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I Will Follow You Into The Dark por Pervert Twins JaidaxKira

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Notas del fanfic:

Todo comenzó, un lindo día de invierno cuando las lindas Kira y Jaida no tenían nada que hacer (en realidad si tenían, debían hacer su tarea XD), y les entro la inspiración para crear esta tierna, dramática y sublime (las modestas XD) historia. Este primer capítulo te arrebatará el alma, derretirá tu corazón y acaparará tus sentidos.

 

NOTA: Actualizaciones los sabados XDDDDDD

Notas del capitulo:

Wiiii Aki Jaida XD Subiendo el primer cap de este loco pero conmovedor Fic XD

 

KiRA y Jaida les agradecen su tiempo.

Aquella tarde el viento soplaba tan fuerte que hacía que las fuertes y frondosas hojas de los árboles cayeran al suelo apartándose de su rama como si alguien les hubiera arrancado de un tirón. Un hombre de complexión delgada, baja estatura y cabello castaño caminaba por aquellas sombrías calles, cubriendo sus ojos del polvo que levantaba el ventarrón.

 

Sentía como la gabardina que supuestamente debería resguardar el calor de su cuerpo se levantaba a cada paso que daba dejando calar a través de sus ropas el frío viento. Al fín llegó hasta lo que parecía la única posada en aquel pueblo semi abandonado, entró por la puerta y tocó la campanilla para llamar a alguna persona que le pudiera atender.

 

-Buenas noches ¿Hay alguien?- preguntó cuando nadie se presentó a su llamado.

 

Del oscuro pasillo se asomaron unos enormes ojos castaños que parecían irritados y por demás un poco inflamados, parecía que su dueño había estado llorando si no en las últimas horas los últimos minutos. Un joven de baja estatura, no más bajo que el castaño, de cabello rubio quemado, salió de entre las sombras dibujando en su rostro una hermosa sonrisa a pesar que sus ojos reflejaban lo contrario.

 

-Buenas noches. ¿Puedo ayudarle?-

 

-Buenas noches ¿Disculpa estás bien?- Preguntó con preocupación el castaño. Intentó acercarse un poco al muchacho pero este se alejó más dirigiéndose detrás del mostrador.

 

-Esto... yo... ¿le puedo ayudar? - pregunto de nuevo tratando de evadir la pregunta del forastero, mientras agachaba la cabeza para ocultar, sin éxito, la evidencia que delataba su deplorable condición.

 

-¿Seguro que estás bien?- Insistió pero el joven le miró con desdén, dándole a entender que si volvía a preguntar le sacaría del lugar. -Disculpa ¿podrías darme una habitación?- Preguntó bajando la mirada para ocultar su vergüenza por la intromisión tan imprudente que había realizado con esas preguntas.

 

-Si, señor -declaro con una reverencia -. Voy a necesitar que me de algunos datos personales -tomó una hoja de registro y un bolígrafo, aun evitando la mirada de su nuevo huésped. Parecía un joven tímido en extremo, y su inseguridad se asomaba por cada poro de su piel -Nombre y apellido, por favor.

 

-Soy Takarai Hideto, pero llámame Hyde.- Se atrevió a fraternizar con él, intentando que él joven dejara atrás su timidez.

 

El joven tras el mostrador, al fin levanto la mirada iluminándolo con ese par de lumbreras que eran sus ojos. Parecía un poco extrañado ante la familiaridad con la que el huésped le hablaba. Por un momento se encontró ido, sumergido en pensamientos que solo él conocía, y a pesar de lo transparentes que eran sus ojos, el huésped no pudo leerlo.

 

Entonces fue cuando le vio con más detenimiento. Sus penetrantes ojos marrones que parecían hipnotizarle, sus delicadas facciones, su cabello reluciente y alborotado a causa del a tormenta, su boca... Sus elegantes vestiduras...  Entonces, miro sus ropajes viejos y anticuados, preguntándose: ¿qué hacía un hombre de su "nivel" en un pueblo como ese y en medio de esta tormenta?

 

Estaba mudo de la impresión.

 

-Disculpa ¿sólo me preguntarás eso?- Le inquirió extrañado de que el joven se hubiera quedado inmóvil por completo. -Disculpa- volvió a decir acercando una de sus manos a los hombros del muchacho, sacándolo así de su ensimismamiento y haciéndole dar un salto hacia atrás instintivamente para alejarse del toque del huésped.

 

-Esto… yo... lo siento, señor. ¿Por cuánto tiempo será su estadía?

 

-Aún no lo sé, me han llamado aquí para...- Calló al darse cuenta de que se comportaba demasiado confianzudo con el joven que apenas le dirigía la palabra, por lo que prefirió dar una explicación más adecuada. -Pues no lo sé, estoy aquí por cuestiones de trabajo.- terminó el castaño.

 

-Ajá... -se limito a decir el joven escribiendo torpemente debido al temblor que de pronto le había invadido -Ne... necesito su firma... aquí... -le señalo con una "x" el lugar, y le entrego el papel y el bolígrafo, aun temblando.

 

-Claro.- Accedió el a escribir en el papel. Tomó el bolígrafo rozando peligrosamente el dedo índice del joven, produciendo así un notable sonrojo en el rostro

del rubio. El castaño le pasó por alto y evitó hacer comentario alguna cuando se percató de aquello, no quería incomodar aún más al pobre chico. -Aquí tienes.- Le dijo entregando el papel y el bolígrafo de vuelta.

 

El rubio tomó y guardo el registro en lo que parecía enorme y anticuado archivero detrás de él. Tomó unas llaves y salió del mostrador haciendo una ligera reverencia e invitando al castaño a seguirle. Le condujo por el oscuro y mohoso pasillo por el que había salido, llevándolo hasta una habitación donde se hallaba una escalera de caracol.

 

-Por aquí, señor Takarai -su voz es escuchaba más tranquila pero aun conservaba una peculiar perturbación.

Le guió por la escalera siempre indicándole que tuviera cuidado cuando estaban por toparse con algun eslabón defectuoso. La posada era en verdad antigua y parecía como si no la hubieran remodelado en años. Parecía construida en la época victoriana conservando aun su arquitectura original. El rubio se paseaba hábilmente por los pasillos liderándole hasta llegar, al fin, a la habitación que le había sido asignada.

 

-Hemos llegado, señor Takarai.- indicó abriendo una de las viejas puertas.

 

El castaño echó un pequeño vistazo, asomando sólo un poco su cabeza a través de la puerta como si tuviera miedo de que en cualquier momento el techo se fuera a venir abajo. Cuando terminó de examinar la habitación hizo una pequeña reverencia en señal de agradecimiento y entró a su habitación en cuanto el chico se hubo retirado.

 

-Vaya que lugar tan antiguo, me pregunto cómo es que no se derrumba con semejantes tormentas.- Dijo para si mismo mientras se sacaba la gabardina.

Se acercó hasta lo que parecía un pequeño closet en donde dejó la prenda. Salió de la habitación y se dirigió de nuevo a la recepción. Encontrándose de frente al chico en el momento en que iba a terminar de bajar las escaleras.

 

-Di... Disculpa no quería asustarte.- Dijo cuando se percató de un grito sordo que había provenido del rubio.

 

-N-no se preocupe, señor. ¿Se le ofrecía algo? ¿Algo anda mal con la habitación? -cuestionó angustiado debido a las condiciones deplorables del cuarto que le había asignado a tan refinado caballero.

 

-No la habitación está bastante bien, quisiera saber dónde puedo comprar ropa como puedes darte cuenta no traigo equipaje.- Respondió sin rodeos.

 

-Si, claro. Hay una tienda mas al centro, bajando la colina. Pero, señor, ¿piensa salir con este clima? La tormenta sube de intensidad a cada minuto. Los noticieros anuncian alerta roja -el rubio le suplicaba con los ojos que no saliera. Era tal la angustia que veía en ellos que llegó a pensar que colapsarían el llanto en cualquier momento.

 

-Pues se que no debería pero ... necesito cambiarme de ropa.- Provocaba intencionalmente al rubio para que dejara atrás esa timidez que había guardado hasta entonces.

 

-No, señor. Le suplico que no lo haga. Si... si tanto necesita cambiarse... yo podria conseguirle algo... poro manténgase dentro de la casa. Se que no parece muy segura, pero, así como la ve, ha pasado cientos de tormentas iguales o mas intensas que esta. Venga, pase por aquí -le guió hacia una pequeña habitación sin dejarle protestar.

 

Estaba en peores condiciones que la suya pero, sin embargo, impecablemente limpia. El chico se acerco hacia el armario y tomó lo que parecía ser un traje viejo, pero en buenas condiciones, envuelto en plástico.

 

-Sé que no es mucho, pero creo que le quedará.

 

El rubio parecía de verdad angustiado y preocupado, al grado de que había olvidado mantener compostura y no se había dado cuenta de que había tocado irrespetuosamente, según su criterio, a su nuevo huésped. Cosa que le avergonzó al notarlo y se disculpó mil y una veces por su comportamiento.

 

-No te disculpes tanto.- Le dijo con tono seductor. -No has hecho nada malo.- Continuó con ese tono que podía hacer que las piernas del rubio temblaran. Se acercó peligrosamente a él, tomándole de la cintura con su mano derecha y con la izquierda levantó el rostro del joven por la barbilla haciendo que le mirara directamente a los ojos. -No se que es lo que tiene tu sangre pero me es irresistible el olor de ella.- Continuó hablando al tiempo que sus ojos se tornaban de un color rojizo y su cabello se hacía más largo.

 

-Acércate un poco más.- Le acercó más a su cuerpo haciendo que su cuello quedara en una posición más cómoda para él. -Esto no va a dolerte demasiado, estoy seguro que hasta te gustará.- Le susurró al oído al inerte joven. Unos enormes colmillos comenzaron a emerger de sus caninos.

 

El rubio estaba inmóvil como en un trance del que no podía salir, pero al ver esas filosas armas, estuvo a punto de soltar un chillido que fue ahogado por la mano de su depredador.

 

-No grites, no serviría de nada, después de todo poca gente te escuchará.- Indicó casi con tono burlesco. El rubio logró zafarse de las manos del vampiro. Caminó de espaldas hasta topar con la pared en donde se quedó nuevamente inmóvil intentando decir algo.

 

-U... usted... es... -intentaba pronunciar mientras se deslizaba por la pared tratando de huir.

 

-Si soy un vampiro ¿Alguna otra cosa que desees saber?- Preguntó con presunción.

 

-Tu... vas a matarme? -chillo atemorizado.

 

-No lo sé, eso dependerá de tí.- Le dijo mirándole de forma sugestiva. Los ojos del chico podían reflejar la poca comprensión hacia aquellas palabras por lo que continuó hablando. -Mira, si me delatas entonces posiblemente deba matarte aunque hay otra opción...-

 

-¿Cuál es? ¡Dígame! Haré lo que ordene... pero por favor, ¡no me mate! -suplicaba de rodillas a su depredador. Sus transparentes ojos llenos de lágrimas mostraban claramente el terror que le producía aquél ser frente a él.

 

-Sólo dime quién eres realmente, pude notar desde el momento en que llegué aquí que no eres un humano común y corriente, además quiero saber porque llorabas.- Ordenó con severidad.

 

-Yo... no comprendo de qué habla... -su voz temblaba, pero evidentemente, no queria revelarle su angustia y decidió arriesgarse a mentirle. Le era vergonzoso que cualquiera, aun un vampiro, pudiera enterarse de lo ocurrido.

 

-Si así lo quieres entonces te mataré.- Le advirtió al momento en que le tomaba por el cuello para levantarle del piso

 

 

-¡Por favor, no! No lo haga... ¡no me mate! No quiero morir igual que mis padres... -declaro con dolor al recordad la sangrienta escena que presenció cuando un hombre, tan atemorizante como el que ahora se encontraba apresándole, se había alimentado de sus padres y su hermano pequeño sin piedad alguna.

 

-¿A qué te refieres con eso? ¿Hubo un vampiro antes que yo aquí? Si es así debes decírmelo, esa persona es la razón por la que estoy aquí debo encontrarle.- Le explicó con el afán de obtener un poco más de información por parte del chico.

 

-¡Si! El estuvo aquí... hace unos meses atrás... entro a la posada, justo como usted, pidiendo un cuarto. Y una noche, mientras todos dormían se alimento de mi familia... y lo habría hecho conmigo también, si no fuera porque yo había salido. Entonces... cuando entre lo vi... mis padres estaban en el suelo muertos y el se alimentaba de mi hermanito de 3 meses....

 

-¿Cómo era? dime ahora como era ese vampiro.- Le ordenó con brusquedad dejando atrás sus refinados modales. -Lo... lo siento.- Se disculpó soltando al chico cuando logró percatarse que su agresividad había incrementado. -Yo no quise tratarte así, es sólo que si permito que ese tipo ande suelto continuará asesinado y es lo que no quiero.- Explicó agachando la mirada, una mirada llena de tristeza.

 

El rubio se desconcertó en gran manera el ver al vampiro de ese modo. La imagen que tenia de esos seres era por completo opuesta a lo que ahora observaba en ese hombre. ¿Por qué él era diferente? No se lo podía explicar, pero tampoco se atrevería a preguntarle.

 

-Señor Takarai... -susurro con pesar el rubio dando a notar el desconcierto en su voz.

 

-No me mires así.- Le suplicó el vampiro. -No me mires con esos ojos llenos de dolor, no soporto más el seguir contemplando lo que ha creado él. No sé en que momento.... no sé porque.... todo cambio.- Daba rodeos sin completar sus frases, dejando las palabras al aire.

 

-Señor Takarai... no... ¿usted no... va a matarme? -estaba confundido, pero entonces se dio cuenta de que había hecho la pregunta en un mal momento al ver al vampiro tan angustiado -. Lo siento. Yo... estoy confundido... ¿Quién es él? ¿Qué es lo que quiere? Y ¡¿porque mis padres?! ¡¿mi hermano?! ¡¿Por qué?! -estallo en llanto

 

El vampiro sólo le miraba con frialdad y angustia a la vez, no sabía como reaccionar en esos momentos, muy en el fondo sabía que debía matarle, pero había algo en aquel joven que le incitaba a dejarlo con vida. Un deseo de peligro y aventura le invadía como si el dejarle vivo le llevara a realizar su más grande hazaña.

 

-Sólo puedo decirte, que tu no eres un humano cualquiera y tu sangre no sólo es sangre, es ... como decirlo.- Calló durante unos segundos intentando buscar las palabras correctas para explicar aquello. -Tu sangre es como una droga para un vampiro, pero más que una droga es la cura a nuestra debilidad hacia el sol. Finalizó suspirando como si haberse confesado le hubiera provocado una sensación de alivio.

 

-¿Mi sangre? Pero yo... eso no puede ser posible... yo soy.... yo no soy lo que usted dice... ¿como podría alguien como yo ser la cura?

 

-tu no eres hijo de quien crees, tu aún no has despertado.- Continuó haciendo que el chico se impactara aún más. -tu eres el resultado de la mezcla entre razas. Eres el primer hijo de un vampiro y un humano.- Concluyó casi gritándole al joven.

 

Al escuchar aquellas palabras, el rubio de desplomo sobre el suelo en un completo estado de shock. Solo mantuvo la fuerza necesaria para sostenerse débilmente de la gabardina del castaño. Estaba ido, le era imposible asimilar las palabras del vampiro. La cabeza le daba vueltas al igual que el estomago. Tenia nauseas por la impresión y sentía que estaba a punto de regresar su cena.

 

-Siento que tengas que enterarte de esta manera. Además...- Calló, de un momento a otro la idea de revelarle la segunda parte de toda la verdad creó una imagen en su mente donde el rubio se volvía completamente loco.

 

El rubio movió débilmente la cabeza viéndolo con sus grandes ojos, como en suplica, ¿de qué? El vampiro no comprendió. Sintió como su gabardina era halada con solo un poco mas de fuerza mientras el rubio trataba inútilmente de articular palabras.

 

-No, no puedo decirte lo demás Miku, no es el momento adecuado estás muy mal.- Respondió a su silenciosa pregunta. -Por favor levántate no soporto verte de esa manera.- Le dijo tomándole por las manos para ayudarle a ponerse en pie.

 

-¿Cómo sabes mi nombre? -cuestiono al vampiro Hyde mientras se aferraba a sus brazos.

 

-No es difícil saber tu nombre, toda la comunidad lo sabe. Lo único que no se sabía era tu ubicación.- Explicó tranquilamente.

 

-¿Toda la comunidad? -no comprendia sus palabras. ¿Quiénes le conocían tan bien si solo asomaba la nariz por la puerta de vez en cuando?

 

-Déjame explicarte. Dime si tienes algún recuerdo de tu infancia.- Cuestionó.

 

-Ahora que lo pienso, todos mis recuerdos son un tanto vagos -respondió después de meditarlo unos segundos -. Todos mis recuerdos, son mayormente a corto plazo... mi niñez... es como si se hubiera borrado...

 

-Eso es porque se te borró la memoria cuando eras pequeño, durante un tiempo conviviste con la comunidad, la comunidad es una pequeña región en Alemania en donde habitan la gran parte de los vampiros, hay otras comunidades en Francia y en Japón, pero lo más grande y la que controla todo es Alemania, cuando naciste se aceptó el que permanecieras con vida, sin embargo los vampiros de las comunidades restantes no aceptaron ello y realizaron varios atentados contra ti, por lo que se decidió mandarte a vivir a un lugar alejado pero sólo tus padres sabían donde te encontrabas.- Explicó con un dejo de melancolía en su rostro.

 

-Mis padres.... -soltó en un suspiro recordando la trágica muerte de aquellos a los que llamaba papa y mama. Pero no, el vampiro no hablaba de ellos, el hablaba de... -¡Mis padres! -exclamo con sobresalto al comprender lo que le hablaba el castaño.

 

-Así es, tus verdaderos padres te entregaron a aquellos humanos, para que te criaran como uno de ellos y crecieras siendo un niño, dentro de lo que cabía normal, debido a que eres mitad humano había cincuenta por ciento de probabilidades de que no despertaras como vampiro.- Continuó el hombre. -Y veo que fue así, me alegro de que tuvieras una vida normal, hasta ahora.- Finalizó con un hilo de voz.

 

-¿Mis padres conocían la verdad? ¿Sabían lo que yo era?

 

-Así es, en su momento no se les dijo nada pero cuando los ataques comenzaron se les tuvo que revelar la verdad.- Aclaró el castaño.

 

-¿Ataques? ¿Mis ataques epilépticos? Esos, eran.... -Trataba de comprender, quería saber toda la verdad por mas dura que pareciera. Quería saber lo todo. No dejaría ir al vampiro hasta que no le revelara la verdad -Pero no me han dado en años. ¿Aun, corro peligro de convertirme en alguien.. cómo tú?

 

-El peligro siempre lo has corrido, pero no despertarás amenos de que lo desees. No sé más de eso de ti, ni si quiera tú debes conocer tu propia fuerza, de eso estoy seguro. Y en cuanto a los ataques epilépticos no han vuelto en años porque el veneno que corría por tus venas se eliminó por completo.- El chico le miraba anonadado sin comprender que tipo de veneno podría causar aquellos ataques sin matarle. -Muchas veces intentaron envenenarte, pero eso fue antes de que se enteraran de lo que tu sangre podía hacer, por eso cesaron los atentados y fue entonces cuando se aprovechó el momento para alejarte de nosotros.- Intentaba sonar lo más claro posible, no le gustaba mucho el hecho de que tuviera que explicar todo aquello.

 

-Todo esto es tan confuso -exclamo cubriéndose el rostro con las manos para ocultar las nuevas lagrimas que surgían por la frustración -Me duele la cabeza.

 

-Deberías descansar, pero antes sería mejor que te lleve de aquí.- Exclamó con decisión el vampiro.

 

-Llevarme... tu... ¿no me dejarás verdad? -suplicaba aferrándose a su brazo -. No me dejes. Por favor... Hyde... por favor...

 

-No te dejaré, no seas tonto, llevo al menos tres años buscándote, no te dejaría aquí habría hecho todo esto en vano, te llevaré a Alemania, así que empaca de una vez partiremos ahora.- Le ordenó. -No me mires así- Le dijo al notar la mirada que se mantenía fija sobre su rostro. -Sé que es más de media noche, pero estoy seguro que él ya debió sentir mi presencia, entre más rápido nos vayamos mejor.- Aclaró con tono severo.

 

-Sí, claro -se levantó de golpe y se dirijo torpemente hacia su armario tomando lo primero que se cruzaba por su camino. Echó todo en una vieja maleta sin acomodarla siquiera -. Estoy listo. Vamos.

 

El castaño tomó al rubio entre sus brazos, cargándole como si de una princesa se tratara, haciendo que el último se asustara un poco. -Agárrate fuerte.- Le indicó sin decir más. En menos de lo que pensó el castaño había adquirido una velocidad inigualable, Miku no se había dado cuenta ni si quiera del momento en que había despegado los pies del suelo.

 

Notas finales:

gracias por leer!! hasta el proximo capitulo!!


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