Hacía una semana desde que Vegeta y su padre viajaban a diferentes planetas realizando alianzas de paz. Durante sus ratos libres el príncipe solo estudiaba la cultura del próximo planeta a visitar. Durante esos días su padre no había mencionado nada sobre su búsqueda de pareja. Pero estaba seguro que tarde o temprano lo haría. Ahora mismo el príncipe había terminado de estudiar, o más bien de leer sobre la cultura namekiana y estaba en entrenando. Dentro de tres semanas se encontraría con Kakaroto para entrenar y no quería estar fuera de forma. De pronto alguien interrumpe el entrenamiento del príncipe entrando a la cámara de entrenamiento. Cuando Vegeta se voltea a ver quién es se encuentra con los ojos de su padre. Suspiro. Sabía que lo más probable venía a platicar. El príncipe caminó hacia donde tenía una toalla y se secó el rostro del sudo y lo que pudo de su cuerpo mientras se padre se recostaba de la pared a observar a su hijo.
-Dime. ¿Ya escogiste pareja?
-No, aun no. Pronto, padre, pronto –contestó Vegeta caminando hacia la salida de la cámara para irse a duchar.
-No esperes mucho, hijo. Recuerda que tenemos que preparar la ceremonia e invitar a mucha gente.
-Lo sé padre, estoy trabajando en ello. No se preocupe, conozco mis responsabilidades.
-De acuerdo, solo no permitas que el trono pase a otra familia –dijo el rey antes de ver a su hijo salir de la cámara.
El príncipe se dirigió a su cuarto. Tomó ropa limpia y se fue a la ducha. Allí se desnudó y se metió al agua tibia. Solo podía pensar en Kakaroto. Ese chico tan atractivo e inocente al mismo tiempo. Estaba lleno de vida y tenía una buena visión del futuro que quería. También era doncel y eso solo lo hacía más perfecto como pareja pero aun no estaba seguro. Quería conocerlo más, saber más de él y de su familia. Después de todo se quería casar por amor y por ahora solo sabía que él solo lo veía como un amigo. No quería casarse con él si él no lo amaba aunque el mismo no estaba seguro de amarlo, solo de sentirse atraído hacía el. Aunque solo había pasado una semana de estar lejos de él y ya comenzaba a extrañar esa sonrisa y esa paz que el menor podía hacerle sentir con tan solo estar sentando a su lado. El príncipe suspiro. Tal vez si estuviera enamorado de ese chico después de todo. De repente una persona entra al baño interrumpiendo sus pensamientos. Era su madre. Se sentó a un extremo de la ducha para no interrumpir la privacidad de su hijo.
-Hijo, tu padre me dijo lo que platicaron hace un momento. Me dijo que sospecha que pudieras tener algún candidato o candidata para ser tu pareja.
-Sí, posiblemente tenga un candidato madre.
-Es un varón entonces. Dime, ¿es atractivo? ¿Cuán alto es?
-Es atractivo, y es más alto que yo.
-¿Cuánto?
-Cuatro pulgadas, madre –contestó Vegeta sintiéndose como si estuviera diciendo el largo de un pene y se sonrojó.
-Con que mide 5 pies con 7 pulgadas. Es alto. Dime… ¿lo amas?
-Aun no lo sé con seguridad pero tengo esa sospecha.
-¿Él te ama?
-No lo sé madre, por eso le pedí más tiempo a mi padre –dijo el príncipe tomando el jabón y lavándose los hombros y el pecho.
-De acuerdo pero procura hablarme sobre ello, ¿quieres? Sabes que siempre puedes confiar en mí.
-Solo si prometes no decirle nada a mi padre. De seguro no soportaría sus presiones.
-No te preocupes por eso, sabes que nunca le digo nada de lo que tu mes dices. Ahora termina de ducharte que ya estamos por llegar.
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-¿Qué pasa, hermanito? Pensé que dijiste que me ibas a derrotar en esta ocasión –dijo Raditz flotando en el aire de brazos cruzados.
-Seguro que si –contestó Kakaroto lanzándosele al ataque.
-Vamos, chicos. Es hora de la cena –dijo Bardock en la entrada de la casa viendo a sus hijos entrenar.
-¡Ya vamos, papá! –dijeron a coro.
Bardock se dio la vuelta y entró a la casa comenzando a preparar la mesa. Los hermanos entraron y tomaron su lugar en la mesa. Bardock comenzó a llevar la comida a la mesa. Una vez este se sentó a la mesa todos comenzaron a comer. En un momento dado Raditz voltea a ver a su hermano.
-Kakaroto, dime, ¿Cuándo piensas presentarnos a tu pareja?
-¿De dónde sacas que tengo pareja? ¬¬
-No seas así. ¿Cuando piensas casarte y formar una familia?
-Raditz, yo quiero casarme con alguien a quien ame como hizo papá con mama. No quiero casarme así porque sí solo para tener hijos. También quiero tener mi familia cuando este mundo sea un poco mejor o al menos tenga esperanza de que mejore.
-¿Sabes?, no creo que eso pase. Todos los nobles son personas viles y crueles. Solo les importa sus negocios con otros planetas para mantener la paz. Solo les interesa conquistar los planetas a su alcance y no les importa la criminalidad que nos invade.
-Tengo esperanzas de poder hacer algo por este planeta algún día.
-Seguro. De todas formas no podrás derrotarme.
-Eso te crees tú. Ya verás cómo un día te derrotare.
-De eso estoy seguro.
-Sera más pronto de lo que piensas ya verás –decía con la boca llena
-No lo creo, te tardaras tus buenos años –contestó Raditz, boca llena también
-Ya basta ustedes dos. Pelear no es lo único excitante en este planeta. Además deben tragarse con que tienen en la boca antes de hablar. Eso es de mala educación.
-Sí, padre –dijeron a coro
-Hijo, dime –comenzó a decir Bardock a Kakaroto- ¿En serio crees poder cambiar al mundo?
-Claro que sí. Veiko y yo lo haremos juntos –dijo Kakaroto sonriéndole a su padre.
-¿Veiko? ¿El chico que me presentaste el otro día?
-Sí, padre. Él es el primer amigo que tengo en años. Todos terminaban huyendo de mi una vez sabían lo que era.
-¿Y tú, Raditz? ¿Cuándo piensas traer a casa nuevos amigos o inclusive una pareja? Saben no me estoy haciendo más joven. Para la edad que tienes, Rad, ya yo te tenía –dijo Bardock sonriéndole a su hijo.
-Estoy buscando, padre. Pero es como dice Kakaroto, todos se están volteando hacía el lado oscuro estos días. No es fácil encontrar una buena pareja.
-Es cierto, para cuando mis hijos nazcan yo quiero que al menos este mundo sea un poco mejor.
-¿Nazcan? ¿Quieres decir que tú no los vas a parir? ¿Así que te casarás con una mujer? –comentó Raditz, haciendo broma de su hermano.
Kakaroto se sonrojó. Los temas relacionados con sexo siempre le daban vergüenza. Aunque su padre le había dado la charla de sexo hacía años atrás aun le daba vergüenza ese tema.
-Nadie sabe si van a ser los que dan o reciben hasta que hayan a su pareja. Así que no hay nada de qué preocuparse hasta que llegue ese momento –dijo Bardock ayudando a su hijo un poco. Quien lo volteo a ver y le sonrió con una tímida sonrisa pro haberlo ayudado a salir de ese aprieto.
Después de la cena y con la cocina limpia Kakaroto caminó por el patio y se sentó al pie de un árbol. Volteó su mirada hacia la luna y pensó en las cosas que le había dicho su hermano.
“Me preguntó cómo ser a mi pareja ¿Sera hombre o mujer? ¿Será más alto o alta que yo? Por lo menos espero que le guste entrenar. Quiero al menos algunos niños así que espero que mi pareja quiera eso también. Me preguntó si ya lo habré conocido”
Kakaroto se detuvo a pensar en todos sus amigos y los fue rechazando como pareja uno a uno hasta que se detuvo en su nuevo amigo, Veiko. Ante esa idea quedó perplejo. Él no había notado ninguna fijación por parte de Vegeta. Él pensó que tenían algo en común pero por lo demás estaba inseguro. Metido en sus pensamientos Kakaroto se quedó bajo el árbol por un buen rato hasta que su padre se vio forzado a llamarlo para que entrara y preparara la cama. Entonces el menor decidió conocer más a Veiko. No porque quisiera conseguir una pareja, sino porque quería conocer más a su amigo. Él trataba de convencerse a sí mismo de ello pero ya la semilla estaba plantada. Durante el tiempo que ambos saiyajines estuvieron separados sus sentimientos hacia el otro crecían grandes y fuertes. Para cuando solo faltaba un día para verse ambos estaban nervioso y el menor trataba de convérsese que no había ningún sentimiento romántico hacía su amigo.