Daniel se secó las lagrimas de su rostro luego de finalizar otro capitulo de “Harry Potter y el fabricante de pociones” Como le gustaría hacer la película de esa narración, tendría que besar tantas veces a Tom, tendrían que enredarse desnudos íntimamente en tantas oportunidades… solo así podría tenerlo, porque ya lo había perdido.
Apago la luz del velador y se acurruco en la cama. Lloró hasta que se durmió, pero no era producto de la conmovedora historia, sino de su personal, triste, y patética historia.
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Tom estaba recostado en su cama con la computadora portátil sobre sus caderas. Había sido una noche familiar: Mama, su hermano mayor junto a su esposa, sus dos hermanos y el. Juntos habían visto “El secreto de sus ojos” y habían quedado más que encantados. Pero Tom no había comprado solamente ese DVD sino que también había adquirido “Diabólico” y, en la soledad de su habitación, la estaba mirando nuevamente después de tanto tiempo… maldita película, había cambiado su vida por completo.
Tuvo que subir la computadora portátil un poquito mas, dejándola sobre su estomago ya que el aparato aplastaba su creciente erección, y es que Tom ya miraba por tercera ves consecutiva la apasionada escena de sexo que Daniel realizo junto con Ed… pero claro, no estaba mirando precisamente a Ed lamer el estomago de Daniel, sino que se estaba imaginando a el mismo haciéndole esas cosas, arrancándole esos gemidos, besándolo de esa forma tan obscena.
Había visto la misma escena tantas veces que perdió el sentido, y solo ahí Tom se dispuso a dormir… solo que antes se relajo, tal y como le había recomendado su medico.
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El que no podía dormir era Ed, estaba solo en ese gigante y vacío departamento nuevo, a solo dos calles del penthouse de Daniel. Se sirvió una copa de vino y se dispuso con paciencia a ordenar las cosas dentro de las cajas, los muebles que había comprado llegarían el fin de semana.
Solo pudo acomodar unos utensilios de cocina cuando se sorprendió al oír que alguien llamaba a su puerta. Solo Emma y Daniel sabían de su nuevo hogar, su amigo estaba en rehabilitación y Emma, supuestamente, había viajado con su novio.
Volvieron a tocar y Ed salio de sus cavilaciones, se acerco a la puerta y la abrió, encontrándose con la persona que era protagonista de sus sueños durante los últimos meses.
Louis Cordice estaba recargado contra el marco de la puerta, vestía de manera informal y en su mirada se leía extrema decisión.
-Hola Ed – saludo.
-Hola.
-¿No vas a invitarme a pasar?
-Oh si, lo siento, pasa. Disculpa el desorden, acabo de mudarme.
-No te preocupes – dijo, pasando hasta la mitad del Loft y dándose vuelta, enfrentando al chico rubio y nervioso.
-¿Cómo supiste que vivo aquí ahora?
-Emma me lo dijo.
Ed no pudo evitar una sonrisa… esa perra, era una perra con todas las letras, y la adoraba por ello.
-Por suerte… - siguió Louis – De no ser por ella tu ni me hablas.
-Lo siento de verdad, no fue mi intención, tuve que viajar de urgencia a Los Ángeles… pero ya estoy aquí.
-Pero eso fue como hace un mes.
-No hace un mes aun.
-¿Qué pretendes Ed? – pregunto, acercándose lentamente al chico.
-Me gustas, ya te lo dije.
-Ah si, si, lo recuerdo, eso fue como hace… cuatro meses. No te tenia tan santito, ni siquiera un beso nos dimos.
-Es que… bueno, yo…
-Por eso estoy aquí… no soy una chiquilla, no me vengas con evasivas porque no te queda. Daniel me contó las cosas que hacían.
Ed enrojeció por completo, no sabia que responder al respecto.
-Lo siento.
-¿Siempre te disculpas tanto?
-Me gustas de verdad Louis.
-Demuéstramelo.
Por primera ves en su vida Ed no reaccionaba como generalmente hacia. Por lo general se tiraba sobre sus presas y las devoraba… ¡Por dios! El había arrastrado a Daniel Radcliffe hacia el lado oscuro. Pero ahí estaba, sin poder moverse, y es que si lo besaba se daría cuenta de que no solo le gustaba, sino de que se había enamorado de el, y no estaba seguro de poder aceptarlo.
-Entiendo – dijo Louis con desilusión – Solo quiero que sepas que la pase muy bien contigo, todas esas charlas largas que tuvimos en el set.
-Louis… yo.
-Adiós Ed.
Pero Ed no lo permitió, lo tomo de su brazo, lo giro y puso sus labios finos suavemente sobre los carnosos de su compañero.
Ed sostenía a Louis con ambas manos de su cuello, y su cuerpo tembló cuando sintió las manos del otro en la cintura, acercándolo a su cuerpo.
Se besaron de forma tranquila y romántica, hasta que Louis decidió introducir un poco su lengua. Ed la recibió gustoso y pronto ambas estaban jugando pecaminosamente.
La mano derecha de Ed fue descendiendo por el cuello de Louis, acariciando el hombro, toco su brazo hasta llegar a la mano, la acaricio, y luego se encontró con el borde de la remera azul del chico. Sintió una corriente eléctrica por todo su cuerpo cuando la yema de sus dedos tocó la piel de Louis. Se separaron cuando le quito la penda al chico y sus ojos quedaron presos de los otros.
Era muy extraño, ambos reflejaban miedo y deseo, como si fuera la primera vez que estarían en esa situación. Louis tomo la mano de Ed y el mismo lo guío por su cuerpo, haciendo que tocara su plano y duro abdomen, continuando hacia abajo y posando la mano en su miembro.
Louis le quito la camisa a Ed mientras que este abría su pantalón. Se volvieron a besar apasionadamente y, cuando necesitaron aire, comprendieron que ni siquiera llegarían al cuarto, así que Ed lo dirigió hacia una sabana blanca que estaba tirada en el piso y se acostaron allí.
Hicieron el amor durante toda la noche, por distintos lugares del Loft, y Ed sintió algo que jamás había sentido, pero no entro en pánico, era una sensación muy linda como para asustarse. En el colchón de su cama sin armar, Ed abrazo a Louis, o mejor dicho, al chico del que se había enamorado.
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Emma no estaba de muy buen humor ese día, según los padres de Daniel, que eran lo únicos que tenían contacto con su hijo, se había enterado de que las visitas permitidas en la última semana de tratamiento de Daniel, habían sido suspendidas. Al parecer, varios periodistas y hasta fans desquiciados habían querido meterse de incógnito a la clínica, haciéndose pasar por enfermeros, médicos y hasta pacientes.
-¡Emma!
La chica se dio vuelta y, por primera vez en la mañana, se dibujo una sonrisa en su rostro. Ed se lanzo sobre ella, abrazándola muy fuerte.
-Gracias, gracias ¡GRACIAS!
-Ajaja, ya veo que te gustó mi sorpresita ¿La pasaron bien?
-Ay Dios… ¡Súper!
-Me extraño mucho que no te lo hubieras tirado ya.
-Es que no se trata de eso Emma.
-¿Entonces?
-Me enamore.
La chica lo miro con la boca abierta y luego sonrío, contenta y emocionada por la confesión de su amigo.
-Ed, que bueno, estoy muy feliz por ti- le dijo, abrazándolo.
-Gracias Em, justo ahora venia a verlo.
-Menos mal que estas aquí, tengo algo importante que decirte.
-Qué
-Hable con la mama de Daniel, hay malas noticias.
-¿Qué le paso? – pregunto asustado.
-A Daniel nada… bueno, no a el precisamente. Parece que algunos periodistas y hasta fans, se han querido meter de incógnito en el centro de rehabilitación.
-¿Cómo?
-Haciéndose pasar por empleados, doctores y hasta pacientes.
-Que locura de mierda.
-Parece que han cancelado las visitas a Daniel en la última semana.
-OH NO… Daniel no aguantara tanto, no me imagino lo que estará pasando ahí, con lo inquieto que es.
-Eso no es lo peor, hable con Tom el otro día y me confeso que esta enamorado de Daniel.
-¿Me estas jodiendo? ¿De verdad?
Emma confirmó con la cabeza y una gran sonrisa.
-¡AL FIN!
-Mejor tarde que nunca. Yo estaba pensando en un plan para darle una sorpresa a Daniel.
-Estoy contigo.
-Mas te vale… ven y te cuento.
Los chicos se alejaron camino al salón de comidas, dispuestos a almorzar y trazar su travieso plan.
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Tom jugaba a Guitar Hero solo, recordando cuando lo hacia con Daniel durante tantas horas seguidas. Su teléfono celular sonó y se sorprendió al ver el nombre de la persona que llamaba.
-Hola Emma.
-Hola Tom ¿Cómo estas?
-En este momento sorprendido por tu llamado.
-Ni tanto ja… necesito hablar contigo, es sobre Daniel.
-Que paso – pregunto con tono asustado.
-Le han cancelado la semana de visitas.
-¿¡Que!?
-Necesito que vengas al Penthouse, yo tengo una copia de la llave, te explicare mejor aquí… tengo un plan.
-Voy para allá.
Emma cortó y sonrío hacia Ed que la miraba sorprendido.
-Wow, ni chistó- dijo Ed – Parece que si esta enamorado.
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Cuando Emma abrió la puerta y Tom vio a Ed, casi ocurre una desgracia.
-Maldito hijo de perra – había insultado Tom avanzando hacia Ed.
Justo en ese momento Louis se interpuso en su camino y lo frenó con ambas manos.
-¡No Tom! – Grito Emma – Por favor escúchanos, no es lo tu piensas.
-¿Que haces aquí, Louis? ¿Que carajo es todo esto?
-Tregua Tom, por favor – dijo Ed - Te explicaremos todos, pero cálmate.
-Ok ok, tampoco soy un maldito histérico.
-Bien, entonces a sentarse todos – acotó Louis.
Tom obedeció, se sentó en uno de los pequeños sillones y Emma, Ed y Louis se sentaron juntos enfrente, en el sillón grande.
-Bien… - comenzó Emma – Como te dije por teléfono a Daniel le cancelaron las visitas de la próxima semana, la ultima semana.
-¿Porque?
-Parece que periodistas y fans han querido colarse en las instalaciones.
-Malditos.
-Como la semana que viene seria supuestamente la semana de permiso de visitas y ahora a sido cancelada… los padres de Daniel han llegado a un acuerdo con las autoridades del lugar para que lo dejen ver.
-Y si, son sus padres.
-Pero… si yo uso mi fama y mis encantos femeninos, y si vamos a la noche cuando todos duerme, tal vez el guardia de la entrada nos deje pasar.
-Es una locura.
-¿Verdad? Es genial – dijo Ed.
-Perdón, hay algo que no entiendo ¿Qué carajo haces aquí ayudándome con Daniel?
-Tom… es hora de confesarte algo – dijo Ed – Daniel no es mi novio y nunca lo ha sido.
-¿Cómo dices? – pregunto con una cara que a Emma le pareció por demás de graciosa.
-Nunca fue mi novio.
-Pero… pero…
-Lo hicimos para ponerte celoso.
-Ay Dios… esto si que es de primaria. – dijo, tapándose la cara con las manos.
-No nos trates como chiquillos, Tom – se ofendió Emma- Tu estabas actuando de esa forma y Daniel estaba sufriendo horrores, teníamos que ayudarlo de alguna forma.
-¡Soy un idiota!
-No Tom, no lo eres, y deberías agradecernos, por nuestro plan te has dado cuenta que lo amas.
-¿No se siente bien, Tom? – hablo Louis por primera ves.
-¿Cómo?
-¿No te gusta lo que sientes ahora que sabes que lo amas?
Tom largo todo el aire que había estado conteniendo, y comprendió que Louis tenia razón… se sentía demasiado bien.
-¿Y tu que haces aquí? – pregunto, ignorando la pregunta.
Pero Tom no necesito ninguna explicación cuando vio que los chicos se tomaban de la mano, se miraron cariñosamente, y luego se besaron.
Emma levanto una ceja y curvo sus labios en una sonrisa cuando vio que el beso entre Ed y Louis se intensificaba. Tom sintió un sofocón de calor recorrer todo su cuerpo hasta acentuarse en sus partes intimas.
-BASTA – grito nervioso haciendo que los chicos se separaran – Ya entendí.
-¿Y bien? – Siguió Emma – Aceptas el plan para poder ver a Daniel antes que cualquiera, solos en su habitación para poder hablar o… lo que sea.
-¿Cómo negarme?
Louis se fue minutos después, consideraba que no tenía nada que hacer allí, saludo a su novio, a sus amigos y se marcho. Los chicos pidieron pizza mientras ajustaban los detalles del plan.
**
Lunes, 12:45 de la noche. Emma manejaba su auto azul mientras que Tom y Ed iban quititos y encogidos en el baúl del coche.
-Auch, mierda – se quejó Tom - ¿Por qué tuvo que agarrar ese bache?
-Lo hace apropósito, es una perra.
-Ya lo sabía.
-Una perra genial.
-Eso también lo sabía… y tú también, no te hagas.
-Menos mal que no somos claustrofóbicos.
-Shh… no me hagas pensar en eso.
-Ok, perdón, calladitos.
Emma aminoro la marcha y quedo delante de las vallas amarillas que le impedían el paso al centro de rehabilitación. Se bajó del auto junto cuando el guardia salía de su caseta. Era un hombre de unos treinta, regordete, bajito, y con cara de ser demasiado bueno.
-Hola – saludó Emma coqueta.
-Ho… hola ¿Cómo estas?
-Muy bien, vengo a ver a Daniel Radcliffe.
-Ah, si, a Harry Potter jaja.
Y también era un idiota.
-Jaja, exacto.
-Lo siento, pero las instalaciones ya están cerradas.
-¿Es que no sabes quien soy? – preguntó, enfadada.
-Por supuesto que lo se.
-Yo no soy una de esas fans desquiciadas que se hacen pasar por adictas solo para entrar.
-Oh, claro que no.
-¿Entonces? Le han cancelado la semana de visita a mi amigo.
-Bueno… se podría hacer una excepción.
-Te prometo que si me dejas, solo será un ratito – dijo, con cara y tono de nenita buena, lo que hizo temblar al pobre hombre.
-Oh si, si claro.
-Y shhh… no le digas a nadie que estoy aquí, todos querrán una foto conmigo y yo solo quiero sacarme una contigo.
-¿Conmigo? ¿De veras?
-Por supuesto ¿Tienes celular?
-Oh si, si… - contesto el hombre desesperado mientras buscaba en su bolsillo el aparato.
Emma se saco tres fotos con el y luego se despidió dándole un beso en la mejilla.
-Mis amigos no van a creerme – dijo, acariciándose el lugar en donde Emma lo había besado.
-Si lo harán, tienes las fotos ¿No?
-Si… si claro.
-Bueno, muchísimas gracias, no tardare demasiado.
El hombre ya no decía nada, sino que la miraba con una cara de tonto como Emma jamás había visto. Rodó los ojos y volvió al auto, la barrera se abrió, y entraron al gran complejo.