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Un verdadero Slytherin por Arilisis

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Notas del capitulo:

Aqui les dejo el segundo capitulo de esta historia.

 

Una vez llegamos al castillo, por lo que supuse seria un pasadizo subterráneo, desembarcamos en un embarcadero de pequeñas dimensiones. En una de las espinas de la pared frontal se hallaba una escalera que subía hasta un pequeño rellano en donde esperaba una puerta negra de algún metal forjado.

 

Tras unos insistentes toques por parte del hombre que los acompañaba, esta se abrió dando paso a una bruja alta de rostro severo.

 

—Los de primer año, profesora McGonagall —dijo el hombre.

—Muchas gracias, Garrid. Yo los llevaré desde aquí.

 

Tras esas breves palabras todos los alumnos de primero siguieron a la bruja hasta unas dependencias cercanas a unas puertas de grandes dimensiones, tras las cuales Harry supuso que se hallaría el comedor, dado el gran murmullo que se oía tras ellas.

 

—Bienvenidos a Hogwarts —dijo la profesora McGonagall—. El banquete de comienzo de año se celebrara dentro de poco, pero antes de que ocupéis vuestros lugares en el Gran Comedor deberéis ser seleccionados para vuestras casas. La selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estéis aquí, vuestras casas serán vuestra familia en Hogwarts. Tendréis clases con el resto de las casas que os toque, dormiréis en los dormitorios de vuestras casas y pasareis el tiempo libre en la sala comuna de la casa.

            >>Las cuatro casas se llaman, Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una a producido notables brujas y magos. Mientras estéis en Hogwarts, vuestros triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga mas puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Espero que todos vosotros seáis un orgullo para la casa que os toque

            >>La ceremonia de selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Os sugiero que, mientras esperáis, os arregléis lo mejor posible.

 

La mirada de la bruja barrió a los alumnos con mirada evaluadora.

 

—Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia. Por favor, esperad tranquilos —dijo la profesora McGonagall para volverse y salir de la habitación por donde habían entrado.

 

Todos los alumnos parecieron entrar en crisis, algunos se preguntaban que clase de prueba seria, otros afirmaban que seria dolorosa, una chica de pelo castaño y bastante engreñado susurraba los hechizos que se sabia, quizás pensando que la prueba exigiría realizar magia. Harry ante todas estas reacciones no pudo evitar una suave carcajada mientras miraba al resto con cierta burla, ninguno de ellos llegaba a imaginar cual seria la verdadera prueba, pero como él si la sabia se mantenía tranquilo.

 

Al rato volvió a  aparecer la profesora McGonagall, con su mirada seria y semblante tranquilo.

 

—En marcha. La Ceremonia de Selección va a comenzar—dijo la bruja—. Formad una hilera y seguidme.

 

Con su usual aire despreocupado y de grandeza, como si el mismo suelo desmereciera el hecho de que el lo pisase, siguió a la bruja por el camino de regreso, para ingresar en el Gran Comedor. Mientras caminaba tras la profesora no podía dejar de admirar el Gran Comedor, las descripciones que su madre había echo en su viejo diario no le habían echo justicia a esa sala. Su techo tan alto e invisible como el mismo cielo, que era el único testigo de lo que allí ocurría, las mesas alineadas y separadas por casas  frente a la que se hallaba en posición horizontal, que debía de ser la de los profesores, cientos o miles de velas flotando, iluminando la estancia y dándole una aire surrealista.

 

Frente a la mesa de los profesores se hallaba un taburete, en el que descansaba un viejo y remendando sombrero de mago. La profesora los guió hasta que todos y cada uno se hallaban entre este y la mesa de los profesores, dándole la espaldas a estos y de frente a las mesas de cada casa.

 

Cuando, ya todos los alumnos de primero empezaban a preocuparse ante la aparente pasividad de todos, algunos empezaron a dirigir su mirar hacia lo que el resto del alumnado y profesores observaba, el sombrero encima del taburete, Harry ya sabia lo que iba a pasar y sinceramente lo esperaba con ansias, no todos los días uno podía observar a un objeto mágico como ese, cuando este empezó a cantar:

 

Oh, podrás pensar que no soy bonito,

Pero no juzgues por lo que ves.

Me comeré a mi mismo si puedes encontrar

un sombrero mas inteligente que yo.

Puedes tener bombines negros,

Sombreros altos y elegantes.

Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts

Y puedo superar a todos.

No hay nada escondido en tu cabeza

Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.

Así que pruébame y te diré

Donde debes estar.

Puedes pertenecer a Gryffindor,

Donde habitan los valientes.

Su osadía, temple y caballerosidad

Pone aparte a los Gryffindor.

Puedes pertenecer a Hufflepuff,

Donde son justos y leales.

Esos perseverantes Hufflepuff

De verdad no temen al trabajo pesado.

O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,

Si tienes una mente dispuesta,

Porque los de inteligencia y erudición

Siempre encontraran allí a sus semejantes.

O tal vez en Slytherin

harás tus verdaderos amigos.

Esa gente astuta utiliza cualquier medio

Para lograr sus fines.

¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!

¡Y no recibirás una bofetada!

Estas en buenas manos (Aunque yo no las tenga).

Porque soy el Sombrero Pensante.

 

Todo el gran comedor estallo en aplausos que duraron varios minutos.

 

Cuando todos los aplausos se habían pagado y de nuevo el Gran Comedor se hallaba en silencio, la profesora McGonagall se adelanto con un gran rollo de pergamino.

            —Cuando yo os llame, deberéis poneros el sombrero y sentaros en el taburete para que os seleccionen—dijo—. ¡Abbott, Hannah!

 

La niña se puso el sombrero y espero rígida hasta que el sombrero abrió sus pliegues.

            —¡Hufflepuff! —grito el Sombrero.

El resto de la selección transcurrió sin mayor importancia, aunque lamento que aquel joven pelirrojo fuese a parar a Gryffindor, obviamente eso le impediría tenerlo de vasallo.

 

La joven de pelo engreñado fue llamada también a Gryffindor. Y Malfoy como era de esperarse, solo necesito un solo roce del sombrero para ser mandado a Slytherin.

 

            —¡Potter, Harry!

Todo el salón estallo en murmullos mientras Harry con andares elegantes y sonrisa arrebatadora se dirigía hacia el sombrero y disfrutaba de las diferentes reacciones de la gente, aunque la que mas le gusto fue la de Malfoy, volvía a parecer que le habían abofeteado, tuvo que reprimir una carcajada.

 

Cuando se hubo colado el sombrero y se sentó comenzó la parte dura.

 

—Mm —dijo una vocecita en su oreja—. Difícil. Muy difícil. Lleno de valor, lo veo. Tampoco la mente es mala. Hay talento, oh vaya, si, y una buena disposición a probarse a si mismo, esto es muy interesante… Entonces, ¿Dónde te pondré?

 

            —Donde quieras, este donde este, no me importa, sabes lo que quiero —pensó Harry.

 

            —Pareces decidido, eso me da que pensar, quizás lo que mas te convenga se Slytherin, te ayudaría en el camino hacia la grandeza. Te da lo mismo ¿Verdad? Bueno si no te importa, lo mejor es que seas ¡Slytherin!

 

Harry oyó al sombrero gritar la última palabra a todo el comedor. Se quito el sombrero y se dirigió a la mesa a la que había visto marchar a Malfoy mientras se deleitaba con la algarabía de aplausos que la mesa verde y plata le dedicaba.

 

Tomo asiento justo en frente de Malfoy con una sonrisa bastante burlona, y se dispuso a esperar a que la ceremonia finalizase, estaba muerto de hambre.

 

Cuando esta termino con la selección de Zabini, Blaise a Slytherin que se sentó a su lado, bastante contento de ese echo. Le echo una ojeada al resto del comedor, que miraban al director expectantes ante las palabras que este fuese a dedicarle, ya que esa parecía su intención, ya que se había levantado y los observaba a todos ellos con los brazos abiertos.

            —¡Bienvenidos! —dijo—. ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizcos!... ¡Muchas gracias!

 

Se volvió a sentar y todos comenzaron a aplaudir y vitorear, Harry tubo que reprimir nuevamente sus ganas de reír, como sus padres habían comentado, Dumbledore, podría ser extraordinario, magnifico, muy inteligente, pero sencillamente loco.

 

Tras unos segundos todos los platos que hasta ahora se hallaban vacíos, fueron sustituidos por otros completamente a rebosar de comidas, de todas y cada unas de las que el hubiese podido ver, comer o soñar jamás.

 

Sin tomar la más mínima atención a sus demás compañeros de mesa, tomo los cubiertos, para servirse algo de comida en su  plato.

 

Llevaba unos quince minutos comiendo cuando los alumnos mas cercanos a la puerta del gran comedor empezaron a ahogar gritos y alguna que otra niña histérica a subirse a los banco. Harry resoplo entre divertido y aburrido porque tendría que evitar que la mataran. Saco su varita disimuladamente y se levanto fingiendo observar lo que tanto atemorizaba a aquella zona del gran comedor.

 

Deslizándose suavemente pero bastante rápido venia Shiliz, por el borde de la mesa de Ravenclaw, en dirección hacia él. Esperando que no hiciese falta protegerla espero, hasta que por el rabillo del ojo vio como algunos profesores habían sacado su varita, con la intención de atacar a su mascota.

 

            —Quietos —grito harry mientras con un movimiento de varita protegía a su mascota con una capa fina y translucidas de una luz azul eléctrico—. Pequeña, ven aquí.

 

Todos en el gran comedor Ahogaron gritos de sorpresa al oír a Harry sisearle al animal, y observar como este obediente ante una orden que ellos no habían comprendido, esta se acercaba a el y se enroscaba a su cuerpo para posarse en sus hombros.

 

—Es mía, disculpen su falta de modales, tiene hambre —dijo con un tono que pretendía ser inocente, mientras le daba un muslo de pollo, que la pitón engullo en segundos.

 

La verdad, esto estaba siendo mas divertido de lo que jamás hubiese pensado, Blaise, Zabini casi se había caído de su asiento en un intento de alejarse de la serpiente, y su mirada era de completo desconcierto. Aunque todos le miraban así, no sabía muy bien si era por la serpiente, por haberlo oído hablar parsel o por ambas cosas, pero le estaba costando muchísimo no reírse.

 

Minutos después cuando algunos parecieron recobrar el sentido común, empezaron los murmullos, e instantes después una voz tras suya, que él ya sabia de quien era le dijo.

            —Señor Potter, acompáñeme —dijo la voz tranquila y amable del director.

            —Por su puesto señor director —dijo Harry mientras volvía a sacar la varita para con un movimiento sutil pero conciso hizo que la bandeja de muslos de pollo le siguiese, levitando sobre un palmo del suelo tras de él.

Con andar lento elegante y simplemente arrogante, Harry salio del gran comedor junto al director que lo observaba detenidamente, como tras cerrar las puertas del gran comedor, Harry posaba la bandeja en el suelo y le susurraba a su pitón que bajase a comer mientras el hablaba.

            —¿Quería decirme algo señor director? —Pregunto Harry en el tono mas educado posible.

            —Señor Potter, ¿Acaso no entendió la parte de su carta de invitación en la que se citaba que los alumnos del colegio podían traer solo Lechuzas, gatos o sapos como mascotas? —Pregunto Dumbledore en un tono que pretendía ser amable, pero en el que Harry distinguió un sutil deje de enojo y reproche.

—Por supuesto señor, es solo que Shiliz esta conmigo desde hace mas de cuatro años, y no podía dejarla sola en esa casa, además señor, le aseguro que no dará problemas, esta muy bien educada, y no atacara a nadie, yo me encargare de su comida, solo que esta noche no tuve la oportunidad de cazarle algo —Dijo con tono amable, educado y conciliador.

 

Durante unos segundos el director pareció sopesar las palabras de Harry, hasta que

            —Esta bien señor Potter, no ahí problema en que se quede siempre y cuando sea capaz de mantenerla bajo control. Aparte le agradecería que se evitase el pasearse con ella en público así como llevarla a clases o al gran comedor, quisiera evitar que el resto del alumnado se altere —dijo el director con un tono totalmente amable ahora.

            —Por supuesto, señor, descuide que me abstendré de llevarla en publico —dijo — Pequeña, ya sabes donde esperarme cuando acabes eso, iré a recogerte cuando acabemos de cenar —Siseo a la serpiente—. ¿Vamos señor director?, ya le dije a donde debía ir cuando se acabase su cena.

 

El director cabeceo y juntos entraron al gran comedor.

 

Notas finales:

Espero les halla gustado.


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