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Cuando el fuego no se aviva por cutebeast64

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Notas del capitulo: Aquí estoy fundiendo por segunda vez un One-shot con un long-shot… Como la vez pasada funcionó bien, pues… n///n quise volver a intentarlo ’ttebayo (no repetiré mi comentario sobre toda mi maratón de Naruto, así que ustedes supónganlo). Bien, aquí estoy con una historia basada en la original de Naruto (es decir, transcurre en Konoha) y estoy muy emocionada de poder hacerlo en estos días, unos días después de mi cumpleaños porque si no la borrachera no me dejaría escribir con coherencia –si es que alguna vez lo he hecho O.o- así que, más bien solo lean el segundo capítulo
CAP 2. EL REGRESO

- ¡Maldita sea! ¡Chidori!- Dijo mientras sujetaba su muñeca con fuerza, a la vez que un destello oscuro, parecido a una descarga eléctrica de color negro brotaba de su mano derecha, asemejando en su sonido al de mil pájaros trinando
- ¡Te dije que te llevaría a Konoha ’ttebayo! ¡Rasengan!- Dijo un rubio mientras usaba uno de sus clones para comenzar a hacer el Rasengan, vaciló por unos instantes y luego completó- ¡Futon Rasen-Shuriken!

Poco a poco la técnica que se formaba en su mano derecha, herida por el uso en extremo de la técnica que el rubio había adoptado como personal y que no dejaba de repetir, el “Rasengan”. Sasuke se mostró algo confundido por unos instantes, apoyado en un gran árbol destruido por su técnica de Katon Goukakyou no jutsu, usada para mantener a raya al Jinchuriki hace no más de una hora, antes de reforzar su Chidori y lanzarse planeando al ataque.

Ambos estaban bastante heridos por el combate que ya empezaba a tardar demasiado. Naruto con varios cortes en la piel y una herida en el brazo izquierdo ocasionados por la Kusonagi del menor de los Uchiha que ahora reposaba en el suelo, bastante lejos de su dueño gracias a un apropiado uso de un Clon transformado en una Shuriken de Viento Endemoniado, parecida a la que había usado en el país de las olas para vencer a Zabuza.

Sasuke no había recibido demasiado daño físico, pero estaba llegando a su límite, y la marca de maldición, cuyo uso había extendido más de lo conveniente, comenzaba a lastimarle, tratando de tomar posesión sobre sus actos. Tarde, decidió usar su Sharingan para distinguir la diferencia entre el Rasengan y el nuevo Futon Rasen-Shuriken del ojiazul, que ya empezaba a lastimarle el brazo derecho…

Naruto lo sabía, que era una medida desesperada y que el Kyuubi podría querer salir a tomar un paseo en medio de la sangre derramada, sangre de la misma familia nefasta que lo había encerrado en el interior de un mocoso de ojos índigo a pasarla mal, viendo su glorioso pasado reducido a un crío que anhelaba ser el sexto Hokage; pero no tenía más opción, estaba harto de seguir en esa persecución indefinida de un ideal inexistente. O Sasuke moría y todas sus razones para NO ser Hokage se iban con él, o se salvaba y con el brazo herido quedaría seguramente lo suficientemente débil como para que el moreno acabara con su vida.

Fue quizás en el momento preciso que Sasuke utilizó una invocación de serpientes mezclada con un Kage Bushin copiado del rubio, para huir de aquel nefasto ataque, cayendo contra el suelo tan fuertemente que terminó resbalándose por tierra hasta estrellarse con el tronco de un árbol enorme, seguramente un Sauce, cuya base se desquebrajó con el impacto.

Acto seguido la técnica del rubio se desvaneció y casi sin fuerzas cayó al suelo. El Sharingan le permitió notar que su brazo estaba gravemente herido, seguro lo suficiente para que no pudiera seguir haciendo más Ninjutsu, y a la vez, le hizo notar como el Kyuubi tomaba lentamente la posesión de aquel cuerpo humano que lo albergaba. Temeroso de ser atacado con tanta fiereza como su Sensei-Serpiente, alguna vez lo fue, Sasuke corrió por su Kusonagi y en un acto desesperado, buscando hallar el corazón, la lanzó contra el pecho de Naruto…

Un día, una semana, un mes… ¿Cómo saber cuánto tiempo había pasado encerrado? No estaba muy seguro de cómo lo habían logrado atrapar, pero estaba seguro de que toda la culpa debía de recaer en cierto “mejor amigo” entrometido, que le había arruinado la vida desde su huída de Konoha.

Es que ¿por qué tenía que ser tan entrometido, ese bocazas bueno para nada? Si tenía su vida ¿Por qué tenía que interrumpir su muy bien diseñado, plan a prueba de tontos (que probablemente Naruto jamás podría hacer) para cumplir su pequeña lista de venganzas?

La luz se tambaleaba sobre él, como si estuviera por soltarse del techo, cuyo tapiz ya comenzaba a desmoronarse sobre el piso de la celda oscura, helada y desesperante, en la que estaba atrapado. Había perdido su katana, muchos de sus pergaminos y todas sus armas ninjas; incluso llevaba sobre sus muñecas y tobillos unos pesados grilletes, capaces de suprimir todo su chakra.

- ¿Es así como esa vieja trata a un antiguo camarada de Konoha?- Dijo como para sí, aunque tan fuerte que el guardia que rondaba cerca de la puerta se acercó para ver si decía algo.

Sasuke solo lo miró con cierto odio contenido en sus rasgados orbes negros antes de volver a su posición de meditación. Creyendo, tal vez, que tenía alguna especie de delirio, el oficial sacudió su cabeza y siguió su ronda, antes de, por alguna razón, salir corriendo hacia la salida. Tenía una máscara Anbu, lo cual casi podía llegar a desesperarle, porque nunca se creyó un traidor tan peligroso como para que le tuvieran bajo tanta vigilancia…

- Si ese dobe supiera donde estoy vendría a sacarme- Dijo de manera casi inconsciente, no era que le importara ese dobe o lo que hiciera con su vida… pero le fascinaba ser el centro de la vida de alguien (incluso si ese alguien era un insoportable bocazas, amante de los sapos, con delirios de grandeza)-

Y entonces fue cuando cayó en cuenta… De que no sabía que había sucedido. Naruto debía de haber intentado sacarlo, pero no había tenido noticia alguna de él. ¿Sería posible que hubiera logrado…matarlo?

No, imposible, después de todo para algo tenía ese estúpido zorro dentro ¿no? Aunque ya no estaba muy seguro ¿Sería posible que hubiera lastimado el frágil corazón del rubio con aquel último ataque? Recordaba haber lanzado la katana contra el pecho cubierto apenas por la camiseta negra… Naruto le miraba triste y confundido, sin siquiera tratar de esquivarlo… pero tenía que haberlo hecho ¿Verdad? Por alguna razón, la idea de poder haberlo matado, comenzaba a volverle medianamente loco… Había intentado más de una vez matarlo, pero nunca creyó lograrlo…Nunca quiso lograrlo.

Imposible. Imposible. Se levantó y sosteniendo las barras con sus manos, se asomó a ver a través de ellas el enorme corredor lleno de antorchas que hacían extrañas sombras en el pasillo. Estaba harto de tener que estar allí encerrado, pero ninguno de sus jutsu, desde el más simple hasta las técnicas prohibidas que casi había tenido que jurar, jamás usar sin que fuera necesario le habían servido. No le habían dejado nada para entretenerse, ni un libro ni un pergamino ni nada. Una prisión bajo la ciudad ¿A quién se le había ocurrido esa ridícula idea?

Tenía ganas de simplemente abandonar aquel sitio. Y con cuanto desespero. Cuando pasas mucho tiempo en un sitio, en el que estás prácticamente abandonado (tú y tu soledad, teniendo tiempo de calidad), sin poder siquiera diferenciar noche y día, comienzas a volverte loco –¿o quizás ya era loco antes?-, comienzas a darte cuenta de ciertas cosas que antes te parecieron locuras… Pero este no era el caso de Sasuke, que cada vez guardaba más y más resentimientos contra toda Konoha…

- ¡Déjenme ir de un puta vez!- gritó desesperado, en el borde entre su entidad insensible y un loco desquiciado, a la vez que golpeaba una de las paredes con todas sus fuerzas

Primero vio con asombro total como el tapiz del techo terminaba de caerse, a la vez que la luz se destrozaba en el suelo al soltarse de la cadena que le mantenía atada. Luego en medio de tal oscuridad, sin poder usar su Sharingan por una de las técnicas de sellado de Tsunade, sintió como toda su celda se estremecía y la puerta caía. Sin pensarlo siquiera salió corriendo por el corredor, esquivando los trozos de rocas que caían del techo, lo mejor que podía. Al poco tiempo, encontró, junto a una luz que estaba por extinguirse, el cuerpo inerte del guardia que había pasado frente a su celda hacía tan poco. Tomó las llaves y las colocó en sus grilletes, liberándole del peso insoportable de no poder moverse con la calma de un ninja libre.

Una gran porción de corredor se desintegró justo tras él, y preocupado por lo que pudiera sucederle, tomó la bolsa de armamento ninja que el hombre llevaba y salió corriendo mientras se desencadenaba.

- Chidori- La gran barrera justo frente a él se deshizo por el tiempo suficiente para que pasara, antes de que un montón de rocas taparan el camino

Quedaba una luz justo al frente, como en aquellas historias en las que mueres y ves la luz al final del túnel, así que corrió tan rápido como pudo hacia la salida, mientras todo se derrumbaba tras él.

- ¡Ayuda!- Fue lo primero que escuchó al salir de prisión, destrozando la puerta con otro Chidori, mientras sus negros ojos trataban de acostumbrarse a la luz de la libertad- ¡Alguien ayúdeme!

Un Anbu de Konoha se retorcía en el suelo, casi en un lago de su propia sangre tendiéndole la mano. Lo miró despectivo, y al notar los enemigos que se acercaban a terminar el trabajo siguió su camino.

Los edificios estaban destruidos y los cuerpos de los shinobis de Konoha se esparcían por el suelo como basura indeseable. Parecía que algún poderoso enemigo estuviera acabando con Konoha… Y la tercera fase estaba fallando.

Tal vez distinguió a una Sakura que exhausta usaba su poco chakra restante para lanzar a algunos enemigos por los aires, mientras los demás la acuchillaban sin piedad, a una Hinata que como en su batalla contra neji escupía espesa sangre, esta vez llena de partículas de hierro injertadas por el enemigo en algún jutsu, a un Kiba con un brazo roto tratando de proteger el cadáver de su siempre fiel Akamaru, a un Chouji cayendo frente a los ojos de su muy herido amigo Shikamaru, mientras Ino intentaba protegerlos con sus pocos jutsu, mientras el temblor que anuncia la muerte tomaba por completo su muerte, incluso a Shino rodeado por sus propios insectos como si quisieran protegerlo de todo daño incluso tras la muerte, a lee luchando sin lograr nada y hasta a Neji, que junto a Ten-ten usaban todos sus ataques, sin conseguir más que reflejos que se los enviaban de vuelta, hiriendo aún más sus cuerpos llenos de cicatrices, pero no quiso atenderles, más preocupado de no ser descubierto por el enemigo que de ayudar a sus “camaradas”.

Ni siquiera reconocía a los enemigos. Pero por como las tropas de defensa de Konoha iban cayendo, debían de ser muy poderosos. Tenía que averiguar que estaba sucediendo y tenía que hacerlo pronto. Y si era necesario, tenía que huir de allí por segunda vez… No tenía intención alguna de morir.

- ¿Qué haces aquí?- Gritó al ver al rubio en mitad de una pelea
- ¡Hacer lo que tú nunca harías!- Chilló casi con desespero mientras intentaba golpear a uno de aquellos hombres que le lastimó el brazo con una katana- ¡Protejo la aldea y a mis camaradas!
- No seas un estúpido. Estás herido- Dijo al notar los vendajes que cubrían sus brazos, pero Naruto no hacía caso. Antes de que pudieran seguir lastimándolo los lanzó a los tres por el aire, con un Housenka no Jutsu, logrando dejarlos inconscientes-
- No necesito tu ayuda Uchiha- le dijo enojado tratando de golpearle
- Al menos usa tu chakra, tarado- Le regañó desviando su golpe
- ¡Por tu culpa no puedo hacerlo!- Gritó desesperado, tratando de golpearle. Comenzó a toser, y al cubrir sus labios, sus manos se mancharon de sangre.
- ¿Por qué la sangre? ¿Y Sai y Kakashi?-
- Muertos… creo, no estoy seguro. Me mataste Sasuke. O debiste hacerlo. No puedo usar ningún jutsu y es por tu culpa. Ten el puto colgante- Gritó lanzándole un collar plateado con el cristal del primer Hokage, luego cayó inconsciente al suelo…
- ¡Kuso!- gritó enojado al verlo tumbado en el piso, tomó el colgante y se lo guardó en el bolsillo, antes de arrodillarse para ver si se encontraba bien o no.

Tenía dos opciones. O lo dejaba ahí o se lo llevaba. Su cansancio y el peso de ese cuerpo, le condenó a que tomara la primera opción y siguiera corriendo. Después de todo, no necesitaba un peso extra que solo le sería molesto.

Fue entonces cuando se tropezó, sin desearlo, con la dirigente de Konoha. Estaba tan preocupada por ver a su ciudad caer ante sus ojos, que ni siquiera le atendió, gritando ordenes a diestra y siniestra. Pudo ver reunidos junto a ella a los más poderosos ninjas de Konoha, siguiendo sus órdenes.

Eran doce, todos con un chakra casi infinito y unas habilidades sobrenaturales de las que solo había oído hablar en rumores y uno de ellos cayó presa de unos enemigos que fueron despachados casi de inmediato por los otros. Tsunade se plantó en un punto y todos ellos hicieron un círculo a su alrededor.

- Mierda. Falta uno- Dijo desesperada mirando a su alrededor- Sasuke. Si, tú maldito gusano de mierda, ven y siéntate- Aclaró al notar su cara desencajada de anormal
- No me da la gana- Respondió tajante
- Te de la regalada gana o no, te vas a sentar allí y me vas a obedecer- Dijo ella botándolo contra el sitio en el que faltaba un ninja- O si no te rebano el pito por la mitad-

Más por miedo a perder la perfecta integridad que le había hecho un adonis deseable, que por respeto a ella, se sentó en su sitio y juntó algo de chakra.

- Inu, hebi, uma, tori, hebi, uma, hebi, ushi, tori, inu, tori- Decía la mujer, leyendo un enorme pergamino mientras los doce ninjas hacían las posiciones de manos indicadas- Ushi, saru, Tori, ushi, inu… ¡Saru!

Al terminar todas las posiciones una luz salió del centro del círculo justo donde estaba Tsunade, que le pasó el pergamino a Sasuke con tanta brusquedad que casi logra lanzarlo de espaldas

- Lee las señas- Dijo enojada, por lo que reubicándose en su puesto, el moreno comenzó a leer la lista de posiciones que estaban indicadas y que la mujer hacía una por una.

Así descubrió que ese era un rollo de técnicas secretas, sellado hacía años, uno del que muchos se habían querido apoderar, y el que se había jurado jamás se abriría. Al terminar las posiciones, la rubia fue técnicamente, tomada por aquella luz, desintegrándose en cenizas.

Todos los presentes hicieron una seña, y por unos instantes, se quedó paralizado antes de repetir la seña. No sabía que sucedía y tenía miedo.

El hombre a su lado hizo la seña de la Ini antes de desintegrarse como Tsunade, siendo absorbido por aquella luz, el siguiente hizo la del ushi sufriendo el mismo destino que los anteriores. Todos los demás hicieron lo mismo, siguiendo las posiciones de manos en el orden convenido; Usagi, Ryu, hebi, Uma…

Uno a uno, todos iban desvaneciéndose tras hacer su parte, y él era él último, comenzó a aterrarse al ver como todos iban sacrificándose. No iba a morir por una aldea como esa. Su destino era la venganza, el aprender cientos de jutsu y probar su fortaleza frente a los más desafiantes retadores… no morir de una manera tan patética.

- Hijitsu- Siguieron
- Saru-
- Tori
- Inu-

Y justo en el instante en que era su turno, se tiró hacia atrás. La luz comenzó a desvanecerse, y volvió al cielo nublado, cuál relámpago en reversa. Justo antes de volverse un montón de estática, que atraía todas las nubes de tormenta. En el preciso instante, en que el temor comenzó a apoderarse de él, se colocó el colgante del rubio, como pensando que eso podía protegerlo. Era diferente en algo. Tenía una cadena dorada en vez de la cuerda negra, y tenía escrito, en el broche su nombre… ¿Era eso una broma o algo?

Una luz, parecida a su Chidori pero mucho más poderosa, cayó de aquel centro de nubes, en el sitio en que Tsunade había estado y, como la onda expansiva de una explosión, una luz comenzó a expandirse en todas direcciones succionando todo lo que había cerca. Trató de huir, pero tras unos cuantos metros corriendo se tropezó con el rubio, que le detuvo, sosteniéndole de ambos brazos con todas sus fuerzas. El cristal en su cuello cayó quedando bajo los escombros de una de las casas. Naruto lo miró como reprendiéndole, a la vez que gritaba que debía de, por su deuda con Konoha, haberlos ayudado alguna vez, siendo ambos absorbidos por aquella luz.

Oscuridad. Una gran oscuridad. ¿Es posible que al ser absorbido por una luz, todo lo que veas sea oscuridad? Algo sin duda, duro de creer, pero eso fue todo lo que vio.

Sus ojos dolían, aún no estaban acostumbrados a esa oscuridad, por lo que tuvo que restregárselos un par de veces, molesto. Luego pudo ver todo como si se estuviera devolviendo, como si pusiera atrás en una película que pasaba frente a sus ojos. Todo iba regresando, pudo ver de nuevo la celda, y luego como lo habían atrapado, sellado sus poderes, su pelea con el rubio, paso a paso, pero al revés, su persecución tras Itachi, cuando absorbió a Orochimaru, cuando se reencontró con Naruto, su entrenamiento bajo las órdenes del sannin…

Y en algún punto, vio cuando ambos, él y el rubio, quedaron suspendidos en el aire tras el último Rasengan vs. Chidori en el Valle del Fin, pero en aquella luz brillante, donde habían vuelto a ser niños por unos instantes, mostrando sus verdaderos sentimientos, sus dedos jamás se unieron. Una ráfaga de viento los separó, siendo lanzados en direcciones opuestas, contra los sitios de los que habían venido. Naruto lo miro atemorizado, tratando de alcanzarlo, mientras se hacía cada vez menor, y él mismo temió por unos instantes, mientras cada vez se hacía menor, y perdiendo los recuerdos de tanto rencor, envueltos en la sangre de juna familia que no le apreciaba, volvía a esa ciega admiración por su hermano…

Y finalmente. Nada… Lo había olvidado todo…

CUANDO EL FUEGO NO SE AVIVA…….

“Hace 12 años, un zorro maldito atacó a Konoha. Sus colas creaban tsunamis y terremotos, destruyendo las casas. Era casi imposible detenerlo, pero toda la aldea se salvó cuando el Yondaime Hokage…”

Mikoto no hacía más que decir lo lindo que era su hijo, el pequeñito Sasuke, de unos seis meses, que jugaba en su cuna. Itachi lo miraba asombrado, apoyado en la punta de sus pies para asomarse al borde de la cuna. Fugaku no parecía interesado…

- La aldea estuvo a punto de ser destruida por el Kyuubi no Kitsune, y todos se preocupan más por un bebé que por la reconstrucción de la ciudad ¿Acaso están locos todos?- Dijo enojado
- Pero Konoha no fue destruida, así que deberíamos celebrarlo ¿no?- Dijo la mujer a la vez que hacía unos extraños gestos para hacer a su hijo sonreír-
- ¿Entonces crees que deberíamos llamar al Cuarto Hokage por tal acontecimiento?- Dijo sarcástico, y la hermosa mujer asintió-
- Lo hiciste con Itachi ¿No deberías hacer lo mismo con Sasuke?
- Por favor Madara, dile lo ridícula de su idea- trató de pedir ayuda al hombre que había permanecido apartado de la conversación
- La verdad no me parece tan mala- Dijo seriamente- Aunque tal vez no tenga mucho tiempo, por lo de la reconstrucción y…-
- Es cierto. Tuvo un hijo hace poco ¿Verdad?- Dijo la mujer interrumpiéndole a la vez que se giraba hacia él, dejando a Sasuke un tanto confundido, por lo que Itachi comenzó a consentirle el cabello para calmarlo, haciéndole sonreír
- Aléjate del niño, Itachi- Le reprendió su padre, por lo que se retractó de su acción, quedándose al pie de la cuna, sin atreverse a asomarse
- Bien, si eso los calma a todos, vayamos con el Yondaime-

Era primavera. El Yondaime llevaba a su hijo en brazos. Sasuke iba arrullado por su madre. Itachi seguía con su maestro Madara. Si todo había cambiado tanto, por una vuelta en el tiempo ¿Cómo podrían volver a enamorarse nuestros dos protagonistas?
Notas finales: Este fanfic va a contar toda la historia de ambos, pero depende de cuantos reviews reciba veré si la hago hasta el final de la primera saga (15 capítulos ó menos –o sea, incompleto-) o hasta más allá de Shippuden (Otros 15 capítulos más o menos –ya con lemon y el final de la historia-). La historia está en sus manos. Gracias por los reviews, contestaré cuando pueda volver a usar mi laptop… Los quiero, sigan leyéndome y cuídense de todo mal, peligro y “Sakura” que pueda afectarlas… ¡Sayonara!

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