No sé si es amor
Un chico castaño se encontraba en la entrada de su casa, ya era muy tarde el sol se había ocultado, se podía ver las estrellas en lo alto del cielo, hacia algo de frio, pero eso no importaba.
Fuji Syusuke, el chico de la eterna sonrisa se encontraba mirando desesperado su reloj mientras su pie se movía.
- Ya se tardo- Fuji miro de nuevo su reloj.
El castaño miro hacia la calle y sonrió.
- Lamento la tardanza- dijo Tezuka un poco agitado ya que había corrido.
- Lo importante es que llegaste- sonrió de forma dulce el castaño.
- Vámonos- dijo Tezuka ya recuperado y respirando bien.
Ambos chicos caminaron por un rato, de vez en cuando se lanzaban miradas furtivas que el otro no notaba.
- Gracias por ir conmigo a ver la lluvia de estrellas fugaces al parque Tezuka- Fuji sonrio acercándose más al mencionado.
- No agradezcas, de todas formas yo iba a ir a verlas- Tezuka se reprocho mentalmente por haber dicho eso y fuji solo sonrio mas.
Siempre que estaba al lado del chico de la eterna sonrisa todo lo que pensaba se quebraba, su lógica no funcionaba.
Llegaron al parque y extendieron una manta.
Se sentaron y comenzaron a mirar el cielo.
- Parece que llegamos temprano.
- En cualquier momento empezara, no debe tardar – dijo Tezuka mirando su reloj.
Y tal como había dicho el rubio comenzaron a caer una por una las estrellas.
El castaño abrió los ojos maravillado, mientras que Tezuka también miraba maravillado, pero no miraba las estrellas, lo que miraba era la persona que estaba a su lado.
Fuji sintió una mirada sobre él y volteo a ver a Tezuka.
El zafiro y el ambar se encontraron, el tiempo se detuvo, el aire dejo de soplar.
Tezuka miro el rostro del tensai quedando completamente hechizado con sus ojos.
El corazón del castaño latía demasiado rápido, tanto que creía que se saldría de su pecho en cualquier momento.
Tezuka se acerco poco a poco al castaño sujetando su rostro entre sus manos, fuji cerró los ojos al sentir el contacto mientras que Tezuka pasaba uno de sus dedos alrededor de los labios del castaño.
Fuji tomo a Tezuka de la camisa atrayéndolo hacia el, quedando frente a frente, Fuji sonrio, Tezuka se acerco terminando el espacio que los separaba uniendo sus labios con los del genio.
Poco a poco el beso que comenzó como uno inexperto e inocente fue adquiriendo pasión, hasta que por culpa del oxigeno tuvieron que separarse, pero quedaron viéndose a los ojos.
Fuji tomo la mano de Tezuka.
Tezuka atrajo la mano del castaño y la beso.
- no sé si es amor lo que siento – dijo fuji- pero me encantaría que seas tu quien me enseñe.
- Tu también enséñame a mí porque somos dos corazones que el destino junto.
Fuji solo sonrió mientras Tezuka tomaba su mano fuertemente.
Y juntos miraron hacia el cielo para ver las estrellas.
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