"¿Qué tiene de malo ir con los amigos al parque de diversiones?". Akiharu, creyendo que su mejor amigo y su compañera de trabajo tenían una relación pero aun no se animaban a hacerla pública, ideó un plan junto con Takuya para poder sacar a la luz el "noviazgo" de Teruki y Waka. Lo que él no sabía era que Waka y Teruki habían planeado lo mismo, pero a la inversa: querían ayudar a Akiharu y Takuya.
-Menos mal que nos pusimos de acuerdo, Miku-kun.- le dijo durante su descanso en el trabajo.
-Si, sino tendríamos ocho entradas y no hay nadie más que pueda ir... "Además eso sería bastante problemático".
-No sabía que tú también tenías un amigo que trabajaba en el parque.
-Si, él siempre me consigue entradas.
Ya era domingo. Akiharu había llegado a la estación junto con Teruki. Luego llegó Waka y por último Takuya, quien llevaba lentes de sol para evitar ser reconocido. Como estaban todos juntos, fueron en tren hasta el parque. Llegaron, Waka y Akiharu fueron hacia las boleterías para buscar a sus amigos que les darían las entradas.
-¡Waka-chan!
-¿Eh? Ah... ¡Rei-chan!- fueron a la ventanilla donde estaba la amiga de Waka.
-Aquí tienes las entradas que me pediste.- se la entregó.
-Muchas gracias.
-Eh... ¿Quién es él? Es muy guapo.- le dijo en tono bajo.
-Ja, ja, él Miku-kun, un compañero del trabajo.
-Ah... Mucho gusto, me llamo Rei.
-Igualmente. Aunque mi nombre es Akiharu, no Miku.
-Ya me parecía raro... Oye, Waka.- le dijo en tono bajo otra vez- Se parece a Mi--...
-¡Shhh! Ya lo sé, pero no digas nada.- le contestó de la misma forma.
-¿Sucede algo malo?- preguntó el pelinegro.
-No, nada. ¿Sabes dónde está tu amigo?
-Aun no.
-¡Haru!
-Creo que ya me encontró.- dio media vuelta para ver a su amigo. Pero lo único que encontró, fue a alguien con un disfraz de conejo- ¿Eh? ¿Ruki? ¿Eres tú?
-Si, soy yo.
-¿Qué haces vestido así?
-Estoy trabajando.- dijo mientras se quitaba la cabeza del disfraz- Aquí tienes las entradas.
-Gracias.
-De nada... Oye, Rei-san.
-Dime.
-¿No me cambias el puesto?
-Lo siento, pero ese traje es pequeño para mí.- todo rieron menos Ruki. A decir verdad, Rei era bastante alta, más que Akiharu incluso... aunque eso no era muy difícil.
-Al menos lo intenté.- se colocó otra vez la cabeza de conejo- Bienvenidos a "Multi-Color".
Con sus entradas, pudieron pasar. Había muchos juegos y atracciones, no sabían a cuál ir. Por descarte salió el de las sillas voladoras. Luego de allí, aun mareados, fueron a dar una vuelta y llegaron al juego de tiro al blanco. Sin duda, Waka fue la ganadora: logró ganar cinco premios seguidos. En cambio, sus acompañantes sólo ganaron uno cada uno, después de varios intentos. La estaban pasando muy bien. Se subieron a distintos juegos y, rápidamente, llegó el turno de la montaña rusa.
-¡Montaña rusa, montaña rusa!- cantaba alegremente Akiharu.
-Haru, pareces un niño.
-Es que amo las montañas rusas con todas esas vueltas, vueltas y más vueltas, subidas, bajadas y la velocidad.
-Mucha adrenalina, si... No creo que sea buena idea, Haru. Ya de por si eres bastante hiperactivo.
-Lo dices porque tienes miedo, Teruki.
-No tengo miedo.
-Entonces vamos. Un hombre debe proteger a una mujer, así que, como eres un hombre valiente, tú irás con Waka-san.
-Los hombres también deben proteger a los niños. Takuya, cuida a Haru, por favor.
-¿Cómo?- el orgullo de Akiharu estaba en juego. ¿Cómo pudo Teruki decirle eso?
-Akiharu, recuerda el plan.- le dijo Takuya para tranquilizarlo.
-No sin antes...
-Akiharu es lo suficientemente grande como para cuidarse, Teruki-san.- dijo el guitarrista para terminar con eso rápido- Así que no hay problema. Vamos.- lo tomó de la mano para llevárselo.
-¿Eh?- mala idea- "Takuya... mi mano..."- eso hizo que el pulso de Akiharu se acelerara- "No... no pasará nada".
Como habían dicho, subieron a la montaña rusa. Teruki se sentó con Waka; detrás de ellos Akiharu y Takuya.
-¿Estás bien?- le preguntó el guitarrista.
-Ah... si...- trataba de no mirarlo.
-Una vez que termine el recorrido, debemos dejarlos solos, ¿verdad?
-Si. Así que tendremos que apresurarnos.
Subidas, bajadas, vueltas, vueltas y más vueltas a gran velocidad era el cóctel perfecto para obtener una buena dosis de adrenalina. ¿Qué mejor forma de conseguirlo que en una montaña rusa? Luego de unos minutos, se acabó el recorrido. Akiharu y Takuya debían poner en marcha otra fase de su plan y desaparecer lo más pronto posible. Claro que no sólo ellos pensaron en eso, Waka y Teruki también. No fue difícil dividirse en dos grupos.
-¿Crees que nos hayan visto?- preguntó Waka.
-No, fuimos muy rápidos.- le respondió el baterista.
-Espero que pase algo bueno entre ellos ahora que los dejamos solos.
-Yo también. Mientras tanto, ¿qué hacemos?
-¿Qué te parece eso?- señaló.
-La...- tragó en seco- ¿La casa embrujada?
-Si, tengo muchas ganas de ir.
-Pero...
-Será divertido.
-No sé... "¿Qué tiene de divertido asustarse?"
-¿Tienes miedo, Teruki-san?
-Claro que no.
-Entonces vamos.
-Eh...
-Vamos.- lo empujó, obligándolo a entrar.
Mientras tanto, sus amigos se encontraban del otro lado del parque.
-Fue muy divertido. ¡Hay que hacerlo otra vez!
-Teruki-san tenía razón. Estás más hiperactivo que antes, Akiharu.
-¿Tú crees? Yo me siento muy bien.- sus ojos parecían más grandes de lo que eran.
-En cambio yo...
-Pobre de ti, pequeño Takuya. No creí que vomitarías después de eso.- acariciaba su cabello como si de un niño pequeño se tratase- Como soy bueno, vamos a hacer lo que tú quieras.
-¿Sentarnos y esperar que mi estómago regrese a su lugar?
-Eso es aburrido. Vamos, tío Haru te llevará a dar un lindo paseo.
-¿Tío Haru?
-¿A dónde quieres ir que no sea sentarse a esperar que tu estómago se acomode?
-No lo sé... ¿Qué tal allí?
-¿"Laberinto ilusión"? ¿Qué es eso?
-¿Vamos a ver?
-De acuerdo.
"El laberinto ilusión" era eso, un laberinto lleno de adornos de distintas formas, las más comunes eran estrellas y corazones, entre otras. También había luces de varios colores y tipos, cortinas negras llenas de brillo, espejos y música de ambiente.
-Es bastante lindo, ¿no?- preguntó el pelinegro.
-Si.
-Especialmente esto.
-Es un espejo.
-Pero que chico más guapo.- alababa su propio reflejo.
-Eres bastante egocéntrico, ¿eh?
Dieron vueltas y vueltas, aunque sin las subidas, bajadas y la gran velocidad; no producía adrenalina.
-¿Ahora por dónde vamos, tío Haru?
-No sé... Creo que estamos perdidos.
-¿En serio? No me había dado cuenta.
-Deja de ser sarcástico.- suspiró- Ya me cansé.
-Yo también.
-Sentémonos a descansar.
-Hubiésemos hecho eso desde un principio.- se sentaron en el piso- Pero tío Haru quería dar un paseo.
-Tú podrías haber insistido en no hacerlo.
-Si lo hacía te ibas a poner pesado.
-No soy un pesado.
-Si lo eres.
-No.
-Si.
-No.
-Si.
-No.
-Ah, bueno, está bien.
-¡Ja! Tenía razón.
-¿Ya ves que si eres un pesado?
-No lo soy.
-Si.
-No.
-Si.
-No.
-Si.
-No.
-Que si.
-Que no.
-Que si.
-Que--...- de la nada, sin previo aviso, Takuya tomó del cuello a Akiharu y lo besó.
-A ver si así te callas.- dijo cansado de esa estúpida discusión.
-Takuya...- con sus dedos tocaba sus labios, los cuales habían vuelto a sentir el dulce tacto de los del guitarrista.
-Hasta que te callaste.
-¿Por... qué?
-¿Qué?
-¿Por qué lo hiciste?- sus ojos estaban vidriosos.
-Para que te callaras.
-Pero... no era necesario hacerlo así.
-No se me ocurrió otra manera.
-Tanto esfuerzo... para no hacer algo de lo que me arrepintiera después y...
-¿Ahora qué te pasa?
-Por favor... vete...
-¿Qué?
-Déjame solo...
-¿Dejarte solo?
-Vete... antes de que...
-¿Antes de qué?
-Antes de que haga esto.- lo rodeó por el cuello con sus brazos y lo besó con mucho deseo. Takuya no supo qué hacer, Akiharu lo sujetaba muy fuerte, no quería separase de él. Volvió a caer en la misma trampa. El guitarrista trató de zafarse.
-Aki... haru...- logró librarse de ese fogoso beso- Estás... incumpliendo con... tu palabra.
-Lo sé... pero... se siente tan bien besarte.- rozó sus labios.
-¿No... que ibas a olvidarte de mí?
-Traté... pero no pude... Tú mismo lo dijiste... nadie puede sobrevivir a tus besos sin desearlos día y noche después de probarlos una vez.
-Pero...
-No hago más que mentirte, Takuya... Perdón.
-¿Eh?
-Yo... te amo.
-Akiharu...
-No digas nada... por favor... sólo... déjame sentir tu cuerpo... una vez más.- le desabrochó su chaqueta.
-No... podemos...
-Si, si que podemos...- metió si mano por debajo de su camiseta- Si pudimos tras bambalinas, podremos aquí también.
-¿Qué?
-Lo siento, Takuya... Ya no hay marcha atrás.