. No puedo explicar con simples palabras qué es lo que me llevó a “él”; solamente puedo recordar aquel momento en el que cruzamos nuestras miradas, un simple partido; la poca importancia que le dio a esa acción y a ese momento. ¿Debería haber hecho, yo, lo mismo? Hasta hoy pienso que no.
Aquella tarde, después de salir de la academia, me encontraba caminando junto a mis usuales compañeros del club de tenis. Gakuto, discutía junto a Ootori-kun y Shishido una nueva estrategia en dobles; Atobe hablaba con Kabaji sobre las tareas asignadas para esa tarde; Yuushi y Hiyoshi solo cuchicheaban a mis espaldas algún asunto en especial; y finalmente yo, solo observaba a mis alrededores, buscando algún sitio cómodo para tenderme a dormir.
-¿les apetece un café?- oí la voz de Ootori quien se detuvo, para indicar la entrada de una pequeña cafetería – esta tarde está muy fría, creo que no hay nada mejor que un café o una taza de té para entibiar el cuerpo.
-¡¡buena idea, tengo hambre!! ¡¡Vamos Jiroh!!- le secundó Gakuto en su opinión, entrando en el lugar.
-sí, mi estomago ya estaba pidiendo atención- dije al entrar junto a Gakuto.
-tienen hambre y se acaba de comer mi sándwich- después de hablar, Yuushi, entró junto a nosotros.
Atobe asintió, decidido a entrar, junto a Shishido y Ootori.
Ocupamos la mesa más grande, gracias a las exigencias de nuestro capitán, lo que me permitió tener más espacio para recostarme en mi lugar. El cálido ambiente; el olor a café; a dulces y pasteles me invitaban a un sueño profundo, a lo que no pude resistir y de inmediato caí.
Creo que pasaron unos cuantos minutos hasta que decidieron despertarme. Lo extraño, para mí, fue quién y cómo decidió despertarme. Me sacudieron con delicadeza y algunas palabras en mi oído fueron susurradas, pero no logre comprenderlas; solo por esa razón abrí suavemente mis ojos y enfrenté al individuo junto a mí.
-¡oh! ¡Ya despertó!- dijo un muchacho, de ojos tono violeta y cabello rojo-cereza que se encontraba a mi lado, a una distancia poco usual entre hombres. Yo, solo continué observándolo, por alguna razón se me hacía conocido.
-¡por fin, Jiroh!- me regaño Gakuto, amenazándome con su puño- ¡he tenido que esperar a que te despiertes para que me traigan mi pastel y mi chocolate!
En seguida Yuushi salió a mi auxilio -bueno, Gakuto, ya está despierto y solo falta que ordene.
-¿Qué vas a pedir?- continuó el ojivioleta levantándose de mi lado.
-eeh…- no salió palabra alguna de mi boca.
El chico de inmediato observó a Atobe- ¿es mudo, o ahora, tengo que esperar a que hable para llevar sus pedidos?
-no, en lo absoluto, tal vez el sueño le dejó atrofiado el cerebro…- respondió Atobe con ese típico tono altanero- no pierdas el tiempo, solo trae nuestros pedidos.
Por alguna razón, que hasta yo mismo desconocía, mis mejillas enrojecieron al momento de hablarle, pero lo hice- ¡quiero, una tarta de frutilla y una taza de chocolate calienten! …-volví a mirarlo, y cuando me percate que su mirada estaba puesta en mi, bajé de inmediato la cabeza, era inexplicable-…por favor.
-Para ser algo lento, haces buenos pedidos – terminó guiñándome el ojo, al mismo tiempo que inflaba un pequeño globo con la goma de mascar que estaba en su boca.
"no puede ser… ¿es él? No, debe ser un mal entendido" pensé.
-entonces, eso sería todo, puedes retirarte- ordeno Atobe. El muchacho se retiró enseguida y yo lo seguí con mi mirada hasta donde se me permitió- ¿a ti que te ocurre?- de inmediato fui descubierto.
-¿a mí? – Divagué de mis pensamientos, esforzándome por disimular- nada, estoy bien Atobe- sonreí.
-¿nada? ¿Y por qué tan despistado, ah?
-¿despistado? No, solo que el muchacho me tomó por sorpresa.
-debería… es el muchacho de Rikkai que te derrotó en primer año ¿recueras?
"es él…" mi corazón se aceleró.
-jajaja…como olvidar la cara Jiroh en ese partido, bueno estabas muy contento por su victoria. Creo que a bastante fue tu sorpresa al encontrarlo, tanto que la mirada de “ese” te irritó las mejillas– interrumpió Gakuto, con un tono de burla- deberías haberte visto. ¡Oh, mira! Ahí viene.
El chico comenzó a repartir los platillos y al llegar a mí, se detuvo para hablarme- el mejor de los platillos, es para ti.
-gracias, tu…eh…tu puedes…– el calor volvía a apoderarse de mis mejillas y los nervios de mis labiso.
-¿Qué ocurre? ¿Hace mucho calor? Si lo deseas, puedo abrir una de las ventanas.
-no, no es eso- habló Gakuto, poniéndome los pelos de punta- lo que ocurre es que, Jiroh, tiene ganas de que lo be…
Antes de que terminara su frase, Ootori atinó con rapidez a ponerle una de sus manos en la boca para callarlo, dejando al chico algo espantado.
-lo que mi sempai quiere decir que, Jiroh-sempai, tiene deseos de que lo be… de que lo be…-observó a los demás para que lo auxiliaran; mientras que, yo, moría de nervios por dentro.
-¿tanto les cuesta decir esa palabra? Les recomendare un doctor de dislexia, ahora, que sus padres puedan pagarlo es su problema- inesperadamente, y para mi bien Atobe comenzó a sobre actuar, la tranquilidad volvió- lo que mis compañeros tratan de decir es que Jiroh desea que lo “beneficies” diciéndole tu nombre- sinceramente en ese momento adoré a Atobe, por su intervención, ni a mí se me hubiese ocurrido algo tan útil como tal idea.
-¿mi nombre? … es Bunta Marui- respondió, me observó indiferente- ¿eso es todo? Espero que sí, mi turno ya acaba y deseo irme a casa.
Asentí sin decirle nada, era lo mejor, y luego se fue. Pero mi curiosidad no terminó en aquel instante; necesitaba encontrarme nuevamente con él, Marui Bunta, necesitaba saber más de lo que era de él.
Después de una semana llena de exámenes, sin mencionar mis típicas distracciones por Marui-kun, reuní valor para volver a enfrentarlo. Al finalizar el entrenamiento, de aquel viernes por la tarde, enseguida salí con direcciona la cafetería.
Ya, en el pequeño local, trate de precisar con mi mirada la presencia del peli cereza, pero no había rastro alguno de él.
-¿puedo ayudarte en algo?- observé al dueño de la voz, era un muchacho de cabellos plateados y desordenados, que al parecer desde hace un rato me observaba.
Dudé por un instante, pero algo me impulsó a responderle –eh…si, busco a un chico que trabaja aquí…
-entonces soy el indicado, yo trabajo aquí y soy un chico…- bromeo, bueno, eso es lo que me hizo pensar.
-no me dejaste terminar, busco a un chico que se llama Bunta Marui ¿lo conoces?
-¡¡ah, Bunta!! Si, si lo conozco. Bueno, adiós- me dio la espalda para comenzara a alejarse.
-espera, aun no termino…-logré que se volteara-… ¿él está aquí?
-¿Quién?
-¿Bunta Marui?
-¿Quién lo busca?- otro muchacho se nos acerco, pero a diferencia del otro, estaba más arreglado y usaba lentes- ¿es urgente?
-no, bueno, sí pero no…
-no te entiendo… cálmate- habló el chico de gafas- ¿en qué te puedo ayudar?
Sonreí al notar su interés- busco a Bunta Marui ¿sabes si se encuentra aquí?- realmente me encontraba emocionado, necesitaba verlo, aunque no supiera porque.
-lo siento, pero él no vino a trabajar hoy, está en castigo.
-¿castigo?
-sí, cabe la casualidad de que somos compañeros de él, vamos en la misma academia, Rikkai…
-y además, vamos en el mismo club de tenis –dijo el peli plateado, al parecer mi mochila había llamado mucho su atención- tu eres del equipo de Hyotei ¿no? Hola, cuanto tiempos sin vernos.
-Niou…-lo llamó el de gafas- eso no va a mi punto. Discúlpalo, es un poco competitivo frente a sus oponentes. Ahora, Bunta se encuentra castigado por una travesura que armó en el entrenamiento de hoy, aun debe estar en la academia… ¿son amigos?
La pregunta me había tomado por sorpresa- no… soy su fan.
-Yagyuu, de seguro te engaña y lo está buscando para tener un partido contra él…tal vez quiere que le regresen la paliza de cuando estaba en primer año.
-deja de fastidiarlo, Niou. No creo que sea ese tipo de chico- volvió a dirigirme la palabra- ve a verlo, tal vez le dé gusto verte después de tan cruel castigo. Y si buscas un partido contra él, como dice Niou, te deseo muy buena surte.
-¡¡muchas gracias!!- tome la mano del tal Yagyuu, para estrecharla con fuerza- ¡¡gracias por tu ayuda!!- luego, sin esperar ningún tipo de despedida por parte del peli plateado, salí del lugar con dirección al Rikkai, dispuesto a encontrarme con Marui-kun.
"...puede ser que sea cierto, admiro tanto a Marui-kun, que sería capaz de tener un partido con él. Para mí sería un honor".
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español