Sentado, miro hacia a mi alrededor tratando de encontrar un punto de inspiración.
¿En donde lo encontrare?, me pregunto a mi mismo.
Talvez en aquella foto tuya que esta en mi cama, talvez en las cartas que con tanto recelo guardo aun, o también puedo encontrar mi inspiración en ese agraciado peluche que me regalaste.
Sonrío…una lágrima rueda por mi mejilla
No, mi inspiración no la encontrare en ninguna de esas cosas.
Eran tus labios rozando los míos, tus brazos envolviendo mi cuerpo, tus manos acariciando mi rostro con suavidad, a la par que tu calida voz me juraba amor eterno… eran ese tipo de cosas que me inspiraban.
Otra lágrima cae…
Pero tu, tu solo me engañaste, me ilusionaste, me llevaste a un mundo magnifico, un mundo donde solo estábamos tu y yo, un mundo de falsas promesas, y un día me sacaste de ese mundo… con esas crudas palabras que aun resuenan en mi mente…
-Naruto, terminamos, dentro de un mes me caso-
Crudas fueron las palabras que me dijiste, y te fuiste, te fuiste con aquel porte elegante, dejándome con el corazón destrozado.
Tu eres mi inspiración, eres mi musa la décima musa, la que solo existe para mi, aunque tu no lo sepas.
Mas lagrimas se deslizan por mis acaneladas mejillas, tu solo recuerdo me lastima.
Miro el calendario y me doy cuenta que hoy te casaras, hoy unirás tu vida con alguien que no amas.
¿Cómo lo se? Simple, solo lo haces por ser digno de llevar el apellido Uchiha, para ser reconocido por tu padre, patético.
Los dos somos patéticos.
Suelto una risa, mientras que más, y más lágrimas se escapaban de mis ojos, no aguanto este dolor.
¿Ves? Aun me inspiras, me inspiras para escribir la que será mi última carta, mi último escrito… el mas tonto de todos.
Mi querido Sasuke, espero que seas feliz, espero que tu padre realmente te considere su hijo, espero que tu bella esposa te de lo que yo no pude, espero que… espero que… estés conciente que yo realmente te ame.
Y con esa última palabra, cae mi última lágrima por ti.
Creo que ya es tiempo que termine esto, ya se me hizo tarde, ya está atardeciendo, el día muere para dar paso a la noche, a ese hermoso manto oscuro, que si no fuera por las miles de estrellas que lo iluminan en lo alto, sería un escenario desolador, ¿No lo crees?
Me despido, sin antes decirte…
…Te amo…
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Dio un leve suspiro, sonriendo, dejo el lapicero en su escritorio el cual rodó cayendo al suelo.
-Muy bien, ya es hora, es tiempo que el día desaparezca…-dijo con voz alegre, mas en sus ojos hinchados por el llanto se veía la soledad que realmente sentía.
Camino, tomando la hoja que momentos atrás había denominado su último escrito, su despedida.
Sus pasos eran lentos, pero firmes.
Se dirigió al balcón de su habitación, observándose por esta aquel bello atardecer que le era ofrecido, sus ojos azules brillaron un momento, para luego volverse a opacar.
-…las estrellas en el cielo serán las lagrimas que derrame por ti, inspiración mía-dijo en un susurro aquel exitoso y reconocido escritor de apenas 23 años, sus cabellos rubios cubrieron sus ojos, al llevar una pistola a su cabeza, la cual había sacado de entre sus ropas.
-Adiós-susurro por última vez, disparándose.
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Las campanas de la iglesia sonaban anunciando que dos vidas se habían unido para ser una misma, de esta salía un joven de cabellos azabaches agarrando de la mano a la que ese día se había convertido en su esposa, Haruno Sakura.
-Naruto-susurro, cerrando sus ojos, abriéndolos al instante para mirar al cielo el cual ya comenzaba a mostrar un color mas oscuro y en lo alto de esta, una estrella se dejaba ver, vio como varias palomas volaban con gran rapidez, huyendo de algo, pensó.
Y cuan en lo cierto estaba.
-Sasuke, ¡vamos!-hablo su esposa, jalándolo del brazo para que fueran a donde los padres de este se encontraban, suspiro con desgane, esa seria su vida de ahora en adelante, una sin Naruto, sin aquel hiperactivo y grandioso escritor.
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Las personas que pasaban por ahí, se asustaron al escuchar aquel estruendoso sonido.
Llamando a la policía de inmediato.
El cuerpo del rubio yacía en el suelo tirado en un charco de sangre, su cuerpo palido y sin vida era la imagen que les era ofrecida a los oficiales... se encontraban en un estado de shock, del cual salieron al ver como una hoja con rastros de la sangre del rubio volaba hasta ellos.
El día había muerto…
~Fin~