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My Cat por LiLyNuez

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Notas del capitulo:

Los personajes no me perteneces

La historia si

La subi en MY con el nick de c.h.y

NO es PLAGIO

Con el cielo rojo iluminándolos desde los más alto esa luna ensangrentada que les recordaba a primera noche hace miles de años cuando aun no los separaba la dureza de su mundo y mucho menos su origen o destino cuando sus almas eran jóvenes o por lo menos la de uno de ellos con esa cabellera rubia destacante en su totalidad y esos ojos azules más claros que cualquier cielo jamás visto, ese frágil cuerpo que pedía a gritos ayuda sus harapos tan sucios y roídos escondido bajo cuerpos inertes y ensangrentados, temblando levemente para no ser notado luchando por su vida de escasos siete años, era desapercibido por cualquier soldado que se atreviera a pasar por esos lares pero no para él un vampiro capaz de defender a la familia Hellsing blanco de millones de atentados por siglos y siglos lo había hecho y lo seguiría haciendo, ese niño lo podía ver no era ningún ingles era un putrefacto nazi que no merecía ni la pena de ser mirado de una forma indiferente mucho menos como un esclavo, esa raza tan inferior esos alemanes tan inútiles que ni una guerra podían ganar.


 


-levántate inútil- con voz fría se dirigía al rubio y sin esperar más que la muerte se incoó con los ojos húmedos y una que otra gota salda resbalando por las empalidecidas mejillas apretó sus puños lo mas que pudo agacho la cabeza y espero el dichoso disparo que lo llevara a la ‘’otra vida’’ el tiempo se hizo eterno se desconcertó, ¿Cuánto tiempo habría pasado? Con miedo levanto la mirada y observo detenidamente a ese ser tan pálido de sonrisa afilada y con ojos carmesí llenos de odio e indiferencia, con las hebras negras enmarcando perfectamente su rostro delicado, se sentía tan indefenso frente a ese hombre de gabardina roja, jamás se le enfrentaría no era tan estúpido como para llegar a creer q tenia aunque sea un poco de suerte para ganarle en una pelea.


 


-parece que los cerdos alemanes no saben ni obedecer una simple orden, te he dicho levántate- con sus movimientos lentos y temblorosos se puso de pie, una de sus piernas se encontraba con un disparo pero ya no emanaba sangre debió haber sido de hace días y aun así seguía vivo. –sígueme- con pasos lentos y dolorosos fue tras el hombre de presencia imponente pero este al ver el sufrimiento de aquel ser por primera vez se conmovió y lo tomo en brazos, cargándolo a manera nupcial ese olor a sangre seca era odioso pero de alguna forma le atraía y quería dejarlo seco probar ese liquido puro de ese niño solitario era tentador pero no podía matarlo ahí mismo no tenía razón específica para no llevar a caso ese propósito pero algo dentro de si no se lo permitía. De forma hábil se escabullo entre los pasajes de esa gran mansión hasta llegar al sótano su lugar predilecto donde nadie además de Walter y sus amos se atrevían a profanar un lugar perfecto para mantener oculto a esa escoria, al niño nazi.


 


Lo lanzo sobre la cama y lo observo por breves instantes para un humano pero el cómo vampiro había apreciado hasta el más mínimo detalle. Tomo una de las piernas y toco la herida el rubio solo se quejo, Alucard con sus finos dientes tomo la piel blanquecina y la rasgo ganándose un grito desgarrador de parte de su acompañante, tomo la bala entre los dientes y la saco, viendo como toda la pierna poco a poco iba llenándose de su alimento favorito y sin pensarlo dos veces se dedico a lamer todo lo que saliera de ese cuerpo, no creía poder controlarse así que salió sin decir ni una palabra más dejando al ojiazul con la duda de quién era ese personaje tan enigmático.


 


Pasaron días y días que eran eternos, se encontraba aun solo en esa gran habitación, había buscado algo que comer pero simplemente no había nada ahí, no se atrevía a salir no sabiendo todo lo que pasaba en ese momento, siempre había odiado a los de su nación no le encontraba alguna razón válida a lo que hacían, sus padres le habían dicho que era por honor, pues por el al diablo el honor gracias a eso había perdido a todas las personas que amaba… simplemente odiaba a los alemanes.


 


Esa tarde ya en la plena oscuridad, solitario y hambreado estaba a punto de cerrar sus ojos azulinos pero un azote de la puerta lo despabilo por completo y ahí estaba de nuevo el hombre de vestimenta rojiza.


 


-bienvenido a casa señor- dijo casi de forma automática, el otro solo lo miro con ojos de alegría aunque no fue percibido por el otro.


 


-tu cena- le lanzo una bolsa llena de panes y una botella de vino.


 


-gracias- tomo un pan y lo devoro velozmente, pero con el vino dudaba pues jamás lo había probado antes, tomo solo un sorbo y lo escupió dejando todo su pecho mojado.


 


-si no te gusta no lo bebas- esa imagen de un ‘’shotacon’’  en su cama tan indefenso y bañado en ese liquido que además de la sangre era lo único que toleraba, ese ser tan indefenso, con tanta sangre dulce corriendo por sus venas tan tentador como salir a cazar a un ejército completo y saciarte hasta más no poder.


 


-lo siento señor- se disculpo con total sinceridad y con la vista fija en el colchón.


 


-Alucard- hizo una pausa- mi nombre es Alucard. Se acerco hasta su cama y se sentó en una orilla, volteo a su lado derecho y el chico ya estaba a su lado viéndolo con intriga pero sin perder ni una pisca de inocencia, paso la pequeña mano por la fría mejilla de Alucard y le dedico una sonrisa; Alucard tomo la mano y alejo de su cuerpo, tomo la barbilla de aquel rubio seductor y lo acerco a sus labios dando un rápido beso, el primero para el pequeño pero definitivamente el mas especial para ambos.


 


Pasaron los días, los meses y poco a poco se iban conociendo más, compartían risas… si aunque nadie lo crea Alucard era muy natural junto a ‘’su’’ niño, junto a la única persona que creía era capaz de amarlo sin importarle su naturaleza monstruosa, pero quería sentirlo como ese primer beso tan mágico como ninguna otra ocasión, era algo que ambos deseaban pero ninguno se atrevía a confesarlo ¿Por qué razón? Ni ellos lo sabían, quizás era porque estaban tan acostumbrados al rechazo que tenían miedo… el miedo de perder a su único acompañante en todo el mundo, en todo su putrefacto mundo de atrocidades.


 


-neko- esas cuatro letras dichas con total amor era el nombre con el que el vampiro bautizo al chico ojiazul después de enterarse que no tenía algún nombre.


 


-Alucard-san- se acerco para recibir alguna orden


 


-el beso… lo recuerdas –desvió la mirada para no ponerse nervioso


 


-no me atrevería a olvidarlo


 


Alucard jalo aquel frágil cuerpo de ángel hasta dejarlo recargado en su pecho brindándole un abrazo protector, en un ágil movimiento poso una de sus manos en la cadera del más pequeño y la otra sobre el pecho dándole un suave empujón para que lo mirara a los ojos, como si sus cuerpos se coordinaran sin decir palabra alguna juntaron sus labios por segunda vez tan especial como la primera vez  y no paró ahí, el pelinegro coló su lengua dentro de la boca de su amor primero que no tardo en responder de la misma forma, es claro que aun era inexperto en ese tipo de acciones pero eso era lo que menos importaba. No podía soportarlo más esa inocencia le hacía sentirse excitado de sobre manera y no se aguantaría mas las ganas de tenerlo como suyo, se precipito y arranco todas las ropas dejando incluso algunos rasguños era la primera vez que lo contemplaba tan sumiso y seductor esa mirada azulina no demostraba miedo alguno, al contrario parecía rogarle que continuara y fueran uno solo. Se sentía desesperado y aunque lo negara sabia de su naturaleza él era despiadado, un ser sanguinario que no sentía remordimiento alguno y por mucho que no quisiera lastimar a su neko esta vez la naturaleza gano sobre la mente, por unos minutos se quedo inmóvil tratando de encontrar la mejor opción.


 


-lámelos – le puso dos dedos en los labios, el ojiazul los lamio sin saber porque pero confiaba en Alucard y sabia que nunca se atrevería a dañarlo y que a su lado nada le sucedería.


 


-toma mi mano y no la sueltes


 


El neko la tomo –porque lo dic… AHHH- no alcanzo a terminar la frase pues un dedo se metió en su virginal entrada y apretó lo más que pudo su mano para poder soportar ese dolor tan fuerte.


 


-relájate –comenzó a mover su dedo simulando penetraciones, metió un segundo dedo pero ahora podía sentir como el chico estaba más relajado y soltaba gemidos cargados de placer y ese rubor cubría en su totalidad ambas mejillas, Alucard saco ambos dedos y los remplazo con su miembro (que de alguna manera saco de su pantalón) y lo fue introduciendo lentamente, quería que ese momento se sintiera el mayor tiempo posible, el rubio apretó de nuevo la mano pero aun más fuerte y esta vez incluso las lagrimas brotaron de sus orbes.


 


-Alucard-san due…duele


 


-pronto dejara de doler – Alucard se mordía el labio inferior para disipar ese placer que le causaba estar en un interior tan cálido y estrecho que lo incitaba a moverse de una manera salvaje pero por el bien de su neko se controlaba.


 


En un movimiento casi automático se movió suavemente causando una mayor necesidad de moverse de una buena vez –Ahh...-soltó un gemido aun más agudo que los anteriores lo cual fue buena señal para el vampiro que no tardo en comenzar a entrar y salir de una manera lenta para el pero rápida para un humano, el pequeño ya tenía formada una erección que Alucard atendió de inmediato, para ambos era lo más placentero del mundo tener a su pareja emperlada en sudor y entregándose totalmente al final terminaron con un gran orgasmo que los hizo sentir más vivos que antes y eso era lo único que les importaba.


 


Al ser virgen ese pequeño no dejaba de sangrar, no era que le importara al rubio, pero se olvidaron de que un vampiro es un vampiro y como tal su única debilidad es la sangre dulce, Alucard estaba fuera de sí, convertido en ese perro deforme que a cualquiera llenaría de miedo y si esa noche Walter no hubiera aparecido en el momento preciso no tendrían que enfrentarse en un combate a muerte pero ahora ya no eran amantes, nada les unía y estaban dispuestos a olvidar ese pasado por su nación, Inglaterra y Alemania, y esa era la primera vez que ambos se arrepentían de que esa noche no corriera sangre, porque si eso hubiera pasado no sería tan doloroso, no tendrían que matar a su único amor y eso lo sabían ambos porque compartían la sangre, sangre que Alucard dejo esparcida en él durante nueve meses, esos nueve meses que en su vientre cargo al hijo de un vampiro, nueve meses que se alejo de su amor encerrado en un laboratorio nazi, solo esperando obtener esa sangre pura y así crear una raza de vampiros descendiente de aquel ser por el que habían perdido su guerra y Alucard ¿Dónde se encontraba él? Eso schödinger, su nuevo nombre de soldado, se lo preguntaba cada noche a cada segundo, cada vez que recordaba como su hijo era sacrificado como un animal, extrayéndole hasta la última gota de sangre, inyectándole a él, su padre, un poco para experimentar y ver si no era dañina para un humano, al ver que era un total éxito, schödinger gano un lugar digno de todo su sufrimiento, envidiado por muchos por ser el aun tan joven pero él en el fondo sabia que todo era mejor que eso, que jamás podría ser el de antes y que toda su vida había sido un error.


 


Ese día en la corte, frente a la reina cuando diviso después de años a su vampiro, hombre causante de su sufrimiento no se inmuto y lo miro con odio, viendo como él seguía siendo el mismo de siempre, tanto como cuando lo conoció, frió e incapaz de sentir y esa era su verdad ya no lo amaba y jamás lo haría de nuevo… no caería otra vez ante sus encantos vampíricos.


 


Para Alucard también fue una sorpresa, lo reconocería donde fuese, aun cuando sus ojos ya no eran dos cielos sino más bien de un color violeta y esos bultos en su cabeza le hicieran creer que era un quimera, combinación un gato y un humano, percibía esa esencia y ahora lo veía, ya no era más su humano producto de sus más bajas pasiones, ahora era como él un ser no vivo y lo confirmo cuando no murió por ese disparo directo a la cabeza y eso de cierta forma lo hizo alegrarse, creyó que había muerto después de esa noche y saber que sus conclusiones eran falsas era lo mejor que le había pasado en varios años, ahora solo le quedaba una duda ¿Por qué ahora era un vampiro?


 


Eso con el tiempo se aclaro: esos perros de los nazis lo habían transformado.


 


Dos noches después de ese encuentro schödinger regreso a la mansión Hellsing ahora a cargo de Integra Fairbrook Wingates Hellsing, no le costo para nada entrar a hurtadillas, y cuando llego a ese sótano donde habito por un buen tiempo le trajo recuerdos nostálgicos, sintió como una mano lo tomaba por el hombro, jamás olvidaría esa sensación era Alucard que no tendría compasión, no esta vez, ahora que ambos podían soportar más allá del dolor físico… le hizo el amor como esa noche, pero ahora no se limito y se entregaron una vez más durante toda la noche porque sabían lo que les esperaba y querían aprovechar ese tiempo lo mejor posible.


 


Y ahora a punto de matarse el uno al otro, schödinger se desangraba de un hombro ese olor que emanaba era tan familiar, si lo reconocía era su olor.


 


-¿te sorprende?, ¿cómo crees que me hice vampiro? ¿Por arte de mágica?


 


Así que era eso schödinger o su neko como él prefería llamarlo solo era un maldito más y todo lo que vivieron juntos no era más que una trampa para poder beneficiar a sus enemigos, ahora si no fingiría tener un corazón y sentimientos para él su amor estaba muerto y pronto seria literal.


 


Alucard disparo varias veces a las piernas haciendo que el rubio cayera y tan humillado se veía que fue otra gran imagen que le había brindado a Alucard, mostro una sonrisa de superioridad y le apunto a la cabeza.


 


-parece que aun así los alemanes pierden


 


-porque así son los nazis… unos inútiles


 


¿Por qué? ¿Por qué? Se preguntaba Alucard si estaba de su lado, si era fiel a su raza porque lo decía?


 


-pero nuestro hijo no será así, ¿verdad Alucard?


 


¿Su hijo? ¿Qué quería decir con eso? No lo pensó mucho y le dio el tiro de gracia dejándolo ahí tirado. Su agudo oído lo percibió, fue mínimo pero lo escucho… un latir, era imposible un vampiro no tenia corazón latente, sin esperar un segundo mas abrio el vientre de su neko y ahí lo vio… su hijo muestra de aquella noche de amor.


 


Por primera vez en su vida de vampiro soltó una lágrima y lo sabía, había arruinado todo, inerte se encontraba su amor pero un vampiro no se retracta, dio media vuelta y se retiro, a ganarle a aquellos sus contrincantes, a aquellos que le arrebataron a su humano


 


-ganare por ti… neko


 


 


 

Notas finales:

Puede que lo continue que opinan?

Y lo mas importante

Me meresco un comentario???!!!!


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