensé que era al único que le habia pasado algo como eso.  Al parecer a Hyoga le causaba gracia el hecho de que las batallas los hubieran dejado algo... mas estropeados.

 No me mires así...  Se atajo antes de que Shun le reclamase algo. Que si yo te contara mis problemas... y no solo los médicos... ten por seguro que me regalarías tus lentes, ¡Aunque los necesitaras para volverte!

Y echo a reír como loco, aunque Shun solo sonriera meneando la cabeza... quizás el chiste no habia sido lo suficientemente bueno para él, el humor del cisne siempre habia sido algo... especial.

3

 ¿Que has estado haciendo?...  La voz suave se volvió a elevar, luego de unos eternos minutos de silencio, cuando la caminata se habia hecho muy larga y él seguía sin saber a donde iban.

Hyoga parpadeo, con su boca a medio abrir... parecía querer contestar su pregunta, no solo por educación, pero decidió callar al menos eso que tanto le quería decir...

 La verdad que no mucho... Trabajo solo para ocupar mi tiempo...  Hyoga desestimo el gesto que Shun habia hecho con la comisura de su boca, tan golpeado por su tono, como por la falta de soltura de su amigo. ... ¡La verdad es que vine a Japón luego de escapar de un casamiento forzoso!

Los ojos verdes se abrieron detrás de los cristales oscuros. ¡Esa era una confesión que no pensó escuchar!... Y espero a que Hyoga continuase, pues tenia miedo de que pregunta sonara demasiado interesada.

Pero no hubo ninguna intención de continuar hablando por parte de Hyoga, tan solo permaneció callado, luego de haber lanzado una bomba como aquella... quizás no lo habia hecho del todo conciente de la reacción que causaría en Shun.

Tenia la leve impresión de que se habia equivocado seriamente al abrir la boca de esa manera tan estúpida, era mejor evadir ese asunto... ¡Al fin y al cabo, estaban por celebrar su inesperado reencuentro!.

 Allí esta el café a donde te estoy arrastrando... Hyoga anuncio, apuntando el edificio de arquitectura tradicional Japonesa.

Los Kanjis estaban grabados en la mampostería, en un fino trabajo de bajorrelieve en dorado, y más abajo, en ingles la traducción de su nombre. “Flores del Viejo Japón”. Shun sonrió, por lo menos el cartel en ingles tenia correlación con la parte literal del nombre en Japonés... no podía quejarse, al final nunca habían sido buenos con el ingles. Una casa de Te magnifica, debía de decir.

Por lo que pudo ver, Hyoga era muy conocido dentro del local, ya que varias chicas de allí vinieron a recibirlo de inmediato ni bien lo vieron entrar.

 Aquí hace la empresa la mayoría de sus reuniones de negocio... Anuncio el rubio con una sonrisa, mientras se giraba para verlo intermitentemente, para también saludar a las mujeres tan conocidas y serviciales.

 Sí, de negocios.. Me imagino... Shun mascullo por lo bajo, apenas devolviendo los saludos con una inclinación de su cabeza.

Tomaron asiento tan cómodos como pudieran, por lo que era de Shun, hacia mucho tiempo que no se sentaba en aquella posición tan tradicional. Torció los labios sin dejar de ver que Hyoga seguía impávido ente su postura, tan correcta, tan perfecta... ese lo saco que quicio, ¿Cómo podía ser que un Gaiyin lo superara en algo que debía ser tan suyo como su nombre?

 ¡Al demonio con la formalidad... lo siento Hyoga! Shun suspiro, dejándose caer hacia un lado para que pudiera estirar sus piernas bajo la mesa después. No aguanto mas este suplicio... ¡Maldición! Se masajeó una rodilla a la vez, mientras podía ver como Hyoga contenía a duras penas una sonrisa, y mantenía su actitud de inamovible.

 ¡Es verdad al diablo con la formalidad... estamos solo tu y yo! Casi grito, pero estaba agradecido que Shun hubiese empezado esta conversación de insultos en Griego, o de seguro se tendrían que haber marchado muy apenados.

Mas allá de una charla amena, no profundizaron mucho en cosas personales, por lo visto aun estaban shokeados por las palabras que Hyoga dejo escapar mientras venían de camino al salón de te. Sin embargo no escatimaron en charlas graciosas y comentarios picantes, ni en bromas, ni remembranzas.

Hyoga ya casi se habia olvidado de todo, bueno, se habia olvidado de todo, realmente... que ni el pequeño pitido de su celular lo molestaba... a él no, pero Shun era un tema aparte. Al principio pensó que Hyoga no habia sentido la alerta que le daba el minúsculo aparato, en anuncio de que tenia un mensaje nuevo, pero luego de varias veces de que sonara, supo que lo estaba evadiendo de forma manifiesta...

 ¿Sabes algo de alguno de los demás muchachos? Hyoga pregunto, dejando su taza de café a un lado, sin percatarse de que el continuo pitar de su celular terminaría volviendo loco a Shun.

 Solo de Seiya... y eso fue hace mas de cuatro meses... Shun dirigió una mirada errante al rubio, tenia miedo de preguntarle por que no contestaba el bendito aparato. Hyoga, perdona que te pregunte, pero... ¿Hay alguien que te espera?... Los dedos blancos apuntaron el insistente teléfono.

 Si... Fue la parca contestación del otro, parecía que el solo hecho de tener que verlo allí, parpadeando a cada segundo le molestaba indefinidamente. De seguro es Shizuka... Y hubiese creído que se habia cansado de esperar... Comento al descuido.

Shun enmarco una ceja, que clase de trato tenia Hyoga para dejar a una dama esperando por él, porque si no estaba equivocado, ese era su segundo café... y allí ya habían pasado las dos horas...

 ¿Alguna cita...?

Hyoga abrió los ojos de pronto, olvidándose de odiar el pequeño aparato que le ataba a aquella mujer.

 ¿Cita?... No, bah... si, de negocios, me esperaban en una reunión hace mas de tres horas... Ya no importa Se apresuro tanto al contestar que al terminar de hablar se sintió todo un estúpido.

 ¿Estas seguro?... Parece muy insistente en que llegues... ¿Y si es importante? En realidad Shun se sentía casi culpable, si Hyoga estaba allí era por que él también lo estaba, y no quería ser un problema para su amigo.

Hyoga novio su cabeza, no era tan difícil seguir las líneas de pensamiento de Shun, era realmente muy fácil de leer, y mas por él, que se habia convertido en todo un experto en eso.

 ¡Tu no cambias! Ok, mira... Dijo, tomando entre sus dedos pulgar e índice, el teléfono. ... Hablare con Shizuka, solo para que te quedes tranquilo... ¿Ok?

 ¡Hai! Shun dio un asentimiento efusivo, sonriendo.

Antes de marcar el numero telefónico, estuvo tentado de ver el ultimo mensaje de texto que le habia llegado. Efectivamente era de Shizuka, pero como mensaje solo decía: ‘Grrrrrrrrr’, sonrió y se sintió seguro de llamarla.

 Aja... ok, si de acuerdo... ¡Entendí! Apenas si pudo hablar en realidad, desde que la línea fue atendida del otro lado, tan solo logro asentir a los, reproches de la mujer. Se concedió unos segundos para respirar luego de cortar. Bien, Shun te presento a mi secretaria, Shizuka... ahora acompáñame... Lo corto, arrogándole el celular como si le quemara en las manos.

 ¿Shizuka, eh? Shun pronuncio para si mismo mientras guardaba el teléfono en su propio bolsillo.

Las mujeres los saludaron con grandes reverencias, asintiendo sus saludos para que volvieran a sentirse cómodos en aquel lugar, llenándolos de sonrisas. Shun, habiendo vivido sus últimos años fuera de Japón, aquel acto le pareció tan sobre actuado que le quito encanto a los arreglos y vestimenta de las Geishas.

4

No fue difícil encontrar un Taxi libre, por lo menos, y a su favor, ya habia pasado la hora pico del trafico. Lo difícil fue la pelea por ver quien de los dos convencía al otro para que le dejara pagar el auto.

Gano Hyoga, por supuesto. Le ordeno al chofer parar frente a un edificio colosal, de nuevas oficinas, cuyo nombre en alemán le indico a Shun que aquella era una empresa internacional, y no nipona.

Los ascensores eran de uso privado, por lo que Shun y Hyoga subieron solos hasta el décimo piso, donde unas hermosas y largas piernas en botas de cuero bordo, los recibieron al instantes.

 Hola... Pronuncio al momento de dar de frente con los ojos verdes de Shun.

 Shizuka... ¿No? Shun saludo con una reverencia de su cabeza, sonriendo a la desconcertante mirada de la joven mujer.

 Si... y usted... Apenas parecía notar al rubio, a quien habia molestado toda la mañana para que se apareciera por la oficina. Ni tampoco reparar en como la media sonrisa de Hyoga se convertía en una mueca indescriptible.

 Eso no viene al caso... Gruño Hyoga arrastrando de mala gana a la mujer, que aun seguía colgada en la figura delgada y elegante de Shun a un lado del ascensor.  ¿Qué era eso tan importante por lo que querías que viniera?

Shizuka, enmarco una ceja, captando recién a su ‘querido’ jefe, allí parado junto a ella. La habia llevado hasta la puerta de su oficina, y en acto Hyoga se percato de las diversas cajas que se esparcían por el piso y el escritorio. Donde ya nada quedaba en los archiveros, ni en los aparadores.

 ¿Que demonios paso aquí?

 ¡Felicidades, después de mucho esfuerzo lo conseguiste! Por lo que parecía ser, a Shizuka no le impresionaban los gritos ni exclamaciones que Hyoga solía alzar por sus exasperaciones.

Los ojos celestes se cruzaron con los verdes fugazmente, Shun se mantenía alejado de la puerta solo por unos pasos, pero entendía muy bien lo que pasaba. La mirada aprensiva, se reflejo en ambos pares de ojos, cuando Hyoga se volteo hacia su secretaria para preguntarle...

 ¿Me despidieron?...

Tuvo ganas de reir, a carcajadas y como hacia mucho no hacia... la cara desencajada del rubio era pago suficiente por el mal rato que le habia hecho pasar frente a los directivos de la empresa.

 Te ascendieron... ¡¿A menos que te hayas esforzado para que te despidieran!? Los ojos cafés se clavaron en el semblante incrédulo del hombre moreno.

 ¿Me ascendieron?... ¿Escuchaste, Shun?... ¡Cambia esa cara!

 ¿Estas realmente seguro?...

Shun no se creía la noticia, con sus cejas aun fruncidas miro a Hyoga sonreír como idiota, creándole nuevamente incertidumbre. Shizuka movió su cabeza negativamente, mientras se apoyaba en su escritorio, pensando en lo hermoso y escéptico de aquellos hombres.

 No es algo que se suela hacer... Shizuka llamo su atención, al cruzar sus piernas ante sus ojos.  ... Digo, el ascender a alguien que no esta, pero creo que han hecho una excepción contigo.

Los labios de Hyoga se volvieron a distender, en una sonrisa orgullosa, de esa que dicen: “¿Viste, te lo dije...?, en este caso dirigida a Shun. Ahora ya podían respirar, ambos. Podrían disfrutar de aquella noche, sin temor a volver a llegar tarde al otro día, y eso ya era bastante para él. Una idea fija en su mente, y una media sonrisa asomándose en la comisura de sus labios.

 Por ahora, bastara que te pongas al tanto con estos asuntos... Shizuka no espero mas tiempo, para sacar de su espalda una par de carpetas, y entregárselas a Hyoga.  ... Lo tienes que revisar para el lunes. ¡Buen fin de semana!

La mujer dio por concluida la charla con aquel saludo parco y sentenciante. Por lo cual Hyoga alzo una de sus cejas con gesto incrédulo...

 ¿Qué... no vendrás con nosotros a festejar? Fue realmente divertido, pues al instante de que los labios de Hyoga pronunciasen la pregunta, los ojos de la mujer se dirigieron inmediatamente hacia a Shun. Aunque al Cisne no le causo gracia.

 No... gracias, pero creo que los dos tendrán mucho en que entretenerse sin mi... Desestimo la invitación, con algo mas que solo vergüenza.  Gracias Sempai, fue un placer...

 ¡Shun!... Shun Kido

La sonrisa presta, y los modales que lo caracterizaban, le dieron la razón a los pensamientos que habían asaltado a Shizuka desde la primera vez que cruzo su vista con los ojos verdes de aquel hombre: Perfecto.

 Fue un placer, Shun... Hasta el lunes Hyoga San

Ambos hombres la vieron alejarse, su bolso colgando de uno de sus hombros, y su pañoleta ondeando detrás suyo. Solo su mano en alto, emitió una seña poco apropiada para una dama como ella, en despedida a su álter-ego.

 Son tal para cual, ¿Ne, Hyoga-Chan? Shun a duras penas pudo guardarse el comentario. Tanto se parecía aquella mujer a su amigo, que Shun podía entender a la perfección porque se llevaban tan bien.

 Luego te contesto... ¿Vamos? Apenas se lleno las manos de las carpetas que Shizuka le habia dejado, opto por salir de allí, tan solo se volvió tras sus pasos para ver a Shun lidiando con su pesado bolso sobre su hombro.

5

Le llevaba por lo menos cinco pasos de ventaja, demasiado si se contaba con que Hyoga lo superaba por unos buenos centímetros, muy a pesar de que él estaba subido a unos buenos tacos... no pudo evitar de que Hyoga detuviera otro Taxi, y subiera dejándole la puerta abierta.

Lo habia notado, por completo era otro, nada de aquel Shun que él recordaba estaba ahora frente suyo, quizás algunas reminiscencias, y cosas que nunca cambiaria su pequeño Usabi... pero por lo demás, era alguien nuevo, elegante como siempre, si, pero diferente. Tenia una línea distinta, bestia de manera mas... sensual. La ropa ajustada al cuerpo, nunca habia sido una de las características suyas, pero ahora no habia nada librado a la imaginación, aquella vestimenta demostraba lo que hallarías en el remoto caso de tener a aquel ángel entre los brazos...

Nada librado a la imaginación, y sin embargo, con toda la imaginación desatada... a Hyoga le parecía divertido delinear con la vista aquellos músculos que, quizás, hacia años Shun no ejercitaba.

Volvió a pagar, el segundo Taxi del día, esta vez que hubiera ningún tipo de puja, tan solo empujo a Shun fuera del vehículo y extendió el dinero hacia el chofer, con todo y buena propina.

 ¿Y ahora? Shun vio a Hyoga ordenar sus carpetas entre sus brazos. Lo miraba insistentemente, pues no sabia si le prestaba atención o no.  ¡¿Pensé que querías ir a festejar tu ascenso?!

El edificio donde los habia dejado el Taxi, no era precisamente, algún tipo de lugar para celebrar, ni siquiera sugería algo alegre, no con su corte sobrio de lugar que pasaba a ser lúgubre... o por lo menos no era del tipo de lugar donde Shun habitaría.

 ¿Con todo esto encima? Hyoga arqueo ambas cejas, encontrando por fin sus llaves entre la mar de cosas con las que habia llenado sus bolsillos, sin perder de vista el pesado bolso que Shun vivía acomodando y pasando de hombro a hombro, cuando el otro se cansaba.  Además, déjame vestir algo mas... adecuado, para festejar.

Era imposible contradecir al rubio, además, ¿cuánto tiempo les tomaría que se cambiara el saco y la camisa?... por que por lo demás, Shun pensaba que Hyoga estaba muy bien, como siempre lo habia estado. Seguía teniendo aquella facilidad para vestir todo aquello que le cayera encima y lucirlo como si hubiera sido hecho a su medida... ¡Una belleza salvaje! Tan natural y atrayente que no necesitaba ningún tipo de acicalamiento, Hyoga era así.

No era un semi-piso, pero era demasiado amplio para el normal de los ambientes que se podía encontrar en alquiler en Japón, de seguro Hyoga estaría pagando una muy buena cantidad por aquel departamento. Quizás demasiado... el sitio se sentía frío y tan falto de personalidad, que era obvio que habia sido decorado por un profesional que nada sabia de los gustos de Hyoga. Demasiado rojo decorando rincones oscuros, mucho arte minimalista... y fotos de cosas que Shun no habia visto en su vida.

El rubio, supo lo que Shun estaba pensando, con solo ver la expresión que este estaba adoptando en su rostro.

 No te fijes en ello... lo busque por esto, no por el interior... Comento muy seguro, mientras que a distancia y ayudado por un control, hizo que las cortinas gris plata se deslizaran lentamente.

Los ojos de Shun se giraron con rapidez, cayendo en la cuenta de a lo que se refería Hyoga. Las grandes ventanas no solo daban una luz natural hermosa, si no que también proporcionaba a cualquiera que se dispusiera a poco de ella una vista casi envidiable.

 Es un Templo Shinto, y eso no es nada deberías ver cuando las sakuras están en flor...  Hyoga describía con detalle aquella postal de verde tan hermoso, en medio de tanta urbanidad, era algo digno de ver.  Si estas aquí en la noche veras las luces haciendo lucir los distintos tonos de verdes... al menos.

Puede que otra vez haya hablado de mas, o tal vez el silencio que se colgó luego de su comentario, no fuera su culpa, y Shun solo se hubiera quedado embelesado con la imagen de su tierra natal.

 Dime, Usabi... ¿Hace cuanto que no vienes a Japón? El rubio termino de arrojar las cosas que aun tenia encima, contando con la camisa a medio abrir y cinto.

 En realidad, vengo demasiado seguido, pero no con el suficiente tiempo como para dejarme arrastrar por la nostalgia... si me dejara caer, no habría razón que me hiciera volver a irme.

Era verdad, las veces que venia a su tierra, trataba de no detenerse mas de lo necesario. Quizás no mas de una hora, luego de que todos sus asuntos estuvieran terminados.

Shun se dejo caer en el mullido sillón símil-cuero. La idea que habia planteado Hyoga, sobre quedarse hasta la noche lo habia hechizado... aunque aun no estaba seguro de que hubiera sido una invitación propiamente dicha.

De lo único que ambos estaban seguros, era de que habia pasado mucho tiempo entre ellos, lo único que les faltaba era una charla mas intima para acortar aquella distancia...

... pero ninguno de los dos tenia el valor para preguntar, aquello que era mas que solo lo trivial de sus vidas.

 ¿Qué te gustaría visitar, el viejo Japón... o algo nuevo, que no hayas visto? Hyoga se dirigía a su cuarto apenas visible entre un mar de biombos en negro y plata. Por los cuales Shun podía ver los movimientos del rubio a medio vestir.

Primero analizo la oferta, luego, y casi como si no le importaran las palabras de su amigo, giro su cabeza hacia el gran orificio en la pared. ¿Seria que en la noche era aun mas linda aquella vista... o Hyoga solo fanfarroneaba?

 ¿Y si nos quedamos aquí?... ¿Te molestaría pedir comida...?

Fue una idea mas que tentadora. Tendrían el tiempo necesario para ponerse al corriente de lo que querían saber del otro, con la intimidad requería, y sin distracciones.

 ¿Cómo...? Mira que tengo el restorán de comida Italiana en el discado rápido... Buena broma, y así no tendría mas que ponerse cómodo.

 ¡Genial!... con lo que me gusta la pasta... Y sin mas se quito la chaqueta, y el abrigo de hilo que vestía sobre la camisa.

Era solo una excusa boba, pero mas que suficiente para mantenerse en el departamento. En la intima soledad, tranquilos, y solos.

 ¡Primero brindemos!

El rubio corrió los vasos de Whisky de la barra del bar, dejando un espacio para las dos copas frias y el vino rojo.

 Por tu ascenso... Ofreció Shun, tomando una de las copas.

 Por habernos reencontrado... Concluyo Hyoga y elevo la suya a la altura de los ojos verdes.

 ... por nuestra amistad... Y sorbió el primer trago de la noche, de su celebración.

Tardaron, por lo menos, una botella en acordarse de que debían pedir la comida si es que querían cenar aquella noche. Y eso no era nada complicado, Hyoga casi era un cliente VIP, por lo que en poco tiempo la tendrían en la puerta, lista y milagrosamente caliente.

Volviendo al hecho de que ninguno de los dos quería demasiada formalidad, por el momento, Hyoga corrió algunas revista de la mesa de centro del living, dejando el lugar para los dos platos rebosados de pasta. ¡Y por supuesto ambas copas!... para las botellas, sobraba espacio en el suelo.

La verdad, es que Shun no duro mucho sentado en el suelo, alrededor de la mesa, al poco tiempo se levanto casi en un brinco. No obvió el semblante que adopto el rubio por su acción, ¿Acaso le estaba pasando algo?.

 ¿Te sucede algo, Usabi?... No era una pregunta en broma, casi tenia miedo de que le dijera que ya se habia entretenido demasiado en su compañía, que ya era hora de que se marchara de nuevo a su hogar.  ... ¿Todo esta bien, no?

Claro que lo estaba...

Shun desestimo su preocupación con un movimiento tranquilo con su mano, habia quedado parado unos segundos, como esperando a que algo pasara...

 Si, a menos que le sumes a mis problemas... el de mi hueso sacro, por el cual no puedo permanecer sentado por mucho tiempo en una misma posición... por lo demás no pasa nada...

La mueca de dolor la pareció lo bastante convincente como para no hacer comentario jocoso al respecto, por otra parte opto por volcar su preocupación en la comodidad de su invitado.

 ¿Quieres que nos sentemos a la mesa?... Allí estarás mas cómodo, ¿no lo crees?. Hyoga hizo mas que ofrecer una tentativa de lo que podían hacer, ya que ya habia tomado su copa y su plato antes de que Shun contestara, afirmativa o negativamente.

 No, no hay problema. Solo... Se movió sobre los sillones, despojándolos de sus respectivos almohadones para echarlos en su sitio.  ... tan solo deja que te desordene esto, prometo ponerlos en su lugar antes de irme.

6

Hyoga estaba satisfecho, por suerte en su restorán habitual no lo habían hecho quedar mal, la comida habia sido riquísima, las porciones lo suficientemente generosas como para llenar incluso el estomago de Seiya. El estaba lo bastante satisfecho como para, incluso, no beber una sola gota mas de vino... por supuesto, eso no lo dejaría de hacer, aunque ya su visión estaba bastante distorsionada.

Lo que llamo la atención del rubio era, que Shun apenas si habia tocado su plato, y por lo que recordase él era un gran gourmet.

 ¿Acaso no te gusto el plato Shun, o solo estas inapetente? Hyoga bromeo, estirando la botella para volver a llenar la copa semi vacía de Andrómeda.

 No es eso... es solo que quiero cuidar la línea... ¡Hyoga!

De buenas a primeras, no le pareció gracioso, ni entendía que le habia visto Hyoga de jocoso a su cometario. ¡No estaba de mas que cuidara su figura ahora que hacia menos ejercicio y tenia una vida mas sedentaria!. Además escupirle así el vino no era de un buen anfitrión, ahora todo él olería alcohol.

 ¡Vamos, Shun!... como si tuvieras que cuidarte de subir dos gramos... y si así lo hicieras estarías igual de hermoso... ¡Como siempre! El rubio irguió su mano ante los ojos de Shun, el rojizo contenido de la copa de cristal parecía brillar a través del material, o tal vez era su imaginación. Además de que las gotas que deslizaban por un lado, debido a los movimientos bruscos, humedecían los dedos morenos.

 ¿O me dirás que tienes que cuidar tu figura, para alguien? Era solo una provocación en broma, todo por que Shun habia desestimado sus primeras palabras.

Pero la expresión del su joven amigo, lo atraganto al segundo sorbo, borrándole la sonrisa socarrona de los labios.

 ¿Me vas a decir que estas con alguien, Shun?... ¡Y yo sin brindar por ti!.

Shun sonrió, algo forzado, por el comentario, no habia pensado que llegaría el momento de hablar de ese temita suyo tan privado.

 Y bueno, no me vas a dejar así... me contaras algo, imagino, ¿no?...

No, ya no podía mantenerse en trivialidades, era hora de que su amistad pasara por una prueba de fuego. Bastaba ya dejar de hablar de sus estudios, de los viajes, y hasta de sus tantas charlas en universidades y convenciones... Ahora volvía a ser el ‘pequeño’ del grupo, quien debe recibir, por lo menos, la aceptación de una de los suyos...

 Lo conocí en Arizona, en una charla que fui a presenciar en el segundo semestre de mi tercer año de estudios... Shun comenzó, rogando que la reacción de Hyoga fuera diferente, o en su defecto, menor a la que habia tenido su hermano cuando le toco a él escuchar este mismo monologo.  ... Tenia apenas tres años mas que yo, diferencia que aun conserva, claro esta... y fue el que me ayudo a dar los finales de las materias que mas me costaban.

Por mas que pensase que decir, Hyoga apenas podía con la información recién recibida... pero debía decir algo, pues Shun ya habia permanecido demasiado tiempo aprehensivo.

 ¿Lo conociste en Arizona?... Pensé que no gustaba mucho la idea de terminar tus estudios allí, en Estados Unidos. Opto por no ir directo al asunto.

 Si, pero me acostumbre... luego de que me puse de novio fue un lugar predestinado en donde quedarme...

Si, la revelación estaba allí... aunque las palabras no salieran completas de la boca de ninguno de los dos. Hyoga frunció el ceño, por respeto a su amistad debía ser mas subjetivo.

— No te preocupes... Shun se adelanto a su indecisión. Por lo menos lo tomaste mejor que los demás... y por ‘mejor’ Shun entendía: sin gritos, ni escenas exageradas.

 Perdona si no se como expresarme, es que solo no sé que decirte... De golpe, el vino que tenia en la boca le supo amargo.

 Eso es mejor, disculpa que lo diga así, pero luego de haber tenido que aguantar las reacciones de Seiya y mi Niisan... tu silencio, es reconfortante.

Esa información si que no la podía pasar por esto, por mas temor que sintiera en preguntar acerca de su intimidad, eso era un problema... ¡Y grave!.

Podía entender que Seiya gritase y despotricase contra Zeus y Ares juntos, pues además de ser un boca floja, tenia la manía de ser muy cerrado de mente... y de seguro pensó en que Shun malgastaba su atracción con las mujeres en los hombres... ¡Un pecado capital para Seiya!

Pero el tema con Ikki, de seguro seria mas delicado. Recordaba que Shun habia nombrado a Seiya como al ultimo que habia visto, un signo de que el Pegaso habia sido ‘pura espuma’, pero nada habia oído de su adorado Niisan, y eso era algo extraño sopesando la idea de que Shun no perdía tiempo sin nombrarlo.

 ¿Ikki no se lo tomo muy bien?

La sonrisa que Shun le dedico, le demostró a Hyoga que esa pregunta podría haber sido fácilmente tomada por irónica.

 No, Nii-chan no se lo tomo bien... Andrómeda suspiro con desgano, pero extrañamente no hubo rastro de lagrimas en sus ojos.  ... Es mas, hace tiempo que no me habla siquiera. ¡Si sé lo que hace es por que Sahori lo tiene bajo vigilancia!.

 Aja, pero no logro entender el mutismo de Ikki... Conociéndolo, me aventuraría a pensar que jamás dejaría a la persona que mas ama por algo tan nimio como este tema...

Shun frunció las cejas, no creyendo que podía tener una aceptación tan rápidamente. Que Hyoga entendiera por lo que estaba pasando con su relación con su hermano era muy reconfortante.

 Por que lo que le tiene que importar es tu felicidad... ¿Por qué tu eres feliz, no Shun?

El pecho de Andrómeda dio un respingo, sobresaltado por el comentario poco casual... ¿Por qué tenia que preguntar algo como eso?.

Por que él era su amigo... por supuesto, Hyoga lo preguntaba por el solo hecho de asegurarse de que estaba bien en su vida. De que no se habia peleado con su hermano por una relación que no lo favorecía... una relación, como la que él estaba llevando. ¡Claro!

 ¡Si lo dices por mi noviazgo... te diré que si... lo fui!

Vaya, eso de que el amor era para siempre, él ya no se lo creía, pero allí, donde vivía con su amor, no podía sincerarse... no tenia a quien contarle lo que llevaba dentro, y en compensación ocupaba su tiempo el sus charlas de estudios, y tesis.

 ¿Lo fuiste?...

Shun movió su cabeza afirmando sus palabras.

 Es que es una historia larga y difícil... no sabes lo que pase en los primeros años de nuestra relación...

Suspiro con desgano, en los ojos celestes habia tranquilidad y paciencia, digno signo de un amigo que espera que le cuentes tus penas para que te desahogues.

7

“Jeremy, es tan solo tres años mayor que yo, no se notaria tanto si no fuera que él es mucho mas alto que yo, y corpulento. Fue mi senpai mientras me preparaba para dar los últimos exámenes, antes de la tan esperada graduación. …l por su parte también estudiaba, ya que solo le faltaba una ultima nota para terminar su post-grado, así que cada ves que no ‘internábamos’ a estudiar nos olvidábamos de todo... incluso de que existía vida del otro lado de aquella habitación.

Pasábamos mas tiempo juntos, que con cualquier otra persona por el periodo de tres largos meses, de esa manera nos llegamos a conocer muy bien.

Conocí todo sobre él, lo que le gustaba hacer, aquello que lo disgustaba... los deportes que lo apasionaban... y de a poco me fui dando cuenta de que aquel muchacho me gustaba...

Mucho fue mi asombro cuando me dio su correspondiente interpretación de lo que era esta nueva sensación que, por lo visto, nos habia tocado a los dos... por supuesto que me correspondió, y entendió mi nerviosismo, cuando le comunique que nunca habia tenido ni la mas mínima oportunidad de intimar con otra persona, de una manera tan intima...

Así empezamos a salir, a divertirnos, luego de semanas de inclaustración. Yo tenia tiempo libre entre mis estudios, y él solo me dejaba un par de horas, que eran las que utilizaba para buscar un nuevo empleo, ahora ya recibido.

A él lo conocía, pero de su entorno me fui enterando según iban pasando los días de nuestra relación. Allí me entere que era hijo único, sus padres, hacendados burgueses, cuyo única idea de felicidad era que su hijo se quedara bajo sus pies para cuando lo necesitaran...

Por supuesto que pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron de que los gustos de sus pequeño hijo, iban mas allá de las excentricidades de un niño rico... no solo echaba por tierra el maravillosos idilio de su retiro por vejes, rodeados de lindos nietitos de bucles rubios y mejillas sonrosadas...

Si no que también debían aceptar que Jeremy estaba dispuesto a venirse conmigo a vivir a Japón... ¡Claro que eso nunca paso!

Jeremy nunca soporto que su padre sufriera, por mas insultos que elevara al cielo en contra nuestro, él prefirió quedarse cerca, pues el viejo habia entrado en un poso depresivo muy severo, luego de que Jeremy le dijera que no quería trabajar en la empresa familiar...

Así consiguió un empleo como oficinista, y yo comencé a dar clases y cada vez me instruía mas específicamente. Solo algunas veces me entristecía esta relación, cuando debía compartirlo con su familia, en reuniones familiares o fiestas a la que sabia que yo no seria muy bien recibido, y por lo cual me quedaba en casa... pase muchas navidades solo, así como algunos cumpleaños de Jeremy. Y comencé a tomar mas horas de las que me podía hacer cargo, pero me distraían hasta llegar a casa...

La relación se fue enfriando, pues ninguno de los dos quería tocar el tema y vivíamos evadiéndonos, pero fue peor... al poco tiempo, su padre enfermo, y la treta sicológica de su madre lo ponía a él como principal culpable del estado de su padre...

... y él se lo creyó, renuncio a su trabajo y una tarde juntamos todas nuestras cosas y nos fuimos a la casona familiar, no puedo quejarme... no fueron desagradables conmigo, pero no era cómodo sentirse observado a cada momento como si esperaran descubrir que tu vida entera es una completa prevención...

Jeremy comenzó a encargarse de la empresa, poniendo a dos de su primos a ayudarlo, yo sé que su idea principal era que yo lo acompañara, pero que lograra eso hubiera sido demasiado... igual yo no iba a dejar lo que era mío, no tan fácil, no como él lo habia hecho...

Y comenzó a prestarle mas atención a ser el hijo del que sus padres estuviese orgullosos, aquel que se hacia cargo de la gran empresa heredada por su abuelo y sus padre, por mas que no fuera lo que quisiera hacer de su vida. Aquel que salía siempre acompañado por una de sus mas hermosas secretarias, para que la prensa y la sociedad no se dieran cuenta de sus gustos e inclinaciones.

No tenia mas tiempo libre para mi, así que lo nuestro se limito a unas salidas por mes, cuando las agendas de ambos tenían la suerte de coincidir, por supuesto que después habia que aguantar los ojos que ponía su madre... quizás luego de que su religiosa mente le ayudara a imaginar la terribles y pecaminosas cosas que su hijo habia hecho...”

8

 ¡Entonces será de envidia!

La voz de Hyoga lo retrajo de si mismo, las cejas del rubio se habían arqueado, casi igual a las de Shun.

 Su mirada, digo... será de envidia, al imaginarse lo que dos jóvenes bellos y en pleno vigor hacen... ¡De seguro era pura envidia!

Lo quiso ayudar, escondiendo el tono desdeñoso que quería dedicarle a aquellas personas, que mas parecían salidas de un cuento de hadas, donde allí Shun era ‘la’ pobre damisela a merced de su madrastra. Pero Shun igual se sonrojo.

Podía fácilmente echarle la culpa al vino, decirle que lo disculpara, pero era que aquel alcohol estaba nublando su juicio, que no era eso lo que él habia querido decir.

 Si, quizás todo lo que le faltaba era un buen revolcón... Con las mejillas ardiendo, pero sin determinar si era por el vino o por la vergüenza súbita, Shun emitió una pequeña risa, bajando sus párpados para ocultar sus ojos.

Habia contado mas en estos pocos minutos que en todos sus años de relación, por primera vez en mucho tiempo se sentía bien hablando de aquello que tanto le pesaba dentro. Hyoga era un oyente muy particular... y eso que hacia mucho que no hablaban con tanta intimidad.

 Siempre me gusto tu forma de ser... ¡Tan sobre protector conmigo!

Hyoga volvió a saborear su copa de vino, quien extrañamente le supo mas dulce que la miel. Los labios de Shun se habían curvado frente a sus ojos, formando una mueca sincera...

 Tu siempre me has gustado... Trago el liquido se amenazaba con ahogarlo.  ... por ser tu.

La cobardía era uno de los peores defectos de su persona, pensó, creyendo que ya habia superado ese mal, hacia años... ¿temía volver a arruinarlo todo?.

 Gracias...

¿Cuántas veces debe uno tropezarse con la misma piedra, antes de darse cuenta de lo único que hace falta para esquivarla es brincarle por encima?

El silencio volvió a ser un impedimento, y Hyoga no conseguía encender el equipo de audio, de la borrachera, dos veces bajo las cortinas de metal, sumiendo todo en la oscuridad, y siendo bastante para que Shun rompiera en carcajadas, otra vez encendió televisor y el reproductor de DVD, pero no podía dar con el botón del equipo.

 Ya, ¿o te crees que esto es fácil?... ¡inténtalo tu si tan inteligente eres! Con mucho enojo arrojo el control hacia Shun, pero este ni siquiera podía distinguir los diferentes mandos, así que como lo tomo lo arrojo sobre uno de los sillones, casi en el otro extremo de la sala.

 ¿Qué haces? Hyoga lo reprendió con sutileza.

 Nada, pero prefiero que sigamos hablando... ¡O Tomando! Sonrió, estirando su copa hasta la nariz del rubio.  Además aun no logro que sueltes la lengua...

 Perdón... El ruso espero a que los labios de Shun terminaran de mojarse con el rojo del vino.

 Que no me has contado nada de ti... ni de aquel casamiento frustrado...

Ahí estaba el tema del que habia tenido miedo de preguntar cuando recién se habían encontrado, pero ahora no tenia porque ocultar que le importaba, además el habia hablado de su relación con Jeremy sin guardarse casi nada... debía ser igual para los dos, además que se moría de curiosidad por saber quien hubiese sido la afortunada.

 No hay mucho que poder contar... mi historia no tiene tan romance ni sufrimientos como la tuya... Apuro lo ultimo de su copa, y la apoyo con bastante fuerza contra el cristal de la mesa.  ... mi historia es cobarde, porque escape hasta el ultimo momento, me escondí...

Shun seguía las expresiones del rostro ahora contraído de Hyoga, jamas habia visto en aquellas facciones fuertes tales rasgos.

¡Por su parte el Cisne no sabia como contarle la verdad, sin decirle la verdad de todo aquello que callaba!

 Primero escape de Japón, poco antes de que nos separáramos todos, tenia un amor que era obvio debía olvidar... y trate de hacerlo ¡te lo juro!, pero no siempre un clavo saca a otro... y fue peor el remedio que la enfermedad, la deje embarazada, y su familia me obligo a casarme con ella... recién allí me di cuenta de que la estaba tomando como simplemente un placebo y de que no me servia de nada seguir arruinando mi vida, y arruinar la suya por completo...

 ¿Y que paso?

Los ojos celestes se elevaron para buscar los de Shun, desde que habia empezado hablar las orbes enrojecidas por el alcohol y el llanto contenido se habían clavado en algún punto del suelo alfombrado, evitando cruzarse por error la mirada verde y preocupada de su amigo.

 Me fui, volví a escapar... le dije que no era a ella a quien en verdad amaba que seria un error si nos casábamos, que su vida y la mía serian un suplicio... y volví a Japón, solo para trabajar...

El aliento escapaba de sus labios sin poder contenerlo, ¿era el dolor de Hyoga el que lo golpeaba tan físicamente?... o era su propio corazón el que reaccionaba ante un dolor que él no conocía que el rubio tenia.

 Pero si volviste de donde habías escapado en primer lugar, sabiendo que no podrías olvidar aquel amor, tu amor... ¿Por qué no lo viniste a reclamar... porque te resignaste?

 En primer lugar mi amor ya no estaba aquí, y por lo que me entere ya estaba con alguien... Sus labios quisieron curvarse, pero le fue imposible...  Pero ya no hablamos de eso... o terminare llorando.

 Brindo por las lagrimas entonces... Anuncio Shun arrebatándole la botella a Hyoga de las manos, y llevándosela directamente a los labios.  ¡Salud!

 Salud... Lo imito Hyoga, dándole un profundo beso al pico de la botella.

9

Las primeras luces artificiales, los sorprendieron aun tirados en el suelo, ya con toda la pinacoteca de Hyoga agotada, y esperando que el mercado los reabasteciera.

 Veo que no mentiste... muy bien, ¿ahora que debo hacer para agradecer tan maravillosa vista.?

Con cuidado y delicadeza, Shun volvió a ocupar su espacio en el suelo, en medio de los almohadones que él mismo habia desparramado, sin saber a ciencia cierta si lo hacia para no perder el equilibrio que el alcohol le habia quitado o si lo estaba provocando sin darse cuenta...

El rubio lo pensó bien, si es que ya a estas alturas algunas de sus neuronas no estaban embotadas, pero sabia que el juego debía empezar de alguna manera, ¿no?.

 Quiero que te sonrojes profundamente... así que te preguntare algo que te de vergüenza contestar.

Los labios de ambos se ensancharon, hasta que las muecas les fueron totalmente ajenas de lo que sus interiores pensaban.

 ¿Cómo que? Lo desafió sin pizca de temor.

 ¡Me estas retando!... bueno, ¿cuando fue la ultima vez que tuviste relaciones, donde, cuantas veces, y por cuanto tiempo?

Las cejas de Hyoga se sacudieron con un gesto que le hizo acordar tanto a Seiya, pues solo él hubiera sido capaz de solventar una pregunta como esa.

 Fue hace menos de una semana, en el asiento del auto de Jeremy, con Jeremy por supuesto, durante una hora y media, y por tres veces...

Los ojos de Hyoga se abrieron, mitad en sorpresa y mitad por admiración, nada de rubor se le habia subido a las mejillas blancas de Shun. Mucho menos cuando le toco a él ser el culpable de poner a Hyoga en una situación incomoda...

 ¿Y tu, cuanto hace que no tienes relaciones?

Hyoga tosió, tratando de hacerse el tonto... ¿debía decirle la verdad...?

 Creo, sin mentirte, que llevo mas de medio año sin tener relaciones...

Vaya, Shun abrió los ojos con desmesura, jamás habia imaginado una respuesta así, por como lo conocía a Hyoga pensó que esa pregunta seria un pie a alguna anécdota graciosa... pero luego recordó sus problemas y ya no le pareció difícil entenderlo.

 No es tanto, yo perdí mi virginidad después de los 22 años...

 Creo que esa es una revelación muy importante... ¿Cómo aguantaste tanto?

Shun se encogió de hombros, siempre se lo habia preguntado, mas después de conocer los secretos del placer, aquellas cosas que a él tanto le gustaba hacer, y que le hicieran.

 Me parece que esperaba a quien fuera capaz de encender en mi esa necesidad... Se sonrojo profusamente, así como Hyoga lo quería ver apenado, pero no habia sido por el.  Jeremy fue quien me inicio... él es quien se lleva las palmas en cuestión de sexo.

 ¿Tan bueno es un la cama?... o vamos, o esta muy bien dotado, o no has conocido a mas nadie...

Era una broma y Shun lo sabia, estaba bien que Hyoga lo dijera, no era una mentira, por mas que Jeremy fuese la única persona que habia tocado su cuerpo, él podía asegurar que habia sido el primero en despertar tales deseos en su persona... él y tal vez...

 Quizás no sea tan bueno, como yo predico... pero a estas alturas mi cuerpo lo reconoce tanto como él me conoce a mi... y sabe como llevarme, y que cosas son las que me hacen vibrar... Se cayo de golpe, viendo fijamente el rostro aprensivo del rubio, que esperaba que continuase.  ... ¡No puedo estar contado esto, Hyoga!... Se llevo ambas manos hacia el rostro ocultando el rubor de sus mejillas, producto de un calor que no era por culpa del vino, y la mezcla de alcoholes.

 Vamos, no te apenes... estas conmigo, ¿qué voy a hacer, burlarme de ti?... ¡vamos!

Hyoga lo animo, sin saber por que, ¿de que le servia a él conocer como era que ese tan Jeremy le hacia el amor?

 Es que siempre fui muy sensible, y ese es un punto en mi contra, no se puede ser fuerte y resistirte si te atacan con besos y caricias allí, donde mas te duele... Inconscientemente Shun se mojo los labios con la punta de su lengua.  ... Si hay que decirlo de una forma mas lírica, diría que es un cazador muy hábil, atacando rápidamente al cuello de su victima... Mientras sus manos danzaban como si fueran las de su amado.  Bajando por toda la extensión de su pecho, hasta hacerlo vibrar bajo sus garras... ¡Tiene mucha fuerza, y eso me desquilibra!

Hyoga suspiro, dejando escapar el aliento que tenia contenido, esperaba quizás algo mas romántico, si bien el sexo rudo parecía gustarle a Shun, por lo que se veía... pero, si no erraba al pensar de que todo en su vida era sexo, ¿dónde quedaba el momento del romance entre ellos dos?... quizás Shun solo se estaba llenando de aquella fuerza que decía que Jeremy tenia, creyendo o haciéndose creer que era amor y entrega...

Los ojos celestes surcaron el ambiente, Shun se agitaba en un suspiro silencioso... y una lagrima rebelde por fin rodó de su mejilla.

 ¿Alguna vez lloraste mientras hacían el amor?... No supo bien por que pregunto eso... pero le urgía saberlo.

Shun se limito a negar con la cabeza, no era que no lo recordaba, quizás ahora no quería rememorar el momento.

Otra lagrima escapo, pero fue interceptada antes de que llegara a la mitad de su mejilla, los dedos de Hyoga limpiaron las huellas que habían dejado... y se quedaron suspendidos allí, a pocos centímetros del rostro de Shun... sin animarse a acariciarlo.

El tiempo se detuvo en fracción de segundo para ellos, la miradas cruzadas y expectantes, antes de que sus músculos volvieran a tomar movimiento sin pedirle permiso a sus mentes.

10

El contacto se produjo, junto con la exhalación de ambos, donde los dedos de Hyoga rozaron con delicadeza aquellos labios entreabiertos. Shun cerro los ojos disfrutando del leve tacto, de las manos rugosas de Hyoga que poco a poco lo hacían erizarse por completo.

Poco a poco, Hyoga fue en busca de sus labios, temiendo que Shun reaccionara de manera exaltada por su atrevimiento. Tembló, antes de rozar sus labios con los de Andrómeda, tembló antes de que sus besos sean correspondidos de aquella manera tan suave... tan hermosa.

Sin darse cuenta, profundizaron el beso...

 Hyoga... Fue Shun quien jadeo su nombre, una vez liberado del beso, y solo para buscar algo de aliento.  ... ven. Antes de volver a besarlo.

Cada vez era mas, mas eran los besos, mas eran las caricias... mas eran las ganas... y Hyoga, opto por dar un paso mas allá. Con sutileza, pero con seguridad, hizo que el peso de su cuerpo llevara a Shun hacia el suelo, apresándolo entra su pecho y el colchón de almohadones.

Allí su visión era mas amplia, sus deseos abarcaban mas que los labios nacarados de Shun, allí tenia acceso a su cuellos, y mas allá, donde la camisa cubría aun su piel, estaba su pecho... Comenzó por lamer la extensión de piel tirante de su garganta, hambriento de oír los gemidos que esto desataría, para seguir en un camino descendente hacia mas allá, pero...

 Shun... Llamo, una vez que la duda hizo nido en él...

 No, Hyoga... Shun lo silencio con sus propias manos, sabia que si hablaban, todo aquello no se haría, ahora el pensamiento estaba prohibido... lo único permitido era lo que estaban sintiendo.  ... hazlo.

Bastaba eso para que Hyoga comenzara, ya no habia camisa que lo estorbara, ahora era su boca y la piel blanca... ahora era su placer y los gemidos que pudiera arrancar de aquella boca entre abierta.

 Vamos... Hyoga gruño, cuando jalo a Shun del suelo, para ayudarlo a pararse.

Habia estirado demasiado y sus ganas no se saciarían con tan poco, debía tener a Shun, si él se lo permitía... debía tenerlo.

Cayeron en la cama enredados en un nuevo beso, agradeciendo el frío de las sabanas, que igual no afectaría las brasas que llevaban dentro... No habia tiempo para nuevos respiros, para tomar aliento, solo habia tempo suficiente para que la pasión los llevara a terminar de desvestirse y acabar con aquel calor que los envolvía a los dos.

Quizás por que ninguno de ellos dos reconocía que sus bocas se devoraban con demasiado apetito, con demasiadas ansias, que aquellas manos que tantas veces fueron las que los ayudaron a salir de una situación difícil eran las que ahora hacían vibrar sus cuerpos con tanta facilidad que asustaba.

¿Qué era lo que escondían en su interior estas dos personas, tan diferente pero tan iguales?

 Ahhh...

El fuerte gemido que escapo de la boca de Shun, no hizo que Hyoga detuviera la penetración, mas bien trato de que la entrada fuera mas ágil, para no extender el dolor, acomodando el cuerpo de Shun en una posición donde le fuera cómoda y fácil la penetración.

Shun nunca detuvo los bruscos movimientos, solo espero que el dolor de la primera arremetida se disipara en su inconsciente, y que el continuo movimiento lo ayudara en la dilatación. No era nuevo en esto, ya lo habia pasado muchas veces, no podía decir que no le gustaba... ¡La excitación de su cuerpo lo delataría de seguro!

El placer parecía haber tomado por completo el control de sus actos, donde lo salvaje de sus movimientos era enloquecedor, tanto que la cama bajo ellos estaba cediendo en sus movimientos. Sin mencionar la voracidad con la que no dejaban descanso ni espacio de piel sin probar con sus bocas.

Shun fue el dueño del ultimo gemido, de la ultima exclamación de placer. Hyoga había llegado primero al orgasmo, poco luego lo siguió Shun, solo que el rubio no tenia fuerzas ni aire de sobre para emitir mas que ahogados ronquidos junto al oído de Shun.

Hyoga cayo exhausto, agitado, temblando a causa de lo salvaje del orgasmo, para luego rodar sobre su costado hasta quedar de lado junto a Shun, respirando dificultosamente, boca arriba.

 ¿Qué fue lo que hicimos, Hyoga? Shun apenas podía emitir palabra, entre agitado, y por que aun presionaba su rostro entre las sabanas.

 Descargarnos... Hyoga suspiro...

No era ni verdad, ni mentira...

¿Cuántas veces habia Hyoga soñado con eso, cuantas veces se habia reclamado interiormente por solo pensar en probar unos labios que le eran tan familiares...?

...Y ahora, tantos años pasados, habiendo incluso perdido la oportunidad de la primera vez con quien amaba... ¿Acaso nunca se le habia ocurrido que Shun le pudiera retribuir sus sentimientos?... Ahora, que él ya no tenia esperanzas para el amor, y Shun ya tenia con quien hacer el amor cada noche de su vida...

 ... Demasiada tensión sexual cargada... Pronuncia a media voz, con la mirada clavada en el techo.

 No, esto no es solo deseo, placer y sexo... Poco a poco el cuerpo de Shun se iba girando sobre las sabanas. Y ya estaba de espaldas a Hyoga, cuando el rubio giro el rostro para observarlo con aprehensión.  ... aunque no me importaría si fuera solo eso.

Hyoga tenia sus ojos clavados en la figura blanca, sentada al borde de la cama, Shun parecía buscar algo con la vista, recorriendo la habitación con la mirada lentamente. De golpe pareció hallar lo que buscaba... y decidido salió de la cama. Habia encontrado la puerta que daba al cuarto de baño...

 Será algo que no olvidare... Y se perdió detrás de la puerto negra, en contraste con su entera desnudes.

 Yo tampoco Shun, ¿cómo podría olvidarlo? Dijo el rubio, para sus adentros, cerrando los ojos, pero imaginándose el techo sobre su cabeza.

Quizás dormito esos instantes en que creyó, solo cerrar sus ojos, pues cuando los volvió a abrir Shun trepaba a la cama, con una sonrisa en sus labios. La cual se ensancho cuando paso una de sus piernas por sobre la cadera de Hyoga, posicionándose en su regazo.

El Cisne parpadeo unos instantes, antes de reír. Shun apenas habia insinuado su deseo, que su propio sexo ya habia sabido leer el lenguaje corporal de Andrómeda, irguiéndose al mínimo contacto que volvieron a tener sus pieles.

Tan solo acompaño el movimiento descenderte del otro cuerpo, apoyando sus manos a cada lado de las caderas de Shun, sin dejar de observar cada expresión que se dibujaba en el rostro palido y sudado, a cada movimiento.

La respiración de Shun no solo servia para excitarlo, también marcaba el compás de la penetración, casi sincronizando sus jadeos con aquellas penetraciones mas profundas que lo hacían vibrar. Pero su deseo también necesitaba de algo de alivio, quizás si hubiese actuado un poco mas rápido hubiera llegado a satisfacer su deseo con su propia mano, pero siquiera pudo insinuar la dirección de su mano, que Hyoga ya estaba en la posición justa, de ante mano.

Shun no tardo en venirse entre las manos de morenas, al mismo tiempo de que no dejaba de moverse sobre el cuerpo de Hyoga, para que este pudiera llegar al orgasmo.

 Por dios... estoy exhausto. Hyoga jadeo con el ultimo aliento que le dejo esta nueva sesión de sexo.

 Yo también lo estoy... Shun lo imito, aun sentado sobre su regazo, mientras besaba su rostro con suavidad.

Con cuidado y sintiendo la humedad entre sus piernas, Shun ayudo al miembro de Hyoga a salir de su interior. Ahora debía darse una ducha, no solo higienizarse.

 En seguida vuelvo. Anuncio al bajar de la cama, dando a entender de un nuevo encuentro, si Hyoga quería.

11

Abrió las llaves de la ducha, dejando que el vapor llene el cuarto por completo. Por mas que quisiera, no podía dejar de sonreír como un tonto, embelesado con su reflejo en el espejo, antes de dejar que el agua lo haga temblar.

El cuerpo de Hyoga estaba tan relajado sobre la cama, que ni ganas podía encontrar pare levantarse de allí, aunque tuviera ganas de meterse bajo la ducha con Shun. Lo único con la suficiente fuerza como para hacerlo levantar era un solo pensamiento: La idea fija de no dejar que Shun se valla de Japón.

Aquella era una oportunidad excelente, un regalo de los Dioses que le fue entregado, algo que no podía dejar pasar, pues ya no habría mas oportunidades como esa...

No, aquel era el momento que no tuvo de joven, sumado a su miedo, por el cual dejo la tierra nipona para escapar del deseo que aquel niño al que el amaba despertaba en si.

 No voy a dejar que te vayas... Dijo par si mismo, en vos baja, saboreando las otras palabras que hacia mucho que no se atrevía a pronunciar.  ... ¡por que te amo!

Iba a internarse detrás de la puerta que lo llevaría a Shun cuando un sonido agudo le llamo la atención. Venia desde la sala, donde el vació aumentaba mas el sonido chirrioso. Supo reconocer el timbre de un celular, de seguro perdido entre la ropa que habían dejado abandonadas en el suelo junto a los sillones, pero lo que no reconocía --o no estaba seguro de hacerlo--, de que fuese de su celular.

Busco entre la ropa de Shun, ya que recordó que se lo habia arrojado a él en la casa de te, pero en cuanto lo tomo se dio cuenta de que efectivamente no era el suyo el que sonaba. Siguió buscando, entre los bolsillos del abrigo de Shun, hasta que el sonido seso poco antes de que lo hallara...

“Esta bien... seguro que era, Jeremy... es mejor así” Pensó al abrir el aparato y leer el visor ‘Amor. Llamada per. 2’

Quizás fue la indecisión de cerrar el aparato o estrellarlo contra la pared mas cercana, o simplemente borrar de la memoria aquellas llamadas... que una nueva arremetida del pequeño lo sobresalto, vibrador en sus manos. La quinta de Bethoben en forma de tono polifónico no le gusto mas que el hecho de que sabia quien era el que enviaba el mensaje.

«Koi, se que por la diferencia horaria es muy tarde para andar llamando, pero es urgente... papa murió, te necesito amor.»

El teléfono resbalo de las manos de Hyoga, cuando acabó de leer el mensaje, al mismo tiempo de que todas las ideas de hacer permanecer a Shun allí, consigo, también se esfumaron; el aparato se volvió a perder entre el mar de prendas olvidadas.

 ¿Hyoga que haces ahí? Shun salió del baño, aun desnudo, secando su cabello con una toalla.

 Nada... dime, ¿a que hora sale tu vuelo, Shun? El rubio paso a su lado sin mirar a los ojos que le observaban con extrañeza.

 Mañana... creo que después del medio día, ¿por qué?

 Para que puedas descansar antes de irte... si quieres puedes dormir aquí, yo puedo ocupar el sillón.

Shun no supo que decir, no solo era el tono frío con que lo estaba tratando Hyoga ahora, sino el constante evadir que recibía de la mirada celeste... ya todo rastro de alegría había desaparecido de su rostro.

Emitió un leve gruñido, antes de saltar de su posición, hasta donde su ropa estaba amontonada, para recogerla entre sus brazos.

 No te preocupes, será mejor que me vaya a mi hotel... Y volvió a internarse en el cuarto de baño para vestirse con mas tranquilidad.

Shun sentía ganas de tirarse a llorar, pero era rara la sensación que lo que mas lo predominaba era el enojo que sentía por Hyoga. El rubio lo siguió de cerca, pensó que podría alcanzarlo y decirle... ¿Qué podía decirle?... si ya lo habia echado, luego de que tuvieran relaciones, no había forma de que se disculpara.

Aun así se paro frente a la puerta del baño, golpeando con cuidado

.  Lo siento Shun, no quise hacerte sentir que te estaba echando... es solo que... La puerta se abrió frente a sus ojos.

 ¿Es que, Hyoga?... no tienes excusas...

 Tu tienes a Jeremy, y toda una vida allí...

 Pude ser, pero por un remoto instante, creí que a pesar de todo me pedirías que me quede... pero veo que tienes razón, aun sigues siendo muy cobarde, Hyoga.

 ¿Para que?... esta ya no es tu tierra, y este jamás seria tu hogar... Dijo, extendiendo sus brazos para abarcar la sala fría.  ¿De que vale que te haga quedar?

 Si, es verdad... Japón ya no es mi hogar, y Jeremy me esta esperando. Le mostró la pantalla donde aun se leía el mensaje.

 Si, no solo te esta esperando, sino que te debe extrañar mucho... Hyoga le dio la espalda, aun le faltaba vestir su camisa, por lo menos lo acompañaría a tomar un taxi.

 No te preocupes, mi hotel no esta muy lejos, y me hará bien caminar... debo arreglar mis cosas antes de irme...

Comenzó a revisar su bolso, donde guardo todo lo que le molestaba en los bolsillos. Hyoga aun así se calzo los zapatos... sin creer que lo estaba haciendo de nuevo. Siempre habia sabido que su temor se debía a que no se sentía seguro de poder darle lo que Shun necesitara, por eso siempre cayo su devoción por él... y ahora comprobaba que no tenia valor para atarlo a él.

 Me voy Hyoga, fue un placer volver a verte después de tanto tiempo, aunque sea esta la ultima vez que nos veamos... Shun beso la mejilla izquierda de Hyoga fugazmente, justo parado bajo el umbral de la puerta.  Aun así, esta será una noche que no podré olvidar, ¿Lo sabes Hyoga, no?

Un nuevo beso que atrapo los labios de Hyoga, mientras su mirada estaba perdida en el suelo, y segundos después solo la espalda de Shun recorría el pasillo de su edificio.

En su mente una voz gritaba tan agudo que no podía dejarlo oír, era algo tan profundo y doloroso que gritaba en su interior: “Shun, no te vayas, por favor... te amo”

Pero sus manos cerraron la puerta poco después. Shun no se volteo, pues Hyoga jamás le pidió que se detuviera, solo fueron las palabras justas para auto justificarse, al menos se diría que las dijo antes de que Shun partiera de su lado, otra vez.

12

Su alma ya estaba vacía, sin sensación alguna, sin reacción, sin sentimiento... solo la pesada sensación de querer llorar hasta desahogar la ultima de sus penas, porque ya su alma estaba muerta.

La casa, ahora vacía, no hacia mas que hacerlo sentir el vació, reclamándole las risas y el calor que habían conocido esa misma tarde, y que luego se esfumaron...

Trato de dormir, aunque no pudiera conciliar el sueño. Se removía en un lecho que aun conservaba el aroma de Shun, el calor y su humedad entre cada pliegue de tela, recordándole lo sabroso de sus labios, lo cálido de sus caricias, la forma en que hicieron el amor.

Todo aquello podría catalogarlo como un sueño, un mágico sueño que acabo, de manera errada... de la manera mas terrible que podría haber acabado.

Perdiendo por completo la compañía y el amor de Shun, quizás para siempre, definitivamente; apartándolo de su lado... pero, ¿por qué?

 ¿Por qué Dios, por que...?

Entre sollozos, suplicas y maldiciones... Hyoga habia pasado ya toda la noche en vela, yendo del cuarto al baño, y nuevamente arrojándose a la cama, hasta que le volvía el aroma dulce del cuerpo de Shun. Eran ya las diez y media de la mañana, de aquí a poco Shun ya no estaría en Japón.

Su joven amigo, su amor, le habia dicho que esa seria la ultima vez que se verían... era un ‘Adiós’ implícito, pero contundente.

La ducha le sirvió para despejar su mente un poco, alejando el sueño que en realidad no sentía. Salió del baño agitando su cabellos mojado, sin importarle el reguero de agua que dejaba a cada paso, mientras caminaba por la sala, tenia la idea de que hallaría algo que pudiera guardar, algo que Shun se hubiera olvidado para atesorarlo, pero no... Shun habia guardado todo meticulosamente, él lo habia visto, ahí solo quedaban las cosas que eran suyas... y...

Alzo las vista sobre unos de los almohadones arrojados por Shun al suelo, allí había un pequeño papel escrito.

[Lamento no haber cumplido mi palabra... Ai Shiteru, Hyoga.]

Hyoga leyó el mensaje mentalmente una y otra vez, hasta imaginar los finos labio modular las palabras en su voz.

 Shun, la primera vez que te deje ir sin decirte lo que sentía fue por que no creía que estuviera enamorado de ti... pero me di cuenta de que serias la única persona a la yo podría amar, por lo tanto no debo dejarte ir... no otra vez, no de nuevo... ¡Espérame, Shun, por favor!

Hyoga se apresuro en vestirse, y en pocos minutos estaba rumbo al aeropuerto. Tenia algo mas de tiempo, pero no tenia vehículo con el cual movilizarse, quizás era hora de rememorar viejas épocas, y utilizar músculos y cosmo para una carrera matinal, le era totalmente necesario.

Llego casi inmediatamente, pero algo dentro suyo, una extraña sensación, le decía que ya era demasiado tarde.

 Disculpe Señorita... Hyoga se acerco al mostrador de informes, donde una mujer le sonrió con dulzura.  ¿Podría decirme si el avión de las doce ya salió rumbo a Nueva York?

 Un segundo por favor... La mujer ingreso rápidamente en su base de datos para luego volverse sonriente hacia él.  No, aun esta en la pista llego a tiempo para embarcarse...

 No, estoy buscando a alguien, Shun Kido, ¿sabe si él ya llego a embarcarse?

Nuevamente la mujer busco en su computador el nombre de Shun, y efectivamente lo halló, solo que...

 El Señor Shun, embarcó muy temprano, en el vuelo de las seis...

De seguro su rostro habrá dibujado la expresión que llevaba por dentro, pues la mujer apretó los labios.

 Lo siento.

 No, esta bien... muchas gracias.

... y no se habia equivocado, muy tarde, le gritaba su corazón cuando salió de su casa... muy tarde, sabia que era.

Por no hablarle de frente, y si le hiciera falta rogar que se quede a su lado, por no darse cuenta que los errores ya pasados no deben volver a cometerse.

Volvió sobre sus pasos, con el alma abatida, en esos instante Shun estaría dormido en el cómodo asiento del avión, soñando con los brazos cálidos de Jeremy, deseando llegar a Arizona lo mas rápido posible.

No importase lo que Shun le hubiera dicho, la sola compañía de aquel hombre, noche a noche, terminaría borrando las marcas que él había dejado en su piel. Shun terminaría olvidándolo...



Fin


A_chan
Notas finales:

 


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