Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sodoma por Marquesa de Sade

[Reviews - 54]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo sé, me he tardado un poco. En compensación les dejo uno de mis capítulos favoritos.

 

La historia de los Bastardos

 

—La primera vez que vi a Envy, él no debía tener más de once años. Yo me había escabullido en un pequeño callejón para fumar un cigarrillo sin ser visto por mis padres adoptivos, cuando me encontré con su flacucha figura dándole patadas a una caja de cartón cerrada. Desde dentro de la caja se oían agudos lamentos los cuales deduje que debían pertenecer a un grupo de cachorritos recién nacidos.

 

»—¿Qué estás haciendo?—le pregunté espontáneamente.

 

»—Estos estúpidos perros... —respondió sin dirigirme la mirada. —Han sido abandonados por sus padres... Me dan tanta rabia...

 

»No hace falta que aclare lo extraño que me pareció su explicación. Tras acercarme a él, descubrí las magulladuras que cubrían su rostro y sus brazos descubiertos. Yo estaba más que intrigado.

 

»—¿Qué te ha ocurrido?

 

»Por un momento, sus ojos, curiosamente violáceos, se dirigieron a los míos. Luego regresaron su atención hacia la maltratada caja, donde los ataques no habían cesado.

 

»—Mis compañeros... Ellos me han golpeado... por ser un bastardo.

 

»Suspiré, contemplando sus lágrimas de cólera derramarse como la repentina erupción de dos pequeños volcanes. Las patadas se hicieron más enérgicas.

 

»—Yo soy huérfano—comenté, quizá intentando una especie de simpatía.

 

»Patada. Patada.

 

»—¿Y eso qué carajo significa?

 

»Patada.

 

»—Que mis verdaderos padres están muertos.

 

»Patada.

 

»—Y a mí qué me importa.

 

»Patada.

 

»—¿Cuántos son los niños que te golpearon?—insistí.

 

»—Cuatro.

 

»—Mh... —medité. —¿Crees que tú y yo podamos encargarnos de ellos?

 

»Entonces sonrió, apartando su interés de los pobres cachorritos y finalmente volteándose hacia mí. A partir de ese momento, aunque ninguno lo supiera, nuestro destino fue sellado.

 

»Ambos coincidimos en que llevar un par de varas de hierro sería lo mejor para arreglar la diferencia numérica. Mientras buscábamos a los niños, el cielo se fue cargando de nubes oscuras y un viento húmedo comenzó a soplar.. A lo lejos centelleaban algunos amenazantes relámpagos. Por algún extraño motivo, yo me sentía muy entusiasmado. Por otra parte, no podía descifrar lo que significaba la expresión plasmada en el rostro del chico que acababa de conocer.

 

»Cuando hallamos a los niños, en el sitio descampado y supuestamente secreto para los que no pertenecieran a su grupo, ni siquiera les dimos la oportunidad de gritar. Los tomamos por sorpresa, así que la victoria fue inminente. Por supuesto que yo no esperaba que mi compañero se enfervorizara a ese punto, incluso luego de haber dañado a sus enemigos hasta causarles el desmayo. En el momento en que una abundante y pesada lluvia comenzó a caer, yo logré despertar a la realidad y darme cuenta de lo que habíamos hecho. Paralizado, observé a las siluetas infantiles cubiertas de sangre. A sus huesos, rotos y expuestos,  a sus caras y sus cráneos hundidos. Los ojos violáceos brillaban. En cuanto se hubo calmado y su arma dejó de impactar contra los cuerpos silenciosos, sus labios, finos y pálidos, se relajaron. Yo temblaba a un costado, incapaz de hacer o decir nada.

 

»—Vete, yo me encargaré—dijo de pronto, su voz venciendo al sonido del agua cayendo para llegar hasta mis oídos aturdidos. —Asegúrate de bañarte de inmediato e incinerar tu ropa; las manchas de sangre jamás se borran.

 

»—D-de acuerdo—contesté, esforzándome por que mis pies se despegaran del suelo empapado.

 

»—Ah, y otra cosa—interrumpió mi retirada. —Ni se te ocurra ir a la policía o contarle a alguien sobre esto. Si lo haces, te mataré.

 

»No respondí. Corrí a toda velocidad a casa, rogando que la espesa lluvia lograse ocultar las gotas de sangre que me habían salpicado. Afortunadamente, mis padrastros no estaban allí. A pesar de que era bueno mintiendo, la situación me tenía demasiado nervioso como para haber sabido qué diablos decirles. Ese día no volví a salir. Tenía terror hasta de encender la televisión y ver mi rostro allí.

 

»Pero no me era permitido faltar a la escuela, así que al otro día tuve que asistir, llevándome mi paranoia conmigo. Todos hablaban del brutal asesinato de un grupo de niños de primaria. En la escuela, en la calle, en los negocios. La inseguridad y los violentos  e inaceptables tiempos que corrían constituía el segundo tema de discusión. Aún no había sospechosos.

 

»—¡Hey! ¿Cómo estás?—oí que alguien decía a mis espaldas durante mi camino de regreso.

 

»Era él.

 

»—B-bien, ¿y tú?

 

»—Muy bien—respondió con cierta malignidad. —¿Has tenido algún tipo de inconveniente?

 

»—No. Hice lo que me dijiste. ¿Y tú?

 

»—Tampoco. Por cierto, mi nombre es Envy.

 

»—Yo soy Greed.

 

»Estrechamos nuestras manos, sonriendo, como si fuéramos dos chicos normales que acaban de trabar una amistad y no un par de asesinos sin sentimiento alguno de culpabilidad. Esa tarde me invitó a su casa. Allí conocí a su madre, Dante, quien me saludó amablemente y nos dio algo de dinero para que comprásemos algo de cenar. En su habitación escuchamos música, fumamos y bebimos vino barato. Aquél fue mi primer contacto con el rock y con una guitarra. Una Sx colgaba de la pared; el único regalo que su padre le había dado antes de marcharse.

 

»—Envy, ¿tu mamá no te regañará si te encuentra con estas cosas?

 

»—Nah. Ya sabe que fumo y que tengo alcohol aquí. No le molesta.

 

»—Wow. Debe ser la mejor madre del mundo.

 

»—Sí, algo así.

 

»—Oye...

 

»—¿Qué?

 

»Sabía que no debíamos hablar del asunto si queríamos salir impunes, pero mi corazón se encontraba demasiado desasosegado como para andar tragándose mis incertidumbres.

 

»—¿Ya habías... matado a alguien antes?

 

»—¿Prefieres que te responda aquí o frente a los reporteros? ¡¿Eres idiota o qué?! —gritó, poniéndose de pie y arrojando al piso la botella vacía que llevaba en la mano.

 

»—Bueno, tampoco te pongas así...

 

»—Tsk... No hagas que me enfurezca—me advirtió, volviéndose a sentar a mi lado. —Y no, fue mi primera vez.

 

»—También la mía—agregué, aunque aquello fuera bastante obvio.

 

»Pasó el tiempo. Solíamos juntarnos todas las tardes a ensayar o a vaguear, y frecuentemente nos salteábamos las clases. En verdad nos habíamos vuelto grandes amigos. Como mis padrastros no me daban dinero y la madre de Envy era pobre, comprábamos drogas baratas o lanzaperfume. En las noches recorríamos la ciudad, viéndonos con amigos,  yendo a los videojuegos, asistiendo a conciertos y emborrachándonos. La pasábamos bien.

 

»Varios años después, durante una tarde de verano, luego de haber bebido vodka y aspirado más que de costumbre, nos encontrábamos en su habitación, echados en el suelo, oyendo música y mirando una porno. Debido al insoportable calor y al efecto de las sustancias ingeridas, nos habíamos quitado toda la ropa. Pocas veces habíamos estado tan colocados. A mi alrededor, todo daba vueltas de una manera muy singular. Como un calidoscopio.

 

»—Envy... —lo llamé, girando la cabeza en su dirección. Él se había recostado hacia un lado, quizá demasiado mareado como para mantenerse despierto.

 

»—¿Qué ocurre?

 

»—Quiero... quiero probar una cosa—respondí, arrastrándome hasta acomodarme sobre él y comenzar a refregar mi sexo sobre su trasero. No sé cómo fue que se me ocurrió hacer eso, pero enseguida descubrí que se sentía muy bien.

 

»—Greed... ¿qué mierda estás haciendo?

 

»—Te dije que quiero probar algo.

 

»—Ya, aléjate—se quejó, haciendo un movimiento de fastidio con la mano. —Me das calor.

 

»—Envy... Creo... creo que se me está poniendo dura.

 

»—Greed, te dije que te largues.

 

»—La voy a meter—dije, experimentando de pronto fuertes punzadas de placer en la parte baja del abdomen. Ya no podía detenerme.

 

»—¿Qué acabas de decir? ¡Espera! ¡No!

 

»A pesar de su negativa, Envy no poseía las fuerzas ni el equilibrio suficientes como para detenerme. Mientras apoyaba una de mis manos en sus omóplatos para evitar que se levantase, con la otra sostenía mi miembro, acercándolo a su entrada.

 

»—¡Greed, espera! ¡Eso no cabrá en...!

 

»—Tú déjame probar—insistí con firmeza antes de hacer presión y hundirme en él con todas mis fuerzas. La música alta y los obscenos sonidos de la porno se encargaron de cubrir sus quejidos. Aquello se sintió jodidamente bien. Mierda, el solo recordarlo hace que me excite. Luego de haber entrado y salido de él unas cuantas veces, me ocupé de masturbar su pene fláccido. Si mal no recuerdo, bastaron unos pocos minutos para que Envy comenzara también a disfrutarlo.

 

»Aquél fue nuestro primer revolcón. Pero, contrario a lo que se podría imaginar, no volvimos a hacerlo ni hablar al respecto hasta mucho después. Me estoy refiriendo a la época de Pewflexxx. Para ese entonces, la madre de Envy ya había muerto, y éste se ganaba la vida de formas poco éticas pero lo suficientemente redituables como para mantenerse y comprar mejores instrumentos y equipos musicales. Gracias a ello, en uno de los recitales se pudo dar el lujo de hacer añicos la guitarra que le había regalado su padre. En verdad odiaba a Hohenheim. Tú, Edward, jamás podrías comprender hasta dónde llegaba su profundo desprecio. En fin, como decía... La primera de las orgías que tanta fama le trajeron a la banda ocurrió una noche, luego de la última canción que tocamos. Un grupo de fans se negaba a irse, exigiendo que siguiésemos tocando. Envy, divertido por tal comportamiento, encontrándose drogado y bastante fuera de sí(como era su costumbre), se quitó la ropa y se arrojó sobre ellos, gritando que ya había tocado suficiente y que ya era hora que lo tocaran a él. El resto de la anécdota es bastante predecible. Mientras los demás se desnudaban y se manoseaban, los otros miembros de la banda permanecimos observándolos, atónitos. Al terminar, Envy regresó riendo, asegurando que la había pasado tan bien que haría aquello luego de todos los recitales. Claro que nadie le dio mucha importancia. Quién hubiese dicho que en verdad lo cumpliría, y que haría de ello una costumbre para todos sus seguidores.

 

»No recuerdo si fue durante la segunda o tercer orgía que decidí unirme, picado por la curiosidad. Esta vez, la noticia se había corrido, así que el número de participantes había aumentado. Apenas me introduje en ese amontonamiento de cuerpos ardientes, desinhibidas manos comenzaron a recorrerme. Pero antes de que pudiera hacer nada con nadie, alguien se me arrojó encima. Era Envy, quien sin perder un instante hundió su lengua en mi boca como si hubiese estado deseando aquello durante años. Quizá desde la primera vez que lo hicimos. De pronto sentí celos de todos los que nos rodeaban. Quería ser el único que lo tocase, que lo besase. Así que lo arrastré conmigo y lo llevé a un rincón en donde no pudieran molestarnos. Allí lo hice mío por segunda vez.

 

»Afortunadamente, la siguiente oportunidad no se hizo esperar tanto. Porque a partir de entonces no lo hacíamos únicamente durante las orgías, sino también en su casa o en la mía. Hacerlo con Envy era, además de tocar la guitarra, mi parte favorita de cualquier jornada. Así fue como un día, nuevamente influido por los efectos de estupefacientes(ahora de mayor calidad), tuve una graciosa ocurrencia:

 

»—Envy, creo que tú y yo deberíamos casarnos. ¿Qué opinas?

 

»Como imaginé, él profirió una fuerte carcajada, escupiendo la cerveza que acababa de llevarse a los labios.

 

»—¡Mierda, Greed! ¡Vas a hacer que me mee de la risa! Además, el matrimonio gay no es legal aquí.

 

»—Pero no hay nada legal contra las parejas gays, ¿o sí?

 

»—Supongo que no. Greed, ¿estás proponiendo que seamos novios?—cuestionó, a punto de volver a revolcarse de la risa.

 

»—Bueno, dicho de esa manera suena demasiado cursi. ¿Qué te parece si te propongo que seas mi pareja?

 

»—Umm... —murmuró, desviando la mirada y entornando los párpados. —Después de todo, eres el único con el que tengo sexo. El resto de la gente que asiste a las orgías es fea. Yo no lo hago con gente fea.

 

»—¿Estás insinuando que Lust es fea?

 

»—Lust pasa demasiado tiempo con Gluttony... Eso le quita el ochenta por ciento de su atractivo—bromeó.

 

»Nunca entendí por qué Envy aceptó mi proposición, pero el hecho fue que lo hizo. En realidad, yo no se lo había dicho en serio. Pero una vez que él había aceptado, la idea no me pareció tan mala. Sonaba como a una nueva experiencia. De eso se trataba: de probar cosas nuevas. Quizá el pito se me parase más al pensar que lo estaba haciendo con mi pareja. Quién sabe.

 

»Yo sabía que tenía algo especial con Envy. Sacando la amistad, la banda, el sexo, nuestra  relación como pareja y todo lo demás, pues tal cosa especial tenía que ver con el momento en el que aún ni siquiera sabíamos nuestros nombres: el día en que habíamos asesinado a aquellos niños. Para mí, ese secreto, ese haber compartido nuestro primer asesinato, era un vínculo importantísimo e inquebrantable. Por ello, cuando Envy me confesó con tanta naturalidad que creía haber matado a alguien, a ti, sentí que tal vínculo se rompía. En un principio no entendí muy bien por qué me molestaba tanto. Al regresar a mi casa, me recosté en la cama y comencé a meditar al respecto. Cerré los ojos, intentando recordar el asesinato en detalle. Fue entonces cuando descubrí algo tremendo. Algo que la conmoción del momento no me había permitido vislumbrar: esa tarde, bajo la lluvia, sólo la vara de Envy estaba cubierta de sangre. ¿Comprendes lo que digo? El vínculo que yo había considerado lo más importante entre él y yo no era más que una invención mía. ¡Sólo Envy había asesinado a esos niños, mientras yo me había mantenido inmóvil en un costado, observando! Yo jamás había matado a nadie.

 

»Entonces, mientras el tiempo pasaba y me daba cuenta de que lo perdía, se me fue gestando el capricho de que debía corregir ese error. Yo tenía que matar a alguien. Tenía que matarte a ti, que te habías interpuesto entre Envy y yo. Claro que el curso de los acontecimientos hizo que mis planes se alteraran un poco. Esa parte de la historia la conoces bien, ¿verdad?

 

»El destino es caprichoso, ¿no crees?

 

 

Notas finales:

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).