La lluvia, húmeda y feroz, caía sobre su cuerpo. Sus ropas pesadas, por el agua que habían absorbido, se pegaban a su cuerpo moldeando su esbelta figura.
Sus lágrimas se mezclaban con las gotas que expulsaba el cielo, por eso no se reprimió al botarlas de sus ojos.
Únicamente acompañada por su sombra, se apoyó en una de las paredes de esa desolada calle, esperando, en vano, que con el agua se fuera su dolor.
Pocos minutos pasaron y la lluvia la despojó de su compañía.
Miro al cielo, esperando ver la luna, pero ni siquiera esta quiso prestarle su presencia, estaba sola.
- si pudiera arrancarme este corazón... - murmura entre dientes, pero sus palabras fueron interrumpidas.
- si fuera así, sufriría mucho, frentezota – esa voz.
Levantó el rostro, sus ojos hinchados se posaron en la figura que estaba ahora frente a ella.
- I-Ino – pronunció apenas con u hilo de voz, no podía creer que ella estuviese ahí.
Ino respiraba agitada, sus ropas estaban empapadas y sus mejillas rojas.
- Te estaba buscando, tonta. – le extiende la mano.
- ¿por qué? mejor vete con tu novio. – ignorando el gesto de Ino, simplemente gira el rostro evitando su mirada.
El solo verla había que sienta un inmensurable dolor en el pecho. ¿por qué tenía que amarla tanto? ¿por qué simplemente no la podía olvidar?
- ¿ese idiota? No tengo nada con él. Solo son ocurrencias de mis padres. Pero ¿sabes? – le guiñe un ojo.
Aquellas palabras quitaron un gran peso de encima de su cuerpo. Sintió un golpe de esperanza. Inútilmente intentó no ilusionarse y una sutil sonrisa se escapó por entre sus labios.
- ¿qué cosa? -
- Ellos no pueden elegir a quien amo. Y sólo te amo a ti. – se arrodilla quedando a la altura de su rostro. – Perdóname por hacerte pasar un mal rato. – posa su mano sobre su mejilla.
La respuesta que obtuvo fueron unos brazos delgados rodeando su cuello y unos delicados y suaves labios juntarse con los propios.
- No vuelvas a hacerle caso a lo que dicen las otras personas. -
- Perdona por ser tan tonta. – Baja la cabeza apenada.
*+*+*+*+*
El cielo estaba nublado, parecía que pronto llovería.
- Buenas tardes, Señora Yamanaka, ¿está Ino? – dijo apenas le abrieron la puerta.
- Hola Sakura. – saluda la señora. – Ino ahora no puede atenderte. Está con su novio. – dice sonriendo.
- ¿qué dice? – pregunta sorprendida.
- Eso mismo, ¿qué tal si más tarde le llamas? -
- claro... – baja la cabeza y se da la vuelta. – muchas gracias, le dice a Ino que vine. – empieza a correr.
- ¿quién era mamá? – Pregunta Ino asomándose.
- Nadie, querida. Ahora anda a atend... – responde la señora, pero no contaba con que Ino viera a Sakura corriendo a lo lejos.
- ¡Sakura! – grita. - ¿qué hiciste mamá? ¡Ya te dije que no tengo interés en él, solo quiero a Sakura! – sale corriendo tras Sakura.
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