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El reencuentro. por EvE

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Notas del fanfic:

Tercer fic de la entrega de San Valentín. Este está dedicado a Sagi , esperando que le guste a pesar de su simplicidad ^^

Inspirado en el video y la canción "I knew I loved you" de Savage garden, no tiene ninguna advertencia.

Un saludo y feliz san valentín ^_^.

Patts

El reencuentro

 

Fue un día agotador.

 

Cada San Valentín era lo mismo: el mall se llenaba de gente buscando regalos, y la tienda donde el trabajaba como gerente era una de las mas concurridas. Pasaban ya de las 10 de la noche cuando al fin se pudo liberar de la carga de trabajo, enfilando entonces a la estación del metro que le llevaría finalmente a su modesto departamento luego de esa ardua jornada.

 

El lugar estaba un tanto vacío. Ya era noche y la mayoría de las personas estaban celebrando la ocasión en lindos lugares, una estación del metro a esas horas lucía lúgubre, envuelta en sus luces blanquecinas y grises paredes. Y el estaba solo… desde que llegara a Japón desde su natal India, persiguiendo el sueño de una mejor vida, no había podido encontrar una pareja que de alguna forma le complementara.

 

Tenía amigos, por supuesto, buenas personas le acompañaban en su camino, inclusive había intentado salir con una que otra muchacha, pues no era un hombre cuyo atractivo pudiese ignorarse, pero nunca el fue posible profundizar en una relación. Siempre había hecho falta algo, una chispa que le motivara a continuar, un destello de inusitada pasión… todo se apagaba demasiado pronto.

 

El sonido del tren le hizo levantar la cabeza. Se había quedado sumergido en sus cavilaciones, pero el tren finalmente arribó y el joven se dispuso a tomarlo. La puerta se abrió ante sus ojos, echó un vistazo y notó que el transporte estaba prácticamente vacío; un hombre de edad mayor venía cabeceando al fondo del vagón, un par de mujeres en los asientos de adelante, charlando animadamente y con regalos entre sus manos, y en medio, un joven de mirada hastiada prácticamente derrumbado sobre el asiento.

 

Shaka se sentó lentamente frente a el, soltando un suspiro de satisfacción al sentir como sus piernas cansadas le agradecían, recargándose en el helado asiento con el rostro al techo para tratar de relajarse un poco.

 

Se quedó así, con sus ojos cerrados, el cuerpo casi completamente laxo, solo dejándose arrullar por el murmullo casi imperceptible del tren al avanzar y su movimiento de suave vaivén.

 

Pero no pudo mantener la calma por mucho tiempo: una fuerte mirada se cernía sobre el, lo sentía. Estaban observándolo de una forma tan intensa que sintió el cuerpo estremecerse, como si más que mirarlo lo desnudaran, pero no de una forma física… aquello trascendía hasta sus sentidos.

 

Abrió los ojos y enfocó por inercia hacia adelante, topándose con un par de ojos azules, los más brillantes y radiantes que había visto en su vida. Era el mismo joven de mirada enfadada que había visto al entrar al tren y al que no prestara importancia. Al principio ambos se habían ignorado, pero ahora, sus ojos estaban tan fijos el uno del otro que a Shaka le fue imposible apartarlos de el, a pesar de tener esa necesidad, de sentirse cada vez más y más… vulnerable, con esa mirada aunque azul, parecía estar hecha de fuego.

 

Y fue un instante, durante esa contemplación, que ante sus ojos se mostraron otros escenarios. El mismo joven vestido con una peculiar armadura, un templo de inmensas columnas, sombras difusas tras el y el resplandor dorado que de repente lo iluminaba todo.

 

Lo veía furioso, peleando contra alguien, demostrando una pasión que parecía cautivarle, le robaba el aliento y le  hacía temblar.

 

Era una visión extraña, alucinaciones que Shaka no pudo entender pero que le alarmaron de sobremanera. Sacudió su cabeza y volvió a enfocar al joven; notó que como el, se encontraba ligeramente alterado, sus ojos danzaban inquietantes, casi asustados…

 

Shaka se puso de pie, el muchacho emuló sus acciones, enfrentándolo como en sus visiones, postrándose ante el infranqueable, invencible, a pesar de ser un poco más bajo de estatura que el.

 

¿Quién era ese joven? Shaka percibía un espíritu inquebrantable en el, un espíritu viejo… como si hubiese reencarnado una y otra vez con el paso de las eras.

 

– ¿Nos conocemos? –

 

Le pregunto el muchacho, mirándolo casi amenazante.

 

– Creo que no –

 

Respondió el otro, tratando de parecer calmado. Pero su mirada lo desmentía, le era imposible permanecer tranquilo luego de lo experimentado.

 

El joven, que poseía una melena corta aunque algo alborotada, de una tonalidad azul, había tenido una extraña visión al observar a aquel hombre de largos cabellos rubios y lacios.

 

Lo vió, sentado en un nicho de flores de loto, iluminado… rodeado de un halo dorado que parecía querer cegarle. Le calmaba, su ánimo, su fuerza, el la sosegaba, en aquella visión, la forma en que el rubio aplacaba su espíritu le resultó tremendamente reconfortante.

 

Casi como en ese momento, cuando sin saber como, prendido de sus ojos azul cielo, se había ido relajando hasta no ser consciente de lo que ocurría en realidad… y algo parecido experimentaba Shaka, un deseo instintivo por acunarlo contra sí, por aferrarse a ese cuerpo juvenil, llenar de vida sus venas mientras se adueñaba de su ímpetu, haciéndolo tan suyo que tenía la sensación de que podría renacer con el.

 

Sonrió ligeramente, el muchacho se desconcertó. Shaka estiró una mano y rozó apenas sus mejillas morenas, un tacto que al joven le tensó al principio, y que conforme pasaban los segundos fue encontrándolo delicioso, reconfortante… Tanto, que se dejó envolver por el y por el momento, alzando su propia mano para acariciar el dorso de la suya y proceder a entrelazar sus dedos, con una suavidad que nunca antes había tenido  la necesidad de practicar, era como si aquel desconocido le incitara a apaciguar su casi siempre irascible actitud.

 

Así, con sus manos entrelazadas, sostenidos de los agarres del tren, se adentraron en un túnel en donde todo pareció apagarse, solo se veían a si mismos. El joven con su armadura y Shaka con el aura dorada, confrontándose y en cierta forma, reencontrándose, como si hubiesen estado esperando mucho tiempo para verse, como si no fueran un par de desconocidos en un tren, sintiéndose terriblemente reconfortados.

 

En ese momento, Shaka se dio cuenta de que aquel muchacho era todo lo que había estado esperando en su vida, que la razón por la que nunca encontró la chispa para mantener su fuego, era por que aquel joven la poseía, se la había robado… alguna vez, en otro tiempo…

 

El más joven retrocedió, rompiendo la unión de sus manos. El vagón volvió a iluminarse y Shaka se situó en la realidad, dándose cuenta de su situación y sintiendo de repente un inexpugnable vacío en su vida.

 

Miró al joven que retomaba su lugar en su asiento, este le dedicó una última mirada, antes de evadirlo y adoptar una posición inaccesible, sellando con eso el fin de aquel inesperado encuentro.

 

Shaka se sintió casi desolado. Se quedó de pie, soltando un suspiró que coronara con un sutil rechinido del tren al detenerse en la estación, era la suya… debía bajar. El joven también se puso de pie, bajando al mismo tiempo que Shaka, rozándose codo a codo al salir del vagón. Sus caminos se bifurcaron. Shaka observó por encima de sus hombros como se alejaba lentamente y no lo resistió.

 

– ¿Crees en la reencarnación? –

 

Elevó su voz para detenerlo, mientras el tren seguía su camino y ambos volvían a quedarse solos en medio de aquella quietud. El joven paró su avance, girándose lentamente hacia el rubio, este se acercó a el, entre reservado y ansioso, apenas conteniendo esa desconcertante emoción.

 

– No, no creo… – Respondió secamente el de cabellos azules, observando escéptico al otro – Pero no puedo evitar sentir… que te he conocido en otro lugar –

 

Una sonrisa apacible apareció en los labios de Shaka.

 

– Siento exactamente lo mismo –

 

El peli azul frunció el gesto, tratando de negarse a si mismo aquellas absurdas palabras.

 

– Soy Shaka –

 

La mano blanca que el rubio le ofrecía con amabilidad le resultó irresistible.

 

– Y yo soy Ikki –

 

La estrechó, sonriéndole de forma tenue, quedándose así por unos segundos, sin poder evitar sentir de nuevo esa sensación llenándole, una alegría inusitada, desconocida… como si de alguna forma su espíritu se llenara de gozo.

 

– ¿Deseas tomar un té en mi departamento? Tal vez podamos hablar con más calma de esta… inesperada coincidencia –

 

A Ikki le hubiera gustado resistirse a esa invitación, pero no lo hizo. Sujetó mas fuerte la mano de Shaka y se colocó a su lado, apretándola un poco antes de soltarla y meter ambas manos a sus bolsillos.

 

El rubio sintió su palma palpitando, el calor que Ikki desprendía era demasiado fuerte… y a la vez tan reconfortante.

 

No hubo más palabras por el trayecto, ambos caminaron por la estación hasta salir a la calle. Era un par de desconocidos, tomaban el riesgo de descubrir más, por que en el fondo sabían que esa ansiedad ya era añeja, que era un camino que había estado oculto por espinas durante mucho tiempo, y que al fin, luego de que sus espíritus recorrieran  incontables senderos inciertos, estaban a  punto de reencontrarse… el uno con el otro… de la misma forma que el río vuelve al mar, o las nubes liberan la lluvia durante el verano… como cae la nieve de los árboles en primavera…

 

Era el momento preciso para cerrar su ciclo.

 

Fin.

Notas finales:


I knew I loved you before I met you
( Sabia que te amaba desde antes de conocerte )
I think I dreamed you into life
(Pienso que te soñé dentro de mi vida)
I knew I loved you before I met you
(sabia que te amaba desde antes de conocerte)
I have been waiting all my life
(He esperado toda mi vida)

I knew I loved you
Savage Garden


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