Agradeciendo al estilo Malfoy
Harry “el salvador del mundo mágico” estaba impaciente por ver a su novio: Draco Malfoy, ya que por su trabajo como auror eran contados los días que tenía libre y que su chico fuera medimago, no ayudaba mucho, para que pudieran tener apasionadas noches de amor y que no vivieran juntos, pues menos.
Por lo que ese día no iba a desperdiciar la oportunidad de estar con él, después de todo tenía mucho tiempo que no estaban juntos, por lo que su libido estaba al máximo; ese día en particular había quedado con Draco, así que Harry se arregló lo mejor que pudo para la ocasión.
Harry llegó a la mansión de su dragón, al salir de la red flú inspeccionaba su ropa para retirar los restos de hollín, quería verse impecable; pero ni en cien años hubiera estado preparado para lo que sus ojos le iban a mostrar, ya que entrando en la sala de espera, estaba Lucius Malfoy, con un apretado traje de baño negro, color que por cierto resaltaba su palidez y resaltaba su sexo, con una toalla que pasaba por sus pectorales, en lo que secaba suavemente las gotas que aun estaban impregnadas en su cuerpo.
Esas traviesas gotas de agua, fueron sin duda las que atrajeron la mirada lujuriosa del chico, sin duda estar sin sexo por tres semanas ya esta haciendo estragos en mi… pero mi “suegro” esta como el medimago me lo receto, fue hasta que vino a la palabra medimago que se acordó de Draco, lo que lo hizo sentir un poco culpable por sus libidinosos pensamientos, así que prefirió desviar un poco la vista de esa tentación hecha hombre.
Para mala suerte del elegido el patriarca de los Malfoy se dio cuenta de su mirada de deseo, así que dejó de secarse, sin importar que su alfombra persa se dañara por el agua.
—¡Buenos días señor Malfoy! — hablo un poco cohibido el chico, luego se armó un poco de valor y preguntó por la razón de su estadía ahí —Me podría decir ¿Dónde está Draco?
Lucius hizo una pose sexy mientras miraba con satisfacción como él novio de su hijo, hacía hasta lo imposible para no mirarlo —Lo llamaron de emergencia de San Mungo, por lo que tuvo que salir de emergencia, me pidió que te dijera que en la tarde pasa a tu departamento.
La imagen sensual del señor Malfoy, más su abstinencia obligatoria y su deseo incontrolable de querer estar con alguien, estaba haciendo mella en el pobre auror; el chico se sentía frustrado y desesperado además que su creciente erección por la imagen del sexy rubio, no le ayudaba mucho.
—Creo que lo mejor será que me valla, sirve que atiendo este inconveniente pensando en el problema que tenía entre las piernas.
Lucius se fue acercando sensualmente al moreno, mientras que el pobre joven estaba hipnotizado por la encantadora visión —Si lo deseas Harry— sise guió con deseo —Te puedo ayudar con tu problema— en lo que sin previo aviso tomaba el pene de Harry, pene que apenas era perceptible por la tunica, este movimiento inesperado hizo que el chico dorado soltara un sonoro gemido, gemido que también estaba acompañado por sus mejillas rojas al verse descubierto por su suegro.
Lucius escuchó con autosuficiencia el sonido que le dedico el ojiverde, por lo que sin más comenzó a acariciarlo con descaro, para después besar al chico con hambre. Harry no sabía que hacer ya que por un lado estaba traicionando a su chico y para colmo con su padre, y por otro estaba el pensamiento de que solo era un faje sin amor ni sentimientos, pero ¿era correcto? Ese era el pobre dilema de Harry Potter, lo malo que Lucius Malfoy no es una persona paciente y menos cuando encuentra a su presa sexual.
Con la poca cordura que aun tenía Harry empujo a Lucius un poco sin separarlo mucho —¡Yo no puedo trai…!
Lucius lo cayó con un dedo en su boca —Draco no tiene por que enterarse de esto, además nunca me diste la oportunidad de agradecerte por salvarme de la prisión y conservar mi fortuna.
—No tiene que agradecerme, lo hice porque amo a Draco.
Esa última parte no fue para nada del agrado del rubio, en ese momento soltó un poco a su yerno para hacer su porte aristocrática de Malfoy —Harry a estas alturas deberías saber que a los Malfoy’s no nos gusta que nos desprecien y saber que si queremos algo lo conseguimos.
Harry tragó grueso mientras miraba los ojos entre grisáceos y azules de su suegro, donde solo se apreciaba el deseo que tenía por él, luego sin más el hombre lo beso, un beso que no escuchaba replicas ni reclamos, lo que hizo que su razón simplemente se fuera de vacaciones, para completa satisfacción del rubio, Lucius sonrío con autosuficiencia y dirigió al chico a su habitación.
El patriarca Malfoy con un movimiento de varita desvistió a Harry y se termino de desvestir él, luego sin más, recargo a Harry en una de las paredes, le dio tres nalgadas en sus rosadas pompas, haciendo que estas se tornaran rojas, mientras que el chico gemía por el placer y el dólar, después Lucius tomo su hinchado miembro y penetro al auror.
—¡Dios!— fue el grito que se escucho en la habitación, ya que con esa estocada el exmortifago había embestido la próstata del chico, haciendo que el joven que venció olvidara hasta su nombre.
—Dios no, solo Lucius o en su defecto Malfoy— comentaba Lucius satisfecho, mientras que besaba la espalda, nuca y todo lo que tenía a su alcance del cuerpo de Harry, claro que esto, era acompañado con un escuadrón de salvajes envestidas.
Unas embestidas más, Lucius saco su palpitante miembro del culo de su yerno, para sin previo aviso voltearlo con rudeza, haciendo que Harry se quejara por el golpe que había recibido con la pared, pero al parecer eso solo excitó a Lucius, ya que tomó las piernas del auror, que en esos momentos apenas lo sostenían y las llevo a su cintura, por inercia Harry lo abrazó para no caerse, lo que el rubio aprovecho para dirigir su miembro en ese apretado trasero.
Ahora entiendo porque mi hijo esta aferrado a ti, si tienes un culo que enloquecería a cualquiera, pensaba Lucius mientras que mordía los rosados pezones del chico, al cual envestía sin misericordia, a estas alturas del partido lo único que se dedicaba Harry era a gemir y decir una que otra cosa sin elocuencia.
Instantes después el chico de oro se corrió entre su cuerpo y el de Lucius, mientras que sentía como el semen de su suegro escurría de su entrada al momento que este retiro su sexo.
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—¿Te vas?— Preguntó Lucius cuando se encontraba recostado mirando como su yerno se vestía lo más rápido que podía —Si lo deseas podríamos repetir esta experiencia— le comento con una sonrisa burlona.
—¡No! Esto no se va a repetir, amo a Draco y esto fue un error, error que no pienso volver a cometer.
—Eso dicen todos, se dan su toque de santos, cuando solo son unas rameras que buscan quien las complazca— Harry lo miró ofendido —Te aseguro que vendrás rogando y moviendo el culo para que te vuelva a coger como Salazar manda, porque por lo visto mi hijo están incompetente que ni siquiera sirve para follarte.
—En eso tiene razón, Draco no sabe follarme— Lucius sonrió socarrón —Porque él y yo hacemos el amor— el exmortifago bufo —Y he de decir que no tiene punto de comparación con esto, ya que su hijo es mejor, él sí sabe complacerme y hacerme que le ruegue por más.
Sin más el joven auror regreso a su apartamento, sin mirar atrás o ver la cara de cólera que tenía su suegro al momento que partió.
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Harry se dio una refrescante ducha y se dirigió a la cocina, el chico de los ojos verdes solo vestía un mandil y su bóxer, ya que sentía calor y quería estar cómodo para prepararle una cena especial a su chico, en parte porque lo quería consentir y otra por que la culpa de traicionarlo lo atormentaba.
—Amor, ¿Dónde estás?— Pregunto Draco luego de salir de la chimenea.
—En la cocina dragón.
Nada más al entrar el joven medimago sintió una gran excitación, por lo sexy que lucía su chico con solo un mandil, lo que solo ocasionó que la mente pervertida del chico se encendiera. Así que sin más lo abrazo por la espalda y luego en un tierno movimiento lo beso —Sabes hoy tengo que recompensarte— comentó Draco en lo que lo besaba, luego de apagar el fuego de la estufa, retirar lo que su chico cocinaba y subirlo a la cómoda.
Harry gimió dentro del beso y empezó a besar su pálido cuello, entre beso pregunto —¿Por qué?
—Mi padre me contó lo que hiciste— esto hizo que al instante el moreno parara sus atenciones y mirara con un poco de terror mal disimulada a su chico —Me dijo que fuiste a la mansión y que le defendiste nuestro amor, hecho que hizo que por fin entrara en razón y aceptara nuestra relación.
—Eso es fantástico— expresó feliz el moreno, luego que asimiló lo que le acaban de decir.
—Por lo que te voy a enseñar como agradecen los Malfoy— le dijo antes de tomarlo entre sus manos y llevarlo a su recamara.
Definitivamente que me encanta como agradecen los Malfoy, aunque siempre voy a preferir entre todos a mi dragón, mi Malfoy.
FIN
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