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Solamente por 130 8a kiku

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes del principe del tenis no me pertenecen son de Konomi Takeshi.

Notas del capitulo: Soy feliz. ¡Mi segundo fic del PoT y el primero de mi pareja favorita!

Fic dedicado a mi adorada aretito.
Solamente


*|*|*


Se movió inquieto por la habitación, por más que lo intentaba no podía sacarlo de la cabeza. Intentó distraer su mente con alguna actividad, tal vez dibujaría, porque practicar en esos momentos sólo lograría que pensara más en él.


Últimamente venía reflexionando su mirada, siempre igual. No lo engañaba por más que siempre trajera esa mueca de falsa alegría, el estaba seguro que “algo” andaba mal con su compañero.


Tal vez relacionado con su hermano menor, recuerda que a penas en la tarde alcanzó a escuchar que Tezuka le decía a Oishi, que había problemas entre ese par. Por lo que sabía los hermanos Fuji tenían una mala relación, sobre todo porque el menor se sentía minimizado e ignorado debido al talento del genio de la familia. Aunque en ése aspecto no podía más que darle la razón a Yuuta; incluso él, que jugaba de una forma única e innovadora, que es reconocido como el mejor jugador acróbata de Seigaku, se embelesaba con el estilo de Syusuke, una explosión de emociones lo inundaba cada que lo veía desenvolverse en la cancha, talento puro. Si lo tuviera que llamar de alguna forma, sin duda, sería arte.


El juego del castaño, rayaba en lo artístico. Inconscientemente ese detalle le disgustaba, dado qué él, Kikumaru, jugaba de una forma explosiva, impactante, hiperactiva, artística valga la redundancia. Por eso le resultaba incomodo que llegará alguien a llamar más la atención, a tener más tiempo una sonrisa pintada en la cara, a competir de tantas formas con él.


Se puso de pie, tirando el material de su dibujo —que definitivamente no le ayudaba—. Tomó su chaqueta y sus llaves, dispuesto a dar un paseo. Molesto por sus infantiles arranques de celos y envidia. No podía tener esos pensamientos de alguien que en realidad apreciaba. No venía al caso que se comparara, era totalmente absurdo. Al ser dos personas, con semejanzas sí, pero con diferencias igualmente muy marcadas —y que no necesitaba enunciar—.


Se dejó guiar por sus pasos, sin prestar atención en el camino. Conocía bien esa parte de la cuidad.


Le molestaban esos momentos en que se obsesionaba. Contradiciéndose una y mil veces. Sabía que no eran tan diferentes, compartían más de un rasgo en común. No podía negar que Fuji le parecía una persona sumamente atrayente y no sólo en lo físico, también en su forma de ser, en todo lo que el llamado “genio del Seigaku” representaba como amigo, como compañero, como ser humano.


Se tomó la cabeza con ambas manos, suspirando. Por más que lo analizaba no entendía porque pensaba tanto en Syusuke. Le costaba explicarse los motivos de esa nueva y extraña fijación por su amigo, en otras ocasiones se preocupó por su bienestar, igual que con los demás miembros del club, pero no al punto de ni siquiera querer un helado, o desahogarse en una recreativa actividad, como el jugar o dibujar. Realmente le fastidiaba no poder realizar sus “labores” predilectas. Las que le ayudaban a sacar todas esas emociones dentro, las que eran una explosión de sentimientos encontrados, las que le apasionaban. Las que le recordaban el deleite de lo efímero de la vida; por el contrario lo único que se le venía a su pelirroja cabeza era el muchacho de cautivadores y celestes orbes.


Una conocida voz lo sacó de sus pensamientos, había ido a parar al parque que estaba a un lado de las canchas de tenis.


¡Vaya ironía! Justo enfrente, se encontraba él, Fuji Syusuke ¿qué acaso nada le podía salir bien? Se supone que el motivo de su paseo era despejarse, no ir a encontrarse al dueño de sus últimos pensares.


Ventaja era que el castaño no la había visto, a un paso estaba de darse la vuelta y escabullirse de regreso a su casa, cuando diviso a Yuuta. Parecía sumamente molesto y aunque no entendía con claridad las palabras del menor, claro estaba que no eran agradables. Una mueca de disgusto se reflejo en su rostro, al mirar el puñetazo y la retirada del joven estudiante del St. Rudolph.


Por un momento el disgusto se volvió indignación, ¿por qué Fuji no hacía nada? ¿Qué significaba esa mirada de tristeza? ¿Tanta era la adoración por su hermano menor que no iba a reprenderlo, mínimo a defenderse? Sin embargo nada, sólo estaba ahí de pie, con la mano en la mejilla, sus hermosos ojos visibles, mirando al frente, sin poner atención en su entorno.


Ya se imaginaba la reacción de alguno de sus hermanos si él se atreviera a hacer lo que Yuuta; mal, seguro le iba ¡con el caracter de los "hermanitos" que tenía!


Con determinación, dejándose guiar por su impulsividad encaró a su compañero. Evidente era que no se había percatado de sus presencia, sobre todo al encontrarse de frente, al punto de tocar la nariz del mayor de los Fuji con la propia, por un breve instante fue capaz de admirar la sorpresa, el desconcierto y una pequeña debilidad.


Sin saludar siquiera, sin pensar, lo abrazó. Por un momento se dejo guiar por sus emociones, por lo que su cuerpo le indicaba.
Ahora fue el pelirrojo quien no reaccionó, cuando sintió los labios del castaño rozar los suyos. Le gustaba esa sensación, esa calidez, el sabor de “Fujiko” —como le llamaba para molestarlo—. Sonrió internamente, encontrando la respuesta a su malestar. Tan evidente.


No eran necesarias las palabras. Ni el consuelo, tampoco una explicación. Sus acciones no la ameritaban, después de todo solo era apoyo, nada formal, nada sentimental. Un “accidente” y no más.
Notas finales: Gracias por leer, espero que les gustara y me hagan saber su opnión.

Besos

~Adoración U.I~

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