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Gatito por 130 8a kiku

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Notas del fanfic:

¡Mi primer trabajo de uno de los fandom que más amo! Un one-shot realizado con mucho cariño.

Notas del capitulo: El Principe del Tenis no me pertenece, es de Konomi Takeshi.
GATITO

*|*|*


Lo veía y juraba que era un gatito. No sólo por sus movimientos felinos, también en su comportamiento y en ese curioso sonidito que emitía siempre que finalizaba una frase. …l tenía debilidad por los animales. Por ello en más de una ocasión se tenía que limitar para no ir con su superior y acariciarle detrás de las orejas.


—Me pregunto si también ronronea— pensó provocando que se subiera un sutil rojo a sus mejillas, el cual pasó desapercibido por todos y logró apaciguar rápidamente.


Se acercó al campo donde entrenaba la Golden —uno contra el otro—, intentando librarse de esos pensamientos, para enfocarse en el partido de sus superiores.


Confirmó su pensar, realmente saltaba como un gato, se percató del brillante y emocionado azul de los ojos del pelirrojo; estaban ligeramente afilados, dándole una apariencia más peligrosa a esa enorme sonrisa. Y otra vez su mente lo guiaba a un cazador asechando su presa, era la misma mirada felina antes de atacar. Silbó y volteó el rostro.


—Set y partido Kikumaru— escuchó. Una imperceptible sonrisa apareció en sus labios, confirmando lo que él ya sabía que sucedería.




Se preparó para su carrera vespertina, cuando escuchó un maullido un tanto desesperado. Buscó la fuente del sonido, encontrándose a un gatito marrón atrapado en un árbol.


Alejando los cuestionamientos de cómo un cachorrito terminó a esa altura, se dispuso a ayudarlo, subiendo con facilidad y tomándolo.


Sus ojos brillaron y se puso a jugar con él. Realmente los animales eran adorables y los periodos que pasaba con ellos era oro —sólo por ellos, no se molestaba por perder el tiempo de entrenamiento—.


— ¿Quién diría que me iba a topar esta faceta de ti, Kaidoh?—una juguetona voz se filtró en sus oídos. Volteó con rapidez el rostro en su dirección para encontrarse con los celestes orbes que lo miraban curioso — ¡Qué lindo!


No respondió a su superior, de cierta forma lo apenaba y le ponía nervioso estar con su hiperactivo compañero.


Permanecieron un rato en silencio contemplando y jugando con el pequeño y tierno cachorro.


Le llamó la atención el inusual mutismo del momento, indicándole que algo no andaba bien con su compañero, dado que generalmente Kikumaru se le habría lanzado al cuello y sacaría cualquier tema a colación, desde bromearlo por su inesperado comportamiento con el gato, o sobre los partidos de la final.


Pero su superior no tenía el acostumbrado y alegre brillo en sus ojos. Por el contrario lucían tristes, apagados.


— ¿Pasa algo? Eiji-su…— no terminó de decirle, al ver la triste sonrisa del pelirrojo, un gesto que trasmitía tanto, desde contradicción a una disculpa, dolor y algo de pena.


—No te preocupes Kaidoh, nada— respondió bajando la mirada y siguiendo los ágiles movimientos del felino que brincaba las manos del acróbata.


Sin saber certeramente el porqué, siguió su impulso y colocó su mano en la cabeza del pelirrojo acariciándole.


Por un momento la sorpresa se reflejó en los celestes ojos, pero se encontró cómodo con el tacto. Una calidez que reconfortaba se extendió, siendo capaz de percibir un mudo apoyo a algo que ignoraba quien se lo daba. Una traviesa lágrima intentó salir. Sin percatarse soltó unos sutiles soniditos de conformidad.


A Kaidoh le causó cierta gracia; su suposición era real, el generalmente alegre muchacho ronroneaba. No pudo evitar sentir ternura y cariño por el joven.


—Sabes, hay veces que cuesta trabajo sonreír, creen que por eso no se sufre o que no se toma nada en serio. Cansa que me ignoren o crean que soy como un chiquillo inmaduro y tonto; que no tengo problemas o que pueden pasar tan fácilmente sobre mí— soltó queda y rápidamente. Respiró profundo, sin ver a su interlocutor, intentando controlar su voz y que no se le cortara—. Hay momentos en los que me gustaría ser tan mal encarado como tú y que me considerarán más.


La última parte hizo que el apodado “Serpiente”, levantará una ceja en señal de indignación. Aunque notaba la veracidad y la buena intención en las palabras de Eiji. Meditó su respuesta y le sorprendió al sentir un abrazo cálido, sin la característica impulsividad. Lo correspondió.


—Eres especial así Kikumaru, todos te valoran y reconocen. Lo importante es que seas como te nace— le murmuró al oído, sintiendo el sutil aroma del pelirrojo. Reflexionó las palabras y sonrió un poco más alegre.


—Gracias Kaidoh.
Notas finales: Gracias por leer, sé que la pareja es rara pero no me podía sacar esa idea de la cabeza. Me encantaría saber su opinión.

Besos.

~Adoración U.I~

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