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Deja la muerte para los vivos... por lilah

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Notas del fanfic:

Bueno este es mi segundo fic..espero no sea tan malo...creo que ya no está tan corto..si alguien por ahí lo lee completo jeje..debe disculpar mi falta de imaginación para títulos, resúmenes y nombres de personajes...que a la mejor no se ve compensada de ningun modo o a la mejor sí...si es muy malo alguien dígame por fa. Lo hago con el único fin de entrenerme y no pretendo descubrir el hilo negro.

Hace mucho frío aquí y está excesivamente húmedo, además hay demasiada tierra y demasiadas larvas, me pregunto ¿por qué a las moscas no se les ocurrió poner sus huevecillos en otro lugar? ¿Por qué justo aquí?, un día me descuidé y tenía una en la boca, háganme el favor ¡en la boca! No me molestaba precisamente porque ya no tengo sentido del gusto ni sensibilidad, pero esas cosas deben de ser viscosas y no se veía nada bien en mis labios inmóviles.
Estar encerrado en una tumba es algo aburrido, cuando tuve plena conciencia de donde estaba mi decepción fue muy grande, nadie me preguntó si estaba en mis planes ser un fantasma. Sólo supe que un día estaba muerto y al otro ¡sorpresa! Sigues en la tierra… ¿cómo pasó? Ni idea, solo sé que aquí estoy, los que tienen más tiempo dicen que te vuelves fantasma porque en algún momento de tu vida lo deseaste. ¡Claro! Se me olvidaba que a los 22 años vives pensando en que va a ser de ti cuando mueras, que casi todos a esa edad planean ser fantasmas. Y yo no quería, en vida era vanidoso y no he dejado de serlo, las ventajas de la belleza, aunque debo aceptar que a veces creo que soy tonto y despistado. Como adivinarán no me agrada ser transparente y traer la misma ropa siempre, me la podría cambiar pero no hay tiendas de ropa para fantasma. Y mala suerte la mía, me morí en traje, me hubiera muerto con algo menos incómodo. Pero cuando uno va a unir su vida en matrimonio debe estar elegante. Lo único bueno es que no me llegué a casar, si vieran la bruja que era mi novia.
Ser fantasma tiene sus inconvenientes, eso de traspasar paredes es tan molesto. Un día estaba paseando tranquilamente en la noche y me recargué en una pared para que un policía no me viera y ¡pum!...de pronto estaba en medio de un lugar de azulejos rosas y completamente iluminado, asustado a más no poder porque había caído en un vestidor de mujeres y un conjunto de damas de todas las edades  gritaban como locas dejándome completamente aturdido. Gritaban y señalaban ¡Un fantasma!...que amables señoras, gracias por recordarme que era porque ya lo había olvidado. Viejas locas, ¿nadie les dijo que señalar con el dedo es de mala educación?
No era mi intención asustarlas pero creo que ver algo que podría ser un alma en pena no es agradable, eso arruinó mi paseo. Ya me habían advertido que los fantasmas primerizos y descuidados daban pie a leyendas, ya me imagino: un fantasma vestido de traje se aparece en el vestidor de damas. ¿Por qué a mí? Si quiera hubiera dado origen a una leyenda interesante, ese día seguí a distancia prudente a las más gritona de las mujeres para saber que decía de mi, pero me topé con que iba a una romántica cena con su novio. Situado cerca de la pareja pude escuchar la narración:
“Mi amor hace rato en los vestidores  vi un fantasma (aquí el amor hizo cara de que no le creía y que no le importaba), todas lo vimos. Estábamos cambiándonos cuando una sombra apareció de la nada en la pared, era un hombre vestido de traje. Fue horrible, todas gritaron, fue tan extraño”
El sólo le contestó que había sido muy valiente y le dio un cariñoso beso. Yo me salí de ese lugar.
¿Valiente?....ella valiente, si gritó como loca, gritó más que todas. Ahora en lo personal creo que yo fui más valiente por ver en paños menores a esas mujeres y no morirme de nuevo. Con el tiempo me enteré de mi leyenda, supuestamente yo era un chico muy enamorado y mi novia hacía ejercicio en ese gimnasio, un día yo la estaba esperando afuera pero ella murió por causas desconocidas y por consiguiente nunca salió, yo desesperado irrumpí en los vestidores a buscarla y al verla sin vida, de pura y celestial tristeza me suicidé. Así que mi alma no alcanzó el perdón y entonces ahora vago por el mundo, cada noche a la hora que la encontré me aparezco a asustar a las mujeres que ahí están pero que no hago nada porque sólo buscó a mi amor perdido.
Antes esto sólo tengo una palabra ¡Patrañas! No me suicidé ya les decía que estaba en la flor de mi vida, no amaba a mi novia y ella ni por equivocación hacía ejercicio, ni siquiera creo que supiera que existe esa palabra. Hace poco la vi, ahora ya no tiene 22 años, si hace 20 me morí, es más ahora que lo pienso hace 20 años ni estaba ese gimnasio, como sea ahora mi ex novia tiene 42 años y 2 hijos, si la vieran sabrían a que me refiero con que no hace ejercicio ni por error y también de paso descubrirían de la que me salvé porque mujer más amargada no he visto jamás. Tuvo el detalle de venir a mi tumba a ponerme rosas, eso en nuestro caso es una acción de reproche porque yo jamás le di rosa alguna y de paso me reclamó por tener la brillante y feliz ocurrencia de cruzarme en la trayectoria de una bala. Junto a mi lápida describió como pudo haber sido nuestra vida si la hubiéramos hecho juntos, me dijo que me extrañaba, que porque la había abandonado y que nunca conoció a un hombre mejor que yo, agregó que su esposo no la quiere. ¡Qué mujer tan ingenua!... ¿acaso cree que si yo me hubiera convertido en su esposo la hubiera querido?...yo tengo la teoría de que si nos casábamos y hubiéramos  tenido hijos, ya hubiéramos huido lejos de ella y su paranoica forma de ser.
Yo no amó a nadie, mejor dicho yo no amé a nadie en vida pero precisamente es una historia de amor la que quiero contar, no es muy larga pero de todos modos tengo toda la vida ¿y ustedes?
Como dije después de que me hice a la idea de que era un fantasma empecé a pensar en lo que podía hacer en esa situación. Descubrí que puedo traspasar paredes, hacerme invisible y nada más. No puedo mover cosas ¡que decepción!...no con la mente pero si con las manos, cuando logro agarrarlas y no solo traspasarlas. Como sea si quieren mi opinión, nunca piensen en ser fantasmas no puedes hacer nada a menos que tengas el placer perverso de asustar gente, yo no tengo esa manía, a mi me gusta que me vean y que me admiren, en vida era fácil lograrlo y ahora hasta me cuesta lograr que me miren, podrían ahora mismo tenerme parado junto a ustedes y no lo notarían porque podrían ver a través de mí  y ni se les ocurra pensar que me sentirían, comprobé que no sienten frío si me paro junto a ustedes, no pregunten sólo créanme que no lo sienten. Además ya ni siquiera me queda el placer de sorprender a la gente, me puedo parar frente a alguien y decirle que soy un fantasma, me murmuraría que es imposible y se seguiría de largo. No quiero aturdirlos diciendo todo lo que un fantasma piensa acerca de la invisibilidad, mejor les digo que un noche estaba ocultándome. Si, leyeron bien, me ocultaba; no por ser fantasma iba a vivir despreocupadamente y me ocultaba de la chica fantasma de 17 años, que vive tres tumbas más allá de la mía, pareciera que las hormonas aún funcionan en la otra vida porque me persigue como si yo fuera un famoso cantante y ella mi fan número uno. ¡Es terrorífico! En día de muertos me propuso que juntos asustáramos niños yo creo que pensó que iba a ser una situación muy romántica, como no tenía pretexto alguno que poner, ni modo que le dijera “tengo mejores cosas que hacer de mi vida”, tuve que ir con ella y después de que cinco niños nos ignoraran ella intentó que le contará intimidades y que la invitara a mi tumba, allí descubrí otro poder: si lo deseo lo suficiente me puedo desaparecer y reaparecer en un lugar más o menos lejano.
Después de ese terrorífico día que fue de sustos para mí, me la pasaba huyendo de esa fantasmita, entusiasta, enamorada, simpática y completamente hartante. Tanto fue mi afán por huir que el amanecer me estaba agarrando lejos de casa, bueno lejos de mi cementerio, yo le llamó casa porque ahí vivo. Una semana después del día de muertos, la salida de sol me sorprendió parado en medio de una avenida, se siente realmente bien ser traspasado por automóviles en la madrugada, las luces pasan a través de ti  y se ven neblinosas, en eso estaba perdiendo el tiempo cuando amaneció.
Pensando en regresar a casa eché a caminar, a mitad del trayecto vi que de un edificio salía un chico, estaba envuelto en mil chamarras, ¿de verdad hacía frío?, me hubiera gustado sentirlo. El chico comenzó a caminar  y yo fascinado sin razón lo iba siguiendo. Era divertido seguirlo, ya que caminaba lento y de un lado al otro, no iba en línea recta, hasta pensé que estaba algo ebrio, pero pensé que era demasiado temprano para estar bebido, aunque era sábado en la mañana y bien podría venir de una fiesta, era ilógico que saliera de la casa a esas horas, tuve que admitir que así caminaba y que me encantaba eso.
Lo seguí unos 10 minutos por calles oscuras, no sé cómo no tenía miedo y no de mí o de los de mi clase, si algo aprendí en el paso de materia a energía fue que los vivos son más peligrosos que los fantasmas. De pronto me di cuenta de que si tenía miedo, miraba constantemente a los lados y hacía atrás y murmuraba cosas, tomé una decisión.
Haciendo uso de mí concentración me volví de color normal, es decir para verme como gente sólida y no como espíritu, me coloqué en una calle que apenas iba a cruzar y espere para caminar como si fuera un encuentro casual. Distraídamente cuando él pasó junto a mí provoqué un choque:
-perdón-le dije, mi voz sonaba ronca pero no de ultratumba, la usaba más o menos seguido por eso no estaba del todo rasposa. Él me miró con precaución.
-no te preocupes no te voy a asaltar-le aseguré, el con seguridad me tomó por loco ya que sin decirme nada continuó con su trayecto. Me quedé un rato pensando en su aspecto; se veía de unos 18 años y con el aspecto típico de nerd, pero un nerd bastante guapo para ser sincero. Insistente en mi idea de hablar con él caminé como si supiera de verdad a donde iba, cruzamos calles y calles, me fijé que él  respiraba con cierta dificultad porque cada vez caminaba más a prisa y volteaba más seguido. ¡Pero qué torpe soy!...como no iba a acelerar su paso si yo lo iba siguiendo sin precauciones, hasta eso momento razoné que se metió por callecitas, en diagonal por los parques y cambiando continuamente de banqueta y yo tracé exactamente la misma ruta. ¡Bravo, bravo! Sin querer me desaparecí porque descontrolé mis pensamientos y me volví etéreo otra vez
Muerto de pena por primera vez en la vida ¿la vida dije? Ups…bueno con pena por primera vez y muerto pues eso seguro, me fui hacía mi cementerio inexplicablemente feliz, tenía algo en que entretenerme.
Una sema después regresé a buscarlo, una semana fue el tiempo que me tomó superar la idea de haber hecho alguna tontería porque me desaparecí y sin voltear me desvanecí en el aire, ojalá él no lo hubiera notado pero ojalá me hubiera visto quiero decir que esperaba que se fijara en mí pero no lo suficiente para notar que me esfumé. ¿Qué me pasa?... ¡qué complejo!, esta sensación es nueva para mí. Ese día estaba soleado, cosa que no me agradaba del todo, digo que tan agradable les resultaría que se vieran más tranparentes de lo normal, ni me digan que lo transparente no se ve porque quizá admita que tengan razón y eso no me gustaría.
Para que apareciera esperé mucho tiempo, creo que exageré al presentarme ahí a las 4 de la mañana, aproveché mis facultades, atravesé una pared como mil veces y creo que debo decir: nunca lo hagan. Después se vuelve tan fácil que nada más con pararte cerca te encuentras del otro lado, por fortuna esta vez era una bodega y no un vestidor de señoritas. También ensayé como verme perfectamente sólido y normal, hasta llevaba un maletín de señor de oficina, algo que justificara este estúpido traje. Cuando él apareció cargado de cosas se me ocurrió una magnífica idea: tirárselas. Así lo podría ayudar y hablar con él.
Mi plan según yo era perfecto (me da igual si les parece tonto, para mí fue brillante), con toda la mala fe, alevosía y ventaja me hice invisible y me paré junto a él, estire las manos y esforzándome para tirar sus cosas sin tocarlo mandé todos sus cuadernos y libros al suelo, después me ubiqué en la esquina y caminé hacía él que ya estaba inclinado recogiendo sus pertenencias, sin decirle palabra alguna empecé a ayudarlo, no es por halagarme en vano pero lo había hecho muy bien, tal vez demasiado, un libro blanco y grueso había ido a caer en un charco lodoso. Lo levanté con trabajos si eso era pesado para alguien normal para un fantasma lo era más. Al ver su cara de fastidio se me ocurrió que quizá no había sido una de mis mejores ideas, claro él no podía saber que fui yo quien causó eso.
-tiene remedio-le dije al tiempo que se lo daba, él lo tomó de mi manos rozándolas sin querer, no podía saber si su piel era suave pero parecía serlo.
-¿crees?-me preguntó esperanzado con el libro escurriéndole en las manos- no es mío, es de la biblioteca de mi escuela.- me confió con voz algo desesperada. Lo miré, creo que lo había dicho para platicar con él, no porque de verdad creyera que esa cosa fea tuviera arreglo, pero al ver que por ahí podría acercarme a él decidí aprovecharlo, mirando la portada del libro me di cuenta de que era de física ¿le gusta la física?... ¡qué horror!
-creo que se puede limpiar-le aseguré haciendo gesto de algo que pretendía ser preocupación.
-no lo sé parece que no, supongo que tendré que probar.-dijo resignado, yo le volví a quitar el libro para ver qué podía hacer ¿por qué no podría hacer magia?....eso hasta para un fantasma es demasiado pedir. Lo sacudí para quitarle el lodo y para mi sorpresa se cayó pero lo mojado no se lo quitaba más que el calor y este lo iba a arrugar.
-por lo menos se le quitó el lodo- le dije con esa risita tonta que todos soltamos cuando estamos nerviosos, muy nerviosos, ¿por qué no puedo controlarme?...bueno, de menos ahora no me he desvanecido.
-creo que me lo aceptaran así, con un poco de suerte nadie se dará cuenta. De todos modo gracias por ayudarme, no sé cómo se me fueron a caer fue muy extraño como si el viento los tirara.-Me le quedé viendo ¿y si sospechaba algo? No, no nadie cree en fantasmas en estos tiempos.
-tal vez fue un fantasma-aventuré para ver su reacción, el rió divertido.
-tal vez, oye me tengo que ir, ya es tarde-me dijo, pues vete pensé.
-si claro-le dije como si en realidad no me molestara que me fuera a dejar ahí, después de todo lo que había hecho.
-oye… ¿me podrías dar mi libro?-dijo con una sonrisa nerviosa y poniéndose rojo. ¿Podría ser menos adorable?...creo que ya entendí algo que me dijo el viejo fantasma del panteón “encapricharse con vivos siempre es nuestra perdición” Vi que él me seguía mirando.
-claro tu libro, disculpa-se lo extendí el volvió a tomarlo me dirigió una sonrisa y echó a andar. Yo opté por desaparecerme, pero algo me detuvo.
-¿así que ese es?-dijo un voz burlona en mis oídos.-me imaginé algo más… ¿cómo decirlo?...sofisticado, sí eso.
-¡hazte visible de una vez!-amenacé.
-¿o qué? ¿Vas a matarme?…querido ya estamos muertos.
-nadie te ha dicho que seas gracioso, aparécete. Si en la otra vida era insoportable en esta lo eres más.
-perdón como ya estás enamorado eres más delicado.-me contestó la voz y por fin se dignó materializarse el tonto que tengo por mejor amigo. Había sido mi mejor amigo en la otra vida y lo era en esta: rubio, de ojos cafés y grandes. Travieso y burlón como solo él. Me merecía un diploma por aguantarlo, mucho dirán que los que merecían el reconocimiento  eran quienes nos rodeaban porque creo que juntos éramos insoportables, nos creíamos demasiado y nos divertíamos jugando con las chicas, también nos burlábamos de chicos como aquél que ahora me hace hacer tonterías.
-¿cómo lo ves?
-pues normal, demasiado equis me recuerda a uno del cual te burlaste en sexto cuando íbamos en la preparatoria, te reías de cómo hablaba. Ahora tú eres el que causa gracia, sosteniendo su libro, sonriendo como tonto, diciéndole ¿y si fue un fantasma?...eres patético.
-no me digas eso, ya me siento así ¿crees que el piense eso de mí?
-yo creo que él no piensa en ti.
-¡vete al….
-no, ¿no crees que ya estamos en él?
-justo ahora no pienso así.-le alegué, no ahora me sentía en el paraíso, me sentía particularmente feliz.
-siempre me ha gustado tu optimismo pero permíteme bajarte un rato de las nubes. ¿Ya tienes un plan? O vas a seguirlo todas las mañanas, esconderte en la esquina, tirar sus cosas y luego ayudarlo para tener una boba plática.
-no, no tengo ningún plan, no necesito ninguno.
-¿qué no necesitas ninguno? ¡Estás mal  de la cabeza!...no cabe duda que morir no hace bien a nadie ¿Cómo no vas a necesitar uno? Si  para acercarte a él te tienes que hacer pasar por vivo, para seguir su camino tienes que tener el tuyo propio, tienes que tener casa, trabajo, ganar dinero, ir a reuniones sociales, tener amigos, tener familia.
Pero no sé sólo quiero acercarme ¿de qué puedo emplearme?...todo mundo quiere un fantasma entre sus filas- dije abatido, no había pensado en lo que mi amigo me dijo yo sólo estaba con la emoción del momento y no veía más allá.
Después de eso nos fuimos directo a la casa, apenas eran las diez de la mañana y el día acababa de comenzar todo el camino me estuvo recordando cada cosa que él creía que yo olvidaba, me decía cosas acerca de vivir en un lugar fijo y me preguntaba cómo pensaba hablarle y no sé qué tantas cosas más, en determinado momento dejé de hacerle caso porque sencillamente me fastidiaba, me arruinaba la felicidad que tenía por haber hablado en ese chico, haber tenido para mí esa voz varonil de bajo volumen. A la una cansado de él lo mandé a su tumba con su compañera, allá ella que lo soporte, nadie le ha dicho a mi amigo que esa mujer murió de locura, y no se le ha quitado después de muerta ¿quién en su sano juicio quisiera de pareja a mi amigo?
Me salí del panteón con la muchacha que me persigue, después de todo es una buena amiga, a pesar de estar obsesionada conmigo, no me gusta desear mal a nadie, menos a los jóvenes, pero si llegara un chico de 17 años a nuestro panteón no me molestaría.
-supongo que volvértelo a decir no va a servir-afirmó mi dulce amiga, haciendo referencia a que me olvide de las personas terrenales y me concentrara en ella.
-lo siento, pero no- le dije sintiéndome raro, si él chico no me hacía caso iba a acabar como ella,
-¿y cómo es ella?-me preguntó como por décima vez, aún creía que era una ella, no le quería romper la ilusión acerca de mí ya que me gusta sentirme admirado, es egoísta pero pues un día se lo diré, un día que lo años me bendigan con madurez y seguridad.
-es normal, no creo que ofrezca un interés especial para ti-le dije dándole a entender que no fuera a seguirme para conocerla.
-lo único que tiene mejor que yo con seguridad es que está viva, no podría ser ni más inteligente, ni más bonita, ni más divertida.-dijo para sí, era bastante creída.
Me desaparecí y la dejé hablando sola, se lo había ganado, me fui a aparecer en la casa del chico de las mañanas.

Notas finales:

si alguien ve esto es que lo leyó o se saltó hasta acá de todos modos gracias..jaja


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