Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre Sabanas (Vapores y Fuego) por AkiraHilar

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Temas: Yaoi, romance, Lemon
Personajes: Defteros, Asmita
Spoilers: Si no has leído a partir del tomo 12 de Lost Canvas, puede que no conozcas quien es Defteros, el demonio de la isla Kanon.
Resumen: Asmita visita a Defteros en Kanon, dispuesto a decirle algo importante hasta que la pasión se encargará de arrebatarle las fuerzas para hacerlo.
Cronología: Antes de “Golliat”

Notas del capitulo:

Esta es una serie de oneshot candentes, lemon, donde intento retratar como sería los encuentros calurosos de mi pareja favorita. Puede que también haga algunos de otras parejas… ¡cuando me inspire! xD. En este, Defteros demonio OMG

Temas: Yaoi, romance, Lemon
Personajes: Defteros, Asmita
Spoilers: Si no has leído a partir del tomo 12 de Lost Canvas, puede que no conozcas quien es Defteros, el demonio de la isla Kanon.
Resumen: Asmita visita a Defteros en Kanon, dispuesto a decirle algo importante hasta que la pasión se encargará de arrebatarle las fuerzas para hacerlo.
Cronología: Antes de “Golliat”

Esta es una serie de oneshot candentes, lemon, donde intento retratar como sería los encuentros calurosos de mi pareja favorita. Puede que también haga algunos de otras parejas… ¡cuando me inspire! xD. En este, Defteros demonio OMG

Entre Sabanas «Vapores y Fuego»

Calor, Calor, calor… hace tanto calor que mis sentidos a duras penas pueden enfocar algo… El olor a tu sudor se disipa entre el vapor que nos rodea. El chillido de la tierra en mi espalda se difumina con el de las aguas en movimiento entre tus piernas, con el de mi cabello que se llena de hojas secas, con el de tu respiración, la mía, tu corazón, el mío, tus gemidos, mis jadeos, tus gruñidos, mis suspiros… Calor, frío… escurres un poco de esa agua caliente en mi rostro para hacerme perder la concentración de lo que me rodea y luego, envistes con el fuego mismo de tu cuerpo. Siento tu peso sobre mí… tu piel mojada, húmeda y caliente a mi tacto que busca en vano sujetarse de tu arreada espalda, tan ancha que a duras penas puedo recorrerla.

Estoy confundido, no sé donde estoy, no recuerdo siquiera cuál es mi signo, ni que vine a hacer aquí. Solo sé que estoy entre tus brazos, temblando, aruñando tu piel de tierra y agua y vapor y sudor… Ya no sé qué es lo que estoy lamiendo de ti, no sé qué tanto tiempo estamos así, tu entrando, penetrando, jalando mis cabellos, besándome animalmente haciéndome perder el aliento, sintiéndome peligrosamente atado a tus brazos de fuego… fuego, más fuego, tanto calor me enloquece. Pierdo el sentido de orientación. No sé si estoy arriba, o abajo, o sentado o acostado, no sé nada. Me envistes de nuevo, la gravedad pareciera tomar a mi cuerpo como le place. Si floto, si caigo o si me arrastro, no sé… ¡no sé! Me siento indefenso… ¡no entiendo nada de lo que me rodea! Mis sentidos están desbocados, mi cuerpo pide más y solo siente de nuevo el agua que dejas caer por mi frente. ¡Me confundes de nuevo! Estas decidido a hacerme perder la razón hoy. No puedo permitírtelo… hoy vengo a decirte algo importante… necesito estar luci…

-¡Argh!

¡Mi garganta no puedo controlarla! Hace sonidos extraños, no puedo… no puedo armar frases coherentes con mi voz… no puedo detenerte. Me tomas como un animal, me envistes de nuevo… la presión de la tierra caliente en mi espalda, tu pecho caliente en mi pecho, tu cabeza apoyada al lado de la mía… tu respiración de fuego… ¡FUEGO! ¡Por dentro me arde! ¡Arde! Mi cuerpo responde embravecido. Mi sangre quema en mis venas, quema en mi cabeza, quema en mi interior, ¡quema allí! Debo sucumbir… debo sucumbir ya, si sigo así… no podré… no podré decirte hoy que…

Te detienes…

Quedo a la expectativa y no puedo liberar el fuego que ya está dentro de mí… no puedo dejarme desbocar para poder razonar, me has detenido vilmente y me has dejado así… Aprovecharé, este es buen momento para ordenar mis sentidos y así poder tomar control sobre mí… el control que perdí al encontrarte… Recordar… ¿que vine a hacer aquí? Vine de Jamir, te había dicho que llegaría pasada la medianoche, pero salí horas antes para sorprenderte… Pensé que te encontraría entrenando entre la lava incandescente. Adoro verte en ese panorama de fuerza salvaje y arrolladora de tu presencia y virilidad, esa que desarrollaste lejos de mí, pero que solo compartes conmigo. Quería sorprenderte agradablemente, prepararte lo suficiente para que al entrar al tema principal de la visita, no fuera tan difícil de asimilar… Cuando acepte el puesto como Santo de Athena pensé que mi vida solo se la debía a la diosa, pero hoy había venido para darte cuenta de ella a ti… a un demonio encerrado en una isla de fuego…

Me estás dando vuelta, obligándome a sostenerme en tierra con mis brazos, boca abajo. Siento que gotas caen entre mis manos… debe ser de mi cabello mojado. A duras penas he recuperado la capacidad de enfocar mis sentidos, pero la presión en mi interior sigue… Intento concentrarme… ¿Cómo llegue aquí ?Lo recuerdo vagamente… llegue al volcán cuando caía la tarde. Te busque en su centro sin resultado y me extraño. El calor ya allí era insoportable, pero ahora me parece el lugar más frío comparado con el fuego que carcome mis sentidos en este momento. Al no encontrarte, te busque con mi cosmos y te halle en una de las catatumbas al otro lado de la corteza volcánica.

Camine hacía allí, dejando todas mis pertenencia al lado de la piedra donde sueles sentarte para enjugar tus pies entre el lago de fuego. Camine… sentía el vapor salir a través de ella. Me detuve… eran termas, aguas termales… tú en aguas termales… La sola idea…

-¡AHH!

Me vuelves a penetrar. No puedo dilucidar nada, mis pensamientos vuelven a desbocarse en mi cabeza. Trato de mantener el orden, trato de traerlas a mí pero… ¡Fuego! ¡Otra vez quemas! Tus manos se posan en mis antebrazos y empujas dentro de mí… ¡TAN PROFUNDO! Siento que planeas partirme en dos, compruebo que estas quemando mi interior contigo. Trato de enfocar mis sentidos… ¿Dónde estoy? Mitad tierra, mitad aguas caliente, vapor, oxigeno… ¡ya no sé!, tu pecho ahora me aplasta la espalda, tus colmillos se clavan en mi cuello y empujas de nuevo. Ahogo otro gemido. Mis brazos ya no pueden soportar mi peso… no puedo soportarlo más… debo dejarme ir… debo… ¡NO PUEDO! Tomas mi cabeza por mi flequillo, me llevas bestialmente de nuevo a tus labios. Tu lengua me estudia, me sofoca… a duras penas puedo respirar… me siento mareado… Quemas dentro de mí, tu lengua quema, tu aliento quema, mi interior arde como fuego, arde de deseos, arde de placer, arde de dolor. ¡Ten piedad de mi Defteros! ¡Necesito estar con toda mi razón hoy! No te lleves mi conciencia… ¡detén tus besos!, ¡Detén tus caricias enfermizas que clavas a mi piel agujas de fuego!… ¡detente ya! Déjame ir, déjame ir…

-¡Defteros! –susurre en murmullo ahogado

Mi mente intenta convencer a mi cuerpo que ya es suficiente… Mi cuerpo no responde… mi cuerpo desea más de ti. Me tomas cuan muñeco de papel, mi carne no ofrece resistencia a tus designios, no así mi mente que intenta mantener el dominio… Me tomas por mis ante brazos y me levantas, te encuentras detrás de mí. Mis manos temblorosas desean tocarte… logro alcanzar con una la pierna que aún mantienes entre las aguas y con la otra aquella que está en tierra y usas de plataforma para envestirme, mientras me tienes pegado a tu pecho, ahogándome de nuevo con tus beso, penetrando ahora mi garganta con tu lengua. Tomo con fuerza tus piernas, uno de tus brazos recorren desde mi cintura hasta sostener mi cuello a la distancia que necesitas para asfixiarme. Tu otra mano… tu otra mano esta allí, evitando que pueda ceder ante la presión, evitando que me desate de ti rápidamente… El aire frio en mi pecho, la pared de fuego palpitante en mi espalda, palpita al mismo ritmo que lo que tienes dentro de mí, aún invadiéndome con pasión pecaminosa. Presiono tus piernas… Tan fuertes, tan duras, como columnas de rocas sulfuradas, del hierro al más rojo vivo, quema mis manos al acariciarte. Las sostengo con fuerza mientras bajas tus besos por mi cuello, de nuevo… determinado a extender aún más mi tortura. Susurras algo a mi oído… no puedo escucharlo, el aire caliente que desataste junto a tu olor corporal no me permitieron hacerlo.

-Ya Defteros…- Logre murmurar luego de un esfuerzo sobrehumano por unir una frase coherente

-Aún no…- Te oí susurrar antes de meter tu lengua en mi oído y hacerme echar mi cabeza atrás, desbordada de sensaciones…-. Tú quisiste jugar rudo… -volviste a decir a mi oído con otro aire ardiente que sacude mis poros…-. Ahora sufres las consecuencias…

-Ya estoy satisfecho…-intente convencerte aprovechando el segundo de raciocinio que acababa de tomar…

-Mentira… Tu cuerpo dice lo contrario.

Vuelves a tomar mi rostro para besarme… no tengo fuerzas para detenerte. Apenas y puedo pensar en cómo llegue a esto… Recuerdo que al sentir el vapor de las aguas termales me ericé. Aunque no te puedo ver, tu cuerpo esta fielmente retratado en mi mente. No pude evitar imaginarme toda tu piel impregnada de sudor, de agua y de vapor. No pude evitar saborear ante la expectativa lo que sería pasar mis labios en ella, degustar el sabor salado de tu piel morena, junto el calor de las aguas que de seguro te rodeaban. Circunscribir con mis manos tu ancho pecho, trabajado, fuertemente definido, mortalmente preparado. Tan amplio, que fácilmente podría recostarme en él y tener espacio para otra persona más. Piel firme, dura, áspera como cuero. Tus brazos a los cuales no puedo abarcar con una sola palma, con músculos tallados con cincel de escultor, que graba en piedra caliente y fuego…

Otra vez… mis pensamientos vuelven a dispersarse… No sé en qué momento lograste ponerme de nuevo frente a ti, me distraes con el movimiento de tu mano en mi punto más vulnerable. Solo sé que otra vez siento fuego… te suplico que ya acabes… te pido que ya detengas el paso de tus manos en mi espalda, otra vez, perdí la noción de donde estoy y de que estoy haciendo. Solo sé que mi cuerpo rechaza razones y se encuentra acariciando tu espalda esbelta, fuerte, con fuego voraz que quema mis dedos cuando redibujo el contorno de tus músculos formados, tan rudos que es difícil de presionarlos. Tu lengua recorre mi mejilla para luego clavarse de nuevo en mi garganta. Tu colmillo lastima mis labios. Mi piel se eriza de nuevo, nuestras temperaturas se vuelven a sincronizar, junto con nuestros latidos, cada vez más acelerados, siguen el palpitar que inyectas en mí. Mi cuerpo arde de nuevo entre tus manos… hasta este momento me doy cuenta que el agua nos cubre a ambos como hasta un poco debajo de tus caderas. La calidez húmeda de eso que nos rodea, la caricia suave del vapor que emana, tus caricias que van descendiendo de mis hombros hasta tomar mis manos detrás de mí. Las sostienes con una sola mano, clavas tus dientes en mi mentón y con la otra, me empujas hacía ti… un vaivén suave, suficiente para volverme a descolocar mis sentidos. Las corrientes que penetran en mí ser sacuden toda mi piel, empujas de nuevo y dejo caer mi cabeza en el espacio. ¡Ya no puedo pensar!

Mi cuerpo se desespera. El fuego otra vez inunda mis poros… solo puedo escuchar como ecos tu voz murmurando, mi voz llamándote, el sonido de las gotas que caen al agua, el eco del agua al golpear las piedras y sentir el oleaje de ella caliente en nuestra piel. Empujas con fuerza, ahogo otro gemido y como si te molestara, presionas en mis manos hasta plegarme de nuevo en tu pecho. Ahora me doy cuenta que eres tu quien está en contra de una piedra. ¿En qué momento nos movimos de lugar? ¿Hasta qué punto eres capaz de hacerme perder la consciencia? Sueltas mis manos y tomas con las tuyas fuertemente mi rostro, haciéndome sentir el aire caliente de tu respirar en mi nariz, mientras tiemblo… tiemblo de frio, tiemblo de placer, tiemblo de todo…

-Deja de callar… -Me susurraste con aire caliente y pesado, impregnado de magma, aroma a tierra caliente, de tu olor.

-¿Qué… quieres…?-pregunte casi en delirios… tratando de focalizar mis sentidos en un punto.

-Que toda Kanon sepa que te poseo…

-Def…teros…

-Aquí no estamos en el santuario… así que deja de reprimirlo…-Te escucho a los lejos mientras mis manos, traviesas, buscan abrirse espacio entre nuestros pechos para bajar por tu cadera y sentir el ardor de tu piel sumergida en las aguas. Hierven… hierven a tu alrededor…-No me detendré hasta que lo hagas…

Logro atravesar tus caderas hasta posesionarme de tus glúteos, torneados, firmes como piedra lisa limada por las aspereza de las aguas. Te escuche un gemido en el oído… Estoy decidido a acabar con esta tortura… hasta aquí… Soy yo ahora quien empujo, haciendo que seas tú quien eche la cabeza atrás. Siguiendo el ritmo que imponía mi corazón, ese que ya dos veces has detenido, te envisto provocando que me penetres con más fuerza mientras sostengo ahora mis manos contra la piedra, para no perder el equilibrio y tú, simplemente me sostienes de las caderas, ayudándome a poner la mayor presión en cada movimiento. Fuego… ¡Fuego que me ahoga! Me desespero para que este corra por todo mi cuerpo, para que por fin pueda ver la luz al final de este eterno túnel en el que me has mantenido. Empujo, gimo. Jadeas, presiono. Enfermo movimiento con la pared de la piedra inmóvil y el de tu cuerpo. Tus manos que ahora vuelven tomar mis muñecas… ¡Ni Pienses que te dejaré detenerme! Siento que buscas hacerme soltar la pared mineral que arde detrás de ti. Me niego con fuerza, avivando el movimiento de mis caderas para apresurarte. Ejerces fuerza, no me detengo.

–¡ASMITA! -Ruges con furia, conteniéndote, decidido a tomar tú los términos de este encuentro. Yo gimo tu nombre determinado a acabar con él. ¡Siento que el fuego me consume! ¡Quema! ¡Quema como veneno la señal de mi cerebro que le daría partida libre a mi cuerpo para sucumbir! ¡Por fin! ¡El anhelado…!

¡MALDITA SEA OTRA VEZ NO! ¡No pudiste ser capaz de detenerme de nuevo!, ¿Hasta cuándo seguirás jugando conmigo? ¿Hasta cuando me mantendrás en estas condiciones? Precisamente hoy… ¡PRECISAMENTE HOY!… El placer no tiene cabida… ha abandonado el puesto para darle paso a mi indignación… Precisamente hoy… hoy que debo confesarte algo importante… algo que…

-¡DEFTEROS! –Grito sin poder detener el cosmos que arropo mi cuerpo, el mismo que toma fuerza por la furia que no puedo contener. Ya no más Defteros…– ¡YA NO MÁS!

Me azotas ahora contra la piedra, sosteniendo mis brazos con fuerza, sin despegarte de mí, sin moverte, aplastándome con tu gran cuerpo luego de que también levantaras tu propio cosmos para someterme. Me duele la espalda… el placer que sentí por el golpe es indescriptible… Se supone que es dolor, pero contigo dolor y placer está dividido por una ligera franja.

-¡Así es que quiero oírte! –Susurraste con aliento lascivo en mi oído. Yo ya no puedo decidir si me duele o me excita –Si te opones, solo lo harás más delicioso…

-Me canse…-Mentira… todo lo que quiero es no darte el gusto de ver que aún así me gusta.

-Tu cuerpo no miente Asmita… No intentes engañarme con eso… -me dices de nuevo, olfateándome como si fuese una presa recién capturada-Ya no soy el Defteros a quien podías asustar…

Lo sé… no me lo recuerdes que solo oírlo me produce un intenso ardor en mis mejillas… sé que no eres el mismo de antes a quien tenía que incitar liberarse… ahora tengo que detenerte antes que fractures mis huesos con tu imponente fuerza mientras me tomas. Abruptamente fascinante… ¡ya termina de comerme! Me envistes brutalmente al punto que siento que me desgarras, intentas buscar mis labios pero me niego… no te daré el gusto… no te daré el gusto de comprobar que mi cuerpo está ardiendo de deseos por este juego. Me sigues buscando, me empujas con más fuerzas, sacudo mi cosmos y elevas el tuyo de la misma manera. Intento separarme de ti y empieza un forcejeo delicioso. Te fascina encontrar la forma de inmovilizarme… no puedo ocultar el gozo que encuentro cuando lo logras y refuerzas tu victoria con otra envestida. Ya no tengo fuerzas para ocultar ni mi voz, ni el fuego que está consumiendo de nuevo mis sentidos. Ya totalmente a tu merced, sosteniendo mis muñecas contra la roca, aplastándome en un movimiento delictivamente violento, sacudiéndome, no dejándome espacio para moverme, ni para respirar ni para defenderme… ¡Fuego! El fuego va quemando mis neuronas. ¡Quema cuan lava que recorre los caminos de piedra al punto de salir a flote! Busco encontrar un ángulo que sea más cómodo para soportar la fuerza de tu choque en mí. Entiendes mis intenciones y me sueltas, tomándome la cadera y sosteniéndome con tus brazos mi cabeza al aire. Yo sostengo tus brazos con fuerza con miedo a caerme. La cumbre…

El clímax por fin se acerca y lo siento en límites que nunca había experimentado. Poco a poco incluso puedo dejar de oír todo nuestro alrededor solo para escuchar los latidos desbocados de nuestros corazones al mismo ritmo y sentir como la corriente eléctrica que parte de mi cerebro ya está acercándose a la base de mis emociones, de mi placer, de nuestro placer. Conforme se acerca, conforme me invade… pierdo los estribos… tú te desesperas… Encuentras tierra para los últimos movimientos, aplasta mi cabeza entre tus manos, me empujas, refuerzo tus sacudidas mientras nos besamos enloquecidamente… Ahora eres tú quien ahogas mis gritos de deseos con tus besos… porque sin darme cuenta he empezado a gritarlo a toda voz y siento que con cada alarido de dolor y placer mezclado tu piel se electrocuta. Si… esta vez sí… siento que tu cuerpo está sintiendo lo mismo que yo… el ofuscado movimiento de tus labios en mi cuello, el rápido mover de nuestras caderas mientras no nos despegamos… ¡Fuego! Siento el fuego que se desboca desde mi estomago, el fuego que también quema la base de mi espalda, el correr del hilo caliente entre mis piernas que tomando en cuenta que aún no he sucumbido, debo suponer que es sangre.

¡QUEMAS!

Has llegado antes que yo y siento como tu esencia penetra en mí corroyéndome, corrompiéndome…

¡HIERVE!

Se contrae mi cuerpo, se arquea mi espalda, mi mente se evapora junto a él.

¡ESTALLIDO!

Y con ello, con la presión liberada que sacude el agua de un geiser hasta hacerla llevar a la superficie, caigo sin fuerzas entre tus brazos.

¡SILENCIO!

Es en ese momento que detecto una lagrima caer desde mis ojos abiertos…

¡EXTASIS!



Ahora puedo recordarlo… Salí de las catatumbas hasta sentir el aire frio de la noche y el vapor caliente de las termas. Pude entender que te diste cuenta de mi presencia, ya que tomaste un poco del agua para dejarla caer y con ello decirme en dónde estabas… Ya el solo hecho de imaginarme que estabas desnudo dentro de esa cuenca de agua caliente había avivado mis sentidos. No necesitaba preámbulos, ya yo estaba encendido de deseos olvidándome por completo el porqué estaba allí… Me arrodille detrás de ti, sentí tu rostro empapado que me recibió sin reservas y lo acaricie con fuerzas, dejándote saber cuánto ya deseaba tenerte. Captaste perfectamente lo que pedía, dejaste recaer tu cabeza entre mis pierna, posando una de tus manos calientes en mi mejilla. El vapor, tu olor y sudor, mis ansias, solo fueron ingredientes químicos que se encargaron de hacer explotar mis sentidos. No hubo palabras, ni saludos, nada que se escuchara además de nuestros corazones buscando el ritmo idóneo. Te bese entonces, sintiendo en mi mentón tu nariz, acariciando tu mentón con la mía, mientras me desboco en un beso profundo y eterno, con tu aliento caliente, hirviendo, tu lengua que quemaba en mi paladar y tu paladar que incendiaba la mía. El beso que hizo erupción en nuestras hormonas.

Mis besos iban escurriéndose en tu largo y grueso cuello de fuego, que ya palpitaba ante cada contacto. Tú hacías lo mismo, lamiendo el recorrido de mis venas a través de él, yo mordiendo la dulce manzana que adorna tu columna. Pronto tus manos sostuvieron mi cabeza alejándome de tu piel salada, condimentada con los sabores más afrodisiacos que pudieran crear y de nuevo, fijar tu vista en mí. Te levantaste de mis rodillas, Yo ya estaba latiendo aceleradamente, excitado ante el nuevo encuentro, escuchando como las aguas cedían y tenían que escurrirse de tu piel varonil. Tan solo eso ya había sido capaz de enloquecerme por completo, extendiendo así mis manos, encontrándome con tu piel que ardía con los mismos deseos que mi piel, palpándola con fuerza, presionándola entre mis dedos y certificando, que tanto habías descubierto para mí. El agua apenas cubrían ahora la mitad de tus muslos. Estaba sin aire… Sin pensarlo te así hacía mí, te envolví entre mis brazos, dejando que mis manos se escurrieran en tu piel, mientras te besaba con pasión, te besaba ansioso de que sintieras la misma desesperación que yo tenía dentro. Tú sujetaste mis caderas contra la tuya, totalmente desnuda. Puedo sentir como solo mis caricias te han despertado… Nos besamos con fuerza, nos aprisionamos, las ropas que traigo empiezan a sofocarme y no quiero perder tiempo quitándomelas… así que me desvío un momento hasta llegar a tu oído y pedirte algo que terminaría siendo mi condena en esa noche. Aquello por lo cual me harías sufrir los embates de tu cuerpo hasta saciarte. La llave que desato tu pasión demoniaca en mí…

“Arranca mis ropas…”



Mi espalda arde de dolor… siento que lames delicadamente la lagrima que se escurrió por mi mejilla derecha, apartando el flequillo de mi frente, aún sobre mí, aún dentro de mí… el éxtasis me envuelve, soy incapaz de mover un solo músculo… sé que tengo mis ojos abiertos aunque la oscuridad es exactamente la misma, pero los dejo así. También sé cuánto te gusta verlos abiertos. Aún sin poderte ver, alcanzo sentir perfectamente tu profunda mirada observándolos. El gozo que siento, la felicidad no tiene nombre… Si hace poco estuve molesto o indignado no vale la pena ni recordarlo… Creo que hasta el forcejeo fue parte de todo el acto.

–Te hice sangrar… –susurraste sobre mi cara, con aliento caliente, con tu olor detectable a distancias

–Ya se curara…

–No pude contenerme más luego de ver que abriste tus ojos…

–¿Ese era el truco? –pregunte aún adolorido pero demasiado satisfecho como para notarlo –De haber sabido…

–¿Qué era eso que querías decirme? –respondiste con otra pregunta, mientras acariciabas mis muslos y esperabas un poco más antes de separarte. Yo, yo ya no quería decir nada… no quería destruir este momento… más bien pensarlo solo me hizo desear con más fuerza que me abrazaras.

–Olvídalo… te lo diré después… hoy quiero olvidarme de todo… de Athena, de hades, de infiernos, de guerra santa…

–Asmita… –me reprochaste con voz baja mojando con un poco del agua caliente mi rostro, como refrescándolo.

–Hoy no Defteros… hoy solo soy un hombre… solo quiero ser un hombre… Ven, abrázame fuerte y durmamos aquí…

Supongo que sentiste el momento que mi voz se debilitó un poco al pronunciarlo… intente vanamente ocultar lo que me pesaba para no preocuparte. Aún así, no preguntaste nada, solo saliste de mí, con cuidado, haciéndome sentir un poco de ardor para al final lavar bien el resto con las termas a nuestro alcance. Luego de eso, te sentaste y me atrajiste a ti, abrazándome delicadamente, cubriéndome con el calor de tu cuerpo que aún palpita con fuerza, aquel latir que poco a poco me iba sumiendo a un sueño cálido, olvidándome de todo… dejando de lado la misión que me tocaría realizar… aquella que quería informarte antes de que fuera tarde…

Aún no sé si hice lo correcto en no decirte nada esa vez Defteros. Sólo sé que no quería perder la dulce atmosfera que nos rodeaba y desee grabar en mi memoria cada uno de tus besos, de tus caricias, de todo lo que me permitiste vivir a tu lado, luego de que decidieras ir más allá, luego de que confiaras en mi en tu intimidad. Espero haberte hecho feliz, lo suficiente feliz como para que perdones lo que tendré que hacerte…

Semanas después Hades despertaría…

Semanas después ya no habría lugar para nosotros, ni para despedidas…

Semanas después me dirigía a mi muerte…
Notas finales:

Espero que les haya gustado y por favor, si es asi, dejen Review. Eso me dara animos de sgeuir publicando más.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).