CONSECUENCIAS DE UNA VISITA
Del aeropuerto internacional de España salía un hermoso chico como de unos veinte años, el joven se subió a un taxi, le informó al chofer cual era su destino, el trascurso del viaje fue en completo silencio, ya que el joven solo estaba inmerso en el mar de pensamientos que era su cabeza, mientras que solo miraba el paisaje atreves de la ventana.
Pagó al taxista para adentrarse a un estadio de futbol, por el tamaño del lugar, el joven se termino perdiendo y que no ver un guardia que le pudiera decir para donde ir, no ayudaba mucho para llegar a su destino. Se detuvo un momento ya que escucho un ruido, en eso sintió como un niño de unos siete u ocho años chocaba con su cuerpo.
–Ah– se quejó el niño en el momento de caer –Lo siento, no me fije por donde iba.
El joven le sonrió y le ayudo a levantarse –No te preocupes- lo pensó un poco quizás él pueda contestar mi duda, por lo que opto por preguntarle –Disculpa me podrías decir ¿Cómo llegar al campo de entrenamiento?
–Por supuesto nadie conoce mejor este estadio que yo, pero dime ¿Qué campo deseas ver el de la primera división, el equipo B o la liga juvenil?– pregunto con sabiduría el infante, antes de recoger su balón de futbol.
–La primera división, por favor.
–Claro, ven es por aquí– comentó el menor antes de avanzar hacia su destino.
Instantes después comenzaban a escuchar las voces de varios jugadores, al parecer por lo que decían estaban animando a un joven: “Vamos Oliver no te rindas” –Oliver– murmuro a la nada el joven visitante.
–Sí, Oliver es un jugador increíble, soy su admirador número uno.
–¿En serio?
–Si– expreso con convicción el niño –Es Fantástico.
El joven visitante solo guardo silencio mientras observaba el campo de futbol que tenia al frente, el campo estaba completamente cercado y en él, se observaba como un joven moreno lentamente se levantaba –Oliver tu puedes– gritó el pequeño.
El acompañante del menor lo miró atento y sin decir nada, tomo su balón de futbol y lo pateo, dando una asistencia hacia el joven que se estaba levantando, el jugador recibió sin problemas aquel pase y sin dudar, nuevamente se enfrento al brasileño que tenía enfrente: Ribaúl.
Aunque nuevamente se enfrentaba a él, Oliver, el joven japonés que instantes atrás se estaba incorporando, parecía otro; su mirada tenía más convicción, mostraba una fuerza diferente, por lo que el resultado fue otro, le ganó, después un año y medio por fin pudo pasarlo –Lo hice– fueron todas las palabras que dijo.
Sus demás compañeros le brindaron aplausos y felicitación, ya que sabían cuanto le había costado llegar hasta ese momento; pero Oliver solo se concentro en una voz –Sabía que lo harías– comentó el visitante, cuando se estaba incorporando, luego de brincar la cerca.
–Tus pases siempre han sido los mejores que he recibido– comento antes de acercarse a él y abrazarlo efusivamente –¿Qué haces aquí? Me dijiste que llegabas la próxima semana ¡Te hubiera ido a recoger si me avisabas!– le decía medio en regaño, aunque lo cierto es que Oliver estaba tan feliz de tenerlo junto a él.
–Sería muy interesante ¡¿Qué aclarara esa duda a todos?!– cuestiono el D. T. Eduardo un poco autoritario.
–Disculpe por interrumpir así su entrenamiento no fue mi intención, pero no pude evitar ayudar a Oliver cuando vi que se levantaba– dijo haciendo una pequeña reverencia como muestra de disculpa –Mi nombre es Tom Misaky, juego en el Marsella, Francia. Como capitán del equipo y vine a visitar a Oliver, pero creo que llegue antes de que el entrenamiento terminara.
–Interesante, tenemos un francés entre nosotros– expreso con fascinación Alberto, el capitán.
–Disculpe desilusionarlo– menciono con respeto –Pero también soy japonés.
–Valla y yo que pensaba que solo era Oliver– señalo Bernal.
–Dime Misaky, ¿te gustaría unirte a la práctica?– invito el entrenador.
–Por supuesto– contestó feliz y emocionado.
–Lopez*– llamo a su asistente, cuando este llegó –Tráigale unos tenis a Misaky.
–No se preocupe entrenador…– empezó a decir Tom, ya que no quería dar molestia.
–Yo le prestó– completo Oliver, dicho eso tomo del brazo al castaño, llevándolo a donde estaban sus cosas para entregarle los zapatos. Todavía los conserva, pensó feliz el jugador francés antes de colocárselos.
El entrenador Eduardo realizó dos grupos, en uno estaba Tom y en otro Oliver, algo que por demás se le hizo extrañó, pero no por eso dejaron de dar lo mejor de ellos.
Tom llevaba la pelota a la portería contraria en eso lo intercepta Oliver, después de una lucha constante por quedarse con el balón en la que nadie cedía; Ribaul decidió intervenir, solo que no contaba que cuando intervino Tom aprovecho para hacer un pase, hecho esto, salió corriendo ya que nuevamente le regresaron el balón, ahora Tom se tenía que enfrentar contra la muralla de Cataluña, el ataque de la serpiente fue su primer obstáculo a vencer, todos se esperaban que forcejeará pero no lo hizo, solo se detuvo completamente, algo que de verdad sorprendió a más de uno.
Tom por su parte solo levanto el balón con la pierna y aprovecho que su opresor tenía las piernas abiertas para colarlo por ahí, el movimiento de Tom hizo que el chico perdiera el equilibrio y callera, por lo que Tom continuo con su ataque, a los otros dos le realizo una finta, burlando la defensa de Omillo de una forma sin igual, ya que utilizo su pierna levantada para tomar impulso y anotar un gol.
–Bien hecho Tommy– lo ovacionó Oliver.
–Espero Oliver que estés consciente que acabas de ovacionar a tu contrincante– medio reprochó González para después agrego –Aunque ahora sabemos por qué es el capitán del Marsella, realmente es un gran jugador.
–Lo sé– expreso feliz el japonés.
Hecho esto el entrenador cambio a Ribaul con Tom, para ver a la combinación dorada en acción, solo para comprobar con sus propios ojos que su trabajo como equipo era genial y perfecto; cuando trascurrió media hora el D. T. dio por finalizado el entrenamiento, después de todo era viernes y el último día de entrenamiento antes de disfrutar dos meses de vacaciones. Por lo que no vio sentido retenerlos más tiempo.
En lo que duraba el entrenamiento Pinto cuidaba las cosas de Tom, por lo que al salir, el pequeño se sorprendió que el chico que ayudo sea amigo de su ídolo y más cuando Tom le dijo el domingo lo invitaba a comer como agradecimiento, el niño grito feliz antes de irse.
Después de las duchas, Oliver como buen guía turístico le enseño las instalaciones a Tom, cuando encontró un sitio tranquilo y alejado, donde pensaba que nadie los veía, lo beso apasionadamente –Tenía tantas ganas de besarte desde que llegaste, que no me pude resistir más tiempo– junto sus frentes –Te amo.
–Yo también, te amo Olí– dijo antes de besarlo nuevamente.
Mientras que en una esquina un poco alejada de los jóvenes enamorados, un grupo de personas los observaba –Les dije son novios… ¡Gané la apuesta!– susurraba feliz Gonzalo, mientras recibía su dinero.
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Después de enseñarle las instalaciones a Tom, Oliver lo invito a comer, en el restaurante donde comían, había una suave música de fondo, con velas alrededor, era un sitio romántico y elegante, donde varias parejas de enamorados se reunían para disfrutar una tarde agradable. El dúo dorado comía en una de las mesas de fondo, cuando el silencio “aparente” que existía se rompió con un –Dijo que si– mientras un joven le colocaba un anillo de compromiso a una sonrojada chica, Tom miró con un poco de envidia a la chica mientras aplaudía, mirada que no paso desapercibida para Oliver, aunque este no dijo nada.
Terminada la comida Oliver llevó a Tom a la templo expiatorio de la familia sagrada de Gaudí, donde una pareja de recién casados salía, nuevamente la mirada de Tom se entristeció un poco –Tom ¿Te casarías conmigo?– le dijo con una sonrisa traviesa Oliver.
–Claro– comento Tom, siguiéndole el juego.
–¿En una semana?– le medio reto el chico.
–Por supuesto– dijo sonriendo, pensando que todo era un juego.
Oliver le sonrió ladinamente antes de tomar su mano y sacarlo corriendo hasta su Ferrari, Tom lo miraba feliz, por lo que no prestaba atención a lo que hacía ni a donde iba, solo le importaba estar con su amor.
Oliver condujo radiante hasta la entrada principal un jardín de fiestas, hay entrelazo sus dedos con los de Tom –Hola buenas tardes, deseo contratar sus servicios para el próximo fin de semana.
La chica miraba su computadora revisado si estaban disponibles para ese día –Le haré la reservación, pero ha de saber que por lo precipitado de la cita costara más.
–El precio no importa, solo quiero que sea para el próximo fin de semana.
–Muy bien, ¿A nombre de quién ahogo la reservación? Y con motivo ¿De qué colocamos los adornos?– la chica seguía con la vista clavada en su pantalla.
–La celebración es una boda y a nombre de Oliver Atom– comento feliz el chico, palabras que por fin sacaron de su ensoñación a su acompañante.
–¡¿Oliver Atom?!– Levanto la vista la recepcionista enfocando su vista en el cliente –¿Eres jugador del Cataluña?– Oliver asistió con la cabeza –Lo hubieras dicho antes, ustedes tienen descuento en nuestras instalaciones, así ¿Qué dime que necesitas para tu boda? Y la empresa se encargará del resto.
Oliver sonrió feliz ante eso –Necesito…
–Nos permite un momento señorita– interrumpió el discurso Tom, tomando de la mano al joven y llevándolo a una de las esquinas –¿Estabas hablando enserio cuándo me dijiste que nos casáramos?
–Por supuesto, ¿Qué creías?– Tom desvió la mirada un poco –¡¿Qué estaba bromeando?!– le reprocho.
–Bueno yo…– se sintió un poco avergonzado, antes de por fin decir –Que querías que pensara, si lo dices así como si nada, como un juego.
–Estaba hablando enserio, la pregunta es ¿Tú lo hacías?– le pregunto serio.
Tom se rió un poco nervioso –Estás loco y yo más por seguirte el juego– Oliver lo miraba con escudriño esperando una respuesta clara –Sabes que sí, me casó contigo, satisfecho– le dijo sonriendo.
–Por supuesto– se dieron un cálido beso y nuevamente se dirigieron con la recepcionista para planear su boda.