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Una sola noche por Maiza_Herlo

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Notas del fanfic:

Notas: Es una historias desde el punto de vista de Kurai, sus sentimientos, de los temores que enfrentaba día con día, de perder al único ser que hizo que su corazón latiera y se olvidara de aquella venganza, que la mantenía en pie.

Una versión muy diferente de la historia original. Relaciones chica-chica y menciones de incesto, si después de leer estas advertencias deseas continuar, sean bienvenidos.

Pareja: Kurai-Alexiel-Rosiel

En medio de la noche, una despedida se llevaba acabo, el termino de una relación que había iniciado por burlas del destino. Un frío que calaba en los hueso, el silencio que se convertía en un verdugo implacable.

-Adiós mi pequeña.-expresa, siento tus manos sobre mi piel, lloras, no quiero dejarte ir, ya lo he perdido todo, tengo ganas de llorar, de suplicarte que no te vayas, ¿Una princesa suplicando? Por amor cualquiera se convierte en mendigo.

-No te vayas.-le suplico, ella me abraza, esos brazos que me dan tanto calor, su cuerpo es tan calido, su perfume te embriaga, que te pierdes en su mundo, la obra más perfecta, sus labios rojos, su blanca piel, sus manos fuertes, que no dudan en empuñar una espada o hacerte tocar el cielo con sus caricias.

Debería odiarte por todo lo que representas, pero te quiero con un cariño que es imposible de medir, ni con el infinito del universo, tú me salvaste de morir de tantas maneras tan diferentes, que ahora la princesa se convirtió en la esclava del ángel.

Me envuelves con tus besos de fuego, tus caricias que me hacen perder en un paraíso que pensé jamás conocer, entregarme a ti, es un placer, el sentir tus labios recórreme, conocer cada centímetro de mi piel.

El manto de la noche, es nuestra única cobija, ¿Qué más necesitamos? Si nuestros cuerpos están unidos y nuestras almas son una misma.

Te encuentro despierto
Me dices lo siento
Con una lágrima derramar

Me abrazas, me hielo
Me pides un beso
Y yo me quedo sin respirar

Despierto cansada, buscándote en la cama, revisando toda la habitación en tu búsqueda, la cual se que es inútil, pero me quiero engañar a mi misma, pensando que todo esta bien, cuando me doy cuenta de la realidad, grito por compañía.

-¡NO!-grito desesperada, deseo que alguien me diga que todo esta bien, me mi dueña se encuentra bien.

-Se ha ido Kurai.-expreso mi primo Aracne, su voz se notaba preocupada por mi reacción, somos interrumpidos, por uno de los miembros de nuestra familia, la cual se encuentra exaltada, su sudor caía sobre el piso.

Las personas del castillo se comenzaron a reunir en mi habitación, en la espera de la información que todos sabíamos, de la guerra por la cual no habíamos estado preparando, pero que nadie esperaba que fuera ese día.

-Se desarrolla una gran batalla en el cielo, los Ángeles gemelos están peleando.-expresa una demonia, todos corren en busca de sus armas, en sus mentes solamente estaba la consigna de ayudarla, a derrocar a quienes nos habían hecho tanto daño.

Logramos preparar en poco tiempo al ejercito, todos estamos armados frente a la Gran Muralla de nuestro imperio, vestida con el ropaje imperial, me encuentro enfrente de 500 demonios los cuales, están dispuestos a morir, por nuestra causa, por destrozar a quienes una vez lo hicieron.

-¡LA GRAN BATALLA A COMENZADO! ¡POR NUESTRO IMPERIO!-exclamo la consigna.

Se ha abierto el portal que nos conduce a la batalla, nos unimos a los grandes demonios del infierno, los cuales son comandados por las siete estrellas de la obscuridad, seguramente quien cimbro los cielos una vez se encuentra con ellos.

Somos un pequeño grupo, que se une a un ejercito aun mayor, lo único que nos une es el deseo de venganza, una mujer de ensortijados cabellos rubios, voluptuoso cuerpo, acompañada por aguerridos demonios me observa, con indiferencia. Es la reina del inframundo.

Sólo espera un momento
Sólo dime no es cierto
Sólo quédate en silencio, cinco minutos

El amplio cielo azul se estaba tiñendo de rojo, muertos de ambos bandos caían sin cesar, destrozando sus cuerpos por completo, tomar rehenes no parecía una opción, una multitud rodeada una danza de espadas.

-¡TRAIDORA!-gritaban los Ángeles, furiosos, al ver la batalla que estaba enfrentando su líder, sangre brotaba de ambos cuerpos.

-No puedo creer que esa cosa sea algo de nuestro Rociel.-gritaban las trompas en el primer nivel del Cielo, repudiando totalmente Alexiel.

-¿HERMANA CÓMO ES POSIBLE QUE HAGAS ESTO?-cuestionaba Rosiel, a su gemela, se había convertido en una asquerosa traidora, quien osaba ensuciar el cielo, con esos demonios que habían desafiado a Dios, una y otra vez.-¡TE UNES A ELLOS!

-Hermano yo lo hago por la justicia, todo esto se ha vuelto falso y hipócrita, Ángeles sagrados, que lastiman a seres inocentes, yo no protegeré a esos infames.-trata de hacerle entender su gemela, la cual no podía odiar a su otra mitad, ¿Cómo odiar? Al único ser que te complementa.

-Te atreves a desafiar a nuestro Señor con sus actos impuros, contra esos pecados, que solamente llevaran a la destrucción de la humanidad.-reprocha Rosiel, su amor por la humanidad era tan grande que lo superaba a él mismo, que lo llevaba hasta la locura.

La danza de espadas continuo, ataques de poderes astrales, que devastaban las fortificaciones, nadie podía apartar los ojos de encima, de la gran batalla, donde ambos poderes estaban a la par.

-¿Actos impuros es defender nuestros ideales?.-dice Alexiel, ambos se encontraban al borde de un gran acantilado.

La puerta al Hades estaba abierta, ninguno de los dos cedía, quien perdiera haría que la victoria fuera puesta sobre los hombros de ganador, el perdedor sería aniquilado sin piedad, todo acababa.

Los ataques se volvían cada vez más violentos, el acantilado estaba siendo destrozado en su totalidad, avalanchas de rocas, la sangre corría por aquel lugar, ambos bandos estaban luchando por su líder.

Acaríciame un momento ven junto a mi
Te daré el último beso,
El más profundo
Guardaré mis sentimientos,
Y me iré lejos de ti

Tiempo atrás:

En el bosque del Dios Dragón, se encontraban practicando, dos espadas en perfecta sincronía, sonaban, no buscaban destruirse mutuamente, sino enseñarse ambas, como las espadas pueden ser amigas y hermanas.

-Debes ser fuerte Kurai.-dice un ángel, que parece una diosa, sus largos cabellos negros, su piel blanca, esos hermosos labios rojos, un ser tan perfecto, una de las más hermosas creaciones de Dios.

-¡Si Alexiel!-digo emocionada, y practico, tengo que ayudarla, tenemos que construir ese hermoso mundo que tanto soñamos, sin Ángeles, ni demonios, un mundo ideal, donde podamos vivir sin que nadie nos moleste.

Me he enamorado de un ángel, de quien jure destruir, ¿Pero cómo puedo destruir? A quien tiene mi corazón, quien me enseño que siempre existe algo por lo que debo luchar. Por mi pueblo que tanto fue lastimado, por aquellos que se creen superiores a nosotros y nos señalan e intentan destruirnos.

Han pasado ya cinco horas desde que nos hemos puesto a entrenar, no debo desperdiciar ni un solo segundo ya que es la misma Diosa Guerra, me esta enseñando a pelear, que gran honor, mi primo esta bajo la sombra, es un haragán.

-Vamos a descansar Kurai.-me expresa Alexiel, enfundando su espada de nuevo.

-Si.-siento como mi cuerpo se desploma y cae en verde pasto.

Escucho voces que hablan a mi alrededor, siento como mi cuerpo esta demasiado pesado, estoy cansada pero se que puedo entrenar tan solo un poco más, no puedo desperdiciar ni un solo momento, debo vengar a mi pueblo que fue casi aniquilado.

Al abrir mis ojos, me doy cuenta que estoy dentro del palacio en mi recamara, al lado mío se encuentra una persona de rubios cabellos, sus facciones son muy finas, es realmente hermosa.

-Kurai…-dice Aracne, quien se cobija con mis sabanas, ambos compartimos la cama, me abraza.

-¿Dime?-pregunto, al sentir la cercanía de sus brazos, estoy demasiado cansada para intentar correrlo o reprenderlo.

-Te estas enamorando de ella.-me dice, con su voz fina, mientras deposita un beso sobre mi mejilla, me quedo pálida ante sus palabras, las cuales resuenan en mi mente, como relámpagos.

Me quedo oculta bajo las sabanas, mientras él se complace acariciando mis cabellos, realmente me conoce, sabe cuales son mis sentimientos, se escuchan las pisadas afuera de la recamara.

El silencio de la habitación me obliga a pensar en mis propios sentimientos, era la primera vez que… ¿Amaba? Por eso me sentía tan extraña, como si estuviera en las nubes y en el mismo infierno al mismo tiempo.

Sólo quédate en silencio, cinco minutos
Acaríciame un momento ven junto a mi
Te daré el último beso

En la noche:

En el ala este del castillo se encuentran los baños de aguas termales, esta custodiado por tres guardianes, quienes le dan la privacidad necesaria, en esos momentos me encuentro viendo como se baña, siento como mi corazón de acelera, trato de controlarme para no dejar al descubierto mis sentimientos.

-Ven báñate conmigo pequeña Kurai.-me ofrece, me tiende la mano, se incorporo, mostrando su cuerpo desnudo.

Debe ser un pecado tener ese bello cuerpo y mostrarlo a las almas, que caen presas de su encanto, de su belleza, el agua escurriendo, era la primera vez que la veía desnuda, sus labios susurrando a mi oído.

Me desnudo, temblando, era como si fuera mi primera vez, ella me ayudo a quitarme la ropa, mi mente estaba pensando cosas muy poco propias, me dio tan solo un roce en los labios, cerré mis ojos con fuerza.

-Te vas volviendo una mujer muy hermosa mi pequeña.-me expresa alegre, acariciando el cabello, con ternura.

Estoy con ella en las aguas termales, sus manos siempre estuvieron cubiertas de sangre, es uno de los ángeles más temidos, bajo sus pies existen una montaña de cadáveres, los cuales destrozo sin piedad.

Ella se acerca y me abraza, siento sus perfectos pechos sobre mi espalda, quisiera poder besarla, pero ella es quien toma mi mentón y me besa, abro mi boca, siento su calida lengua jugando con la mía.

Todo esto se lo cuento a mi primo, el cual escuchaba muy atento, como si fuera una historia increíble, muerde la almohada antes de gritar, mis mejillas sonrojadas, trato de que no me vea o me mostrare como una niña enamorada, aunque eso soy.

-¿ESO PASO?-grita Aracne, y siento como todos se nos quedan viendo.

-¡PODRÍAS CALLARTE! NO TE ESCUCHARON HASTA EL PRIMER NIVEL DEL CIELO.-le grito, se avergüenza, pero yo también lo hago, llego una de las doncellas del castillo a preguntar que nos pasaba, temía que estuviéramos siendo atacados por el enemigo.

Dame el beso más profundo
Guardaré mis sentimientos,
Y me iré lejos de ti...

La puerta del Hades ya estaba abierta, un solo golpe y cualquiera de los dos perdería, ambos hermanos quienes se amaba por ser el complemento de un mismo, estaban destinados a perecer en manos del otro.

-Nunca te perdonare.-expresa Rociel, golpeando a su hermana con su espada, arrojándola contra las rocas, todo su amor se estaba transformado en un odio inmenso, que le consumiría el alma.-Yo te amo más que a nadie.

-Pero ese amor nos condenaría.-responde ella.

Por primera vez en su vida, la Diosa de la Guerra derramo dos lagrimas, ese amor le dolía, hacía que deseara huir de todo, no pensar en nada más, la soledad que ambos vivieron, fue acrecentada por ese amor.

-¡NO! yo te amo, eres el ser que más amo, el ser que más quiero y tu te has atrevido a traicionarme.-reprocha Rosiel, sujetando su cabeza, ese amor lo estaba volviendo loco, no soportaba mucho, los dolores de cabeza se volvieran cada vez más frecuentes.

-No es cierto.-alega Alexiel, tratando de acercarse a su hermano, pero es rechazado por él, no le importa que su cuerpo sea destruido, pero tiene que salvarlo, lo tiene que hacer.

Ambos están envueltos en una ventisca de dolor, ese remolino los destruirá sino salen del él, pero Rosiel se niega hacerlo, el dolor se ha acrecentado, su hermana permanece a su lado, tratando de sacarlo de ese lugar.

-Regresa a mi Alexiel pediere por ti, rogare que te perdonen, lo podremos hacer juntos.-expresa el ángel del electromagnetismo.

-Tu no te condenaras Rociel, tu no, tu eres el ser que más brilla, tu no te iras de aquí.-dice Alexiel.

Ella amaba a Rosiel, era la única verdad que sabía, al principio se sentía culpable de que su hermano hubiera estado condenado a ese martirio por haberle robado su energía vital, para remediar su error, decidió hacer lo que el creador le pidió.

Rosiel se llevo la mitad de su corazón, la primera vez que lo vió, sintió la necesidad de ser uno con él, cuando sintió sus labios sobre los suyo, mirar su propio reflejo, quien le tenía una devoción absoluta.

Su corazón ya estaba torcido, por el deseo de venganza de salvar de condena a su propio hermano, quien a pesar de ser él más querido por Dios, solamente le amaba.

Fue liberada de la prisión del Edén, por ordenes del Creador, ¿Qué precio pago Rosiel por eso? Nunca me quiso decir.

Ocupe el lugar que me correspondía junto con él, ambos brillábamos en el cielo, los hijos más queridos de Dios nos llamaban, las políticas del cielo se recrudecían cada vez más, un segundo ataque de Lucifer era esperado por todos. Pero estaban seguros de su aniquilamiento las dos armas más poderosas, estaban juntas, no podrían ganar.

-Nuestra condena.-dice, ambos sellamos nuestros labios, en el último beso.

-Lo siento Rosiel.-blande su espada Diosa de la Guerra.

La espalda de siete hojas, estallo en mil pedazos cuando lazo el último ataque contra Rosiel, el cual fue lazando contra la tierra, ella fue aprisionada por una docena de ángeles encabezados por Uriel.

Acababa de sellar a su propio hermano a los confines del de la tierra y se había rebelado contra Dios, simplemente su sentencia de muerte ya estaba dictada, esa misma noche sería juzgada y ejecutada.

-No.-mi voz se quebró, debía ir por ella…

-No lo hagas, tenemos que seguir luchando, sin nuestro líder, no podemos hacerlo, la guerra a un no termina.-dice Aracne.

No podía ir por ella, no debía hacerlo, yo conduje a los últimos sobrevivientes de mi reino a esta batalla, nos unimos con los grandes demonios, quienes combatían con crueldad absoluta, en ese momento desee volverme como ellos.

Todos ellos acababan a los ángeles con crueldad, desafiaban a Dios una y otra vez, hacían encender su cólera, cuanto desee tener su poder, para poder ir a rescatarla, del cruel destino que le esperaba.

Nos tuvimos que retirar, uno de los grandes satanes me llevo bajo su brazo, la batalla había sido perdida, ríos de sangre estaban corriendo en esos momentos, mi primera guerra perdida.

Dame tu mano
Devuélveme el aire
Di que me amas

Los siglos han pasado y me encuentro con tu reencarnación la cual tiene tu mismo brillo, de la cual me he vuelto ha enamorar, pero su corazón ya esta ocupado por su hermana, la misma historia de repite como un circulo, tal como tu amabas a Rosiel, Setsuna ama a Sara y esta dispuesto hacer lo que sea por ella.

-Eso fue parte de nuestra vida.-exprese, le conté parte de su historia, la cual aun se encuentra dentro de sus recuerdos, pero que pareces que te has negado a recordar, aun deben de dolerte y a mi aceptarlo.

-¿Tu me amaste?-pregunta el joven, después de que todo termino.

-El tiempo jamás cambio mis sentimientos, y nunca lo hará, pero tú estas enamorado de esa mujer, ella te hace feliz.-expreso.

-Kurai.-me besa en la frente como muchas veces lo hico Alexiel.

-Dije que te encontraría y lo hice.-le digo feliz.-Se feliz Setsuna.

Se marcho, Sara la estaba esperando, aun no puedo estar junto a ellos, a pesar de que ya todo termino, puesto que aun te amo y me duele, no se la persona a la que ames, pero luchare siempre para proteger esa felicidad.

Que no eres culpable
Por lo menos un momento
Dime que esto no es cierto

Sólo quédate en silencio
Acaríciame un momento
Te daré el último beso

El último recuerdo de Alexiel antes de que su castigo fuera ejecutado, antes que iniciaría el ciclo de reencarnaciones, las cuales siempre serían duras y buscaba destruirla tanto físicamente como espiritualmente.

La maldición estaba apunto de ser dicha, Uriel la observaba detrás del cristal, todos estaba listo para conservar su cuerpo, como muestra de lo que pueden pasar a quienes desafían a Dios.

-Yo tampoco te dejare de amar….-pronunció antes de ser encerrada y su alma ser separada de su cuerpo, su ultimo recuerdo fue este.

-¿A dónde vas?-pregunto Rosiel tomándola del brazo, no permitiendo que abandonara aquella habitación que ambos compartían.

-Tengo que ir a la Asamblea.-dice con naturalidad su hermana, Rosiel rió con sarcasmo.

-Mentira, la asamblea fue ayer, ¿Con quién te irás a ver?-pregunta furioso Rociel arrojándola contra el suelo, solamente a él le permitía hacer eso, fuera cualquier persona, estaría siendo ya destrozado.

Por que el amor vuelve estupidas a las personas, por que el amor ciega todos los sentidos, te transforma y muestra una ser, realmente débil, eso llego a escuchar, y estaba totalmente de acuerdo con esas palabras.

-Con nadie.-expreso la mujer.

-Te amo tanto, que no quisiera compartirte con nadie más, nadie es digno de verte.-expreso Rosiel.

Un amor plagado de pecados, un amor para dos hermanos que su corazón es uno mismo, la historia se repitió como un circulo, que nunca acabara hasta que ese amor se pueda hacer realidad.

Guardaré mis sentimientos
Y me iré lejos de ti


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