Desde que te fuiste me quede tan solo…
Guarde todo lo que vivimos en mi memoria, en un lugar donde siempre permanecerán.
- “será mejor ser amigos, no sé cuando regrese”
Esas horribles palabras… seguía oyéndolas.
¿Por qué me duele? Si creí que solo eras otra persona más, otra más que entraba en mi vida, otro simple y vano juego uno que debía dejar con el corazón destrozado y con el alma hecha pedazos, pero que ironía, tú fuiste el que se fue, se que fue por tu recuperación, sé que es por qué quieres volver a jugar tenis, entonces ¿Por qué me duele?
Los segundos se vuelven minutos, lo minutos horas, las horas días…tiempo que no estoy contigo, este tiempo me mata.
Siento mi cama cada vez más grande, esta cama que juntos compartimos alguna vez.
No has llamado ni una sola vez, es acaso que ¿ya me olvidaste?
Odio la noche, odio la luna, todo me trae recuerdos de ti y de nuestro amor, ese amor que se acabo, mi maldita memoria no me deja en paz a cada rato recuerdo lo que vivimos, lo que pasamos, lo que siento aun por ti, Tezuka Kunimitsu.
Te amare siempre.
Syusuke Fuji.
Tezuka apretó fuertemente la hoja de papel y luego miro hacia el piso.
Hace unos años se separo del castaño para irse a Alemania a tratarse de nuevo, ya que la lesión de su codo había regresado y tuvo que irse de Japón.
- Tezuka- llamo un pelirrojo- ya es hora- dijo tratando de entrar a la habitación en la que se encontraba el rubio.
- Gracias- dijo fuertemente para que el pelirrojo lo oyera- en seguida voy, en seguida bajare.
Se escucharon los pasos que cada vez se alejaban mas hasta que dejaron de oírse.
El rubio miro la habitación, el cuarto donde muchas veces estuvo con el castaño, ese lugar donde muchas veces hizo suyo el cuerpo del de ojos azules.
Lagrimas rodaron por sus mejillas mientras apretaba mas la hoja de papel.
Se dirigió hacia la puerta y dio una última mirada a la habitación para salir de ella.
Bajo las escaleras y encontró a muchas personas conocidas, muchas llorando en silencio, otras consolando a otros y muchos mas gritando.
En la parte de en medio de la sala una caja de madera, la cual todos miraban con tristeza.
Se acerco con paso firme hacia la caja poniendo una de sus manos a un lado de esta.
Miro a través del cristal que tenia la caja.
Un rostro blanco como la nieve, un cabello castaño como las nueces y una hermosa sonrisa fue lo que vio.
Otra vez las lágrimas recorrieron su rostro, lagrimas de dolor y tristeza.
El chico castaño no se movía, no respiraba, ni si quiera sonreía por voluntad.
Esos ojos jamás volverían a abrirse para mostrar esos zafiros.
Esa boca jamás volvería a decir ninguna palabra.
- Fujiko-chan no ha comido bien- dijo Kikumaru por teléfono- deberías hablar con él.
- Hablare con él, no te preocupes- dijo Tezuka- le llamare mañana.
Y ese mañana nunca llego, ese mismo día el mundo perdió una vida y Tezuka Kunimitsu perdió a su amor.
Fuji Syusuke había muerto.
Fuji Syusuke había muerto de amor.