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Un chico normal por minima

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Notas del capitulo:

No estaba muerta ni de parranda, esta pagina no me dejaba entrar en mi cuenta por que casi medio año o más creo

VIII.- Cosas que regresan...

Las calles de Dimsdale estaban vacías a pesar de ser medio día, pero es que la lluvia que caía parecía más una tormenta que se convertiría en inundación en cualquier momento, desanimando a cualquier persona a arriesgarse bajo esa cortina de agua que caía constantemente, el viento soplaba frio, y junto a las gotas de agua, eran látigos helados que golpeaban al cuerpo y rostro, llegando a sentir que congelaban hasta los huesos, por eso parecía muy inusual ver a esa figura oscura, que junto a la lluvia, el viento, las nubes negras que reinaban en el cielo desde muy temprano en la mañana, y los truenos que de vez en cuando aparecían y que servían de única iluminación en ese paisaje tan oscuro, caminaba tan tranquilamente como si fuera una tarde despejada, sus cabellos negros, como las alas de un cuervo estaban pegados a su rostro de piel acanelada, era alto y fornido, e intimidante, junto a sus ropas roídas y negras totalmente empapadas como todo su cuerpo, era una figura que presagiaba cosas oscuras, parecía una sombra, y como tal nadie se percataba en su presencia, ya todos en esos momentos se preocupaban más en calentarse en sus casas o trabajos, o casi todos.

-Hey muchacho, ¿estás loco?- la voz rasposa y vieja de un hombre rompió el sonido de la tormenta llamando la atención del muchacho que caminaba bajo la lluvia –yo seré un vagabundo, para hasta yo sé que es de locos estar bajo esta lluvia-

El joven voltio a mirarlo, dentro de un callejón bajo un techo improvisado de cartones, tablas de madera y una lámina de aluminio descansaba un viejo, desalineado, sucio, de barba gris y cabello enmarañado, sus ropas sucias y roídas, pero no tanto como las suyas, denotaban que hacía mucho, mucho tiempo que vivía de esa manera.

-¿Y qué tanto me vez?- pregunto cortante el vagabundo mirándolo con el ceño fruncido, irritado de que lo viera por tanto rato.

-Solo quería decirle, que si-hablo con una voz grave y profunda, hasta llegar hasta cierto punto sin proponerlo, intimidante y fría.

-¿Qué sí que maldito muchacho?- pregunto más fuerte el viejo, no queriendo que se notara que si le pareció intimidante esa voz, apenas se daba cuenta que ese chico de ropas negras reflejaba cierta aura oscura como la misma tormenta, algo que estaba seguro no era normal.

El joven se inclinó un poco su cuerpo, no para ver mejor el rostro del anciano, si no para que este viera mejor sus facciones, lo que ocultaba sus mechones de cabello y las sombras de ese día, el vagabundo retrocedió por reflejo, por instinto en su lugar sentado, en el rostro algo cuadrado del muchacho se formó una sonrisa que le helo más el cuerpo si se podía, sus dientes blancos con dos caninos demasiado largos, colmillos de vampiro, o al menos eso parecían, hicieron abrir los ojos del vagabundo como platos, que tratando de apartar la vista alzó su rostro, topándose con la mirada burlesca del muchacho, que centelleó no por la luz de los rayos, sino por la palidez que gobernó el rostro del anciano al fijarse que esos ojos, de afiladas pupilas, eran rojos, rojos como la sangre, y brillantes como un rubí en las incandescentes llamas de un infierno desconocido.

-Que si estoy… algo loco-

-¿Quién… qué eres tú?- el vagabundo retrocedió horrorizado, ese, esa cosa no era una persona, no era humano, estaba seguro.

-Eso caballero, es algo que mejor no sepa jajajaja- su risa estruendosa, y con el fondo de las nubes negras y relámpagos segadores, digna imagen para una película de terror, casi le provocó un infarto al pobre anciano, que cerró los ojos un segundo por el repentino trueno que se escuchó demasiado cerca, y a al siguiente, la figura siniestra del muchacho ya no seguía ahí.



-Esta lluvia parece un diluvio-

-Monzón seria la comparación más adecuada amigos-

-Lo que tú digas A.J.-

-Pero me parece extraño, ya que el tipo del clima dijo que se despejaría el clima ya a esta hora-

-Les debo recordar amigos que el clima puede ser algo impredecible, además que normalmente nuestro reporte del clima es en su mayoría, por no decir casi siempre, es incorrecto-

-Si, en eso tienes razón, tal vez haya una turba furiosa nuevamente esta tarde para perseguir al climatólogo esta tarde-

-Es meteorólogo Chester-

-¿Sabes A.J.?, a veces tus correcciones pueden ser muy fastidiosas-

-No lo tendría que hacer si no te equivocaras todo el tiempo-

-Yo no me equivoco todo el tiempo-

-Chicos, no peleen ahora, disfrutemos de esta hora libre como los buenos amigos que somos- y ahí estaba, como siempre a aviso de pleito de sus dos mejores amigos, Timmy interviniendo para que aquella chispa de enemistad se apagara inmediatamente.

-Sí, Timmy tiene razón, hay que aprovechar que el maestro de química no vino por esta bendita lluvia- exclamo Chester mirando con admiración la ventana del salón, siendo una de las pocas personas que agradecían la lluvia, como todos en el salón, lástima que no hubiera llegado un poco antes para que no hubieran ido a la escuela.

-Opino que deberíamos aprovechar este tiempo libre para adelantar tareas e investigaciones de demás materias… o ir a la sala de cómputo de la biblioteca y jugar un juego- dijo esto último antes que nuevamente lo abuchearan por sus ideas de estudiar en esa preciosa hora libre, también pensando después de un rato que también se merecía un descanso para aprovechar su tiempo libre en simple y agradable ocio, más si tenía a Timmy cerca.

-Genial idea A.J., vamos de una vez antes que alguien más se le ocurra también ir- ante la idea de jugar un videojuego Timmy se mostró ansioso, era bien sabido para sus amigos que esa clase de cosas eran su vicio favorito, se paró de su asiento, tomo los brazos de sus amigos y los apresuro a salir e ir a la sala de computo, lugar que deberían usar los estudiantes para hacer investigaciones, tareas, prácticas de informática, pero la mayoría del tiempo los estudiantes lo utilizaban para otras prácticas no muy escolares, msn, facebook y juegos de computadora.

No muy lejos, unos ojos verdes veían al trio de amigos caminando por el pasillo, al rubio dientes de lata, al sabelotodo pelón, y a ese castaño con el suficiente coraje para enfrentarlo o demasiado tonto para hacerlo, o tal vez ambas, ese tonto castaño, de ojos tan azules que podrían competir con zafiros, de apariencia dócil pero de alma rebelde, comparado como una criatura silvestre sería adecuado para la ocasión, y el un astuto cazador, que lo atraparía, y es que cuando Remy Cajallena deseaba algo, ese algo lo conseguía, costara lo que costara.

-Remy, querido, ¿Qué tanto miras?, Tad y Chad nos esperan- cortando sus pensamientos llego esa chica que se proclamaba su amiga desde que había decidido volver a resolver cierto asunto pendiente castaño, y hasta se decía ella misma que lo tenía a sus pies, mas esto era al revés, la chica era de buena familia, pero no tan rica como la suya, y como su vida le había enseñado, las personas se ponían a sus pies si tenías el suficiente poder, suficiente dinero, como decía el dicho “con dinero baila el perro”.

-Nada Trixie, preciosa, ahora mismo te sigo, solo admiraba este tan inusual cambio de clima-

Así ambos adolescentes, bellos y populares se fueron en sentido contrario que al trio de amigos, no antes de que Remy diera un último vistazo a su pequeña creatura silvestre.



En otro lugar, donde tres hadas se despedían de su invitado fortachón, Cosmo y Wanda suspiraban aliviados por la ida de Jorgen, quien tenía que regresar al mundo de las hadas en ese momento, ya que al parecer algo había pasado, tal vez sus sospechas se habían hecho realidad y se habían comenzado a mover de nuevo.

-Qué alivio que ya se haya marchado Jorgen-

-Sí, no podría soportar otro de sus golpes o palmadas en la espalda, ya no noto la diferencia- decía un Cosmo encorvado sobándose la espalda adolorida.

-Mami, ¿no les agrada tío Jorgen?-

-Querido, no es que no nos agrade tío Jorgen…-

-Nos aterra-

-¡Cosmo!-

-¿Qué?, yo solo decía-

-Como te iba diciendo tesoro, no es que no nos agrade tío Jorgen, solo que es una persona que se lleva un poco pesado con nosotros, a veces demasiado- dijo esto último más para ella misma que para que lo escuchara su hijo, a ella también le dolía la espalda -y demasiado de algo a veces puede ser algo… dañino, además de que tío Jorgen está ocupado y es bueno que atienda sus pendientes-

-Sí, así es, además hoy también nosotros tenemos que alistar nuestros últimos pendientes de la mudanza-

-Cosmo, por favor no me digas que quieres cambiar algo de la casa-

-Entonces no te diré que hice con el sótano-

-¿Qué hiciste con el sótano?-

-Lo agrande con magia como cuando vivíamos en la pecera de Timmy y cree varias habitaciones como la de nuestro castillo y puse cosas nuestras ahí-

-Bueno, eso, eso no es tan malo, debo admitir que es una buena idea, así tendremos al alcance varias cosas que nos serán útiles, como nuestra biblioteca-

-Pues yo tenía pensado poner solo nuestros cuartos de juegos-

-Sí, yo quiero jugar con nuestro trenecito chuchu-

-De acuerdo, pondremos alguno de nuestros cuartos de juego, pero la biblioteca también-

-Mami-

-¿Qué ocurre cariño?-

-¿A qué hora sale Timmy de la escuela?-

-Como a eso de las dos de la tarde tesoro, ¿Por qué tesoro?-

-Está afuera-

-¿Pero qué dices bebé?- Wanda lo miro incrédula, con una ceja alzada y la cabeza no comprendiendo lo que su niño le decía, ¿Cómo que Timmy estaba afuera?, aún faltaban un par de horas para que saliera, y con ese clima era seguro que se tardaría, esa tormenta no había mermado desde hacía horas, por lo que seguramente tardaría más en regresar, si es que no se quedaba en la escuela o en la casa de uno de sus amigos.

-Si mami, ahí está afuera, mira- la pequeña mano de Poof señalo por la ventana de la sala, Wanda y Cosmo voltearon hacia donde apuntaba su hijo, la lluvia no los dejo ver bien los primeros segundos, pero gracias a la luz de un rayo pudieron ver con mayor claridad la figura que caminaba por el pavimento.

Por un segundo, por extraño que les pareciera, a Cosmo y a Wanda les pareció ver a Timmy, pero desecharon la idea de inmediato, ya que ese sujeto era lo totalmente contrario a su ahijado, o ex-ahijado con tan solo verlo, cabellos oscuros, piel más morena que la de Timmy, cuerpo más alto y atlético, además de sus ropas negras y harapientas, era por así decirlo, la antetisesis completa de Timmy.

-¿Pero quién es ese chico emo?-

-Cosmo, no digas que es emo-

-Ok, ¿Quién es ese chico gótico?-

Wanda lo miro reprobatoriamente, pero aun así que su esposo empezará a etiquetar a la gente dándole un mal ejemplo a Poof no era lo importante, si no ese extraño chico, se detuvo un momento más para detallar en su rostro, y con otro relámpago lograron ver con más detalle ese rostro cubierto entre sombras, dejándolos helados, especialmente por esos ojos rojos.

-No… no puede ser… pero si él, desapareció-

-Hay no, es un fantasma, un zombi, o un holograma-

-¿Pero cómo es que esta aquí? O más importante, ¿Qué querrá hacer?-

-No es Timmy tesoro, es, es…-

-Parece que se dirige a la casa de Timmy, o cielos, santos cielos, tal vez sea uno de esos planes malignos como cuando lo intentaron la última vez-

-Cálmate Cosmo, déjame pensar un segundo-

-Pues piensa rápido Wanda, por que por ahí viene la mamá de Timmy-

La de cabello rosa miro la calle, y efectivamente, ahí estaba el carro de la señora Turner con su dueña abordo, al parecer regresaba temprano, nadie se atrevería a salir con esta lluvia para ver casas y elegir una para comprar, un mal día para una vendedora de bienes raíces, y ya solo faltaban unos cinco metros para que llegara a su casa y que ese chico de negro la viera, sabiendo Dios sabe que reacción tuviera al verla.

Desesperada y ya con poco tiempo, lo único que se le ocurrió fue agarrar su varita y usarla, lo siguiente que paso fue que se escuchó una pequeña explosión en la sala y una nube de humo que apareció y se disipaba para dejar ver a al joven de ropas negras, que se vio algo desorientado y al voltearlos a ver, también pudieron notar que estaba irritado, muy irritado.

-Sé que no soy la persona más lista del universo, pero hasta yo sé que esta no fue la mejor de tus ideas Wanda-

La familia de hadas se arrincono por reflejo en una de las esquinas de la sala, Cosmo tomando a Poof entre sus brazos y Wanda poniéndose enfrente de ambos con varita en mano, atenta a cualquier movimiento que hiciera aquel chico.

-¿tú… tú cómo es posible que estés aquí?-

-Pero que tenemos aquí, si son la hada rosa y el hada verde, al parecer aún les provocó un efecto algo, ¿atemorizante es la palabra adecuada?, ho y es esa bola morada, que ya no es tan bola y ha crecido-

-Yo no soy ninguna bola- le riño Poof inflando sus mejillas, provocando que sus padres soltaran un jadeo, su niño había sido tan ingenuo como para no temer el responderle a esa figura tan oscura, y por ellos en ese momento temieron lo peor, pero no ocurrió nada.

-Jajajaja no, ya no lo eres, has crecido pequeño Poof-

-¿Te conozco chico emo?- pregunto el niño de overol morado, alzando una de sus cejas y fruncía la orea como lo hacía su madre.

-Jajaja si, si me conoces, aunque fuiste solo un bebé cuando me viste por primera vez, es lógico que no me recuerdes- esto último lo dijo con un deje de tristeza imperceptible para todos, excepto para Poof que dejo de fruncir su ceño y empezó a mirarlo más analíticamente.

-No nos has respondido-

-Si pensaron que había muerto… en parte tenían razón, por mucho, mucho tiempo estuve en un lugar que no era este, ni alguno que haya visto antes…- con cada palabra su mirada se oscurecía cada vez más y más, dejando que su mente vagara por recuerdos nada gratos –je pero ese es asunto ahora, logre salir de ese lugar y no pienso volver, y vine a continuar lo que deje pendiente, ahora… ¿Dónde está?-

-Tú aun…-

-Ho no, se repite de nuevo, Wanda vayamos a Texas, raptemos ha Timmy a Poof y escondamos bajo un bunquer anti bombas-

-Se nota que no han cambiado nada, y no, no he venido a eso, o sea lo que se lo que se hayan imaginado, no es como en el principio-

-Ho, bueno, eso es muy bueno… creo-

-Ahora respóndanme ustedes, ¿Dónde está él?, deseo verlo- su tono sonó demandante y autoritario les puso la piel de gallina, era increíble ver como un adolecente podía someter a dos adultos con solo su presencia y voz.

-Está en la escuela, no regresa hasta más tarde y no creo que sea prudente que lo veas-

-¿Por qué?-

-Él… él ya no nos recuerda… a ninguno de nosotros ya no nos recuerda-

-¡¿CÓMO?!- su grito hiso retumbar las paredes y vidrios, igual que los cuerpos de la familia de hadas que se pegaron más a la pared, pareciendo querer fundirse con ella o desaparecer con un poff en ese momento, pero el miedo les congelaba –se supone que debían protegerlo, se supone que siempre deben de estar a su lado, ¿cómo se supone que lo cuidaran si ni siquiera pueden estar a su lado?, después de todo, ustedes son sus padrinos, sus protectores-

-Él lo hiso para protegernos, para salvarnos a todos, así destruyo esa amenaza- le respondió Wanda con un tono triste, también recordando pasajes de su pasado en común nada grato.

-No, no le han destruido- las miradas rosa y verde temblaron ante aquello, disipando sus sospechas, cumpliendo sus más grandes temores en realidad -sino, ¿Por qué más estaría aquí?-

Todos se quedaron callados, en un silencio tenso, entonces lo que habían dicho lo sabios del consejo de hadas era verdad, el peligro estaba de regreso, pero ahora estaban conscientes de lo que podría pasar y podían preparase para lo peor.


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