Kōhai no ame
Un sollozo incesante y la triste melodía emitida por un piano que nadie tocaba llenaban cada espacio de aquella habitación donde, en medio de esta, un solo y pequeño ser de cabellos rubios se encontraba sentado con las piernas hincadas, su cabeza metida entre estas y sus brazos brindándose calor y protección así mismo.
Siempre, desde que tenia uso de razón, se había considerado parte de aquel grupo de personas tontas que cada vez qué se sentían deprimidas inconcientemente buscaban sentirse peor escuchando música aun más deprimente y jamás había entendido bien la razón del por qué hacer aquello.
Últimamente su vida se había vuelto un problema que no podía, ni sabia, manejar y ante aquello lo único que le quedaba hacer era salir huyendo como el cobarde que siempre había sido mas no podía, y menos quería hacerlo, por qué aun que no lo dijera, ni lo pensara, siempre estaría esperando a que él apareciera aun cuando sabía que eso era algo imposible, por qué sabía que aquella promesa qué hicieron de pequeños, ahora, no era más que palabras qué se las podía llevar el viento y aquello, inevitablemente, le dolía.
Levanto la vista lentamente apoyando su cabeza en sus manos dejando ver aquellos ojos rojos e hinchados y su pequeña nariz, ahora, también, como un rojo botón de tanto llorar y es qué ni el ambiente ni la música, una de las cosas qué más amaba en el mundo, le ayudaban a sentirse mejor.
Giro entonces su cabeza hasta donde se encontraba el ventanal y miro el cielo nublado que también lloraba con el, no pudo evitar sonreír con tristeza y más lagrimas saladas salieron de sus, ya, cansados ojos. Dejándose llevar por el cansancio, qué el llorar durante largas horas le traía, cerro sus ojos y se dispuso a dormir queriendo verlo a él aun qué fuera solo en sus sueños.
Entre sueños comenzó a sentir la extraña y a la vez tan conocida presencia de alguien más en aquella habitación, abriendo lentamente sus ojos se topo con los orbes castaños del ser que sentado frente a el le miraba sin expresión alguna y su mente, un poco aturdida por el sueño, reacciono de inmediato al reconocer quien era.
- Reita- sorprendido susurro casi imperceptiblemente mas aun así fue escuchado por el otro quien no hacia movimiento alguno – ¡Reita! – repitió un poco más fuerte con los ojos cristalinos. Sin embargo no recibió ninguna respuesta o movimiento por parte del otro, entonces decidió ponerse en pie el mismo y acercarse al tan anhelado ser mas no espero lo que sucedería después. Lentamente y sin explicación alguna vio caer el inmóvil cuerpo de Reita mientras se iba desvaneciendo frente a sus sorprendidos y cristalinos ojos, dejándole una vez más solo y con el corazón roto.
Parado en medio de su blanca habitación con los ojos cristalinos, el corazón roto y una ilusión deshecha, no pudo evitar caer de rodillas con las manos en los ojos intentando en vano que las lágrimas no salieran de estos, tan lejos de la realidad estaba que no escucho el suave ruido de la puerta de su departamento al abrirse y tampoco escucho, o simplemente no quiso, los tranquilos pasos que se dirigían hasta la habitación en la cual el se encontraba, y menos como la puerta se abría suavemente y dejaba entrar el cuerpo de alguien más, alguien a quien no quería ver simplemente por el estado en el que se encontraba, nunca le había gustado que lo vieran así, tan… débil.
Se levanto lentamente del suelo y se giro aun con las manos en los ojos, aun con el corazón roto, aun sin querer ver a la persona que sin ser invitada invadía su espacio personal. Entonces le entro la duda ¿Cómo entro? Y así, intentando alejar un poco la tristeza bajo lentamente las manos secando por última vez sus lágrimas antes de mirar a aquel desconocido.
-Reita – sorprendido por segunda vez en el día susurró su nombre con notable nostalgia – Reita – repitió ya cansado de que su mente jugara con el, acercándose cuidadosamente a la “ilusión” que le miraba detenidamente desde donde se encontraba.
-Ruki – se detuvo abruptamente al escuchar su voz, al ver que se acercaba mirándole con ternura y tristeza, ambas emociones reflejadas en su rostro.
-¿No eres una ilusión? – preguntó tontamente acercando su mano al rostro del rubio esperando que este de un momento a otro se desvaneciera entre sus manos.
-¿Realmente crees que soy una ilusión? – respondió con otra pregunta sosteniendo la mano del menor contra su rostro mirándole fijamente y acercándose aun más.
-Pero tú… - intentó decir algo, mas callo al momento de sentir la calidez de sus brazos envolviéndole, cerrando sus ojos disfrutando de ese momento aun creyendo que en cualquier momento Reita podría desaparecer.
-Jamás me olvidaría de nuestra promesa… Ruki - y aun que había esperado tanto por aquellas palabras, extrañamente, se volvieron dolorosas, por que aun que no lo dijera el esperaba que viniera por algo más que una simple promesa.
-claro, la promesa – respondió con una sonrisa amarga – te extrañe Reita – Lo dijo restregando su mejilla contra su pecho igual que un pequeño gatito derramando pequeñas lágrimas saladas mojando su camisa.
-No llores pequeño – susurró muy cerca de su oído haciéndolo estremecer – ya estoy aquí y no pienso marcharme… – continuo de forma suave acariciando su espalda
-Reita… yo… - quiso decirle cuanto le amaba, quiso decirle que lo había extrañado tanto, quiso decirle tantas cosas mas todo quedo en su mente al sentir sus labios rozándose de forma inocente. Sentía como su corazón latía con fuerza y estaba seguro de que Reita también podía hacerlo mas no le importo y cerrando sus ojos correspondió aquel beso que por tanto tiempo había esperado.
-Reita – susurró aun con los ojos cerrados dejando escapar un suspiro por entre sus labios entreabiertos
-Ruki… yo… - dijo alejándose lentamente para mirarlo con tristeza y luego darse la vuelta intentando salir de aquel lugar, intentando escapar una vez más.
-¡No!... ¡no te vayas! – Exclamo de forma rápida agarrando su camisa con sus manos, apoyando su frente en la espalda de Reita – No te vayas… por favor – termino de decir con la voz quebrada derramando, otra vez, frías y dolorosas lagrimas.
-Ruki… yo…- y aun que quisiera no podía continuar, no podía darle un final a aquella frase que se llevaba repitiendo todo aquel tiempo en su cabeza.
-Por favor – suplicó por última vez en un susurro ahogado con el rostro oculto entre sus manos, cerrando sus ojos con fuerza evitando derramar más lagrimas, dejándose caer lentamente al suelo ya cansado de todo.
Reita bajo la mirada apretando sus puños sintiéndose un estupido, no sabiendo que hacer realmente, estaba confundido, desorientado y ya no sabia que era lo correcto en aquellos momentos, nunca había querido herir a Ruki realmente, nunca había estado en sus planes todo esto por lo que ambos estaban pasando, por lo que ambos estaban sufriendo.
-Lo siento Ruki – susurró enojado consigo mismo sintiendo como sus ojos se volvían cristalinos y las lagrimas amenazaban con salir – Lo siento – repitió la frase volteando y agachándose para quedar a la altura del más pequeño mirándole con suma tristeza – Lo siento – susurró otra vez acariciando su mejilla para luego acercarse a besar su frente de una forma delicada y luego abrazarlo siendo correspondido por el pequeño quien ahora lloraba desconsoladamente en su hombro… y afuera el cielo también lloraba con el…
Fin…?