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Deseo de Navidad por Melody in die nacht

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Notas del fanfic:

Hallo!! ojala les guste la historia... es un pequeño especial de navidad

disfruten

Notas del capitulo: "Yo deseo..."
4 de Diciembre
La sala estaba adornada cuidadosamente, perfectamente acogedora, daban ganas de no salir de allí. Y el árbol con la cantidad justa de pequeñas pelotitas rojas y otros adornos.

Se felicitaron los unos a otros y luego se sentaron en el gran sillón negro de cuero que los llamaba a descansar.

Suspiró mientras se tocaba el pelo que tenía amarrado en una coleta, totalmente exhausto. …l había adornado el árbol sólo. Sólo porque según su hermano, él sabía cómo hacerlo, y que él ayudaría a sus amigos a adornar el resto de la casa.

Vio como su pequeña mascotita se sentaba a los pies del árbol. Le sonrió

Hubiese sido tan lindo que lo ayudara…


- Bill, ¿en qué piensas?

- Ah… en nada, ni siquiera puedo pensar con lo cansado que estoy, casi no pude poner la estrella… - suspiró mientras Georg lo abrazaba por los hombros, atrayéndolo a su cuerpo, mientras con su otra mano le tocaba la delicada nariz, y éste le sonreía como un bebé con un juguete nuevo.

- ¿Cómo puedes hacerle eso a esta carita de ángel Tom? Ni siquiera pudiste poner una simple pelotita.

- ¡Ey! ¡Yo los ayudé a ustedes! – dijo mirando fijamente la escenita de Georg y Bill

- Si… y terminamos hace mucho… pero tu insististe en que sólo miráramos cómo tu hermanito se esforzaba en poder hacer lindo el arbolito navideño… - dijo sonriéndole.

- Ya cállate Georg – dijo cerrando sus ojos.

- Jeje… - hizo una pequeña pausa - Hey Tom…

- Déjame – dijo estirando su cuerpo en el sillón. – Oye Bill, ¿No les crees cierto?

- Tom…

- Estoy hablando con Bill…

- Justamente de eso te hablo yo – dijo cuando Tom abrió sus ojos – tu hermanito se quedó dormido, pobre carita de ángel, está exhausto. – dijo acariciándole el rostro – me encanta tu hermano, es tan inocente

- No te enamores de él – dijo casi inmediatamente

- ¿Tiene algo de malo que lo quiera tanto Tom? ¿Te da celos?

- No es eso… es que… - dijo parándose

- Es que tú, Georg, eres mi novio – dijo un chico de lentes, que recién había hecho ingreso a la habitación.

- Gusti… no te pongas celoso, mi gordito… - dijo acariciándole el cabello a Bill – él es sólo mi amigo el ángel.

- Ey, ya adelgacé… - susurró mirando a Bill – en verdad tiene carita de ángel

- “Es un ángel”- pensó el de trenzas. – “mi ángel”
- Tom, ¿que voy a hacer con un Bill encima mío? Me lo llevaría, pero bueno, es tu hermano

- deja, yo lo llevo a su pieza.

- ¿cómo inteligente?

- En brazos… - dijo mostrando sus músculos orgulloso.

- ¡Es más alto que tú! – exclamó suavemente, con cuidado de no despertar al pelinegro.

- Pero sigo siendo el mayor. Pásamelo – dijo abriendo sus brazos

- más vale que no se te caiga, los ángeles son débiles, no como los bateristas… ellos soportan cualquier golpe, pero dejan casi sin respiración a su novio

- No fue mi culpa y lo sabes, ellos creyeron que estaba coqueteando…

- Pero sé que no es verdad Gustav – dijo abrazando a Bill mientras Tom se acercaba a él. Le entregó a Bill con cuidado, y éste lo tomó en brazos como si nada. Dejando un poco impresionado a ambos presentes.

- No pesa lo que se ve – susurró, quitándole un mechón de la cara con un soplido a su hermano

- Ya digo yo que los ángeles son más livianos que una pluma. – Dijo Georg abrazando al rubio – te esperamos aquí antes de irnos

- Bueno


Con normalidad subió a su gemelo a su pieza. Al llegar abrió la puerta con cuidado de no caer, y posó con suavidad a Bill en su cama, acomodándose éste sin despertarse, balbuceando un par de palabras perdidas, a lo que Tom sonrió y susurró en el oído de su gemelo


- Perdóname por no haberte ayudado a hacer el arbolito, es que te veías tan lindo haciéndolo, habría arruinado el momento… Bill… - miró esos carnosos labios que siempre le cantaban hermosas canciones – eres tan angelical… ¿los ángeles se enamoran de los humanos comunes y corrientes?


Acercó su rostro al del menor, acercando sus labios, pero antes de cometer un pecado con el ángel dormido, acercó sus labios a la frente de éste, y se la besó dulcemente.

Salió de la habitación en silencio y bajó las escaleras para encontrarse con Georg y Gustav esperándolo en la entrada.


- Ya nos tenemos que ir, pero nos vemos en navidad… para celebrar

- Bueno… cuídense mucho. Que pena que se tengan que ir tan luego, pero igual nos vamos a ver para navidad, por lo menos

- Si, sentimos mucho eso Tom, pero tenemos que viajar, y no podemos volver antes

- Bueno no les insisto más, pueden irse…

- Gusti, ¿me puedes esperar en el auto? Tengo que decirle algo a Tom… - el aludido los miró por un momento.

- Bueno, pero no tardes – salió del lugar cerrando la puerta con suavidad.

- ¿qué pasa ahora Georg?

- Nada…

- Entonces…

- Sólo escucha Tom – hizo una pausa y susurró – los ángeles no son comunes. Tienes uno por hermano y no lo tratas como se debe. …l te quiere mucho. – miró con sus ojos grises al de trenzas

- Georg…

- Ese angelito no va a estar contigo por siempre. Sólo piensa esto. – hizo una pausa por un momento – en navidad, los ángeles bajan del cielo y se entregan a los humanos. – Esbozó una sonrisa y luego dijo – Bueno, ¡nos vemos en Navidad Tom! ¡Que estés bien!

- Pero…


Vio como su amigo se subía al auto y partía casi inmediatamente en el auto, dejando al chico de trenzas un poco aturdido y confundido.

Suspiró y susurró


- Lo amo… pero los ángeles no se enamoran de los humanos… ni siquiera en navidad.


Cerró la puerta de la casa, y se fue a la cocina a preparar un café. No sirvió de mucho, luego de tomarse la taza de café y acariciar a Scoty, cuando el reloj ya avisaba que eran las once de la noche, su cuerpo cayó rendido en el gran sillón negro, durmiéndose en ese mismo lugar.


5 de Diciembre

Se estiró con suavidad en su cama y se levantó para luego recordar lo que había hecho el día anterior.

Georg lo abrazó cuando todos habían terminado sus trabajos en la casa con los adornos de navidad, y se quedó dormido en los brazos de éste.

Lo único que recordó que decía, era que tenía carita de ángel. Luego sólo supo que dormía.

Miró la hora al notar que aún no había luz en el exterior, y notó que sólo eran las cuatro de la mañana.

Decidió que debía volver a dormir, pero decidió que bajaría por un poco de agua antes, y se pondría su pijama a pesar de que dormiría sólo un par de horas más.

Pasó por la sala y miró el árbol, que brillaba, con las luces prendidas, hermoso.

Entonces notó que un cuerpo estaba acostado en el sillón.

Al instante notó que era su hermano mayor, dormía plácidamente, que daban ganas de dejarlo allí.


- Bill… perdóname por no haberte ayudado... a hacer al arbolito...


Entre balbuceos Bill entendió lo que su hermano le dijo, que hizo que se le escapara una pequeña sonrisa, y se sonrojara suavemente.

Se acercó a su hermano y le sacó un par de trenzas de la cara.

Le tocó por un momento el rostro, y sintió esa suave piel que siempre había deseado tocar. Miró esos hermosos labios idénticos a los suyos que brillaban de una forma especial gracias a las luces del árbol.

Tantas veces había besado su propio reflejo en el espejo, imaginando que era su hermano el que lo hacía, que era a él a quién amaba, que era él por quién respiraba.

Pero eso nunca pasaría. Tom amaba a alas mujeres, le encantaba estar con una cada día. …l siempre sería su pequeño hermanito inocente.

Acercó sus labios a los del mayor, sintió su aliento en sus labios. Quiso rozarlos, pero se negó, volvió a retroceder y le tomó los hombros, moviéndolo suavemente para que despertara.


- Tom… Tomi despierta…

- Mm…

- Ya hermanito, anda a tu cama… vamos despierta

- ah… - el mayor se estiró suavemente - ¿Bill?

- Te dormiste aquí… vamos arriba, aquí hace mucho frío.

- ¿Por qué no te quedas conmigo aquí? – dijo mientras volvía a cerrar los ojos, y se volteaba hacia su hermano.

- Nos vamos a morir de frío – dijo intentando despertar bien a su hermano – Tom…

- Anda ven, una noche solamente


Tomó del brazo a su hermano, y suavemente lo obligó a acostarse con él.

El menor notó que su hermano no se había despertado del todo, pero lo estaba forzando a que durmiera con él en esa noche fría. No quería que ninguno de los dos se enfermara tan cerca de navidad. Por lo que decidió seguir el juego.

Se acostó al lado de su hermano.

El mayor lo rodeó con sus brazos y lo atrajo hacia si, para mantenerse calentitos.

Scoty se puso a los pies de ambos.

Eran una familia.


- Bill…

- ¿Qué? – susurró el aludido

- Hueles a pureza


El mayor volvió a dormirse al instante. Había dicho eso totalmente inconsciente.

El menor se tomó sus manos y cerró los ojos. Un pequeño sonrojo se podía ver en sus mejillas a la luz de las pequeñas luces de navidad.


14 de Diciembre

Las calles estaban adornadas de rojo y verde. Se podía oler la navidad. Si levantabas tus manos podías palparla.

Sólo quedaba una semana.

Las calles estaban repletas de la blanca nieve, la pureza misma.

El menor caminaba de tienda en tienda buscando el regalo ideal para cada uno de sus amigos. Y de su hermano.

Sabía perfectamente lo que le gustaba.

Ya le había comprado tres regalos. Pero algo faltaba.

Ingresó a otra tienda, con muchas bolsas en sus brazos, que pudo dejar descansando en la entrada.


- ¿Que necesita señor?

- Es algo complicado… no lo sé

- ¿Navidad cierto? – Vio como asentía, y susurró – en esta tienda tenemos muchas cosas que le pueden servir, ¿para quién es?

- Para mi hermano

- Pero… ¿no lo conoce?

- Le he comprado tres cosas… pero siento que falta algo

- Ah… - lo miró a los ojos por un momento y luego se dirigió al ropero. Tomando una chaqueta un poco grande, negra, perfecta para Tom - ¿qué le parece esta?

- Es… perfecta… - sonrió - ¿Cómo supo?

- Lo miré a los ojos, ellos hablaron por usted… - sonrió y dijo - ¿qué talla usa?

- Esa está bien

- Perfecto, vamos a la caja.


Antes de ir a donde la joven dijo, se detuvo en el aparador y sacó un par de pequeñas hojas, dobladas por la mitad.

No tardó en pagar. Tenía ya cuatro regalos para su hermano. Era suficiente.

Antes de Salir con sus bolsas fuera de la tienda, la atendedora lo detuvo y le entregó el par de papeles, que comprobó luego que eran navideñas por los adornos que tenía.

Le dijo que pusiera en esas hojas lo que deseaba para navidad, que se volvería real si realmente era algo de corazón.

Agradeció a la chica, salió de la tienda, y sonrió.

Imposible que unos simples papeles cumplieran un deseo navideño.

Llegó a su casa y lo recibió el único presente en el hogar en ese momento. Su fiel mascota Scoty, que apenas llegó se le tiró encima, haciendo que cayera al suelo con todas las bolsas en sus manos esparciéndose por el parqué de entrada.

Lo acarició en la cabeza y le susurró.


- Niño malo… me hiciste botar todo.


El animal le respondió con un pequeño ladrido, agitando su cola con felicidad, mientras tomaba uno de los regalos. Justamente estaba envuelto con papel de huesitos estampados


- ¡Hey Scoty! ¡Los regalos no se abren hasta navidad! ¡Devuélvemelo!


Dejó los regalos a un lado de la entrada, ordenados suavemente, y comenzó a correr detrás de su gran mascota por toda la casa, gritándole que se detuviera.

Aún no lo abría, pero lo llevaba en su hocico de un lado otro, esperando que Bill se cansara y lo dejara abrirlo.

Cuando ya era tercera vez que pasaban por la entrada de la casa, la puerta se abrió, ingresando un chico de trenzas, haciendo que el “pequeño” Scoty se detuviera antes de chocar. Antes de poder impedirlo, Bill se le tiró encima y lo abrazó.


- Anda Scoty… suéltalo ya… - dijo un poco jadeante por el cansancio

- ¿Qué están haciendo ahora? – dejó las bolsas que traía al lado de las de Bill, notando que él traía mucha menos cantidad de bolsas de regalo - ¡Tantas bolsas Bill!

- ¡Mejor ayúdame! ¡Quiere abrir su regalo! ¡Después hablamos!

- Diablos, el regalo de Scoty… lo olvidé

- Tom ayúdame por favor – dijo mientras se intentaba aferrar de pelaje del perro - ¡Scoty quieto!

- ¡Scoty! – se acercó lentamente a él, mientras observaba como Bill luchaba contra el perro encima de él. Por un momento se perdió en su hermano, en su rostro que brillaba al estar sudado, se lo imaginó con él… - Scoty… - susurró débilmente, sacándose esos pensamientos sucios de su mente. Volvió a repetir el nombre de su mascota, y esta lo miró deteniéndose, mirándolo también a él – pásame eso Scoty, no juegues… sólo queda una semana…

- Tom… quítasela por favor… - dijo sin soltar a su mascota

- Si, a eso voy – le susurró tratando de no recordar sus pensamientos


Sin dejar que el perro pudiera hacer algo, le tomó el hocico rápidamente y le quitó la bolsa. Scoty comenzó a ladrarle, mientras Bill se caía por un costado del animal, golpeándose suavemente el costado, dando un pequeño alarido de dolor.

El mayor notó el dolor de Bill.

Quería ayudarlo, pero antes de todo, sacó a Scoty afuera, para que fuera a jugar con la nieve que en ese momento caía.


- Anda a comerte un par de copos de nieve, y anda al baño, después te abro. ¡Ya fuera Scoty! ¡Perro mañoso! – lo tomó del collar y lo sacó fuera de la casa.


Cerró la puerta y corrió a ver a su hermano, se agachó hasta tomarle el rostro, cayendo en la tentación de besarlo, que procuró hacer desaparecer preguntándole.


- ¿Qué te pasó? ¿Bill estás bien?

- Si… sólo me golpee un poco el caer de Scoty… últimamente está demasiado juguetón – Se paró con suavidad ayudado de su hermano. Aun su respiración no se volvía normal. Correr por toda la casa tres veces traía consecuencias – corrí más que en toda mi vida.

- Vamos, tienes que ponerte algo antes de que se te haga un moretón


Ambos hermanos se pararon y fueron a la cocina, dejando los regalos en la entrada, ya se preocuparían de esconderlos. Al llegar a esta Tom sacó de la nevera una compresa fría. Se volteó y vio como su hermano se quedaba estático en su puesto. Se acercó a él y le sonrió, diciéndole que se prepara.

Le pidió que le indicara el lugar del dolor y le levantó la polera, encontrándose con ese gran tatuaje que tanto le gustaba. Lo miró por un momento, mirando al ángel que tenía en frente suyo. Luego volvió a la realidad, y le puso la compresa con suavidad en un lugar del tatuaje, haciendo que su hermano no tuviese tiempo de reaccionar, comenzando a reír suavemente mientras decía que estaba frío

15 de Diciembre
Por suerte el día anterior Bill alcanzó a sacar todos los regalos de la vista de su hermano, sino sabía que los habría visto todos.

Ya eran las nueve de la noche.

Bajó las escaleras y se encontró a su hermano acariciando a Scoty mientras miraba el árbol de navidad, que tintineaba por las luces que estaban prendidas.

Se sentó al lado de él con suavidad y lo miró a los ojos por un momento.

Luego, antes de que su mente se fuese a otro mundo, le alargó un pequeño papel.

La recibió volviendo a mirar a su hermano con extrañeza. La alzó y dijo:


- ¿qué es esto?

- Ayer cuando fui a comprar, la señora que me atendió en una de las tiendas, me dijo que escribiera en esa hoja lo que más deseo para navidad… tengo dos, asíque te doy una, si quieres

- ¿Y tu crees en esas cosas Bill?

- No sé, pero, ¿podríamos aprovechar no? Nadie sabe…

- Bueno… lo voy a pensar


El de mohicano se paró de su asiento y se fue rápidamente a su pieza, deseándole buenas noches a Tom y besando la cabeza de Scoty, que le dio un lengüetazo que hizo que Bill se estremeciera.

En ese momento lo único que deseaba era ser Scoty. Primero, Bill lo había besado. Segundo, el fresco le había dado un beso de vuelta.

Realmente deseaba ser su propio perro en ese momento.

Miró por un momento la carta y leyó la inscripción que se encontraba en la parte posterior de la hoja.

“Los deseos, si uno realmente los pide de corazón, se harán realidad”
A continuación decía que pusiera su deseo en esta hoja y que lo hiciera de corazón, así se cumpliría.

Esbozó una sonrisa y dejó a Scoty durmiendo a las luces del árbol, mientras la nieve seguía cayendo en el exterior, formando un hermoso paisaje blanco digno de admirar.

Subió las escaleras y llegó a su pieza, miró nuevamente el papel. Era ridículo lo que iba a hacer, pero, como había dicho Bill, había que intentarlo.


Tomó el papel y acercó con nerviosismo su lápiz a la hoja. Deseó que sucediera, ya se imaginaba el día de Navidad. Se tocó su cabello mientras miles de pensamientos cruzaban su mente.


Sacó un lápiz de su cajón, y rápidamente lo acercó al papel, escribiendo claramente lo que deseaba, para luego guardarla en el cajón, escondida, para que ningún intruso, alias “Scoty”, la robara y se la mostrara a todo el mundo.


Dejó su carta debajo del cojín, como si fuese un diente, y se acostó para dormir hasta el siguiente día, ya esperaba que llegara Navidad.

24 de Diciembre
Hace mucho rato que sus amigos habían llegado, en ese momento los cuatro se encontraban cenando antes de que fueran las doce.

Los árboles estaban llenos de blanquecina nieve. Las calles estaban solo alumbradas por las luces de Navidad, que le daban un aspecto alegre.

Los regalos ya estaban debajo del árbol. Gracias a Bill, se veía como si fuese para mil personas, a pesar de que sólo era para cuatro.

La mascotita estaba tranquila comiendo también un delicioso plato de comida, cenando con sus dueños esa cálida noche de navidad. Esperaba su regalo pacientemente.

Los cuatro automáticamente miraron el reloj que colgaba en la pared.

Tom susurró mirando a su hermano


- Llegó la hora, son las doce ya

- ¡Regalos! ¡Regalos! – exclamaron todos, emocionados por saber los regalos que recibirían.


Llevaron el postre con ellos a la sala, mientras Scoty los seguía detrás.

Se sentaron cada uno en un sillón.

Gustav y Georg en uno, Bill y Tom en el otro.


- Yo opino que carita de ángel debería entregarlos… susurró Georg sonriéndole al chico, mientras daba una cucharada a su helado.

- Pero…


Antes de decir nada, el mayor le puso el gorro de Santa, que lo obligaba a ser el que entregaba regalos.


- Bueno… este es para… ¡Scoty! Ahora puedes abrirlo pequeño revoltoso – le acarició la cabeza cuando este se acercó, y le entregó su regalo, y lo atacó, sacándolo rápidamente de su bolsa, apareciendo un gran hueso que podría morder toda la noche – a ver si con eso dejas de morder todo.

- Por fin va a dejar de meterse en los muebles – dijo Tom sonriendo – ya sigue Bill, quiero ver mis regalos… - dijo haciendo un pequeño puchero juguetón


Scoty corrió escaleras arriba con su regalo en sus dientes, agitando su cola alegre

Siguieron así un buen rato.

Cuando terminaron de entregarlos todos, todos tenían una sonrisa. Georg miró a Bill, y le dijo:


- ¡Bill, le diste más regalos a Tom! Ya entendí que lo prefieres a él…

- Pobre Georg… - dijo – Tengo más regalos que tú… y al parecer son perfectos todos… ¿por qué tantos regalos Bill?

- Sentía que faltaba algo… “sigo sintiéndolo”
Estuvieron un rato conversando cosas mientras se cruzaban un par de risas, de bromas, de anécdotas

Llegó la hora en que sus amigos debían irse, tenían que pasar también la navidad con su familia.

Los gemelos sólo se tenían el uno al otro, y a su hermosa mascotita.

Los despidieron en la entrada con un gran abrazo, prometiéndose encontrarse el año nuevo.

Georg miró a los ojos a Tom, y cuando lo abrazó le susurró al oído


- Suerte amigo, cuida de tu ángel… ellos también deben ser protegidos.


Se esbozaron una sonrisa y se terminaron de abrazar.

Observaron como sus amigos se iban desde la entrada. Se dieron una pequeña mirada y luego el mayor le dijo a su hermano que se entrara, ya que hacía frío en el exterior.

Al voltearse, encontraron a su querida mascota con un papel en sus fauces.

Al instante supieron de qué se trataba. Era la hoja de deseos, pero, ¿de quién?

Estaba cerrada.

De nuevo, Scoty quería jugar con ellos.


- ¿Dónde dejaste tu carta?

- En el cajón – susurró el de trenzas - ¿Y tú?

- Debajo de mi almohada… ¡Oh Dios, es la mía! – gritó mirando a su mascota – Scoty, necesito eso lindo…

- Yo te ayudo…

- Prométeme que no la vas a ver.

- Agh… bueno – igual iba a encontrar alguna forma de mirar lo que había deseado

- Gracias – se acercó a Scoty – por favor no empecemos de nuevo, ya me hiciste correr mucho el otro día Scoty… no seas malo

- Scoty… - el de trenzas se acercó al animal, que lo miró a los ojos – pásamela…


El animal le dio un pequeño gruñido juguetón y salió corriendo a la sala, poniéndose debajo del árbol, dejando allí el papel, para luego tomar su huesito, que estaba al lado suyo.

El menor corrió y recogió la carta para luego hacerle cariño a su mascota, sonriendo.

Abrió la carta, y se le cayó de las manos justo en el momento en que su hermano pronunciaba su nombre.

Lo miró a los ojos por un momento y luego salió corriendo a su pieza.

Quedó un poco impactado por la actitud de su hermano hasta que vio el papel tirado en el suelo. Corrió hacia él y abrió la carta, encontrándose con su letra, que escribía claramente: Bill Kaulitz, mi ángelDijo una maldición y se sentó en el sillón, sin poder quitar la vista del papel.Luego miró a Scoty y le dijo: - Niño malo, ¿cómo lo sacaste?
El animal le movió el rabo y continuó en su trabajo con el hueso.

Pensó que era absurdo… era imposible que ese deseo se cumpliera.

Volvió a posar la vista en el papel cuando una silueta ingresó en la habitación. Se quedó un minuto estático y luego levantó la vista hacia su hermano, que sostenía el papel en sus manos, tembloroso.

Se acercó un poco más y susurró:


- Ese papel…

- Era el mío…

- Lo sé… él mío está aquí – esbozó una sonrisa levantando el papel – Yo…

Tomó el papel y lo abrió, mostrando su caligrafía, que escribía claramente: Tom Kaulitz.
El mayor miró el papel impactado y abrió el suyo, se paró y ambos se acercaron, hasta llegar a rozar sus brazos. Soltaron los papeles dejándolos uno al lado del otro en la mesa principal


- Parece que…

- Los sueños si se hacen realidad


Se miraron a los ojos por un momento y acercaron sus labios, comenzando un beso que mezcló caricias suaves, y abrazos desesperados. Esos cuerpos se necesitaban hace mucho tiempo.

Escucharon un gruñido y detuvieron el beso con una sonrisa, mientras Bill se mordía el labio, y el mayor lo atraía a su cuerpo.


- todo gracias a ti, Scoty, gracias.

- Gracias. – susurró el menor

- Mi angelito… un ángel si se puede enamorar de un humano…

- Eres un humano especial…


Se esbozaron una sonrisa y volvieron a besarse, comenzando un divertido juego de piercings y lenguas.

La luz del árbol de navidad alumbraba sus cuerpos mientras se besaban
Notas finales: Les gustó??

ojala que si... espero opiniones

quiero saberlo... pliss

Feliz Navidad a todas...

un pequeño regalo a todas... L@s quiero mucho!!

Auf wiedersehen, Melody Fliegen, Kûsses

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