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Itadakimatsu por hevith

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Notas del fanfic:

El título originalmente estaba plánteado cómo "Tabete", pero la frase de japon antes de comer no me pareció del todo mala.

Éste es un shönen ai.

Notas del capitulo:

DISCLAIMER:Kisame ni Zetsu ni Itachi me pertenecen, son propiedad absoluta de Masashi Kishimoto y éste es solo un pequeño tributo de una devota fan a su magna obra. Sin más les dejo con el fic:

Itadakimatsu.

- ¿Así que este de aquí es el de Kisame? - Espeto la siniestra voz de su lado derecho, mientras fijaba su vacía mirada sobre el cuerpo descompuesto que yacía tendido sobre la tierra. Desprendiendo un hediondo aroma que extasiaba sus pulmones cada vez que aspiraba del desagradable hedor del hombre inerte que cobraba un mejor sabor para el espía en su estado. Y enseguida prosiguió analizándole a detalle-Tiene buen aspecto.

-Démonos prisa y deshagámonos de él - Intervino el de pálida piel.

-Si.

Así, bajo el influjo de la quimérica luna escarlata solo fueron escuchados los grotescos sonidos de sus fauces devorando el cuerpo putrefacto del desafortunado shinobi de Sunagakure, quien fue usado vilmente para llevar a cabo los delictivos planes de Akatsuki con respecto al Ichibi. Al cual extrajeron de Sabaku no Gaara satisfactoriamente.

Zetsu había vuelto a deleitar su insano paladar con el occiso cuerpo del subordinado del jefe marionetista. Llevándose consigo todos los conocimientos que albergaban en su ser, del mismo modo en el que llegaba a suceder con todos los que perecieron y se vieron involucrados en la nube roja.

Todos y cada uno de ellos terminaron por convertirse en un aperitivo más de la gran Venus. La cual, gustosa,  bebió de la espesa sangre que derrochaban sus frías figuras cada vez que clavaba su bien moldeada dentadura en la deliciosa carne humana que se convertía en su más afanado festín. De la cual nunca se veía totalmente saciado hasta que desaparecía por completo el más mínimo rastro que se desprendiera del sujeto en cuestión.

Por nada se había hecho ya el más reconocido de todos en el mundo ninja "eliminando" evidencias que supusieran un mayor problema para la organización. Labor en la cual era el "único" de su especie e indudablemente el mejor.

Pero ciertamente al ninja bipolar una extraña idea le había estado cruzando por la cabeza desde aquel momento. Una idea que tenía que ver en mucho con su forma de sentir las cosas, todo a causa directa de su contraparte obscura, la cual sostuvo con él una muy interesante charla una vez que hubieron terminado de consumir el sagrado alimento que se les ofreció en cuanto las garras de la muerte hicieron de las suyas.

-Es delicioso - Le mencionaba mientras removía con el dorso de su mano los restos de sangre que quedaron impregnados por sobre la comisura de sus labios.

-Si - Respondió reincorporándose del suelo en el que minutos antes había desmembrado el cuerpo al cual devoro ávidamente y aún le había dejado con deseos de más, sobre todo cuando aún podía sentir un hueco en la boca del estomago que le pedía a gritos un poco más de ese peculiar manjar - Aún tengo hambre.

-Yo también- Inquirió la faz obscura - Quisiera comer solo un poco más de esa carne.

-Si, el cuerpo que utilizaron para Kisame- san era mucho mas delicioso que el que se uso para Itachi. 

-Cierto, el de Kisame era el mejor - Aludía enfatizando en la última palabra, la cual había puesto un poco tenso al ser de gentil voz y personalidad. Por que había planeado no tener que compartir  con su alter ego el amor que sentía por Kisame, pero le fue inevitable seguir haciéndolo cuando ambos compartían una misma mente y cuerpo - Aunque imagino que él sabe mejor.

- ¿Qué?

-Hablo de que por que habríamos de conformarnos con un simple clon cuando bien podríamos comerlo a él.

Zetsu no podía creer en lo que estaba escuchando. Por que aquello era demasiado. Sabia perfectamente que llegaría el día en el que el ninja de la niebla perecería y en el cual también pasaría a formar parte de uno de sus singulares platillos, pero pensar en comerlo antes de tiempo no le parecía la mejor de todas las ideas.

Era la peor de las blasfemias que alguien podría cometer contra Akatsuki, y seguramente Pain le asesinaría tan pronto consumase su traición.

-No podemos hacer eso - Mencionaba casi inaudible.

- ¿Por qué no? ¿Si lo quieres por que no entonces? - Articulaba poniendo nuevamente en una encrucijada al blanquecino ser. Al cual las palabras se le acortaban cada vez que le escuchaba hablar con desenfreno - Si lo comiéramos Kisame seria solamente para ti - Musitaba con un diabólico destello en la mirada - No tendrías que compartirlo con nadie. Ni siquiera conmigo. Seria solamente para ti - Y su maquiavélica voz resonó con ímpetu dentro de su cabeza - Piénsalo ¿No te gustaría devorar su exquisita piel azul? Se que siempre has deseado tenerlo para ti.

Si, su contraparte no había dicho ni una sola palabra innecesaria. Por que no había día ni noche en la cual no anhelara tenerlo por completo. Cuando el espadachín se había convertido ya en lo que más deseaba hacer suyo en esta vida. Sin que consiguiera tenerlo en ningún sentido.

No sabia exactamente por que el tiburón le había comenzado a interesar de tal forma que incluso hallarse mirándole casi enfermizamente le había empezado a aterra así mismo. Deseando hacerse uno con él. Para poder sentirle en la obscuridad de la intimidad, y saciar ese deseo sexual que le provocaba por todo el cuerpo una sensación que le quemaba la piel al no consumar tan apetecible momento que le fomentaba su propia virilidad.

-"Kisame... ¿Estaría bien en ese caso matarte?" - Se pensaba sin tomar en cuenta la grave equivocación que aquel le estaba orillando a hacer.

Debido a la forma en la que cada cual concebía el arte de amar.

Ya que por una parte se encontraba él mismo, quien propiamente era algo obsesivo al amar a una persona. De forma tal que admirarle espiando al dueño de sus corazonadas era algo bastante común que solía llevar a cabo, sin dejar de divagar en sus sugestivas fantasías por hacerle suyo en cualquier oportunidad que se le presentase.

Entre tanto que, por el otro lado estaba su conyugue, al cual la sola idea de amar le suponía entremezclar su fiera naturaleza de caníbal para así deformar la casta posibilidad de un posible enamoramiento  de un ser humano al de un verdadero monstruo que es incapaz de diferenciar la pureza de la venda teñida en sangre que le ha cegado los sentidos.

Por que para él querer tener a alguien le era tan sencillo como devorarle y pasar a hacerlo formar parte de su organismo. Era por ello que si amar era buscar la forma de hacerse uno con alguien tanto en cuerpo como en alma al shinobi de la aldea oculta entre la hierba tan solo le bastaba con consumir la esencia de aquellos a quienes supuestamente llego a amar. Para así, hacerse de ellos tanto en cuerpo como en alma dentro  de él mismo.

Una idea verdaderamente devastadora, pero que estaba por convencer la inestabilidad de su otra personalidad.

Después de todo ¿No seria esa la única forma en la que pudiera estar con Kisame? Devorándole por completo. Formando parte del espadachín aunque fuera solamente encarnizando un homicidio innecesario.

Un atentado que estaba seguro que le haría sumamente feliz de alguna manera.

-"Si" - Sonrió inocentemente al determinar que lo que quería hacer era comerlo para tenerlo consigo por siempre.

- ¿Qué piensas? ¿Verdad que es una gran idea?

-Si - Inquirió - La mejor de todas.

***

-Vaya, al fin un buen descanso después de tanto trabajo acumulado - Entablaba el legendario espadachín para luego mirar de soslayo a su compañero. El cual iba un poco más silencioso de lo usual, tras el sellado del Shukaku.

-Hmp - Inquirió Itachi observando discretamente al hombre de desmedida altura con el que horas antes había hecho frente a los shinobis de Konoha. Intentando disimular la intriga que le había provocado encontrarse de frente con el chinshuriki del Kyuubi.

-Hemos permanecido ya tres días y tres noches sentados que  incluso ya se me ha entumecido todo el cuerpo a consecuencia de eso, y lo peor de todo es que aún nos encontramos adentrados en el bosque - Gruño estirando un poco los brazos para disipar el dolor.

- Deberíamos de quedarnos a pasar la noche aquí - Sugirió el portador del sharingan  - Solo hasta que amanezca - Y dio un vistazo al amplio cielo nocturno que era engalanado por el grácil destello de las estrellas - Ya falta muy poco para ello.

El obscuro follaje del desolado bosque le dio la bienvenida a los dos ninjas renegados que cambiaron el curso de sus pasos para ir y buscar refugio en la zona más espesa de todo el lugar. En la cual, ni siquiera una mísera alma humana divagaría por error. Y dentro de la cual se hallarían lejos de confrontarse contra shinobis de la nación. Pues, aunque ciertamente el stress físico no se reflejaba con entera certeza en ninguno de los dos realmente necesitaban recuperar las fuerzas perdidas que cedieron a los fraudulentos deseos de la organización.

Fue así que tomando asiento cada cual bajo la copula de un inmenso árbol esperaron a que la noche transcurriera para así marchar al día siguiente a una posible misión a la que seguramente Pain les enviaría de inmediato.

La leal samehada fue empuñada por última vez por mano de su actual usuario con la finalidad de depositarle a un costado suyo. Donde no le estorbase durante su descanso. Seguro de que no efectuaría ni un solo combate más por el momento, o eso, hasta que el casto baño de los haces de luz del sol se asomasen por el firmamento. Anunciando la hora de la partida.

Por su parte a Itachi le estaban rondando muchas ideas por la mente entre tanto que, vislumbraba por el rabillo del ojo a su secuaz dormir plácidamente a su lado, como si su seguridad se hallase garantizada al encontrarse en compañía mutua del Uchiha. Sin un ánimo por desvanecer su total comodidad.

Sus orbes rubíes se desviaron de su colega casi instantáneamente para pasar a enfatizar en lo que ahora se mantenía enclaustrado dentro de su mente con mucha más interesa que el poder verle reposar.

Sumiéndose en aquellas interrogativas que con su fatalismo le estaban perturbando bastante, y que además habían comenzado a quitarle el poco sueño que se permitía retroalimentar en su joven cuerpo.

Por que aquellas, habían sido una marejada de dudas que se acrecentaron a cada segundo que transcurría, una vez que la ardua caminata de ambos sujetos había dado comienzo por el anochecer, pero sobre todas ellas, la ligera sospecha de que desde hacia un par de horas alguien les había estado siguiendo le quito la calma que solía mantener endeble la mayor parte del tiempo.

No estaba equivocado. Sentía muy de cerca la presencia de un ser asechándoles en el supuesto anonimato. Alguien a quien no temió saber que les estaba observando cuando sabía bien de quien de entre todo el mundo podría tratarse.

Y no es que fluctuara de sus deducciones y por ello se negara a hacerle frente, si no que, estaba por averiguar que era lo que orillaba a ese hombre a seguirles muy sigilosamente como solo alguien con sus habilidades podría hacerlo.

Desde tiempo atrás- y sin que lo llegase a planear concretamente- el joven ninja había denotado como el interés de Zetsu se mantenía sujeto últimamente a una sola cosa, y eso era al ninja de la niebla. A quien miraba de una forma un tanto diferente al resto de los demás Akatsuki cada vez que se le presentaba la oportunidad de hallarse cerca de él en las reuniones evocadas por el líder. Asunto que en primera instancia había dejado pasar por la obvia razón de que era algo que en nada le concernía, pero que a últimas fechas había comenzado a intrigarle de sobremanera si analizaba a fondo que las verdaderas intensiones de la gran Venus habían comenzado a declinarse a un tema ciertamente terrorífico.

Ya que de entrada, esa no era la primera vez que le descubrió siguiéndoles bajo la penumbra de la noche, sino que desde que ese irreverente momento surgió le había encontrado siguiéndoles a donde quiera que fueran ya hacía más de unas cincuenta veces si lo especulaba a detalle.

No sabía nada de él, excepto que era el espía y quizás el miembro más leal del que dispondría a lo largo de toda su vida el ninja legendario, y que algunas veces su propio sensei le mandataba a vigilarlos, aunque realmente no fuera todo el tiempo. Como era que lo había comenzado a hacer rutinariamente el sujeto de hebras jade. 

Desde ese instante Itachi no se había permitido bajar la guardia. Cuando no estaba totalmente seguro de que era lo que aquel buscaba consumar con el tiburón al vigilarle. Era por ello que ahora mismo se había permitido hacer la guardia mientras Hoshigaki descansaba un poco. Con tal de entrañar que era eso que Zetsu tenía planeado hacer al respecto.

-Es el momento de actuar - Le mencionaba la mente maestra.

-No - Tajo - Itachi esta haciendo guardia, no podemos - Declaro en el  momento justo en el que se percataba de cómo la comadreja se mantenía despierta a diferencia de Kisame. Quizás revelando sus verdaderas intensiones para con el shinobi de Kirigakure, las cuales le impedían perderse en los brazos de Morfeo y darle la mínima oportunidad de llevar a cabo tal atrocidad.

-Es ahora o nunca - Insistía delineando con su orbe dorada la silueta del espadachín, quien lucía realmente suculento ante su ojo. Sin poder esperar más para devorarle por completo.

-Si hacemos eso Itachi nos descubrirá y Kisame nos asesinara - Explicaba sin poder controlar los impulsos que ejercía su compañero por lanzarse sobre el objetivo al que estuvieron rondando por tanto tiempo. A consecuencia del amor desinteresado que el ser de tez inmaculada le profesaba en el silencio, y que fue la causa directa de que esa terrible idea le cruzase por la mente al malévolo ser. Todo por que se mantuvo contemplándole hasta el momento exacto en el que se origino un interés similar al de su contraparte en si mismo.

Le amaba, esa era realmente la verdad.

Y del mismo modo en el que su conyugue llego a enamorarse de Kisame él mismo comenzó a sentir los mismos deseos ardientes por poseerle, pero a diferencia suya, cuando amaba a alguien estaba obligado a devorarle como una fuerte demanda de sus sentimientos. De manera que no podía esperar más. No cuando ya había tenido bastante paciencia al verlo y no tenerlo.

Itachi no comprendía por que era que Kisame no daba señas de intuir lo que a él no le había tomado mucho tiempo en descubrir, aún más cuando le miraba dormitando tan parsimónicamente, cuando claramente su vida estaba en juego. O eso es lo que le parecía al indagar en las extrañas reacciones que figuraban en el espía.

Un largo silencio y luego absoluta armonía. Nada era capaz de desequilibrar la calma incesante  que reinaba por los alrededores, ni siquiera el duelo interno que ejercía en aquellos instantes el shinobi de la hierba consigo mismo. En el inhalar y exhalar del único y genuino sonido regente dentro de la ambientación. Ya que incluso el enfrentamiento mental que se citaba entre él y el joven de la Hoja les había inducido a olvidarse por completo de su propia necesidad de respirar el aire puro que destilaba el sereno. A diferencia de cómo calmadamente lo hacia el hombre de piel azul pálido.

Solamente necesitaba una pequeña e insignificante oportunidad para atacar y verse librado de la bestia caótica que le doblegaba la voluntad.

Perderlo todo por un vano capricho parecía darle lo mismo en ese momento, e imaginar siquiera que podría hacerle frente a un genio del genjutsu le abría los ojos de nueva cuenta del grave error que cometía. Sin embargo, no parecía ser el mejor momento para dar marcha atrás y fingir que no sucedía nada.

La impaciencia le aniquilaba los sentidos, y el sabor metálico de la sangre derramarse- cada vez que se mordía la comisura de los labios- le arrebataba la fuerza necesaria para contenerse.

Y en cuanto menos lo esperaba la oportunidad anhelada le fue obsequiada justamente cuando su contraparte decidió que era momento de separarse completamente de él, con la única finalidad de completar con éxito ese radical plan que nunca se dieron a la tarea de trazar.

-Yo seré quién vaya tras Kisame, tú ocúpate de Itachi- san.

- ¡Momento! - Se apresuro a llamarlo en la precipitada eximición que sufrían sus cuerpos fusionados.

- ¿No habías mencionado que él sería solo para mí? - Decreto con un matiz en la voz fuera de lo normal, a como rutinariamente lo había estado haciendo. Y con el que estuvo lidiando hasta el momento aquel-. En ese caso seré yo quién vaya a por él.

La velocidad innata con la que su albugínea efigie espectro el grueso tronco de la rama en la que yacían postrados ambos seres no le había permitido siquiera parpadear a su compañero, el cual, absorto, le contemplo desaparecer hasta la última fibra de su cuerpo para ir y transportarse hasta donde atacaría a su presa. Asunto que ejecuto en  un simple parpadeo que no le permitió reaccionar a tiempo a su compañero. Ni siquiera en el instante en el que el portador del sharingan desapareció del ensombrecido paraje para pasar a plantarse tras su espalda.

- ¡¿Pero cuándo?! -Apremió con deslumbramiento, al tener el filo de un resplandeciente Kunai rozando por completo la desnudez de su lánguido cuello. Y listo para decapitarle al menor movimiento en falso.

-Lo he sabido de sobra todo este tiempo -Fue la escueta respuesta que recibió de su opresor.

E imaginando lo peor para su decidido consorte trago saliva instintivamente al percibir cómo el frió filo del metal hacía una incisión apenas perceptible en su atezada piel. Impregnando con ello un par de gotas carmín que se fueron deslizando lentamente por la verticalidad de su cuello.

- ¡¿E- Eso quiere decir que has sabido lo que haríamos desde un principió?!

-Ahora puedo imaginármelo - Inquirió denotando el extremo nerviosismo del sujeto. Siendo poco o nada lo que podría hacer ante él en su vulnerable estado.

-Bueno, pues... -Balbuceó -, ¡Adelante! ¡Asesíname! - Canturreó repentinamente implantado un incierto grado de desconcierto en su oyente. Y prosiguió -.Después de todo, él debe de estar comiéndoselo en estos momentos, ahora que has venido tú  por  mí. Es tarde, incluso para alguien de tú rango.

A Itachi no parecía sorprenderle en lo más mínimo que la gran Venus devora hombres develará por si mismo sus planes y que de paso hubiese sufrido tal metamorfosis, cómo para hallarse dividido en dos, cuando nunca antes tuvo la oportunidad de ver tal espectáculo, y aquello, de alguna manera desvaneció la irónica mueca de triunfo del semblante aquel que emergía con descaro.

De modo que ambos sólo se limitaron a concurrir la cruda escena que se ejecutaba a diez metros de donde se encontraban.

El orbe dorado concibió de esa forma cómo su compañero se había lanzado a desarticular con las fauces un árido y espeso tronco de madera sin ningún reparo. Cómo si aquel trozo fuese el preciado tesoro que había estado anhelando compactibilidar con él.

La sorpresa grabada en su ojo busco una inmediata respuesta en los orbes rubíes, sin que esta llegara a ser pronunciada. Y absteniéndose de averiguar el por que, tuvo que aguardar hasta que unos desconocidos pasos se aproximarán a aquel lugar para obtener una satisfactoria aclaración de las circunstancias.

-Me pregunto si ese tronco sabrá tan exquisito por la forma en la que le devora -Refirió ventilando en el acto su acerrada dentadura y paralizándole por completo con su aguardentosa voz -.Creo que no me queda más opción que asesinarlos - Su mano fue justo a la empuñadura de samehada al terminar de proferir la oración. Preparado para cegar sus días del mismo modo en el que ellos planeaban hacerlo. Enfurecido por exteriorizar algo que jamás se habría esperado de él.

-No - Tajo su colega imponiéndole un alto con la palma de su mano posada sobre su pecho -.No hay necesidad de hacerlo - Ambos Akatsuki silenciaron ante la impredecible intervención del chico.

-No me irás a decir que le disculparás la vida al igual que lo has hecho con Orochimaru, ¿O si? - Mustió con intriga al no poder descifrar la incertidumbre en su mirada. La cual era recubierta por su mechón de finos cabellos - Entiendo que eres joven, pero esto no es propio de ti Itachi- san.

Y sin perder de vista al confundido albino, el Uchiha recapitulo meticulosamente la forma en la cual admiraba éste a diario el porte del tiburón durante las reuniones. Recordando muy levemente que no lo había hecho en ninguno de esos casos con aires de ferocidad, ni mucho menos con morbos deseos de descarnarle como ilusamente su juego óptico lo truco a realizar, sino que, de alguna forma, su iris dorado mantenía un brillo puro y destellante que sólo un sentimiento cómo el afecto podría redefinirlo.

Defiriendo en cuanto sus inhumanas actitudes.

- ¿Itachi- san? - Objeto de nueva cuenta al ver la duda implantada en su mirada. A lo cual, su única reacción fue la de mantenerse a raya entre tanto que, su secuaz, dejaba libre a su presa, retirando de aquella letal zona el kunai que tomaba para así ir y acoplarse hasta donde se hallaba la parte faltante del espía.

Sumergido en su fantasía, los infinitos huesos rotos que se teñían en la espesa sustancia se dispersaban en honor a su festejo. Mientras que él, tatuándose la blanca piel de ella apenas y se distinguía de los animales en su fúnebre estado. Lo cual, él tomaba como una prueba de su infamia e igualmente del amor consumado que le afiliaba.

Zetsu se alimento fervientemente de lo que el finado objeto de su amado ofrecía a su ansiosa boca.

Fue feliz, la dicha estaba asomada en su ojo, y una inocente pero macabra sonrisa se esbozaba con sutileza en sus labios.

A cada probada que daba la sensación de felicidad no se le escapaba. Por que ahora que estaba cumpliendo sus sueños le era irrefutable negarlo.

Convirtiéndose en uno con Kisame, teniéndole dentro llenando su interior y ese recoveco que clamaba por su amor ¿Qué acaso esa no era la felicidad cómo sabiamente le había hecho ver su doble personalidad?

De forma que podía sentir los inmensos deseos de soltarse en llanto en cualquier momento. De pura y verdadera alevosía, de no ser que la interrupción de una voz usurpando el lugar de su conyugue manifestó contrariedad en sus ideas.

- ¿Comer ese tronco te da felicidad? - Planteó sin un solo ápice de mofa en sus palabras.

- ¡¿Pero qué?! - Exaltado se giró completamente para vislumbrar de frente a él la silueta del muchacho.

Confundido, retorno paulatinamente la mirada hacía su botín dándose cuenta que su cuestión era la adecuada.

Y ahí, donde anteriormente creyó consumar su amor solo existían las partes diseccionadas de lo que fuera un trozo de madera seco.

¿Pero y la sangre, y las extremidades? ¿A dónde se había ido el cuerpo que estaba engullendo?

-"¡Sharingan!"

Tristemente había sido una victima más de las fabulosas creaciones otorgadas por sus genjutsus oculares.

Engañado, lo único que tenía atesorando entre sus manos era el destrozado tronco que Itachi le había hecho ver como al hombre que añoraba... su amado espadachín.

La comadreja no tuvo la necesidad de cavar profundo para comprender que yacía preso en un shock interno brutal.

Habiéndose dado el valor para morir en el intento y luego hallándose timado, todo esto echaba por la borda la magnitud sus esfuerzos. Provocando en él un debate emocional que le mantuvo inactivo.

-Tienes una idea gradualmente equivocada del amor - Comentaba sin realizar ni un solo movimiento.

Escucharle decir esto le encolerizo de sobremanera. Por la forma tan segura que poseía para hablar, como si él fuese un estúpido que no entendía nada. Y le molestaba, le enfermaba que presenciará con su perfecta postura ese vergonzoso momento para él.

- ¡¿Qué sabrás tú de mis sentimientos?! - Intercalo, concibiendo con rabia y deshonor su aclaración.

-Esa es la respuesta adecuada para quién te ha dicho que matarlo te dará dicha.

Un acierto que le había caído encima cómo un balde de agua helada...

-Por que... ¿Quién podrá saber más de lo que ya sientes por ti mismo?

No tenía que darle muchas vueltas al asunto para saber comprender que era eso que estaba diciendo.

Amar a Kisame... ni siquiera  tenía la menor de las ideas de cómo sucedió ni por que retroalimento ese sentimiento desde un principió con falsas esperanzas.

...quizás fue por que...

-Esto no me agrada, ¿Qué iremos a hacer los dos en una misma cama? - Comentaba con desenfado el tiburón al ver que en la alcoba alquilada por el espía solo había una mullida cama individual.

-Kisame- san... debió de haber una equivocación - Se disculpaba avergonzadamente, al imaginar siquiera que él creyera que lo había hecho aposta.

Pero no había error alguno al cual señalar. Esa tarde, cuando iban de regreso de su última misión juntos, ambos sujetos creyeron adecuado pasar esa lluviosa noche en alguna posada, o donde quiera que consiguieran un techo que les resguardase de algún resfriado. Cualesquiera que fuera, siempre y cuando no tuvieran que pasar su quinta noche a expensas del mal clima.

Y curiosamente a su maquiavélico compañero le había parecido afable jugar con las emociones que estaban invadiéndole por dentro.

Lo demás era predecible y en ese entonces tuvo que buscar algo para reparar el daño.

-En realidad - Balbuceo esquivándole la mirada - Dormir para recargar fuerzas no es tarea nuestra. La cama es toda suya - Esclareció con cierto titubeo por tener la oportunidad a la mano de dormir con él. Para enseguida, dar un paso fuera de la habitación. Y a nada de cerrar la puerta corrediza el ninja de la niebla freno su huída.

-Falta muy poco para el amanecer, ¿Qué más da mientras descansemos? - Declaro observando el cielo templado tras la ventana - ¡Ahora cierra la puerta y metete a la cama! - Mandato siendo él quién se despojase de su arma y seguidamente de la húmeda capa.

Tímidamente Zetsu detallo el cuerpo entero de su compañero y se sumió en ella también tras apagar la luz.

Por que Kisame era su secuaz. Al cual obtuvo mucho antes de que el Uchiha llegara a desplazarle.

Pero no había nada perdido nada como los hechos le habían hecho parecer. Y el roce más íntimo que había llegado a vivir a su lado lo había obtenido aquella bella noche de tormenta. Metido con él en la misma cama, aspirando de su masculina fragancia, y siendo cobijado por el calor que emanaba su cuerpo bajo las sabanas.

Solamente eso. Ni más ni menos.

Lamentablemente se halló furioso por caer en la trampa de Itachi, pero, ¿Cómo desafiar sus palabras, su mirada, su voz, su maldita y parsimonial presencia, si sus sabias razones llegaron hasta donde la luz dejo de filtrarse en su interior y le había inducido a convertir su amor en un error?

- ¿Qué sabría alguien cómo tú sobre el amor? - Recrimino cubriéndose la cara con la mano.

Con la voz quebrantada.

Apenas en un hilo que el oído del joven shinobi logró atender con claridad.

-Si tú lo matas yo seré quién te de muerte - Fue todo lo que dijo al respecto.

- ¡¿Por qué?! - Exclamo a todo pulmón y centrando su iris dorado en él - ¡Esto no tiene nada que ver contigo!

-Tiene que ver por que yo...

- ¿Has terminado ya Itachi- san? - Intercalo la manzana en discordia, llevando a rastras al inconsciente ser, al cual parecía haber apaleado hasta el cansancio para calmar la sed de venganza que su colega le impidió apaciguar. Y arrojándole a un costado de su contrario paso a ir y tomar lugar a un lado del ninja de la Hoja.

-Hmp - Respondió lacónicamente él -. No habrá segunda oportunidad - Musito bajo para el de hebras esmeraldas antes de dar media vuelta y no verle más.

Zetsu solo tuvo un momento insignificante para cruzar su mirada con la del espadachín. Por breve que se diera el caso. Pero solo fue capaz de denotar un ahuecado odio destinado para él en sus ojos.

Y comprendió entonces que aquel pequeño roce sería el primero y quizás el último que viviría a su lado. No tendría nunca más sus aligeradas palabras sobre de si, ni mucho menos una mirada ingenua por accidental que fuera por parte suya.

No tendría nada. Como fue que nunca existió nada entre ellos.

Y así, le miro marchar en nube de humo, sin recibir por parte suya ni un solo insulto, ni un solo gruñido de indiferencia, ni un vano golpe, alguna mísera prueba de cuanto le despreciaba. Nada

Afectado, se dejo caer totalmente hastiado y rendido sobre la hierba. Por ser tan idiota cómo para seguir el consejo ajeno. Y soltando con el alma desgarrada un sonoro grito de verdadero dolor proveniente directamente del corazón sus lágrimas se perdieron en la obscuridad de la noche.

***

-A pesar de que digas lo que creas más conveniente tenía que descargarme - Inquirió sin notar que el portador del sharingan había estado más atento en su puño ensangrentado. El cual sufrió una grave herida por la agresividad con la que golpeo al espía.

Y cesando sus pasos permaneció quieto, esperando a que su secuaz se detuviera también junto a él. Por lo que el espadachín le siguió el paso por inercia tal cual lo esperaba Itachi.

- ¿Qué sucede contigo? - Contemplo la ausente mirada del menor con detenimiento. Y le vio ir hacía él tan cerca que no pudo reaccionar a tiempo cuando tomó su mano lastimada para poder evitarlo.

-No había necesidad de qué lo hicieras con la mano desnuda.

- ¿De qué hablas? - sonrió jactanciosamente y luego fanfarroneo - Esta sangre no es mía.

Sin añadir ni un solo comentario más, la comadreja escudriño con detalle la mirada contigua para darse cuenta de una sola cosa y eso era que le amaba, y que llegar a perderlo esa noche le achicaba el corazón de sólo imaginárselo.

Y soltando su áspera mano, continuo con su caminata. Dejando completamente confundido al ninja de Kirigakure.

- ¿Sabes una cosa? - Incómodo rompió con el silencio - Algo muy malo esta pasando contigo el día de hoy.

- ¿Tú quieres saber algo Kisame- kun?

- ¿Hmp?

Y girándose para encontrárselo de frente sonrió tenuemente.

-Aunque me gustas no volveré a hacer guardia mientras duermes.

Notas finales:

Espero os guste, ja ne~~


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