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Los simuladores por Aphrodita

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El hombre que portaba sobre sus hombros muchos aos ms de lo que aparentaba se alejaba furioso por las calles de Karakura.

Cobarde l?!

Abarai chist, encabronado como pocas veces haba estado (y eso que pecaba de temperamental). El adolescente lo dej marchar, al final de cuentas se lo haba podido decir y en l no qued.

No qued…

Senta alivio por haberle vociferado eso que tena atrapado en la garganta desde haca semanas? No lo supo; pero de lo que estaba seguro era que se senta agotado, derrotado… y triste.

Nunca haba pretendido que las cosas fuesen as con Renji, ni siquiera lleg a imaginar que podran quedar as. De saber que todo se dara de esa forma, sin lugar a dudas lo hubiese evitado.

Pero cmo? Si ni siquiera se haba propuesto sentir todo eso por el teniente, ni por ningn otro hombre!, simplemente pas… porque tena que pasar.

Le atraa, pero esa atraccin inevitablemente mut a cario Cmo evitarlo?

Si Abarai fuese un perfecto desconocido —y pona las manos en el fuego por ello—: jams se hubiese permitido ceder a esos sentimientos. Lo olvidara, pensara que se trataba de algo pasajero —como le insinu el teniente aquella noche—, dara la media vuelta y seguira con su vida.

Pero carajo! Era Renji. Lo quera, incluso mucho antes de quererlo. Su compaero de armas, de aventuras, su aliado, su apoyo moral ante adversidades, que s, haba contado con muchsimo apoyo durante las guerras, pero con Renji desde el inicio todo fue distinto.

Lo haba detestado en un inicio, para luego aceptarlo como camarada, para ms tarde proclamarlo un “amigo” y ahora?
Ahora era ese tipo que se alejaba por la amplia avenida, sin siquiera voltear a verlo por mera cortesa.

Y s, maldicin! Le haba gritado en el rostro todo aquello y se senta aliviado; de nuevo: era alivio?

Neg con su cabeza y gir, rumbo a casa, o tal vez al ro, o tal vez al Averno. Por qu todo tena que ser tan complicado? Por qu Abarai se empecinaba en hacerlo todo ms complicado? Ya lo era de por s.

Cobarda, miedo… casi sinnimos. Lo que fuese, lo lastimaba, y l no quera eso, claro que no. pero qu bien se senta, y en alta contradiccin, le dola, pero al menos le recordaba que estaba vivo, que senta, que era humano, que su corazn lata desbocado cuando lo tena cerca.

Puertas adentro, en su ms recndito interior, Ichigo poda decir que quera a alguien, de esa manera especial, que da cosquillas, curiosidad y ansiedad. Una verdadera tortura que planta una estpida sonrisa en el rostro.

Ms su rostro no la mostraba… ya no. Puesto que resultaba ms fcil enojarse con l que lamentarse por l. No lo vala.

No vala la pena!

Pero por algo sus ojos se mostraban hmedos, por algo caminaba con su vista baja, por algo senta ese nudo en su garganta.

Sinti lstima. S, era lo mejor, sentir lstima por el teniente, el enojo no haca ms que acrecentar ese dolor en su pecho, en cambio sentir piedad por l era distinto; de inmediato su nimo cambi.

Comprenda: a Renji le costaba aceptarlo, quizs. Prueba fehaciente de que vivir tanto no asegura sabidura en todos los terrenos de la vida, era indudable que Renji estaba verde en el del amor. En su momento, cuando pas lo que pas, luego de ese beso en plena oscuridad, a escondidas de sus amigos —situacin post celos— decidi darle espacio, tiempo para asimilarlo, era lo justo no? Si Kurosaki lo haba tenido, corresponda que Renji tambin.

Sin embargo no lo crey tan pendejo, tan inmaduro. Porque si en verdad no lo quera entonces que no anduviese hacindole escenitas ni robndole besos, ni hacindole caritas u ojitos cual adolescente.

Maldicin, volva a sentirse enojado. No! Lstima, lstima era lo que tena que sentir.

Dejara las cosas as? Se senta agotado, en verdad, como para continuar con todo aquello, pero una parte de l se rehusaba a desistir. S, esa que siempre se rehusaba desistir sea en el campo de batallas o en la vida.

Se senta agotado, el agua quieta del ro no calmaba su intranquilidad, lo mejor sera volver a casa y tratar de descansar un poco.

Elev su cabeza buscando la luna, pero sta estaba oculta, no lograba divisarla en ningn punto del vasto firmamento… y seguro que Renji no volvera.

***

Empero fue ineludible que volviesen a encontrarse. Eso comprendi Kurosaki cuando lleg a su cuarto y vio las cosas del teniente desperdigadas en el suelo, junto al tatami improvisado. Suspir, cerr la puerta haciendo caso omiso a los reproches de su familia.

Qu haba pasado con Abarai? Acaso Se haban peleado? Por qu? Preguntas que a Ichigo no le apeteca responder por el momento, y revelar as su condicin que poda pecar de homosexual.

Pero no lo saba, nunca antes se haba fijado en alguien de aquella manera, y fue una sorpresa que ese alguien resultase ser un hombre, pero ya, no tena sentido cuestionarse al respecto.

Pascal dijo: el corazn entiende razones que la razn no entiende*.

Se ech en su cama —cual bolsa de papas— y all se qued, boca abajo, con sus ojos abiertos y la habitacin en penumbras. No obstante una presencia en el marco de su ventana lo llev a voltear, y la inconfundible voz del teniente cop sus odos.

—Lo siento, vine por mis cosas.

Kurosaki se sent en la cama, poda apenas visualizar la figura de shinigami, vestido como tal. Se guard la pregunta respecto al paradero del gigai, con seguro lo haba dejado tirado por ah, descuidado como siempre.

Abarai pis la cama e intent llegar al suelo, pero la mano del shinigami sustituto asiendo con fuerza su brazo se lo impidi.

Pudo ver, pese a la media luz, los ojos de chico refulgir; ya no de rabia.

—He… —musit el muchacho de pelo anaranjado—He llegado a llamarte cobarde, pero ni eso fue suficiente. Dime Renji qu tengo que hacer para que… ?

El nudo en su garganta le impidi seguir hablando. Renji se qued helado, otra vez se encontraba acorralado.

—Lo he intentado todo —confes Ichigo—: te di tiempo, espacio. Te presion, te volv a dar espacio pero ya… se me han agotado todos los “argumentos”.
—No sigas intentndolo.
—Por qu entonces haces esto? —frunci su frente, pero esta vez el caracterstico gesto no se deba a su carcter hosco, sino a una palpable, profunda y contagiosa tristeza.
—Lo siento mucho Ichigo —intent sonrer, ms no pudo, desvi su mirada, tratando de sentarse a su lado y logrando con ese gesto que lo soltase. —Yo… he hecho las cosas mal desde el inicio —neg con su cabeza, perdido en sus pensamientos, desviando su vista para evitar tener que demostrarse tan rendido.
—Es bueno que al menos reconozcas eso.
—Nunca lo negu —se defendi sin nimos de empezar con una nueva discusin—, pero t nunca lo vers desde mi lugar.
—Cul lugar? —se ofendi, dolido—Claro, me olvido que slo soy un pendejo humano de secundaria. Me quedan algo as como… 195 aos para alcanzarte.
—No hablo de eso, idiota —aunque quiso molestarse, la reaccin fue inesperada (para ambos), una lgrima amenaz con surgir y por el Rey, antes muerto que llorando!

Ichigo guard profundo silencio; haba ledo, en los ojos del teniente, todo su dolor, su desesperacin y el anhelo. Renji se tom su tiempo, supo que ser sincero lo llevara a un nico camino: a los brazos de Ichigo, y no quera eso. No era bueno.

—Sabes? Cuando vives mucho todo a la larga o a la corta comienza a carecer de sentido. El sexo, el amor, la amistad. O eso crees, hasta que descubres lo equivocado que ests: Al fin y al cabo no somos nada sin esas cosas.

Kurosaki volvi a plegar su frente, pero no replic, le dio lugar a seguir expresndose.

—Se valora mucho, o al menos yo lo hago, cuando alguien aparece en la vida para reavivar esa llama. Kira, Hinamori, Hisagi-sempai… Rukia —sonri—, ellos me ensean da a da de lo importante que son los vnculos cuando has vivido tanto que respirar y levantarte todas las maanas para vivir esa rutina supone un desafo.

Renji cavil, no deba ser el nico que se sintiese as. Desde ya que en mayor o menor medida todos en el seireitei sentan eso, empero el tiempo all era curioso, si bien se vivan muchos aos, estos pasaban con una velocidad dispar a la real o conocida en el mundo humano. Por eso las equivalencias era similares, es decir, Renji pese a haber vivido sus doscientos aos bien puestos, no dejaba de sentir como el joven que era.

—Me aterr, Ichigo —asinti—; s, soy un cobarde —ri, en contradiccin con esa lgrima que se desprenda de sus ojos—, porque contigo comenzaba a sentir otras cosas… no era slo amistad.
—No tiene nada de malo… —intent decir, pero fue interrumpido.
—Lo s, ya te dije que yo… —qu carajo le importaba a l los valores sociales respecto a las relaciones de ese tipo?—Soy un teniente, Ichigo, estoy muerto.

Como si el otro no lo supiese; plasm una expresin de extraeza que llev al teniente a explicarse mejor.

—T eres un humano. Y no te ofendas —se ataj antes de or el reproche que poda ver en los ojos del muchacho—, pero no dejas de tener diecisiete aos.
—Casi dieciocho —corrigi esperanzado.
—Da igual —se mostr abatido, con sus hombros cados y un porte desgarbado.
—Sigo sin entenderte y te soy sincero: Prefiero que seas franco conmigo —lo mir fijo, desafiante y lo dijo, pese a las consecuencias que hacerlo poda acarrear, pese a la posibilidad de recibir la peor respuesta—: Si no quieres saber nada conmigo porque soy un pendejo para ti, dmelo.

Renji no lo mir, volvi a negar con su cabeza, sonrisa irnica en sus labios, semblante desahuciado.

—Sigues sin entenderlo, es verdad —susurr, apenas audible. —No me malentiendas —lo mir, ahora l clavando sus ojos en el joven—, no se trata de todas esas idioteces.
—Entonces de qu, mierda, dmelo!
—Ponte en mi lugar Ichigo, soy un jodido teniente, de la Sociedad de Almas! T eres un pendejo del mundo humano! Qu pasar si te cedo lugar, eh?! Quieres que te diga lo que puede pasar?! Parece que no lo ves claro, con un demonio! —se seren, gritar en medio de la noche no era lo aconsejable, ni siquiera necesitaban (Isshin y Yuzu) pegar sus odos a la puerta con semejantes alaridos.

Ichigo guard silencio, algo acojonado, porque comenzaba a comprender los temores del teniente que poco a poco comenz a revelar:

—Sabes que pasar? T te quedars a mi lado, unos cuantos aos humanos, tal vez… el tiempo suficiente que te tome quitarte todas las dudas, sortear toda la curiosidad innata que poseemos los humanos, vivos o muertos —musit con aparente desidia—, luego… conocers a alguien, o no, tal vez encuentres una carrera que te quite tiempo, un pasatiempo que acapare toda tu atencin y yo… Yo, poco a poco quedar relegado, olvidado. Y no podr culparte, tendrs todo el derecho de seguir tu camino, de descubrir nuevos cuerpos, de no quedarte solo con una versin de la historia o de hacer tu vida como gustes me entiendes? —el joven asinti, e intent interrumpirlo.
—Renji, no me juzgues de ante mano.
—No se trata de eso, Ichigo. No te juzgo, pero quizs pase, quizs no… y ser cobarde, pero tengo miedo por qu? Porque para ese entonces yo habr dejado mi cargo de sub-capitn, habr desertado de la Sociedad de Almas sin posibilidades de volver, me habr instalado en el mundo humano, para estar contigo…

Tom aire, le era hartamente difcil expresar su punto de vista pero, a duras penas, lo estaba haciendo.

—Y yo estar loco por ti… sin lugar a dudas —sonri, perdido en esa reflexin. —No puedo permitrmelo, en la Soul Society tengo un lugar, mi gente, mi no-vida. Y me conozco: ser capaz de dejarlo todo por ti, de mandarlos a todos al diablo —aquello le arranc una sonrisa al joven de cabellera naranja.

Se miraron, en silencio, rodeados por esa reconfortante oscuridad que los cobijaba y ocultaba sus semblantes apesadumbrados.

—T eres jodidamente impulsivo, Ichigo —lo seal—, quieres que sea franco contigo? Temo que hoy me jures amor eterno y que maana te vayas detrs de una chica como Orihime. Y lo peor de todo es que no podr culparte —volvi a reiterar—, lo habr perdido todo para ese entonces y no podr echrtelo en cara porque ser algo que sin vacilar lo har por decisin propia, porque as lo querr… porque estar jodido por ti —lo dijo—: perdidamente enamorado.

Kurosaki se haba aguantado tanto como su temperamento se lo permiti, pero esas dos ltimas palabras fueron demasiado, sin titubear lo avasall, siendo ahora l quien le robase un beso. Quin iba a imaginarlo a Abarai tan cobarde? Al menos en ese terreno, porque en el campo de batallas le sobraban huevos.

—El que no arriesga, no gana —murmur Ichigo liberando los trmulos labios del teniente.
—Por qu Ichigo?
—No lo s —la pregunta haba sido rara, pero supo interpretarla—; supongo que las cosas se fueron dando. Aunque soy de pensar que en realidad somos nosotros los creadores de nuestros propios caminos.
—Te has vuelto muy filosfico despus de la Guerra de Invierno —brome, divertido por arrancarle una mueca de fastidio.

Pero tena razn: estaban en ese punto porque ellos lo haban querido, porque ellos lo haban permitido, porque se queran (a su manera), se necesitaban y anhelaban.

S, dos aos atrs ni por asomo se hubiesen imaginado en esa situacin.

Pero as como en su momento, durante su primer encuentro y antes del revuelo por la falsa muerte de Aizen, tampoco haba credo (ni remotamente) que llegara a ser amigo de ese que buscaba por todos los medios llevarse a Rukia, contra todo pronstico, terminaron siendo un apoyo mutuo.

Compartieron el dolor: cargaron con el peso del otro sobre sus hombros, y poco a poco pudieron levantarse. Por eso, tambin, se volvieron ms fuertes.

Creyeron en su compaero con fe ciega.

—Renji —balbuce entre besos, como pudo—y tu gigai?

El aludido fren de manera abrupta la sesin amorosa, recordando el vulnerable sitio donde lo haba arrojado.

—Ya vengo —en un abrir y cerrar de ojos alcanz la ventana y desapareci por la misma para volver a los minutos arrastrando consigo el gigai.

A duras penas se sostuvo con un brazo, y con el otro arroj el ente inerte.

—Tsk… —refunfu el shinigami sustituto sentado en su cama, observando la escena—si sigues tratando as a tu gigai no te va a durar mucho.

Pero es que el jovencito no tena ni la ms plida idea lo que costaba acarrear un peso muerto, aunque ms ligero tratndose de un “recipiente”, lo era. Abarai, ya en l, se acerc de nuevo al adolescente.

—En dnde estbamos? —consult con una sonrisa—Ah, cierto —busc sus labios para dedicarse a esa tarea.

Tarea encantadora que se estaba tornando adictiva. Ichigo le corresponda, desde ya, pero hasta un lmite, tal vez por eso el teniente se recarg en l obligndole a acostarse.

Kurosaki no abri la boca, pese a que su corazn lata con furia, como si estuviese recriminndole que detuviese al pelirrojo o frenara sus latidos por completo. Ichigo lo ignor, ms all de los nervios una gran parte de l quera todo de Renji, y aunque le pareca que las cosas estaban yendo muy rpido, se senta muy bien a la vez.

Pero Renji tampoco saba cmo comportarse, no quera que el joven se viese presionado a hacer algo que no pretenda an realizar, adems se queran, no tenan ningn apuro y toda la vida por delante.

—No puedo jurarte amor eterno —susurr el shinigami sustituto recordando las antiguas palabras del teniente—; pero s puedo jurarte ahora, con toda seguridad, que jams dejar de quererte.

Esperaba que Renji se diese cuenta solo de lo que pretenda decirle con esa oracin ambigua, oracin que le haba costado horrores formular por temor a reconocer cuanta verdad tena en todo el pelirrojo.

Abarai sonri, claro que lo haba entendido: podan pasar mil cosas en un futuro, ste es incierto y el sendero lo traza uno mismo, pero Ichigo le estaba diciendo que pese a todos los contratiempos, y aunque tomasen rumbos distintos por cualquier motivo, nunca dejara de quererlo.

De quererlo y estarle agradecido, por darlo todo, por arriesgarse tanto, por quererlo as, tal vez sin merecerlo.

Daba miedo terror! Sentir esos sentimientos por alguien.

—Y no tengo derecho a… —pero Ichigo fue silenciado por un beso fugaz.
—Nunca me voy a arrepentir de haberlo dejado todo por ti, nunca. Y te lo digo ahora porque t me conoces bien y sabes que estoy siendo sincero, as como yo s que t lo ests siendo.

Kurosaki asinti, entrelazando con algo de duda los brazos alrededor del cuello de Renji. Ms all de todas las contradicciones de Abarai, crea comprenderlo. Aunque las cosas salieran mal, aunque el da de maana Renji se viese tal cual se proyect en sus miedos ms recnditos, sin lugar a dudas mirara atrs, con una sonrisa en sus labios, contemplando el tiempo junto a Ichigo y en su interior asentira: Si le diesen la posibilidad de elegir de nuevo, volvera a cometer los mismos aciertos y errores, porque una vida junto a Kurosaki era mejor que mil ms sin l.

No supieron cmo ni cundo, pero el sueo hizo acto de presencia. Despertaron de sbito, primero Ichigo, percibiendo la claridad entrando por la ventana y una figura a los pies de su cama, la misma figura que lo despert con su grito.

Era su padre.

—Despierten tortolitos! —la sonrisa en los labios le indicaba a su hijo cualquier sentimiento menos enojo, aprensin o rechazo.

Como pudo empuj a Renji para alejarlo lo ms posible de su cuerpo, despertndolo, desde ya, sorprendido por el arrebato del menor, por no verse ms entre sus brazos.

—Da de campo! Est todo listo, slo falta que ustedes dos se levanten de una buena vez y les recomiendo que sea ya, Karin no est de humor —dicho eso dio la vuelta y desapareci.

Ichigo y Renji se miraron, an aterrados y en silencio, sin poder salir de ese sopor. Cuando lo lograron, encerrados en ese mismo mutismo se prepararon para bajar a desayunar y partir junto a la familia. Menos mal… se haban quedado dormidos con la ropa puesta.

***

Cuando Tatsuki lo vio a Ichigo esa maana de lunes no pudo evitar pensar con irona en que, o bien haba muerto toda su familia, o bien haba ganado la lotera. Lo que fuese, verlo a Kurosaki sonriendo era escalofriante.

Orihime se cercior en su almanaque la fecha; no, an faltaba un mes para el aniversario por el fallecimiento de la madre, entonces a qu se deba ese semblante? Que si bien le alegraba tambin le causaba… extraeza.

Empero, en esa ocasin, no se trataba de una mueca falsa, sta era por completo sincera.

Ichigo tom su lugar para comenzar con las clases del da. Vaya! Si haca apenas una semana atrs haba tenido la peor jornada, ahora disfrutaba de la mejor. Su profesora de ingls le reconoci la nota para eximirse, y la de historia, luego de comprobar que en verdad le faltaba material a la copia impresa, cedi a hacerle un examen recuperatorio.

Al finalizar la clase, Ishida no lo soport ms, y es que se mora —o matara— por saber si su plan haba dado resultados —eso o Kurosaki haba enloquecido y Kon ocupado su cuerpo—; intent parecer natural, sentado desde su pupitre no levant la vista cuando le habl.

—Me enter que —intent sonar casual—Abarai est en el mundo humano.
—As es —Ichigo sorbi con fuerza el sorbete ocasionando el ruido caracterstico de la entrada de aire. —Creo que por patrullaje —se rasc la cabeza, tena mala memoria para esas cosas.
—Patrullaje? —ajust los lentes, simulando prestarle atencin al libro frente a sus narices—Que raro un teniente haciendo patrullaje no te parece, Kurosaki?

El aludido entrecerr los ojos frunciendo la frente, a qu vena ese tonito pseudo misterioso? Volvi a sorber con ms fuerza y causando ms ruido por ende.

—Ni siquiera s donde est —finaliz el Quincy para, de inmediato, ver el rostro de Kurosaki casi pegado al suyo e interrumpiendo su fingida lectura.

La ausencia de esa sonrisa conmovedora y el porte iracundo de siempre le alert que quizs se le haba ido la mano eso por desesperado!
El receso dado en medio de la clase se vio interrumpido por las palabras de la profesora y salvando por un pelo a Ishida.

—Bueno, sintense que el rector pasar a decirle unas palabras.

Un cuchicheo dio comienzo Qu poda llegar a querer el rector con ellos? Recibir visitas de l no auguraba nada bueno, no porque lo supiesen, al fin de cuentas el rector nunca se presentaba, siempre enviaba a alguien en su lugar y en el del director.

Para cuando el hombre de barba prolija ingres, el nico que an segua parado era Kurosaki, enseguida tom lugar, en el primer banco vaco que hall, junto al Quincy.

—Buenos das estimados alumnos, lamento interrumpir sus clases pero me veo en la penosa obligacin de ofrecerle disculpas a un alumno —carraspe y pronunci el apellido sin saber a quin le perteneca—Por desgracia Kurosaki Ichigo se vio calumniado: alguien, adrede, nos consta por el informe de la profesora, cambi las respuestas en uno de sus exmenes archivados.

Uryuu trag saliva y de manera impulsiva, sin poder evitar la mana, se ajust los lentes. Despacio, a medida que el rector continuaba explicndoles a todo el alumnado el crimen cometido, senta que su respiracin se tornaba ms dificultosa.

Y si era plido de por s, ahora era un plus por completo.

—… Por eso mismo! —vocifer el rector con energa—Ofrecemos una disculpa, como corresponde, y prometemos salvaguardar las notas de todos los alumnos! De ahora en ms, la sala de profesores estar cerrada bajo llave! Es una pena tener que llegar a esto —neg con su cabeza.
—Pst! —llam Kurosaki a su amigo—Te sientes bien?

Uryuu le regal al shinigami sustituto la sonrisa que simulaba tranquilidad ms falsa creada en la historia.

—Prometemos tambin dar con el culpable! Es indiscutible que se trata de un estudiante tambin, de alguno que tiene acceso a esa zona y que se ve beneficiado de alguna forma perjudicando a Kurosaki. Esto no puede quedar as, de hecho nunca pas algo similar y no pretendemos que los estudiantes se vean perjudicados en su educacin ni que el prestigio de la escuela se vea manchado a causa de estos insolentes que creen tener todo el derecho de arruinar el nivel acadmico de la institucin y sus integrantes.
—Ests blanco —le susurr—ms que tu traje Quincy.
—Pdrete Kurosaki, deja de hablarme que el rector est diciendo algo muy importante.
—Perdn! Tiene algo que decir? —el susodicho rector se dirigi al ahora petrificado joven.
—No… No, lo siento —balbuce Ishida intentando ser lo ms natural posible—; slo le comentaba a mi compaero de lo injusto que haba sido todo el asunto, l, que se esfuerza por mejorar sus notas y… —call de golpe, a veces es bueno darse cuenta a tiempo de que se est hablando de ms y saber cundo parar
—Deca —mir fijo al joven que le haba interrumpido—que no pararemos hasta dar con el responsable, y desde ya, castigarlo. Un alumno con esas intenciones no puede ser parte de ste establecimiento. Sin ms, me retiro, sigan con su clase, estudiando duro para lograr ser las nuevas luces de este hermoso pas.

Como si las personas pudiesen ser luces, que no eran arbolitos de navidad. Cuando el hombre se fue Uryuu se permiti lanzar un suspiro de satisfaccin. Ichigo no era idiota. Apoy su pera en la palma de su mano, con su codo apoyado sobre el pupitre y una media sonrisa ladina.

—Qu sucede Ishida?
—Nada, te dije que nada —poda sentir el sudor fro bajar por su espalda.
—Por qu ests tan nervioso, eh?
—No estoy nervioso.
—S que lo ests —se acerc ms a l, plantando otra vez su rostro frente al suyo—; mrame a los ojos, Ishida.
—Deja de molestarme Kurosaki, vete a sacarle piojos a los monos pero djame en paz!

Piojo, monos, nerviosismo, notas, rector, recital, Chaddo. Palabras aisladas que quizs quedaran bien en un tutti-frutti. Ishida no lo toler ms, demasiada presin para l, lo peor de todo es que Kurosaki, para su desgracia, lo conoca muy bien: No saba mentir, ni aunque su vida dependiese de ello. Aunque claro, se las ingeniaba para hacerlo, pero llegado a un punto, bajo tanta coaccin, terminaba por explotar.

Le grit al shinigami a la cara, dndole la razn.
La profesora los mir, la profesora seal la puerta.

—Como eres Kurosaki! JAMS me sacaron de clases y por tu culpa… ! —le vocifer una vez fuera.
—Mi culpa?! Maldito embustero embaucador! —interrumpi furioso—Tanto me odias Ishida, tanto como para hacerme eso?! —saba que no era “santo de devocin” del Quincy, pero nunca lo haba credo capaz de algo semejante. Qu pasaba? Uryuu siempre le pareci buena persona Por qu le haba hecho eso?
—Grandsimo estpido! —cerr sus ojos luego de frotarse la sien. No tena escapatorias—: est bien, es cierto, fui yo… pero —elev su dedo silenciando el reproche en camino—haba un motivo. Djame hablar o te golpeo!

Pensar que les haba pedido a TODOS encarecidamente que no dijesen una sola palabra de plan para evitar alertar a Kurosaki o a Abarai para ahora ser l quien le contase todo a Ichigo, y con lujos de detalle.

Luego de escuchar, durante varios minutos y con profundo asombro, todo el descabellado teatro de sus amigos, guard silencio, muy circunspecto. Ese semblante casi “monalisesco” ? No le indicaba nada al Quincy.

Ichigo estaba ms enojado que antes, menos; iba a matarlo, a l, a todos? No lo supo, esper un tiempo prudencial hasta que decidi que lo mejor era pedir disculpas, pero fue el shinigami quien habl plasmando una sonrisa en sus labios.

—Gracias —eso desconcert a Ishida, tanto, que se qued con su boca abierta y el “lo siento” atorado en su garganta—Nunca cre que me estimabas tanto como para arriesgarte as —era verdad, que el Quincy se hubiese jugado el pellejo, de esa forma, con lo quisquilloso que era con sus notas.

Le pareci noble, s… que Ishida se comprometiese de esa forma, an sabiendo que podan expulsarlo si se enteraban, y quedar marcado de por vida con una mancha en su expediente. Uryuu volvi en s y plant un gesto de pocos amigos.

—No te creas tan importante Kurosaki! —se abochorn, porque era verdad: estimaba demasiado a sus amigos.

Tanto, que le molestaba, porque le hacan hacer esas locuras que ni borracho se hubiese credo capaz de realizar. Haca algunos aos —pona las manos en el fuego por ello— no arriesgaba su reputacin por nada ni por nadie.

Ichigo rompi a rer, la excusa de Ishida era blanda:

—Es que t y Abarai me tienen as con todo el tema! Y dejar de rer idiota que no le veo lo divertido!

Se produjo un lapso de calma, hasta que Uryuu habl de nuevo, pero ms sereno:

—Dime, mi plan sali bien?
—Yo dira que… —estir sus brazos, y mirando al frente con una sonrisa placentera en sus labios continu—Ms que bien.
—Me alegro por los dos —sus ojos, en cambio, se haban fijado en el suelo para luego hacerlo tambin al frente.

Y esa risita molesta de autentica burla no poda crisparle ms los nervios de lo que ya estaban, pero en fin, era cierto: todo haba salido a la perfeccin. Sinti algo similar a una satisfaccin personal, pero no por narcisismo, al final de cuentas —y se lo haba recalcado a Ichigo durante todo su relato al menos mil veces— no hubiese podido hacerlo sin la ayuda de los otros tres. S, era satisfaccin, sin dudas, pero no por ver que era “brillante” en todo lo que se propona hacer (exagerando), sino porque era consciente de que ahora no vera a sus amigos con un porte afligido.

En efecto, le molestaba esa sonrisa estpida en los labios de Kurosaki, pero le agradaba… le gustaba ms ese Ichigo que el otro, el ceudo.
Se reconoci a s mismo —y morira con el secreto— de que le haca bien ver feliz al shinigami.

Cuando el timbre son tomaron caminos diferentes, Ichigo sali al parque e Ishida ingres al aula antes de que sus compaeros lo arrollasen. Fue Inoue la primera en acercarse, preocupada, para preguntarle qu haba pasado, a su lado Chaddo mostraba el mismo semblante intranquilo.

Se asegur primero que todos saliesen al receso, una vez que en el aula quedaron ellos tres intent explicarles y excusarse, no obstante una figura en la ventana por poco ms lo manda al otro mundo.

—Kuchiki-saaan! —de nuevo fue Orihime la que habl—Que susto, no hagas esas entradas misteriosas!

Ishida permaneca an con la mano en el pecho, guard compostura, se ajust los lentes y le dio la bienvenida. La shinigami portaba su gigai vestido con el uniforme escolar.

—Veo que has podido escaparte.
—As es, nada difcil teniendo en cuenta las circunstancias actuales en el seireitei —absoluta paz y calma con Aizen muerto. —Todo ha salido bien? Qu ha pasado con Renji e Ichigo? No he podido comunicarme ayer.

La sonrisa de Ishida fue la respuesta. Rukia dio un salto para caer de pie y con gracias sobre el suelo. Las miradas, ms tarde, recayeron en el quincy, no olvidaban que l tena algo por contarles, novedades muy importantes.

Cuando termin de relatarle lo sucedido, pese al reproche que poda leerse en cada mirada, los otros le sonrieron: Al final haba dado resultados, y las cosas quedaron mucho mejor de lo esperado.

Fin
Notas finales:

*“Pascal dijo: el corazón entiende razones que la razón no entiende”: La frase verdadera sería: el corazón conoce razones que la razón desconoce.


 


Bueno, puse fin porque se podría decir que ahí termina la historia, pero queda una especie de epílogo que más adelante traigo… faltan algunos detalles, mínimos (que tiene que ver más que nada con la fuente de la cual me inspiré), además de explicar en qué queda lo de Renji e Ichigo (No olvidar que Renji TIENE que volver a la sociedad de almas).


 


Gracias —a los que me leyeron— por leer: Yage, Bakura, Maru, los adoro =)


 


Un beso y hasta la próxima (después de hacer un Isshin x Uryuu prometo traerles lo que falta).


 


14 de marzo de 2010


Merlo Sur, Buenos Aires, Argentina.


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