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Celda número 23 por kiauchiha

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Notas del capitulo:

Todos los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

 

Mil disculpas por la tardanza! La verdad no he tenido mucho tiempo... y a veces me entra la pereza y no escribo... jeje.

 

En fin. espero que os guste el nuevo capi. Disfrutad!

Oscuridad, frío, humedad, el sonido de unos pasos y luego… el silencio. El maldito silencio que lo estaba volviendo loco. Había perdido la cuenta de los días que llevaba encerrado en esa maldita celda, sin más compañía que el sonido atenuado de los ligeros pasos de su carcelero cuando le llevaba la comida. Sólo gracias a eso era consciente del paso de los días, puesto que las cuatro paredes del cuarto eran totalmente herméticas, sin un sólo resquicio que dejara el paso de la luz del sol. El aire se había vuelto rancio con el paso de los días, y sus ojos se habían acostumbrado tanto a las sombras que el destello que emitía la única bombilla de la celda le hacía daño cada vez que se iluminaba.

Los días eran largos, monótonos. Le despertaban temprano (o eso suponía, puesto que siempre le pillaban con el sueño pesado, y él no era de los que dormían mucho), y una vez atado de manos y tobillos por gruesas cadenas y con visibilidad nula gracias a la tupida tela negra con que le tapaban la cabeza, era conducido hacia las duchas a mano de los anbu. Una vez allí, era despojado de su vestimenta rudamente y rociado sin contemplaciones con agua fría, que se le aplicaba desde una manguera, o eso suponía, ya que en ningún momento le destapaban la cabeza. Una vez limpio, le volvían a vestir y era reconducido a su celda, en la cual le volvían a devolver la libertad de movimientos así como la vista, sólo para ver cómo su personal anbu-carcelero cerraba la puerta tras de sí asegurando la cerradura con cuatro cerrojos, tras lo cual el silencio volvía a llenar el ambiente.

Muy a su pesar, agradecía que los guardias de Konoha fueran tan estrictos respecto a la limpieza de los presos. Hubiera sido horrible estar días y días encerrado y sin posibilidad de asearse.

Tras unas horas, de nuevo el anbu hacía su aparición, depositando lo que sería su comida (un plato de algún tipo extraño de potaje más un vaso de agua), al otro lado de los barrotes, en completo silencio y sin dirigirle ni una sola mirada, volviendo al cabo de media hora a recoger el servicio, hubiera o no terminado de comer. Por seguridad no se le facilitaba ningún tipo de cubiertos ni palillos, por lo que se veía obligado a comer con sus manos.

Debido al mar sabor del brebaje, los primeros días no probó bocado, limitándose a consumir el vaso de agua; pero obligado por su estómago y decidido a no dejarse morir de hambre y darle esa satisfacción a los idiotas que le juzgarían, hizo de tripas corazón y se obligó a comer todo el contenido del plato, tragando rápidamente sin saborear la comida.

Varias horas más (no podría precisar cuantas, quizá cinco, quizá seis…), de nuevo unos pasos le comunicaban que tendría una visita. “La visita”, más bien. Tras el minuto de rigor en que tardaban en llegar a su celda y en quitar los cerrojos, la puerta era abierta para dejar paso a su visitante rubio, la pesadilla masoquista (no podía comprender, de otro modo, el por qué iba todos los días a verle), que se encargaba de atormentarle diariamente.

El jodido rubio-dobe-estúpido-Uzumaki-ojalá-te-parta-un-rayo-y-te-quedes-cojo-y-no-puedas-volver que le visitaba diariamente para pasarse media hora hablando sólo sobre todo tipo de temas relacionados con la aldea, sus antiguos compañeros de equipo, gente que apenas recordaba vagamente…

Durante la media hora que duraba la visita del rubio, se refugiaba en la parte más oscura de la celda, concentrado en no moverse e intentando ignorar la presencia del otro. Ni un sólo día se dejó ver por el ojiazul, ni contestó a una sola de sus preguntas, ni emitió sonido de ningún tipo.

Aun así la voz de Naruto martilleaba incesante en sus oídos, provocándole una molestia continua en sus nervios.

Aceptando su derrota en cuanto a ignorar la presencia del otro, se dedicó a observarle. Casi emitió un bufido de indignación al ver cómo el dobe había crecido lo suficiente como para no sólo alcanzarle en altura, sino que, probablemente, le sacaba algo más de media cabeza. Tras años de ejercicio como shinobi, había desarrollado un cuerpo bien musculado, o eso es lo que podía adivinar tras las ropas anbu y sus anchos hombros.

Si bien Sasuke tenía también los músculos trabajados a base de ejercicio, su complexión había sido siempre del tipo delgado. Lo cual no quería decir que estuviese para nada escuchimizado. Tenía un buen cuerpo, flexible y atlético, pero para nada tan robusto como el rubio. El Uchiha peleaba más a media y larga distancia, luchando más con genjutsu y ninjutsu, recurriendo sólo cómo último recurso al taijutsu. Sus metódos eran estratégicos, usando su mente lógica y analítica a la hora de atacar, de modo que su inteligencia, ligado al poder de sus ataques, le llevara casi siempre a la victoria.

Mirando a su acompañante con superioridad, dedujo que el muy estúpido seguiría luchando como en sus años de genin, lanzándose al ataque antes siquiera de pensar en una buena estrategia. Tal y como él lo veía, había tenido suerte de llegar siquiera a ser anbu. El muy usuratonkachi no había cambiado nada. Estaba allí parado enfrente suya, creyendo todavía que podía salvarlo, que podía reconducirlo y llevarlo de vuelta al buen camino. Iluso de él. Seguía siendo un pobre inocente

Podía sentirlo. El aura negra dentro del rubio. Un chakra tan maligno como ningún otro que hubiera sentido antes. Se sorprendió al saber de la existencia de Kyubi dentro de Naruto. Aunque eso explicaba muchas cosas, desde luego. El por qué de la asombrosa resistencia del rubio, el cómo había conseguido superarle en varias ocasiones aun en contra de toda expectativa… Pero nunca había sentido ese chakra directamente. No antes del primer día en que se presentó en su celda y lo usó para localizarle entre las sombras, convirtiendo sus ojos en rojo fuego y afilando sus rasgos. Sintió un estremecimiento involuntario al reconocer el poder en él. Era negro, el mal en su estado más puro. Peor a todo lo que había conocido.

Y allí estaba el rubio. Con su aura blanca y su sonrisa desquiciante. Un desperdicio, sin duda. Si tan sólo él hubiera sido el portador de semejante fuerza… si él hubiera tenido tal poder dentro de sí…

Pero el hubiera no existía. Y allí estaba, el último superviviente del clan Uchiha, reducido a ser un preso en espera del juicio que le condenaría a la muerte. Reiría de haber podido por lo irónico de la situación.

La gran promesa, el genio Uchiha, el mejor genin de su generación… atrapado por traidor, por asesino, por ser un monstruo…

Y el que otora fue un monstruo tratado como un rey, como el salvador de Konoha, como el futuro Hokage…

No, ya no tenía por nada por lo que vivir. El gran objetivo en su vida había sido matar a Itachi y lo había hecho. Para bien o para mal, había cumplido la promesa que se hizo aun siendo presa de un engaño. ¿Revivir su clan? Ya no tenía sentido. Los últimos tres Uchihas habían sido Itachi, Madara y él mismo; un miembro de Akatsuki, la mano ejecutora de las más escalofriantes muertes que hubiera presenciado, y el traidor a Konoha. Tres traidores, tres asesinos, tres monstruos… ¿Qué sentido tenía preservar un apellido que sólo conllevaba muerte y destrucción?

Cerró los ojos, cansado. Se volvería loco si tenía que pasar un día más dándole vueltas a todo lo que había sucedido. Todo ese tiempo no le había servido sino para revivir día a día lo que había pasado. Muerte, desesperación, esperanza, amargura… ¿Realmente había vivido todo eso? ¿Había obrado bien? ¿Se había vengado…? No quería pensar más. No quería sentir más.

Dejó que la voz del rubio lo arrullará y cerró los ojos dejando la mente en blando, deseando que el día del juicio llegara de una vez por todas.

Sólo quería poder descansar por fin en paz.



Aquel día no sería como los anteriores. Lo supo nada más volver de las duchas. Le habían despojado de la tela que cubría su vista, de modo que puedo observar mejor a los tres anbu que le custodiaban. Maldijo mentalmente ante el hecho de que no pudiera ejecutar ningún jutsu en el recinto. No hubiera tenido ningún problema en reducir a nada a su guardia en condiciones normales, ni aun teniendo esas cadenas en tobillos y muñecas.

Le separaron ambas manos y piernas, sujetando las cadenas a unos tornos de un lado de la pared, dejándolo sujeto de ésta con los brazos y piernas extendidos a ambos lados de su cuerpo. Acto seguido, uno de los anbu se colocó frente a él, dejando traslucir tras la máscara sus ojos, delatándole como miembro del clan Hyuga.

Fijando su mirada en la del anbu, Sasuke no pudo sino preguntarse si al fin se habrían decidido a darle una paliza, ahora que estaba sin posibilidad de defenderse. Suponía que era uno de los presos más odiados por la aldea, pero nunca creyó que cayesen tan bajo como para tal acto. Si estaban esperando verlo suplicar de alguna manera es que no le conocían. Ningún Uchiha bajaría nunca la cara ante ningún ataque, fuera del tipo que fuera. Con un gesto arrogante en la cara, desafió con la mirada a que el otro diera el primer golpe.

Finalmente el Hyuga se movió, presionando con sus dedos índice y corazón de la mano derecha, en varios puntos de su cuerpo. Inmediatamente, sintió como el flujo de su chakra disminuía, regulándose a ritmo inusual, imposibilitándole la capacidad de moldearla en caso de que quisiera realizar ningún tipo de jutsu.

Sorprendido, observó como a continuación le desencadenaban de la pared para volver a unir las cadenas de ambas muñecas y tobillos, volviendo a limitar sus movimientos como siempre. Sin entender bien las acciones de los anbu, no tuvo ni tiempo para reaccionar cuando ya le estaban cubriendo de nuevo la cabeza, siendo conducido de nuevo fuera de la celda.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que se diera cuenta de lo que estaba pasando en realidad. Sólo había una explicación para todo ello: le estaban conduciendo hacia su juicio.

La luz del sol en su cuerpo y el soplo del aire fresco le indicaron que estaba fuera del recinto de la cárcel. Inspiró profundamente contento ante el hecho, pero apenas pudo disfrutar de la leve brisa cuando lo empujaron dentro de un carro, el cual rodó rápidamente hacia su destino. Media hora después, le bajaron rudamente y le llevaron hasta otro espacio cerrado, instándolo a sentarse en una banqueta, en la cual le dejaron esperando sin molestarse en prestarle más atención.

Debido al flujo inusual del chakra en su cuerpo, los pocos pasos que había dado le habían dejado cansado como si hubiera estado toda la mañana haciendo ejercicio. El maldito del Hyuga había cortado muy bien sus puntos de chakra. No hubiera podido defenderse ni aun sin tener las cadenas sobre sí.

Apenas había empezado a recuperarse cuando unas manos le levantaron sin un ápice de amabilidad de su sitio, empujándole para que caminara al frente, introduciéndole a lo que parecía una gran sala, a juzgar por el sonido de sus pasos. El ambiente estaba sumido en silencio, aunque podía notar perfectamente la tensión en el ambiente.

Parpadeó un par de veces en cuanto le destaparon la cara, molesto instantáneamente por la luz de la sala. Sentado en una silla en el centro de la sala, se situaban frente a él los miembros del consejo de Konoha, todas las miradas disgustadas y rayando el odio fijas en sí. A su izquierda, la Hokage con sus consejeros. A su derecha, apenas tres personas: Naruto, Sakura, Kakashi.

Alzando la cabeza con orgullo, dibujó una mueca de desprecio en su rostro mientras fijaba la vista en un punto muerto frente a sí, sin desviar la mirada ni un instante. Antes muerto que dejar que aquella panda de inútiles le humillaran siquiera un poco.

- Uchiha Sasuke, se le juzga con los cargos de: principal inspirador y mano derecha de Madara Uchiha durante la Cuarta guerra ninja, asesinato de la muerte del sexto Hokage de Konoha, Danzou. Ejecutor de más de quinientas muertes de inocentes durante la guerra. Asesinato de no menos de doscientos shinobis de diferentes aldeas, ex-miembro del antiguo grupo de shinobis renegados Akatsuki así como seguidor del shinobi renegado Orochimaru, conspirador de sus actos como alumno suyo, siendo así un traidor a la aldea de Konoha. – la voz de Tsunade salía clara y fuerte, atrayendo la atención de todos en la sala. Dirigió su mirada al Uchiha, quien se mantenía inmóvil ante su voz, como si todo aquello no fuera con él. – Tiene derecho a intentar justificar sus actos antes de la condena final.

Tras las palabras del Hokage, le siguió un silencio. Todas las miradas estaban posadas en el acusado, pero el ojinegro no había variado su posición, y no parecía que tuviera intención de añadir nada a lo dicho.

- Como veo que el preso no tiene nada que añadir a sus cargos, - dijo uno de los miembros más antiguos del consejo ante el mutismo del Uchiha, - creo que podemos pasar directamente a la condena. – dirigió una mirada maliciosa hacia el peliazul. – Arrogante y estúpido como todos los Uchiha, no es de extrañar a lo que los ha conducido. Qué bien hizo Danzou a ordenar la exterminación de todo el Clan.

Para todos era conocida ya la verdad tras la muerte del Clan Uchiha. Tras la muerte de Danzou, y una vez disuelta Raíz, se sacaron a la luz muchas verdades. Aunque no es como si gozara de alguna simpatía a estas alturas. La guerra se había cobrado demasiadas muertes a manos de Sasuke como para que siquiera uno de la aldea compadeciera su apellido.

Ante la última frase dicha por el anciano, Sasuke dirigió su mirada fría hacía él, transmitiendo en ella todo su desprecio. Le hubiera escupido a la cara si no tuviera tan arraigado en sí mismo su autocontrol.

- No hemos venido aquí para insultar al preso, Homura. – cortó Tsunade las palabras del viejo. – Cuida tu compostura.

- No sabía que ahora tuviéramos que tratar como a reyes a los asesinos, Tsunade. – replicó Homura con desprecio. – No sé ni el por qué de este juicio. El Uchiha es culpable de todos los cargos y mucho más. Acabemos con esto de una vez. Eres demasiado blanda, si Danzou hubiera estado en el cargo ya hacía mucho que habríamos terminado con el problema.

- Puede ser, pero aquí la Hokage soy yo. – sentenció la rubia con la voz controlada. Estaba más que acostumbrada a los ataques del anciano. – No podemos negar a ningún preso el derecho a un juicio justo.

- Juicio justo… - repitió con desprecio en la voz. – Este monstruo de aquí no merece ni siquiera un vaso de agua. – señaló con odio hacia el azabache. – Tenemos que matarle antes de…

- Contrólate, Homura.. – la voz seria de Hiashi Hyuga frenó el ataque del mayor. Como líder del Clan Hyuga y miembro distinguido de la Aldea de la Hoja, era una de las voces más importantes del consejo. – Nadie está poniendo en duda los crímenes cometidos por el Uchiha. Estamos aquí para juzgarle y se le castigará por todos sus crímenes. No pierdas el control ni te pongas en evidencia. Le haces poco bien a la imagen del consejo.

El anciano calló mientras dirigía su mirada del odio hacia el Hyuga. Sabía de la importancia y el apoyo que recibía éste en el consejo, por lo que no le convenía llevarle la contraria. Aun así, juró vengarse más tarde de alguna forma. Hiashi no era nadie como para mandarle callar.

Tsunade dirigió una mirada de agradecimiento hacia el ojiblanco. Durante la guerra todos los diferentes clanes de la Aldea habían demostrado su apoyo y habían trabajado en equipo, pero si alguien le había sorprendido, había sido Hiashi. El Hyuga había colaborado en todo lo que había podido, abriendo las puertas de su Clan al resto de la aldea. Algo sin precedentes, sin duda, puesto que los Hyuga habían sido de los clanes más cerrados dentro de Konoha, siempre haciendo las cosas a su modo y sin pedir ni prestar ayuda a nadie ajeno a ellos mismos.

- Uchiha, ¿te declaras culpable de los cargos que se te acusan? – la voz del jefe ojiblanco volvió a dejarse oír entre los cuchicheos que habían provocado su anterior intervención, provocando que todo el ajetreo cesase, en espera de la respuesta del acusado.

Sasuke apretó más sus labios inconscientemente, fiel a su decisión de de no contestar. Pero la voz del moreno había captado su atención, llevándole a desviar su vista hacia él.

No recordaba haber visto nunca antes al cabeza del clan Hyuga, por lo que su imagen le sorprendió. El porte recto, la mirada dura pero sin dejar expresar ninguna emoción… Le recordó a su padre. La misma inexpresividad en el rostro, la misma dureza en el carácter, el mismo porte… Era como estar en presencia de Fugaku. Apenas y se dio cuenta cuando su boca se movió por sí sola y contestó…

- Si.

- La matanza del clan Uchiha a manos de Uchiha Itachi, hijo primogénito del jefe Uchiha Fugaku, fue planeado por Danzou, líder de Raíz, y Sandaime Hokage, como medio para aplacar una futura sublevación y ataque al resto de la aldea por parte de los Uchiha. ¿Estaba al tanto de ello?

- Si. – la voz de Sasuke era firme, seria. Su rostro no había dejado traslucir ninguna emoción. Frío como un témpano de hielo.

- ¿Cuándo fue puesto al corriente de la verdad?

- Madara me contó de la traición de Konoha tras la muerte de Itachi.

Una ráfaga de murmullos se propagó ante la mención del ojinegro del crimen de la aldea.

- ¿Cómo murió Uchiha Itachi?

- … Yo lo maté. – dijo con la voz seca tras un ligero titubeo, desviando los ojos al verse incapaz de seguir sosteniéndole la vista al Hyuga.

- ¿Mató a Danzou como venganza al asesinato de su clan? – la voz de Hiashi le seguía preguntando incesante.

- Si.

Otra vez los cuchicheos se propagaron por la sala. ¿A qué venía esa pregunta por parte del Hyuga?

- ¿Por qué siguió a Madara durante la Guerra? ¿No había conseguido lo que quería con la muerte de Danzou?

Las preguntas de Hiashi consiguieron despertar a Sasuke de sus pensamientos, a los que se había refugiado momentáneamente tras la mención de Itachi. ¿A qué venía todo aquello? Se suponía que le iban a condenar a muerte y ya. ¿Acaso no les bastaba con matar al asesino? ¿Qué más querían? Dirigió su mirada hacia el Hyuga de nuevo, incapaz de leer a través de esos ojos, sintiendo la rabia crecer en él por tener que contestar a ello.

- Todos… - la voz baja, controlada, la rabia a flor de piel pero sin dejarla relucir ni en su voz ni en su rostro, - todos eran culpables…. Toda Konoha. Por eso me alié a Madara, para destruiros… a todos. No dejaría ni una piedra sobre esta maldita aldea. – esbozó una sonrisa cruel en el rostro y estiró sus manos hacia delante. – Suélteme las manos y le demostraré cómo acabo con su querida Konoha.

Las voces se desataron tras la declaración del Uchiha. Varios miembros del consejo le insultaban tachándolo de monstruo y asesino. Desde luego las declaraciones de Sasuke no le habían ayudado en nada.

Hiashi dirigió una última mirada hacia el Uchiha antes de sentarse en silencio. Había intentado ayudarle, pero parecía que el menor no tenía ningún interés en salvar su cuello. Hasta cierto punto, podía entender el por qué de sus acciones. No quería ni llegar a imaginar lo que habría hecho él de estar en el cuello del azabache. Puede que Sasuke mostrara una perfecta máscara de frialdad, pero a Hiashi le habían educado bajo los mismo estándares que al Uchiha, era perfectamente capaz de leer tras ese rostro frío y sin sentimientos. El menor se había descolocado bastante ante la pregunta por su hermano, podía ver su tormento y culpabilidad por haber acabado con su vida. Él mismo aun no podía dejar de culparse por la muerte de Hizashi. Si, comprendía perfectamente ese sentimiento. Aun no habiendo sido sus propias manos las que habían acabado con la vida de su gemelo, se sabía culpable directo de su muerte. Nunca podría perdonarse su pérdida.

Sentía lástima por el chico Uchiha. Su vida había sido difícil, abandonado a su suerte tras la muerte de todo su clan y condenado a matar a su nii-san como venganza por dicho asesinato. Debió ser un choque emocional al descubrir que había matado al único que lo había protegido… Mas pudo haber enmendado sus pasos. Uchiha Itachi había antepuesto el bien de Konoha al propio, nunca trató de vengarse de la aldea ante la injusticia cometida. Si Sasuke no hubiera sido aconsejado por Madara tras saber la verdad, puede que hubieran vivido otra historia. El menor Uchiha podría haber vuelto a Konoha, al fin y al cabo a pesar de ir tras Orochimaru nunca antes había atentado directamente contra la aldea antes de Madara. Todo podía haberse solucionado.

Ahora era demasiado tarde. Konoha había sufrido demasiado… muchos habían muerto, y querían, clamaban por la venganza. Curioso que fuera ese sentimiento el que regía todo ese teatro… la venganza.

Ajeno a los gritos de indignación de su entorno, quedó en silencio sin nada más que añadir y esperando a la sentencia. Ya había hecho todo lo que había podido. Si el chico Uchiha quería hundirse él no podía hacer nada más.

- ¡Silencio! – la voz de Hokage resonó alta y clara por encima de todas las voces.

Tsunade se había levantado de su sitio tras golpear con furia su escritorio pidiendo así calma a todo el consejo. Paseó la vista a su alrededor tras conseguir un momentáneo silencio. Parecía que no había mucho más que añadir.

- Bien. Tras lo que hemos escuchado, procederemos a la condena del…

- ¡Hokage-sama! – la voz de Naruto interrumpió su discurso. – Antes de discutir la condena, Sasuke tiene derecho a defender sus actos y…

- Por si no lo ha notado, Uzumaki, el culpable no parece tener nada con que defenderse de lo que se le acusa. – cortó seca la rubia. No quería que Naruto se inmiscuyera demasiado en el juicio. No se forjaría una buena imagen ante el consejo.

- Por si no lo ha notado, Hokage-sama – replicó el ojiazul con cierto retintín, - aquí somos tres los que estamos para defender a Sasuke. No he leído en ninguna parte que el acusado sólo pueda defenderse por sí mismo. Creía que en un juicio justo, la condena…

- Naruto… - advirtió con voz grave Tsunade. No le gustaba el tono irónico que estaba adoptando el anbu.

- En un juicio justo, - siguió Naruto alzando la voz sin hacer caso de la advertencia, - la condena no se sentencia hasta haber escuchado todas las partes interesadas.

Tsunade suspiró pesadamente. Ese rubio revoltoso le iba a costar muchos dolores de cabeza.

- Muy bien. – soltó tras una pausa. – Di lo que tengas que decir.

Naruto asintió agradecido hacia Tsunade y respiró hondo antes de dirigirse hacia el consejo. No tenía idea de cómo defender a Sasuke, pero no dejaría que lo condenasen a muerte sin haber hecho antes todo lo posible por salvarlo.

Llevaba sentado en su puesto desde primera hora de la mañana, esperando impaciente a ver a Sasuke aparecer por la puerta de la sala. Aun habiendo ido a visitarlo a diario durante esos dos meses, ni un sólo día había conseguido verle. El muy condenado no se había dignado a dirigirle ni una sola palabra, ni un gesto, nada.

Había tenido que recurrir a todo su autodominio para no saltarle a los buitres del consejo que llamaban asesino y clamaban por la cabeza del ojinegro aun antes del juicio. Gracias a Kakashi era que había conseguido mantenerse calmado en su sitio. Tenía que intentar ganarse la confianza de los miembros, no partirle la cara a cada uno de ellos.

Cuando las puertas se abrieron dejando pasar al Uchiha acompañado por dos anbu, no pudo quitarle sus ojos de encima. Contempló atentamente cada rasgo de su rostro en cuanto le destaparon la cara. Seguía igual, con la piel pálida, los ojos profundos, la máscara inamovible de su rostro. Sasuke había crecido, aunque no tanto como él. Tenía los músculos definidos, aunque estaba un poco delgado, probablemente a consecuencia de los dos meses en prisión. Los rasgos más marcados, más finos, dejando a un lado las curvas suaves de la niñez.

Fijó su mirada anhelante en el Uchiha, buscando su mirada con la suya. Pero no consiguió nada, el azabache había levantado el rostro arrogantemente, fijando su vista al rente y sin bajar la cabeza. Orgullo Uchiha ante todo.

Kakashi tuvo que sujetarle para que no saltara ante los ataques de Homura. Odiaba al anciano. Era uno de los que siempre le había criticado por se el contenedor de Kyubi, y estaba seguro que fue uno de los conspiradores del asesinato del clan Uchiha. Si no fuera porque había servido bien a la aldea en todos esos años, estaba seguro que lo habría mandado matar alegando que era un peligro como Jinchuriki.

Se sorprendió con la intervención del padre de Hinata, no muy seguro de si las preguntas iban encaminadas a ayudar a Sasuke o a destruirlo. Aunque, por supuesto, eso ya daba igual. Sasuke mismo se había condenado con su amenaza a Konoha. No sabía en qué podría estar pensando el muy teme como para hacer semejante declaración teniendo en cuenta dónde estaba.

- Naruto, ¿querías decir algo? – la voz de Shikaku, líder del clan Nara, le sacó de sus pensamientos.

Gracias a la amistad con Shikamaru, conocía y había tratado bastante al padre de éste. Si ya sentía respeto hacia el perezoso ninja, el sentimiento hacia el padre de éste era aun mayor..

- Si. – asintió hacia el Nara. – No creo justo que condenemos a…

- Mis asuntos no te conciernen para nada, Uzumaki. – la voz de Sasuke emergió como un latigazo, sorprendiendo a todos.

- ¿… Qué? Sasuke, qué estás… - el rubio volteó a mirar al azabache confundido.

- No soy ningún amiguito tuyo al que tengas que rescatar. – prosiguió el ojinegro, dirigiendo su mirada fría directa hacia el azul de su némesis. – Deja tu patético intento por intentar salvarme y ocúpate de tus propios asuntos.

- Pero… - se quedó cortado ante las frases tajantes del ojinegro. ¿Pero qué mosca le había picado al Uchiha? – No digas idioteces. Pues claro que eres mi amigo, y estos sí son mis asuntos.

- No. – Sasuke subió el tono de voz, furioso. – Llevas años tras de mí sin dejarme respirar... ¡Déjame en paz! ¡Ocúpate de tus estúpidos asuntos y olvídate de mí! – gritó rabioso mientras jadeaba un poco. Le costaba expresar su furia sin el control de su chakra. – No soy tu amigo, no soy tu hermano… ¡no soy nada tuyo! ¿Cómo demonios quieres que te lo diga…? ¿Qué más quieres que haga para demostrártelo? ¿Que te mate? ¡Oh, espera! Eso ya lo he intentado muchas veces… Lástima que no acertara en ninguna de ellas…

- Sasuke… - Naruto endureció la mirada ante el ataque sin pausa del azabache.

- Si ahora mismo pudiera, intentaría mataros, a todos. – una vez empezado, no pudo parar. Necesitaba sacar toda la rabia que tenía en su interior. - Os descuartizaría sin dudarlo ni un segundo y me relamería sobre vuestros cadáveres. Destruiría toda Konoha… shinobis, mujeres, niños… No me importa sin son culpables o no, no me importa si tuvieron algo que ver con la matanza o no… Os odio, odio Konoha… ¡Odio toda esta maldita aldea! – se detuvo abruptamente para inspirar profundamente antes de proseguir, - El consejo me quiere matar… ¡perfecto! Si no lo hacen juro por Kami que encontraré la manera de matarlos yo a ellos… ya sea hoy o mañana o el fin de los días… ¡Hipócritas! Eso es lo que sois, una panda de hipócritas que se creen con derecho a juzgar a los demás… - dirigió su mirada rabiosa hacia los miembros del consejo mientras escupía sus palabras, - Me llamáis asesino por haber matado inocentes cuando estábamos en época de guerra… pero vosotros sois unos santos aun cuando vuestras manos están manchadas con la sangre de toda la gente de mi Clan… ¿verdad? … Planeasteis la muerte de cientos de inocentes sin siquiera pensarlo dos veces, con vuestras asquerosas mentes tranquilas porque la ejecución sería a manos de otro Uchiha al que se podía sacrificar… Ya otro se mandaba las manos, ya otro condenaría su alma… - dirigió de nuevo su vista a Naruto, mientras seguía hablando, jadeante por el esfuerzo - … ¡¿Y a esta clase de gente es a la que defiendes con tu vida?! Ja, me río yo de tu ingenuidad… ¿Acaso has olvidado cómo te trataron de niño? Todos odiándote, todos maltratándote, todos desando tu muerte… Eres un idiota que no sabe más que sonreír para tratar que la gente te quiera... Un mal shinobi que no sabría pelear si no fuera porque tienes un puto bijou dentro de ti…

- Sasuke, para. – ordenó Naruto serio, intentando que el ojinegro no dijera más cosas con que perjudicarse a sí mismo.

- ¿…Amigo? ¿Cómo demonios quieres que sea amigo de alguien tan patético como tú?... – el azabache siguió a lo suyo, sin hacer caso de la advertencia del rubio. – No sabías pelear antes, ni sabes pelar ahora. Si no te maté fue porque siempre nos interrumpían… pero ten por seguro que lo haré. Si tengo una sola oportunidad en el futuro, no volveré a fallar. Terminaré lo que hace tanto tiempo tenía que haber hecho. – su voz salía cada vez más entrecortada. Estaba realmente fatigado por el esfuerzo. – Así que déjame en paz... ¡Olvídame! ¡Haz como que no existo!... Deja ese patético intento por alcanzarme… ¿Lo haces por la zorra que hay a tu lado…? No te preocupes, no creo que quiera abrirse de piernas para un asesino como yo… ¿O sí, Sakura? – estaba ya al límite de sus fuerzas, sentía mareos debido a la falta de aire, pero aun así no se detuvo. - ¿Todavía estás enamorada de mí? ¿Te arrastrarás detrás de mí suplicando por un poco de atención como siempre…? ¿Dejarías que te… te… follara? – la última palabra apenas le salió en un suspiro. - … Sois patéticos… - pronunció antes de perder la conciencia, escuchando antes de desmayarse cómo alguien gritaba su nombre. El último pensamiento que le vino a la mente, es que todavía no había podido desquitarse con Kakashi.

Jodido Hyuga que le había quitado todas sus fuerzas…

Notas finales:

Muchísimas gracias por todos los reviews!!!

Nos vemos en el próximo capi!


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