-Porfin.- dijo alguien. -el muro de los lamentos. ¡Ha llegado la hora de destruirlo!
Camus trató de moverse de su posición mientras el caballero de libra repartía sus armas, todos estaban nerviosos y nadie sentía flaquear sus fuerzas salvo él; o eso creía hasta que vió al caballero de escorpio sonreír torcidamente a Libra fingiendo decisión.
-Milo…- susurró al oído de Escorpio. -Sé que no debería decir esto ahora pero… quien sabe, puede que esto sea el final asi que, espero que no me odies por haber esperado tanto…
Milo se dio la vuelta y clavó su mirada añil en los orbes celestes de su compañero, algo en el fondo de sus ojos brillaba pero Camus no podía llegar al fondo; se sentía abrumado y quizá abatido por lo que iba a decirle.
-¿Qué quieres, Acuario? ¿A qué viene ese tono débil en tu voz? Creía que el maestro de los hielos jamás quebraba sus palabras…-
Algo en el tono frío de Milo hizo que Camus recordara el rencor con que le había tratado Escorpio cuando volvió al santuario como espectro.
-Supongo que hace años olvidé expresar lo que de verdad siento a la vez que aprendía a no mostrarme débil; a tratar de ser gélido y distante… pero tú no lo aceptaste nunca, Milo. Seguías intentando traspasar ese hielo una y otra vez…-
El brillo en los ojos de Milo aumentó, y, sin que Camus lo notara, fue convirtiéndose lentamente en una lágrima que clamaba por salir. No obstante, el orgulloso escorpión no quería ceder.
-Habla- pidió Milo en un tono extremadamente frío que Camus entendió.
-Sé que me di cuenta demasiado tarde, Milo. Pero antes de que todo esto acabe me gustaría que supieras que te quiero como jamás he querido a nadie…-
Milo se dio la vuelta hacia delante para que Camus no viera que había derramado una lágrima.
-…y que necesito ver una vez más tu sonrisa para ser capaz de destruir ese maldito muro.-
-Camus… susurró Escorpio entre sollozos mientras éste lo abrazaba con fuerza. –Ya no quiero morirme, Camus… no quiero separarme de ti… nunca he querido…- lloraba.
El arma que Dohko le había entregado cayó al suelo de piedra y Camus la recogió y la puso en su mano.
-Cógela con fuerza.- susurró sin dejar de abrazarlo. -y destruyamos ese horrible muro. Así nuestro sacrificio no será en vano.
Escorpio cerró los ojos con fuerza y apretó el arma en sus manos. Camus se vió obligado a separarse de él pero cogió su mano.
-No me sueltes.- pidió el caballero de escorpio.
-No lo haré aunque ese muro me destroce, no te soltaré nunca, Milo… te quiero.-
. . . . . . . .
-¡Camus despierta!- gritaba Shura, su actual compañero de cuarto en la residencia de estudiantes. -¡lo has vuelto a hacer! ¡Te has pasado gritando toda la maldita noche! ¿Crees que algún dia lograré librarme de las ojeras que me provocan tus pesadillas?-
Shura suspiró mientras Camus se incorporaba en su cama.
Ambos tenían 17 años y acaban de entrar a una prestigiosa escuela de humanidades en Florencia, la cuna de la ópera. Pero al no tener padres que se encargaran de ellos, tanto Shura como Camus se habían quedado en la residencia de estudiantes de la escuela.
Desgraciadamente (para Shura) Camus había comenzado a tener unos extraños sueños que se repetían cada noche desde hacía meses. El español ya no sabía dónde meterse cuando el francés comenzaba a gritar en sueños.
-Pensé que tus fantásticos tapones para los oídos te protegían de mis gritos…- susurró Camus aun somnoliento.
-ya… pero resulta que “alguien” los tiró a la basura…-
-no le eches la culpa a Shaka, ya sabes que no soporta la suciedad y tu eres… bueno, muy ordenado y limpio no eres…-
-¡¿qué insinúas?!-
Shaka era un chico de su edad que estudiaba cultura y filosofía antiguas en la misma clase que ellos; también estaba en la residencia de estudiantes.
Era un chico poco hablador, la mayor parte del tiempo la pasaba en silencio, observando y atendiendo a lo que decían los demás y jamás abría la boca para decir una tontería; todo lo meditaba y analizaba antes de hablar. (ese era uno de los motivos por los que resultaba tan difícil preguntarle en clase); sin embargo con Camus se comportaba, a menudo, de un modo distinto; al fin y al cabo era el único que realmente creía en esos extraños sueños que sufría el francés, y cada día le preguntaba si había visto algo nuevo.
Esto hacía que Camus se sintiera un poco mejor pero siempre que le pedía una opinión o le preguntaba por qué le creía, Shaka cerraba los ojos y no volvía a hablar durante horas.
-¿crees que nos regañarán si volvemos a llegar tarde?- preguntó el francés mientras Shura peleaba con una camisa.
-¿y por qué habríamos de llegar tarde esta vez? ¿Otra excursión al observatorio?-
Shura sonrió, era cierto que no comprendía aquellos sueños ni la obsesión de su amigo por ellos, pero, por encima de todo, era su mejor amigo, y estaba decidido a ayudarlo. Ya se habían escapado antes para ir al observatorio del edificio de astronomía asi que no le importaba volver a hacerlo, al fin y al cabo, odiaba seguir las normas de un absurdo colegio, algo en su interior lo impulsaba a ser libre y aquellas fugas lo hacían sentirse más cerca de su sueño…
-Sí, además… asi podrás ver a Aioros…-
Shura tragó saliva y miró a Camus con odio.
-¡¿y qué te hace pensar que quiero verlo?! No es más que un profesor… y yo ODIO a los profesores…- gruñó terminando de abrocharse la camisa.
-ah…- sonrió Camus. -yo pensaba que estabas en su clase solo por él…-
-¡¡pues claro que no!! A mí me interesa la astronomía…-
-¿seguro? ¿No será más bien el astrónomo…?-
-¡¡CÁLLATE YA!!-
-de acuerdo, no volveré a burlarme… termina de vestirte, ¿vale? Yo voy a ducharme, nos vemos en el edificio de astronomía en diez minutos.-
-vale…- asintió Shura buscando sus pantalones. -maldito Camus, encima que no me deja dormir tiene que estar todo el dia diciendo que me gusta ese… ese… profesor, ¡ja! ¡Pues no me gusta! Siempre tiene que saberlo todo, solo porque es mi amigo ¿Qué pasa? ¿Esque no puedo apuntarme a astronomía solo porque me guste? No, porque Shura es el tonto del grupo, el que consiguió la beca por las artes marciales, ¿es eso, no? …-
-Shura, se te oye gritar desde las duchas…- dijo Aioros asomándose a su habitación. -¿te encuentras bien?-
Shura resbaló con la impresión y se golpeó la cabeza. Aioros lo sostuvo.
-¡Shura! Debes tener más cuidado…-
Segundos después el español volvió en sí.
-¿SE PUEDE SABER QUE HACES EN MI CUARTO?- gritó. ¡¡Se supone que tú vives en el observatorio!!
Aioros rió.
-claro… duermo sobre la lente del telescopio…- reía.
-no hace ninguna gracia…- protestaba Shura.
-debes saber que yo, a pesar de que dé clases de astronomía, también soy estudiante… y vivo en la residencia, igual que tu. Solo venía a traerle unos mapas a Camus, me los pidió hace una semana. ¿Se los darás por mi?-
-De acuerdo…- Shura arrancó los mapas de la mano de Aioros y éste sonrió.
-¡nos vemos en clase¡-
-sí, sí, ¡hasta luego!- gruñó Shura.
-llegas tarde- murmuró Camus abrochándose el abrigo frente a la facultad de astronomía. -y vienes un poco… sonrojado, ¿no?-
-No quiero comentarios.- el español sacó los mapas de su chaqueta. -toma, te los han traido. ¡¡y gracias por decirme que Aioros vivía en la residencia!!-
Camus sonrió y se dispuso a abrir la puerta cuando cuatro manos idénticas se posaron en la puerta dejándolo de espaldas.
-los gemelos…- murmuró Shura.
-vaya vaya, otra vez intentando saltaros las reglas… ahí no se puede entrar si no hay clases…-
-Saga, Kanon, sabéis perfectamente que no somos los únicos que nos saltamos las reglas aquí…-
Ambos se apartaron de Camus que pudo darse la vuelta.
-escucha atentamente… tú y tu perro (Shura aguantó las ganas de lanzarse sobre ellos), no sois más que estudiantes de primer año, y como tal, deberíais absteneros de llevarle la contraria a alumnos de ultimo año como nosotros… aun así, estamos dispuestos a pactar…-
-¡dejad de decir tonterías!- exclamó Shura lanzándose sobre Kanon que lo empujó a la pared.
Camus y Saga sonrieron
-Nos toca ser los malos en la representación de primavera.- explicó Saga.
-lo suponía, Kanon suele emocionarse en exceso…-
Shura y Kanon estaban peleando en medio del patio como si les fuese la vida en ello, al cabo de un rato, el menor de los gemelos se encontraba inmovilizado y Shura sonreía triunfalmente.
-¿Sigues con esos sueños en los que somos héroes?- preguntó Saga mientras Camus guardaba los mapas en su abrigo.
-Puede.-
-deberías ir a que te vieran la cabeza…- rió. -no imagino a Kanon salvando el mundo… dijo mientras su hermano amenazaba a Shura para que lo soltase.
-bueno, no te preocupes, solo quiero consultar algunas cosas de astronomía para estudiar con Shura, ya no me interesan esos sueños…-
-de acuerdo. ¡Kanon deja de hacer el idiota! Nos vemos en clase de literatura, Camus.-
Tan pronto como los gemelos se marcharon Shura pegó a Camus en el hombro.
-¿por qué has mentido a Saga? No hemos venido a estudiar…-
-Cuanta menos gente lo sepa mejor, buena gana de que me crean loco…-
-¿y que es lo que vamos a hacer exactamente?- preguntó el español.
-Quiero comprobar si el lugar con el que sueño se encuentra realmente o es como en estos mapas…-
-¿qué lugar? Eso no me lo has contado…-
-Se llama “el santuario”-
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