–Estaba hablando enserio, la pregunta es ¿Tú lo hacías?– le pregunto serio.
Tom se rió un poco nervioso –Estás loco y yo más por seguirte el juego– Oliver lo miraba con escudriño esperando una respuesta clara –Sabes que sí, me casó contigo, satisfecho– le dijo sonriendo.
–Por supuesto– se dieron un cálido beso y nuevamente se dirigieron con la recepcionista para planear su boda.
Gracias a ser jugador profesional y reconocido Oliver no solo consiguió un descuento fabuloso en el jardín de fiesta, sino que además; ya no se tenía que preocupar por buscar quien los casara, ni arreglos, recuerdos, mucho menos de comida o contratar fotógrafos. Siendo que los del salón se encargarían de eso, además claro; el futbolista obtuvo gratis el video de su boda. Definitivamente hoy más que nunca, me alegro de quedarme en el Cataluña.
Saliendo de local en el estacionamiento Oliver beso apasionadamente a Tom, mientras lo abrazaba posesivamente de la cintura –¿Quieres seguir conociendo la ciudad? O preferirías ¿Qué te de un tour por el interior de mi casa?– lo cuestiono en lo que le repartía besitos por su cuello.
–Mmm– gimió Tom –¿El tour que incluye?– siguiéndole el juego.
–Un lindo paseo por la sala hasta llegar a la habitación– Oliver bajo sus manos a las redonditas nalgas de su amor para apretárselas, al mismo tiempo que mordía el cuello del chico.
–Ahh… Oliver– gimió un poco más alto, se separo un poco y con una sonrisa ladina –Que chafa– se quejó, Oliver estaba por reclamar, ya que pensaba que se estaba de sus atenciones, por lo que Tom agrego –El tour solo llega a la habitación– le dijo sonriente.
–Sí, pero como tú eres un turista VIP puedes conocer la comodidad de la cama, ¿Qué opinas te gusta la oferta?– le sonrió coqueto.
–Suena muy tentadora– comentó excitado el castaño, ya que Oliver no paraba de colar sus manos por debajo de su ropa –Olí te necesito, hazme tuyo una vez más– le susurro en el oído –Por favor.
A capitán de la selección japonesa no se lo pidieron dos veces, por lo que sin más llevo a su amor a su casa; ya que porqué por más que deseara estar con su chico, no lo iba a llevar a un motel u hotel, no mi ángel merece algo mejor… mientras que en el trascurso del camino se repetía mentalmente una y otra vez aguanta solo una calle más, para no desviar su atención del volante, sin más Oliver metió el acelerador para llegar lo más rápido.
Apenas estacionaron el carro Oliver se abalanzó contra Tom haciendo que este diera un gemido de placer-dolor al chocar contra la pared y sentir su boca invadida por la lengua traviesa de su chico, a pesar del golpe él castaño no se quejo al contrario, abrió las piernas para que su novio se acomodara ahí, además de colocar sus brazos sobre su cuello para que no se le escapara.
Solo Dios sabe cómo es que pudieron llegar a la habitación y no romper nada en el proceso, ya que la pasión que demostraban era simplemente una llamarada atrapada en una burbuja que luchaba por salir hasta conseguirlo, que fue lo que les paso.
Oliver sin previo aviso comenzó a lamber el sexo de Tom, en lo que una de sus manos jugaba alegremente con los testículos y la otra se deslizaba por su espalda en busca de su preciada meta, Dios ¿Cuándo fue la última vez que estuve aquí? No lo sé, definitivamente tengo que recuperar el tiempo perdido.
Tom se encontraba invadido por el placer, las sensaciones que le hacía sentir su novio era cosa del otro mundo, haciendo que no pudiera parar de gemir ante tales caricias; cuando estaba cubierto por la ola de placer Tom sintió como un dedo invadía su orificio, instintivamente tenso los músculos, después de todo el chico no experimentaba esa sensación desde hace un rato, por lo que se puso un poco nervioso.
–¡Tranquilo!– Susurró Oliver de una manera sensual –¿Quieres qué me detenga?– le pregunto preocupado, ya que su chico no le decía nada, por lo que le besaba con suma ternura sus mejillas, buscando conseguir con esto una respuesta.
–No por favor, no pares, hazme tuyo– agacho la cabeza avergonzado –Solo que tiene mucho que pues, no… – Oliver sonrió feliz porque aunque ya lo sabía, le causaba ternura que Tom se lo reafirmara –Solo ve despacio ¿Si?
–Por supuesto, amor será como tú quieras– le susurro antes de besarlo.
Hecho esto Oliver continúo con su tarea, por un lado le besaba su cuello en lo que con una mano acariciaba sus suaves tetillas y con la otra lo volvía a penetrar, pero esta vez más despacio –Ahh– eran los suaves gemidos de Tom.
Oliver aprovecho el momento en que el Tom comenzó a besarlo desenfrenadamente producto del deseo y la impaciencia, para introducirle otro dedo, que poco después fue acompañado por un tercero, para ese entonces Tom gritaba- gemía ya que Oliver no paraba de estimular su próstata en cada toque.
Segundos después los dedos fueron sustituidos por el palpitante sexo de Oliver, que se “moría” por poseer nuevamente ese cálido orificio –Te amo– le susurraba Oliver a Tom mientras que lentamente lo invadía.
–Yo también te amo– contesto Tom antes de besarlo dulcemente, en eso Oliver viendo que su chico se había acostumbrado a su miembro empezó con las estocadas, al principio fueron lentas para pasar hacer más desenfrenadas, según como sus cuerpos se los pedían, Oliver tomo el pene erecto de su amante y lo comenzó a mover conforme al vaivén de las envestidas.
En lo que en el cuarto solo se escuchaban los gemidos de ambos, hasta que por fin llego el glorioso clímax, haciendo que uno se corriese en el interior de su amado y el otro en su abdomen y la mano del otro.
Tom se acostó en el pecho del moreno, cuando este salió delicadamente de su cuerpo, mientras que Oliver le acariciaba cariñosamente el cabello –Te amo.
–Lo sé y espero que tú también sepas que te amo– le dijo repartiendo besos en su cara, se volvió a acurrucar en su pecho –No puedo creer que nos vamos a casar.
Oliver que en ese momento lo abrazaba lo soltó un poco para sacar una cajita de su buro de noche, saco el contenido del pequeño estuche y coloco el anillo en el dedo de su amor –Y con esto ¿Sigues dudando qué nos vamos a casar?– le dijo antes de besar su mano que lucía la delicada joya.
Tom miró el anillo de su mano y solo pudo besar con felicidad los labios de su amor –Te amo, soy tan feliz, no puedo esperar a contárselo a todos.
Dicho eso el jugador de Marsella nuevamente se acurruco en el pecho de Oliver, para repartirle besitos en el pecho de forma cariñosa; mientras eso ocurría en la mente del moreno unas palabras se repetían decirle a todos ¿Cómo voy hacer eso?