Consecuencias de una traición premeditada
Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Capítulo 21: La espera
Muchas noches se dormía llorando, pensaba en Kaede a todas horas del día y de la noche, cuando el sueño se resistía a acudir y sus ojos permanecían muy abiertos, con la mirada fija en un punto inexistente del techo, preguntándose donde esta y que piensa de él mientras su mano acaricia suavemente su vientre, susurrando tiernas y dulces palabras hacia su hijo nonato, haciéndole saber que siempre le querrá, que le amara por encima de todo y que le protegerá siempre que le necesite, al mismo tiempo que intenta consolarse a si mismo.
El policía ha vuelto más veces después de aquella primera mañana, ahora lo hace por las tardes, no sabe que busca realmente porque apenas le habla, le mira en silencio, tal vez como esperando ver en él la resolución del caso, se mantiene en silencio esperando, preguntándose cuanto poder tiene ese hombre para poder llegar hasta él.
Siente curiosidad y le pregunta una de esas tardes.
-¿Puedes decirme tu nombre?
-¿Para qué? -pregunta a su vez arqueando una ceja.
-Para no tener que mencionarte como "ese individuo que viene a verme"
-Takeshi... -sus labios se distendieron a modo de leve sonrisa.
-Dime, Takeshi-san... -se removió en el sillón que ocupaba para encontrar una mejor postura, su bebé esa tarde tenía fantasías de futbolista- ¿Qué pasa fuera de aquí?
Takeshi dirigió una mirada al televisor que tenía.
-Ahí no dicen lo que quiero saber.
-¿Cuánto tiempo te queda? -no estaba autorizado a hablar del caso.
Aceptó el cambio de conversación.
-Menos de un mes.
-No lo parece... -su mirada se posó brevemente sobre el bulto hinchado bajo la manta que le cubría.
-Mi medico dice que es debido a las drogas que me inyectaron.
Asintió levemente
-¿Cómo fue? -sentía una enorme curiosidad, nunca se había topado con un caso así, creyó que se burlaban de él cuando le comentaron que era un testigo fuera de lo común.
No era difícil comprender que deseaba saber, pero al igual que él tampoco él estaba autorizado a revelar esos datos.
-No me digas que nadie te ha hablado de la abeja y la flor... -comentó con una amplia sonrisa que embellecía la expresión de su rostro. Dejo escapar una risilla al escuchar su bufido.
Takeshi no insistió, su mirada decía más que sus labios.
Como si pensará que no podía sonsacarle como había llegado a aquella situación, se volvió dispuesto a marchar, cuando ya estaba de espaldas a él, alzó la mano por encima de su hombro a modo de despedida.
Hanamichi solo sonrió. Tenía la certeza que no sería aquella la última vez que le viera.
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-Estos..., son los hermanos Kawata... me encontré con ellos en Tokio... -al pensar en ellos tuvo la impresión que había pasado una eternidad desde entonces- Yo buscaba a una persona y ellos se ofrecieron a llamarme si la veían. -intentó recordar como había sido su encuentro con ellos, más sus recuerdos aún los sentía enredados- Fue... -intentó hacer memoria- ... en abril, durante la segunda quincena del mes abril, lo recuerdo porque él mes anterior estuve de... -titubeo unos segundos- ... gira fotográfica. -concluyó.
Notó su titubeo, más no le dio mayor importancia, supuso que no tendría nada que ver con el caso porque, aunque le sorprendió, se fijo en el leve rubor que aparecía en sus mejillas.
-Y este? -volteó la imagen hacia él.
-Es Maki Shinichi...
Le dio una última mirada, se le veía tan indefenso que cedió al impulso de contarle lo poco que sabía.
Esa noche, en el cobijo de su lecho, Hanamichi no podía dormir, la posición allí era lo de menos en aquel instante, era la revelación lo que le tenía desvelado.
Había sido rescatado de una casa propiedad de Maki y que si bien les costaba que la utilizaba para fines ilegales, manteniendo allí a jóvenes secuestrados, no podían actuar contra él, porque la intrusión a su casa ya de por si era un delito, además aunque hubiera podido detenerle, ninguna de sus victimas se prestaban a declarar, debido al temor de represalias, las pruebas que habían contra él, no se sostenían ante ningún jurado, por lo que ni siquiera actuaron contra él por lo que seguía gozando de libertad. Si el resto de las víctimas rondaban la edad de los chicos que estuvieron con él, pensó que no era extraño que tuvieran miedo y que todos hubieran regresado a sus hogares intentando olvidar.
Se acarició el vientre.
-Tú y yo también volveremos a casa. -y al decirlo en alto, sintió como si un escalofrío le recorriera la columna vertebral. Fue consciente en ese instante, que su regreso no iba a ser fácil, sabía que tenía que salvar la relación que mantenía con Kaede, pero le asustaba pensar que él pueda pudiera no solo rechazar a su hijo sino también a él porque su cuerpo había sido utilizado hasta la saciedad. Ese pensamiento trajo consigo otro mucho más perturbador, si Maki reclamaba a su hijo él se vería dividido entre el amor que sentía hacia su pequeño y el dolor de perderlo, se conocía bien y sabía que era incapaz de entregar a su hijo.
-¡¡Por favor, Kamisama, que no sea suyo!! -pensó encogiéndose lo poco que podía como si quisiera crear una barrera protectora en torno a su bebé. Sabía que su ruego no tenía consistencia firme para hacerse realidad, por lo que dedujo había pasado demasiado tiempo retenido por Maki. Solo había esa posibilidad.
No era consciente que anteriormente a Maki había sido violentado por Kawata.
-Kaede... -sollozó, pensar que Maki era el padre de su bebe arrancaba amargas lágrimas de sus ojos.
Llorando bajito para no llamar la atención de la enfermera se quedó dormido.
Continúa en el próximo capítulo...