Capítulo 1
Los Gemelos de Negro
Imagen tras imagen. No recordába nada con exactitud. Lo único que recordába era algo golpeándome en la cabeza fuertemente. No tuvímos tiempo de gritar, siquiera. No tuvimos tiempo de despedirnos... En estos momentos, no sabía si estaba yo solo en el mundo, o si seguían ahí conmigo. La verdad, no tuvimos la culpa. Nosotros no fuímos los de la culpa. Nosotros simplemente manejábamos alégremente, como siempre. Papá manejando, mamá escuchando sus canciones ochenteras, con mi padre haciéndole coro. Mi hermana y yo siguiéndoles el ritmo, ya que ya nos sabíamos esas canciones de memoria por tanto que las oían. Y de pronto, la paz se acabó. Lo último que recuerdo haber escuchando era el sonido de la camioneta destruyéndose, y de vidrios quebrándose. Lo último que recuerdo haber visto, era una camioneta manejando a toda velocidad hacia nosotros en sentido contrario. Un conductor ebrio chocó contra nosotros, volcándonos, matándonos.
Ya no recordába nada después de ahí. No podía escuchar nada, sentir nada, decir nada, siquiera. Solamente sentía un dolor agonizante sobre mi cuerpo. Sentía que, aunque unas manos me sostuvieran, todo el peso de la camioneta sobre mi, asfixiándome. Yo, para ser un chico, era muy frágil. Siempre tan débil, suave, frágil. No era lo que todos llamában ``El ídolo de futboll americano del Colegio´´... No... Yo era, mejor dicho ``el tímido chico de 14 años que teme hablar con las personas´´. Aunque, claro, nunca temí hablar con las personas. Era solamente que siempre fui muy tímido...
Las imágenes pasában ante mis ojos, y pensé que, quizá, estába muriendo, ya que siempre decían que si veías tu vida pasar ante tus ojos, ibas a morir. Pero, siempre decían que era en unos segundos, y yo ya llevába, por lo menos, unos tres minutos con esas imágenes. Pero no eran imágenes distinas, eran las mismas del accidenten, repitiéndose en mi cabeza, como si tratára de enseñarme una lección.
Sentí un inmenso dolor en todo mi cuerpo, pero en especial, los brazos y en la cabeza. Grité de dolor, mientras habría lentamente los ojos. No veía nada... Todo era borroso. Solamente podía distinguir el techo, que era blanco, pero aún así, era borroso.
Después, comenzé a escuchar algo alado de mi, sonába más como un pitido. Mi vista comenzó a aclarárse, y ya podía ver mejor lo que me rodeaba. Estába en una habitación del hospital. Era obvio que estába en un hospital... Ya me sabía, de memoria, las habitaciones de los hospitales.
Escuché unas voces alado de mi, eran voces de extraños, pero me alegrába un poco al poder escuchar algo.
-Ya despertó, doctor - informó un hombre, mientras sentía como me tomában el brazo con delicadeza.
Escuché unos pasos ágiles y duros acercárse a mi, entonces, un hombre de cabello gris y lentes que me impedían verle los ojos se inclinó para verme.
-Bien. Las pruebas resultáron - dijo el doctor, mientras se alejába.
Sentía la garganta seca, al igual que los labios. Me lamía los labios constantemente, hasta que una enfermera me trajo un delicioso baso de agua. Yo agradecí eso, mientras que otra enfermera me daba de tomar.
Sabía delicioso... Era agua fresca, ni fría ni caliente, sino, fresca... Me inundába la garganta, mientras me incorporába lentamente sobre la cama. Me mareé un poco al hacer eso, y miré, lentamente, hacia otras direcciones, buscando a alguien conocido.
Rin, mi hermana, estába despierta, acostáda en su cama. De reojo pudo ver como yo me incorporába, así que giró levemente para que la viera. Me sonrió leve y tristemente, mientras que sus ojos se humedecían. Abrió la boca, pero ninguna palabra salió de ella, incluso aunque moviera los labios. Mi mayor temor fue que Rin hubiése perdido la voz, y que ya nunca mas podría escucharla hablar o cantar, pero al parecer estába simplemente cansada.
-Doc-Doctor - llamé. El doctor se giró, y me miró -¿y.. mis padres? - pregunté, temoroso.
El doctor suspiró, mientras se sentába en una silla enmedio de la cama de Rin y la mía. Me miró a los ojos, con tristeza, mientras que, algo raro, acarició mi mejilla con dulzura.
-Ellos muriéron... - susurró el hombre. Mi corazón se detuvo, lo juro. Palidecía... Me sentía frío, helado. El mundo me dió vueltas. Escuché a Rin sollozar, para después comenzar a llorar descontroládamente.
-¿...Mu-Muriéron? - pregunté incrédulo, conteniendo mis lágrimas. No... Ellos no habían muerto, ellos... Ellos estában bien, yo lo sabía... ¡Yo lo sé!
-Tu madre murió en el accidente - comenzó el hombre, sin dejar de mirarme -.Ella salió disparada de la ventana, cayendo sobre el suelo. Al parecer, otros conductores no se habían percatado del accidente, así que, lamentáblemente, pasáron sobre tu madre, atropeyándole - horribles imágenes de eso acuediéron a mi mente, comenzé a llorar -...Querémos creer que tu madre ya había perdido el conocimiento para ése entonces, pero no estámos seguros. Tu padre... - susurró el doctor, bajándo la vista, triste -.El murió aquí. Estába muy golpeado. Varios de los cristales del auto entráron a su garganta y sistemas, todo el peso de la camioneta lo aplastó, tenía vidrios encajádos en todo el cuerpo, ya casi ni podía respirar... Murió hace unas horas...
¿Horas? Entonces, ¿llevábamos horas aqui?
-Papá... - lloré, cubriéndome la cara -...Mamá...
-Tu padre dijo que tenía un familiar para que los cuidára - dijo el doctor, sonriéndome falsamente, pero no pudo esconder la pena y tristeza que sentía en esos momentos -.Los conocerán en su funeral. Ellos vienen mañana para el funeral...
-Entonces... - susurré, sollozando -,¿Rin y... yo... estámos bien..?
-Sí - asintió el doctor -.No tienen heridas graves. Al parecer, tuvieron suerte al estar en la parte de atras y con el cinturón de seguridad puesto - [N/A: Veeeeeen? Haganle caso a sus padres cuando les dicen que se pongan el cinturón de seguridaaaaaaad! JajajaxD Para que digan que no es puro lemon lemon lemon jajaj también tiene cosas educativas;)].
Me quedé callado, mientras asentía con la cabeza. Rin y yo, de apenas 14 años, iríamos a quien sabe donde con unos tíos de los cuales no teníamos ni idea de que existían. Sin nada más que decir, el doctor se retiró de la habitación. Me acosté denuevo en la cama, escuchando como Rin llorába incontrolablemente.
-Estarémos bien, hermanita, te lo prometo - prometí, mientras le sonreía forzosamente.
Ella siguió llorando, y yo la dejé. Yo también me unía a su llanto, pero era momentáneo, ya que ahora yo era el hombre que debía de cuidar a mi hermana, y mi padre jamás mostró una lágrima enfrente de mi o de Rin o quizá ni enfrente de mi madre. Yo no quería defraudar a mi padre, así que seré el hombre tal y como él me educó. Yo ciudaría de una mujer, en este caso, mi hermana, como si de un tesoro hablase.
Cerré los ojos, y suspiré cansadamente, unas lágrimas recorriéron mis mejillas lentamente, pero me las sequé antes de que Rin lo notára. Me quedé dormido pocos minutos después, siendo arrullado por una curiosa canción que desconocía.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
El día del funeral llegó, y Rin y yo salímos del hospital ése día por la mañana. Caminámos en silencio hasta la iglesia, vestidos de unos curiosos trajes negros. Nos sentamos, y escuchamos la misa antentamente, repitiéndo todo lo que el Padre pedía que repitiéramos, y cosas por el estilo. Yo era muy religioso, demasiado. Siempre prestába atención a la palabra de Dios, y la mayoría de las noches, solía leer un pedazo pequeño de la Biblia junto a mi madre. Ambos soñábamos en algún día poder ir con el Papa, ya que sería algo emocionante. Pero, ahora, ése era un sueño que tenía que cumplir solo... Ya que mi madre se había ido, dejándome con esta soledad, que ni siquiera mi bien
amada hermana Rin podía llenar.
La iglesia estába llena de personas amigas de mi papá, familiares de mamá, amigos, etc. Papá era muy conocido ya que era un gran empresario. Aunque estuviera ocupado la mayor parte del tiempo, siempre tenía tiempo para sus hijos. Mamá no trabajába. Era artista, pintába cuadros en casa, nos cuidába, etc. Ella tenía una hermosa voz, tan suave, delicada, dulce... Y su canto era el más arrullador de todos, lento, suave, armonioso... Decían que Rin y yo habíamos sacado el doble de la potencia que sus cuerdas vocales, pero aún así, mamá seguía siendo la mejor cantante.
Una vez que la misa acabó, habían muchas personas llorando, lamentándose. Cuando nos mirában, corrían a abrazárnos y decirnos que todo estába bien, aunque claro, no lo estába. En el cementerio, cuando metiéron a mamá y a papá en sus tumbas, y los hundían en la tierra, yo mirába fijamente la lápida. Debajo de sus nombres y de la fecha en la cual muriéron, decía: ``Lovely Parents´´, que significa padres amados. Una cristalina lágrima se escurrió por mi mejilla, mientras suspirába.
Horas después, ya casi no había nadie en el funeral, cuando me percaté de unas personas que no conocía. Era un chico, de espaldas a mi, en traje negro, que le venía muy bien, con cabello negro, callendo de su nuca, cubriéndole el cuello. Alado de él, había una chica de su mismo tamaño, y quizá de su misma edad. Tenía un vestido negro, con bordados blancos en la falda del vestido. Tenía el cabello negro, al igual que el chico de alado, corto y liso. Tenía puestas muchas pulseras en su mano derecha, entre ellas, una de cuero, otra con un dige, otra con una cruz, otra con figuras, todas eran o plateadas, o negras. Los dos chicos se giráron, y me quedé impactado. Eran idénticos a Rin y a mi. Eran pálidos, gemelos, de unos 14 o 15 años... La única diferencia era que ellos tenían el cabello negro y los ojos dorados. El chico me miró, con ojos entrecerrados, mientras le murmurába algo a la persona que supuse que era su hermana. Ella asintió, mientras que daban algunos pasos para acercárse a mi.
Cuando porfin llegáron a estar enfrente de mi, les sonreía falsa y forzosamente. Rin estába alado de mi, mirándo igual que yo a aquellos gemelos tan idénticos a nosotros.
-Hola, Len, Rin - saludó el chico, inclinándo la cabeza hacia adelante, en forma de respeto... ¿Respeto? -,soy Rei y ella es mi hermana Rui Kagene. Somos sus primos. Su padre le pidió a nuestro tutor cuidar de ustedes, así que vendrán con nosotros.
¿Con qué ellos eran los familiares?¿Acaso papá estába conciente de que era escalofriante ver a un clon completamente lleno de negro, pero idéntico a ti?¿Enserio éramos primos? Rin se acercó a Rei, como pensando lo mismo. Rei la miró confundido, y después, Rin tomó la mejilla de Rei y comenzó a jalárla. Después tomó la mía, y comenzó a hacer lo mismo.
-¡Basta, Rin! - ordené yo, mientras que Rin seguía estirando nuestras mejillas.
-Rin-sama - dijo Rui, hablándo por primera vez -¿Podría dejar a mi hermano? Creo que eso lo lastima.
-¡Oh! Perdón - se disculpó mi hermana, soltándonos a ambos -,y porfavor, llámame Rin. Alfin y al cabo, somos primas.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
-¿Shion, dijo? - me preguntó Rin, mientras nos despedíamos de un grupo de familiares, tratando de parecer que todo estába bien.
-Sí - asentí, despidiéndome con la mano.
-¿Qué tiene que ver un Shion con los Kagamine? - preguntó mi hermana, mientras se girába para verme.
-Como si supiera - respondí, encogiéndome en hombros -.Recuerda que es un tutor, así que prácticamente no tiene que ser familia... ¿no?
-Como si supiera - dijo Rin, encogiéndose en hombros
. A lo lejos, pude ver que el cementerio estába ya casi solo. Después, pude ver a Kizaito acercárse con esa sonrisa tan amigable y sincera hacia donde Rin y yo estábamos, con los gemelos Kagene detrás de él.
-Vale, ¿estan listos? - preguntó Kizaito, muy entusiasmado. Rin y yo asentímos tímidamente.
-De acuerdo - dijo Rui, mientras tomába la mano de Rei -.Suban al auto. Irémos por sus cosas.
Así lo hicímos. Rin y yo nos suvimos a un auto un poco viejo, color azul cielo, desgastado. Era de esos autos de los 8Os [N/A: Disculpen mi ignoranciaxD pero no se nada de autosxD!]. Rin, Rui y yo nos sentamos en la parte trasera. Yo iba enmedio, y la verdad, me sentía raro. Estába enmedio de mi prima idéntica a mi hermana y de mi hermana idéntica a mi.
Llegámos a nuestra casa, y entrámos con dolor. Nuestras maletas ya estában ahí. Nuestros objetos materiales ya estában en cajas, y todo estába ya en la sala. Rin y yo mirámos por última vez esa sala, aún con los muebles, en los cuáles habíamos vivido 14 hermosos años de nuestras vidas. Rin caminó hacia el lugar que solíamos llamar «el Estante de las Fotografías», donde estában muchas fotografías de primos -en ningúna de esas fotos salían o se mencionában a Rei y Rui-, de la abuela, de mis padres juntos, etc. Rin tomó algunas, y las guardó. Suspiré, y sentía un enorme nudo en la garganta. Mis ojos se cristalizaron, y pude escuchar perfectamente el sollozo de Rin. Me acerqué a ella, y la abrazé tiernamente, tratándo de consolarla.
-¿Están listos? - preguntó Rei, detrás de nosotros.
Nos girámos, y vi como se agachába para tomar ya la última caja.
-Hai - asintió Rin, limpiándose las lágrimas.
Rei tomó la caja, muy pesada, pero pareció manejarlo con toda naturalidad.
-Deja y te ayudo - me ofrecí, acercándome a Rei.
-Estoy bien - dijo Rei, mientras salía de la casa.
Rin se abrazó a si misma, mientras temblaba. La tomé de los brazos, y tomé la última maleta. La saqué de la casa, y la deje junto a Rui. Con un último suspiro, tomé las llaves, que estában colgadas en la cocina. Caminé por el pasillo que daba a la puerta principal. Salí de la casa, y le puse llave a la puerta. Con un último suspiro cargádo de melancolía, salí del porche, para meterme al auto.
• CONTINUARÁ •
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