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Huellas del Pasado por devil_woman_24

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-Gracias por aceptarnos en su casa –dijo Bardock

-No muchacho, siempre que pueda proteger a las buenas personas de la tiranía del rey lo haré –dijo el padre de Nappa- Sabe, príncipe, su padre no siempre fue malo. Hubo un tiempo en que usted era su viva imagen. Lo único que quería era ayudar y cambiar el mundo. Pero cuando el hombre del que se enamoro lo rechazo fue donde su padre y su padre…bueno…digamos que no le dio el mejor consejo.

-Yo era ese hombre –dijo Bardock

-Lo imagine, por eso lo estoy ayudando. Sus hijos no tienen la culpa. Ese chico, el menor, va a estar bien. Sus heridas no estaban tan mal. Solo que algunas estaban infectadas pero unos días de reposo y cuidados y estará como nuevo. Claro, necesitare su ayuda. Yo no voy al pueblo a comprar nada todo lo hago yo. Serian de gran ayuda si cazaran algunos animales y buscaran algunas plantas para la comida. Nappa puede llevarse a Raditz y enseñarle cuales son las plantas que uso para cocinar y usted me puede ayudar a preparar la comida.

-Por supuesto. Raditz, ve con Nappa.

-Si, padre.

 

-Hijo –decía la madre de Vegeta- tan pronto regrese Nappa, regresa con el al palacio. Tu padre deberá estar molesto al no encontrar a quien buscaba.

-¿Y tu? –preguntó el príncipe

-Yo no le importo, no preguntara donde estuve. No te preocupes.

-¿No te cuestionara cuando llegues? –pregunto de nuevo el príncipe. Ambos padres, el de Nappa y el de Kakaroto, estaban en la cocina. Kakaroto dormía en un cuarto- El nunca habla conmigo. Si lo hiciera hace rato le hubiera convencido de que todo lo que hace esta mal. Se que algún día le convenceré de eso.

 

-Es bueno saber que usted sabe cocinar –dijo el papa de Nappa.

-Claro, si quiere yo hago la cena.

-De acuerdo, una vez te muestre como se cocina la comida de animales te dejare. Dime, ¿si el rey cambiara le darías una oportunidad de cortejarte?

-Claro que si. El rey si me atraía físicamente pero yo estaba enamorado y por eso lo rechacé. Si el cambiara y fuera aunque sea la mitad de lo que su hijo es ahora, le daría una oportunidad.

-Ya veo. No lo se, pero presiento que cambiará. Tal vez lo haga demasiado tarde. No se, tal vez lo haga cuando su esposa muera o cuando lo arresten si alguien dice todo lo que ha hecho. Solo se que las personas cambian cuando algo muy malo les sucede.

-Tiene razón. Espero que cambie antes de que sea muy tarde. Pero dígame, ¿cuál es su nombre?

-Trame –contestó el papá de Nappa.

-Mucho gusto, Trame. Soy Bardock –ambos hombres se estrecharon la mano

 

-¿Cuánto tiempo estuviste con tu padre? –preguntó Raditz a Nappa

-Toda mi niñez. Luego de que fue exiliado el abuelo del príncipe me tomo como sirviente. Crié al Rey Vegeta y al príncipe. El príncipe es como su padre era. Me dolió mucho que cambiara, me dolió mucho que siguiera los nefastos consejos de su padre. Pero me dolió más cuando el príncipe vio como tu madre moría. El pobre aun lloraba durante las noches. Me decía que no comprendía esas pesadillas que tenia, que no sabia que pasaba, estaba muy confundido.

-Ya veo, ¿te molesta haber vivido así?

-En parte no. El príncipe es muy bueno y necesita toda la ayuda que pueda tener y solo obtiene la mía y la de su madre. Muchas veces le enseñaba a tender la cama y cosas así. A su padre no le gustaba y cuando me iba a regañar su madre decía que lo había hecho ella y el rey no decía nada más.

-Ya veo. Por eso el príncipe te llama su amigo. Eras su único amigo.

-Puede decirse.

 

-Ve…ge…ta –Kakaroto solo llamaba a su amado desde la alcoba. Desde que comenzaron el viaje no había podido verlo y tenía miedo de que se hubiera ido sin despedirse. A fuera Vegeta escucho ser llamado por el menor y se disculpo de su madre entrando.

-Aquí estoy –dijo sentándose a su lado- ¿Qué sucede?

-Pensé que te…habías ido.

-No, no me iría sin despedirme. Pero cuando llegue Nappa me iré.

-Quédate aquí mientras llega

-De acuerdo –el príncipe se hizo un lado junto al menor y se abrazo a el.

-¿Algún día estaremos juntos?

-Si estas dispuesto a esperar, si.

-¿Por qué?

-No me puedo casar contigo estando mi padre odiándote. Tendré que casarme con alguien más. Luego de tener un hijo y pasar los 7 años de prueba por parte del consejo seré oficialmente un rey y podré divorciarme y casarme contigo.

-Yo esperare –Kakaroto se movió con trabajo para darle un beso a Vegeta. La pareja se beso con dulzura y pasión al mismo tiempo.

-Hijo, Nappa llegó.

 

Vegeta se separó de Kakaroto.

 

-Claro. Me tengo que ir –dijo Vegeta

-¿Tan pronto? –dijo Kakaroto

-Lo siento, amor. Puede que no te vea dentro de un tiempo pero quiero que no me olvides.

-No lo haré.

 

En el palacio…

 

-¿Dónde estabas? Pensé que no tendrías porque salir solo de nuevo –dijo el rey a su hijo cuando llego acompañado por Nappa

-Te equivocas. Salir solo siempre es un placer. Pero Nappa me encontró. Permiso, tengo sueno.

-Un segundo –el rey lo sujeto pero el príncipe se aparto

-No me toques que me das asco –dijo el príncipe con un tono de furia en su voz dirigiéndose a su cuarto. El rey quedo en shock. Su hijo realmente lo odiaba pero al menos aun no sabía sus planes. Que mal que esa familia ya no estuviera en esa casa pero averiguaría donde estaban.

 

Unos meses después era la mañana de la boda del príncipe. El rey había ido a ver a su esposa antes de asistir a la boda de su hijo. Los médicos le habían dicho que estaba grave, al menos no le habían dicho nada al príncipe ya que esto provocaría que el príncipe cancelara la boda. El rey entró por la puerta.

 

-¿Cómo esta? –preguntó al medico

-Delicada. Tiene una enfermedad muy rara e incurable. Morirá en unos días.

 

El medico salió de la habitación. La mujer miró a su marido y le sonrió débilmente. El rey suspiro y se sentó junto a su cama. Durante años había sido una buena esposa y ahora la perdería.

 

-Quiero que me escuches. Necesito decirte un par de cosas –dijo Tsuki, la reina

 

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-Señor, ¿esta listo? –pregunto un sirviente

-Si, ¿ella ya llegó? –preguntó el príncipe con indiferencia

-No señor. Parece que ha habido problemas con su vestuario. Se tardará un poco más.

-Mejor.

 

Habían pasado unas horas desde que su padre había llamado diciendo que iba a tardar en llegar. Ahora la novia no llegaba. Vegeta ya estaba vestido y listo para casarse. El príncipe tenía un conjunto pegado color azul marino. Una armadura color roja con mangas sobre los hombros y unos protectores de cadera y una capa color rojo por dentro y azul por fuera. Ese era el vestuario ceremonial. Solo se usaba para eventos de suma importancia como una boda. El príncipe miró por la ventana. Extrañaba a su amado Kakaroto. Suspiró y escuchó como otro sirviente entraba diciendo que su padre había llegado con noticias. El príncipe salió a recibir a su padre.

 

-No te puedes casar –dijo el rey cuando vio a Vegeta

-¿Y eso por que?

-No la amas.

-Al que amo no lo puedo tener.

-Ahora si. No sabes lo arrepentido que estoy. Tu madre hablo conmigo. Me hizo entender muchas cosas. Debemos encontrar a ese joven para que te cases con el. No se donde buscarlo.

-Yo si.

 

El rey sonrío. Entonces por eso no lo había encontrado, su hijo lo  había ocultado.

 

-Envía a Nappa por el –dijo el rey

-Seguro que esto es una trampa.

-No lo es y te lo voy a demostrar. Ven. –dijo el rey conduciendo a su hijo frente a todos los familiares que esperaban y observaban al rey y al príncipe pararse al frente- Hoy mi hijo no se casara con esa saiyajin. Esa casara con el saiyajin que ama. Es uno de tercera clase llamado Kakaroto. Es mas alto que mi hijo, de pelos de esta forma –el rey dibujaba el pelo de Kakaroto con sus manos- Se los digo para que sean testigos que ese será el hombre que entrara por ahí.

 

Todos se miraban y murmullaban. El rey volteo a ver a su hijo quien seguía sorprendido.

 

-Hijo, déjame enmendar mis errores. Quiero verte feliz. Envía a Nappa.

-¡NAPPA!

-¿Si, señor? –contestó Nappa llegando con el príncipe.

-Lleva a mi padre con Kakaroto. Me casó con él.

 

Nappa volteo a ver al rey y este le sonrío y asintió. Nappa feliz fue afuera conduciendo al rey a donde estaba la familia de Bardock. El príncipe estaba ahora en el cuarto donde se había preparado. Nappa se había llevado a otro sirviente. Este otro tenía toda la ropa que necesitaría Kakaroto para la ceremonia y la ropa de su familia. Llegaron a donde estaba Kakaroto. El rey miro el lugar extrañado.

 

-¿Qué es este lugar?

-Aquí vive mi padre, tras ser exiliado y enviado aquí construyo esta casa –Nappa señalo la casa de madera.

 

El rey la miro mientras Nappa tocaba y abría la puerta. Nappa entró y el rey junto con el otro sirviente esperó a fuera.

 

-Hijo. ¿Qué sucede? Se supone que estés en la boda del príncipe –ante la mención de la boda de Vegeta Kakaroto volvió a echarse a llorar. Todo ese día había estado llorando. Sabía que el príncipe tenía que hacerlo pero aun así le dolía.

-Tengo buenas noticias. Tal parece que la reina habló con el rey, después de tantos años logró hablar con él y logró hacerlo entrar en razón. Vinimos a buscar a Kakaroto y a toda su familia para que se casé con el príncipe.

-¿Seguro que no es una trampa, hijo?

-No padre. Estoy seguro. Anden, el príncipe espera. ¡Kasubi! –Nappa llamó al sirviente quien entro y tras de él, él rey- Ayúdalo a vestirse –dijo Nappa señalando a un lloroso Kakaroto

 

Kasubi tomó las ropas de Kakaroto y lo jaló hacia alguna habitación para vestirlo. Bardock y Raditz estaban asombrados con lo que habían escuchado. El rey miró a Bardock pero bajó la vista sonrojándose. Bardock lo supo, el rey aun sentía algo por él.

 

-Vístanse ustedes dos también –dijo Nappa a Bardock y Raditz- Esas son las ropas.

 

Bardock sonrió y tomó las ropas. Se fue con su hijo, Raditz a vestirse en otro cuarto. Al rato salieron. El rey le había ofrecido a Trame estar en la ceremonia y para cuando Bardock y sus hijos estuvieron listos ya Trame lo estaba. Todos salieron de la casa en dirección al local donde iba a celebrarse la ceremonia.

 

Cuando todos llegaron al lugar, Bardock, Raditz y Rey Vegeta entraron ubicándose en sus asientos. El menor se detuvo un momento a observar el lugar. El lugar era bastante parecido a una iglesia. Era cuadrado y en el fondo había una tarima que ocupaba ¼ del lugar. Había unas escaleras en la parte de al frente de la tarima justo en el centro y una alfombra roja que llegaba hasta la entrada. A cada lado de la alfombra había unas seis o siete filas de bancos en madera muy fina. En el lado del banco que daba a la alfombra había un ramo de rosas blancas y en toda la parte de al frente de la tarima, a los lados de la escalera, ramos de rosas rojas. La tarima estaba cubierta por una tela color blanca de seda. Haciendo un círculo, había unas velas rojas y blancas. Las paredes del lugar eran doradas y justo al final de estas, antes de llegar al techo, había un papel de color blanco

 


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