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Playful Boy por Crucio

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Notas del capitulo: Disclaimer: VK pertenece a Hino.

Otro capítulo más del compendio de relatos eróticos de "Hablando Sobre Sexo" disponible en ff.net bajo mi otro seudónimo, Kirsche.

Playful Boy

 

Dejó que el bolígrafo bailara entre sus dedos sólo por el placer de ver la tinta manchar el papel sin sentido alguno. Era un infantil impulso de romper con la monotonía del papel en blanco. Después de todo aunque lo intentara, sus manos; así como sus pensamientos, se negaban a hacer la tarea de literatura, Dante y su Divina Comedia eran aburridos ¿a quién le interesa el infierno o el cielo? Sentaba mejor a la salud un buen manga.

Se reacomodó en su silla para observar la biblioteca de la Clase Nocturna completamente vacía, ladeó su cabeza y suspiró. No era anormal encontrar el recinto inhabitado en esa hora, era la una de la tarde y a esas horas sus compañeros aún se encontraban durmiendo, sin intención de levantarse en las próximas cuatro o cinco horas. …l siempre había tenido unos hábitos demasiado inusuales hasta para ser un vampiro de clase noble.

Pateó ligeramente la pata de la mesa, sólo para escuchar algún ruido que irrumpiera el silencio de la habitación, le gustaba sentirse rodeado de movimiento y no de tranquilidad, la soledad le incomodaba demasiado, casi hasta se podía decir que le llenaba de miedo. La puerta se abrió con un suave “clic”, alguien con paso constante y seguro se adentró en la habitación, el suave olor de rosas frescas inundó sus sentidos, llenándolo por entero, embriagándolo. Era una sensación excitante, su paladar aumentó la secreción de saliva mientras sus miembros se relajaban.

El sangrepura pasó a su lado con suave lentitud, dejando que su esencia envenenara a su embotado cuerpo. Sus ojos verdes siguieron el vaivén de la elegante figura de Kuran Kaname, quien con su ceño ligeramente fruncido indicaba que no sabía cual libro tomar, mientras que con sus dedos; quienes paseaban delicadamente por el lomo de los libros con provocación, abría una invitación descarda, no… hacía un silencioso ruego para que alguien se apiadara y le sedujera románticamente.

Sí, Kuran Kaname con todo y su estoico porte, era alguien quien inconscientemente se paseaba entre los presentes invitando a la gente a jugar con él, que importaba si fueran duelos en donde se perdía la vida o convites a hacer travesuras en rincones oscuros. …l con su frío andar, provocaba a la gente, la seducía, las embriagaba, las volvía locas y cuando ninguno llenaba sus expectativas, los botaba como se tira el pañuelo sucio. Ahh, pero el vacío, la soledad y su agonía, esas nunca desaparecían.

Su amigo se sentó en la mesa del fondo con el libro abierto entre las manos, parecía intentar ponerle atención a lo que leía; mas su mente se distraía, lo sabía porque varias veces sus ojos hicieron el ademán de subir la vista, pero por algún extraño motivo volvían a su punto de partida. Takuma sonrió de lado ante aquel tira y afloja del sangrepura, hasta que los ojos de color marrón se dignaron a enfrentar a los de color verde.

—¿No tienes algo más que hacer? —Distante, flemático, cortante, él siempre buscaba hacer sentir a los demás que existía una línea infranqueable entre ambos, excepto cuando se trataba de Yuuki Cross.

—No.

Kaname bajó la mirada, prosiguiendo su lectura como si él no existiera en ese lugar, ahhh pero le incomodaba que Takuma estuviera, lo sabía, él podía esconder muchas cosas al mundo, pero la incomodidad era algo que afloraba en él. Sangrepura y orgulloso como todo vampiro, estaba acostumbrado a tornar el entorno a su antojo, el no lograrlo lo descontrolaba.

Una sonrisa socarrona apareció en el rostro del noble, probar la resistencia de Kaname a situaciones incómodas le divertía, bromear con él le encantaba, era divertido, era excitante, era satisfactorio, era sádico y a él le gustaba serlo. Claro que siempre corría uno el riesgo de ser asesinado, pero la muerte era algo en lo que los vampiros no acostumbraban a pensar, así que hacer imprudencias también estaba en el código genético de esa raza.

Imaginó, imaginó que se levantaba de su silla, se acercaba a Kaname lerdamente intentando hacer pasar su llegada ahí, más como una casualidad que decisión propia. Vacilante rodearía al chico por la parte de atrás, tomaría su tiempo, logrando que el sangrepura dudara de sus intenciones sobre si acercarse o no, cuando el moreno se fastidiara de tratar de adivinar sus movimientos, entonces Takuma lo tomaría por sorpresa, colocando sus manos sobre sus hombros.

La seda oscura que le recubría se sentiría cálida, sus dedos podrían delinear a la perfección los huesos de los hombros y él se tensaría por entero, no despegaría su vista del libro pero su esencia entera se alteraría, como las rosas que son mecidas por un viento más fuerte de lo común. Entonces se encorvaría sinuosamente sobre el vampiro, intencionalmente dejaría que sus labios le rosaran cabello. Kuran lo sentiría encima suyo haciendo su cabeza y oreja cosquillear, en un roce apenas perceptible pero inquietante, así llegaría hasta su oído, en donde con sus labios aprisionaría el cartílago, se deslizaría con presta suavidad hasta el lóbulo que osaría en tantear con la lengua. Kaname soltaría un suspiro con el primer escalofrío que le recorrería al sentir que la boca de él ha dejado su oído para juguetear con su barbilla, el sangrepura entornaría los ojos mientras aferra el libro con ambas manos.

El sonido de una hoja siendo pasada, irrumpió en la habitación, unos zapatos rosaron la alfombra con gran presión. Aunque pretendiendo ser indiferente, el rey de los vampiros se sentía incómodo.

Pero el Kaname de su imaginación, estaría expectante con una sonrisa a medio dibujar, así que él no quería hacerle esperar, colisionarían ambos labios en un toque lo suficiente sinuoso para obligarle a entreabrir los labios. Takuma sería el que cerraría los ojos, acariciando con la punta de la lengua el labio inferior de su amigo, Kuran aspiraría profundamente la esencia del noble, una mezcla de papel, chocolate, rocío de la mañana, madera y almíbar. El rubio mordisquearía ahora el labio superior del sangrepura, justo cuando llegara a la mitad, entonces se deslizaría hacia el interior de su boca con una lentitud pasmosa. Los dientes del moreno se abrirían sin oponer resistencia alguna, sus lenguas se tocarían y producirían un efecto electrizante, las manos de Kaname buscarían su espalda, mientras arquea un poco la espalda en un intento de profundizar el acto. El libro caería al suelo con un ruido seco, Takuma lo patearía sin importar a donde fuera a dar.

En un acto que requeriría mucha fuerza de voluntad, el noble dejaría los labios del susodicho para aventurarse más allá de barbilla, bajaría por el cuello, tentando la sensibilidad de este, más de una vez estaría cerca de penetrar la piel de Kuran con sus colmillos pero se detendría a tiempo, pues no quería ver el alivio, entre las muecas de placer entrelazadas con el sufrimiento del vampiro, que estaba aferrando la silla con fuerza.

A continuación deslizaría sus manos por el torso de Kaname, retiraría los botones, uno a uno dejando al descubierto la belleza del rey de los vampiros, con sus dedos descubriría las zonas más erógenas de él, presionando hábilmente como el pianista que sabe la fuerza con la que debe tocar la nota para que haga vibrar el corazón del público. Y el sangrepura danzaría a su ritmo.

Kaname descruzó una pierna, para subir la otra, sus dedos apretaron con mayor fuerza la tapa del libro, una pequeña gota de sudor apareció por su frente, o quizás era la ilusión de un travieso rayo de sol que se colaba por las gruesas cortinas.

La temperatura comenzaría a caldearse seriamente en la biblioteca, Takuma sonreiría burlonamente, puesto que su mano se atrevería a jugar con la paciencia de un depredador. Suave como el aleteo de una mariposa, toquetearía la dureza de Kaname y este no podría evitar el gemir. Las primeras gotas de sudor caerían de la frente del vampiro. El noble reiría por lo bajo, pues produciría que el pantalón de su compañero de abultara aún más, haciéndole expresar un gesto de dolor.

La parte agresiva del rey saldría un poco a relucir, cuando sus manos lo acercaran a él, para plantarle un beso rudo y demandante, no opondría resistencia cuando Kaname se levantara de la silla, para despojarle de sus ropas, mientras él hacía otro tanto con los restos de las del moreno. Dejaría que su amigo hiciera lo que quisiera con él, después de todo no podía evitarlo, ni quería hacerlo.

Kuran era bueno, tenía que serlo. Su boca se sentía bien sobre su piel, sus manos recorriendo su cuerpo le hacían vibrar, su tacto acompasado era posesivo y gentil. El rubio suspiraría al sentir los labios de Kaname rodeando su orgullo masculino, se tendría que sostener de la mesa cuando la lengua de él, jugara en esa parte tan sensible. Al sentirle succionar con suavidad, Takuma habría perdido el horizonte del mundo para dejarse llevar por el placer.

El noble carraspeó y se acomodó en la silla, no debía perder el objetivo del ejercicio, así que esperó un par de segundos antes de seguir recreando escenas con su mente.

Estarían piel contra piel, descubriendo las sensaciones que dejaban las manos al rozar con fuerza o delicadeza aquí y allá, la frente de Kaname se encontraría perlada por el sudor, así como caliente. …l pegaría su frente con la del sangrepura, para notar que no se encontraban en una situación diferente. El rubio besaría a Kaname del lóbulo de su oreja… hasta más allá de los omoplatos, después lo tumbaría sobre la mesa de estudio.

El moreno se encontraría un poco desorientado, dudando del siguiente paso pero al mismo tiempo entendiéndolo y… ¿Por qué no? Sintiendo algo de miedo. ¿Sería la primera vez? Claro que lo sería. Takuma acariciaría el rostro de Kuran con sus nudillos, intentando tranquilizarlo, intentando prepararlo. Con sus labios acariciaría los muslos desnudos de su amigo, una de sus manos retozaría por el vello púbico negro y rizado del sangrepura, tentando, jugando, torturando.

Usaría ambas manos para explorar sin pudor aquella sensible zona, mientras el moreno se desharía del placer, retorciéndose involuntariamente una y otra vez, sin embargo… sin embargo Takuma quería escucharle gritar. Porque el ruego y el clamor era algo ajeno al flemático altivo Kuran, pero ya le daría motivos para armar un escándalo.

La saliva haría de ayudante para prevenir un poco el dolor, aunque aquello se sintiera ligeramente extraño para el principiante, quien al sentir el dedo de su compañero adentrándose en su ser arquearía la espalda y con sus manos buscaría apoyo en la mesa expectante.

En un gesto impulsivo el noble probaría el sabor de la erección de Kaname, duro, salado, cálido; el chico se movería al mismo tiempo que su lengua y sus dientes lo palparan. El sangrepura exhalaría un gemido bastante audible. Takuma se incorporaría, sonreiría y se adentraría el rey. Los músculos de la garganta se le tensarían, así como las manos y los pies, Kuran contendría el aire, observaría su compañero con los ojos ligeramente vidriosos. Clavaría sus manos en la mesa de madera, aguantando así la fuerza del segundo embate. De su garganta saldrían ruidos ahogados por intentar contener los sonidos, sería como un pez fuera del agua moviendo la boca en busca del agua que necesitaba, pero por algún extraño motivo no llegaba a su sistema.

Kaname recargó su cabeza en su mano derecha y dio vuelta a la hoja del libro, se reacomodó en la silla, echando su cadera hacia la izquierda.

Y sí, justamente en ese momento el rey de los vampiros meneaba las caderas a un ritmo constante, arañando la mesa con ambas manos. Takuma apretaría sus manos sobre las nalgas del moreno intentando empalarlo lo suficiente para hacerle gemir de verdad, entonces así aumentaría el ritmo a uno bastante frenético que amenazaría con quebrar el equilibrio de la mesa. Kaname se soltaría, tumbándose por entero en la mesa mientras dejaba caer sus barreras y el éxtasis saldría de su garganta, para hacerle entender a todos los del edificio que disfrutaba de aquello.

El sonido del estante viniéndose abajo le sacó de sus pensamientos, apenas si tuvo tiempo para echar a correr hacia la otra pared y ponerse a salvo. El juego había terminado, Kaname por fin había mostrado su irritación ante las miradas lascivas de Takuma, el rubio apenas si tuvo valor para mirarle de reojo, pero el sangrepura tenía un gesto de estar en verdad iracundo y que si apreciaba su vida saldría de la habitación en menos de tres segundos. No intentando ponerse en riesgo más de una vez en menos de una hora, el noble salió a toda prisa.

Con la puerta cerrada a sus espaldas, Takuma suspiró limpiándose el sudor que resbalaba por su frente, el juego se le había salido de las manos. Kaname podía soportar muchas cosas y miradas libidinosas hasta cierto punto, pero el verse verdaderamente en un acoso lo alteraba al punto de volverse más bestia que social. El problema había sido que él mismo se había perdido en sus pensamientos, el chico suspiró… era una lástima que su amigo lo echara sólo por imaginar, hubiera valido más la pena si al menos fuera realidad. “Ahh, Kaname, Kaname, si tan sólo te dejaras amar por alguien más que Cross Yuuki”.

Notas finales: Bueno, voy a decir que me encantó escribir este one-shot, fue divierto, así como difícil idearlo, por la personalidad de ambos. Takuma es todo un sádico, Kaname es sadomasoquista, Takuma parece envuelto en una relación con Shiki, y Kaname es… bueno ese parece de la comunidad (Yuuki, Aido, Ruka, Zero –sin particular orden–) entonces juntarlos para tener sexo y no parecer tan incoherente fue un reto, entre que esto y aquello se me ocurrió eso. Y no sé porqué la biblioteca me pareció un lugar bueno, pero Kaname tocando los libros me pareció sexy, así que… aquí estamos. En fin, espero que lo hayan disfrutado.

Ya saben, cualquier comentario háganmelo saber ^^

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