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Frustraciones por Neko uke chan

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Notas del fanfic:

Publicado originalmente entre el 28/03-11/04/10 en la y editado el 02/10/13, de mis primeros trabajos “largos” y mi primer fic de la Sleep Pair en el fandom de Prince of Tennis *suspira nostálgica*. Me parece que fue ayer cuando escribía –aún más- con el orto y prueba de que he mejorado es que esta cosa me pareció un desastre e.e por suerte, con horas de correcciones logré maquillarlo para que sea presentable, aunque no pude eliminar el ligero OOC para fines de la historia.

 

Les aseguro que no es tal blasfemia como la pinto, así que denle una nueva oportunidad a un Jiroh troll y a un Atobe abstinente xD  

 

Prince of Tennis nunca me perteneció menos, es vida y obra de Konomi Takeshi

 


Atobe Keigo, el prominente líder del equipo de tennis de Hyotei Gakuen, y Akutagawa Jiroh, uno de los titulares del renombrado equipo son pareja desde hace unos meses, la “confesión” no fue más que remarcar lo obvio


–Me perteneces– le había dicho una vez el aristócrata al chico dormilón, sin entender éste que esa oración guardaba dentro de sí un anhelo del alma, el cual compartía sin sospecharlo.


Todo surgió relativamente rápido, uno cayó bajo el indiscutible encanto seductor del agraciado por las divinidades, y el otro en la peculiar forma de equilibrar la balanza entre risueña inocencia y jovial  juventud; después de muchas vacilaciones, muchas situaciones comprometedoras y sutiles, ambos se dieron cuenta: se gustaban, se deseaban, se correspondían…solo faltaba el primer paso, que claro, el guapo de plateada cabellera llevó a cabo con demandante elegancia, haciendo caer al de cabellos castaños en un hermoso cuento de nunca acabar.


Pero solo fue hermoso hasta que la indirecta e inocente seducción del favorito de Morfeo hizo colisión con las hormonas activas de cualquier adolescente, sumado a las necesidades físicas de la testosterona…lo demás es historia. La primera vez de ambos fue sublime, digna de cualquier clásico novelístico de renombre, opacando a la más agraciada de las parejas históricas -según Atobe- y fue….genial -opinión de un sonrojado Jiroh-


¿Y cuál es la parte frustrante de las aventuras de estos dos jóvenes y apasionados amantes?


Fácil: uno  de ellos, demandante y exigente por demás requiere muy seguido de las atenciones especiales del chico distraído, lo que a veces choca contra el descuidado y despreocupado ritmo de vida del otro.


En esos momentos, justo en esos instantes es cuando a Jiroh le provoca o le parece hacer una de las suyas. Dañar la ocasión.


     ~~                                                                          


Gemidos llenaban la habitación, misma hora, mismo lugar, era una rutina que para nada aburría a sus ejecutores. Pasión desbordaba por doquier, sudor y pesados alientos también.


–A-atobe…– dijo entre cortado el dueño de los ojos miel, llegado ya al punto previo al clímax. El otro solo atinó a farfullar por lo bajo, en un estado similar. Buscando mas contacto, acercó aún más las caderas de Jiroh.


–Ah….tengo ha-hambre– logó decir entre jadeos, derramándose inmediatamente sobre el vientre del líder de Hyotei.


Y ahí acabó todo. La sorpresa desagradable que se llevó Atobe al escuchar eso fue tal que no llegó al orgasmo, de una vez se le bajaron los niveles de adrenalina y hormonas. Su pene, aún dentro del otro, palpitaba doliente, reclamando la interrupción brutal.


Sin más, Jiroh se desperezó y con una última sonrisa a modo de disculpa, le pidió a su capitán que saliera de su interior; este, sorprendido y disgustado, no se movió.


Akutagawa decidió salir por su cuenta, lentamente se levantó y se dirigió al closet, colocándose su bata de baño, dio una reverencia apenada y bajó las escaleras hacia la cocina.


Sentado como estaba, aún bajo los efectos de la meseta, el cincelado por los dioses no daba crédito a lo que acababa de pasar…salió de su estupor, molesto de más, y se dirigió al baño a terminar lo que Jiroh dejó mal encaminado, jurando que si volvía a suceder algo así, dejaría de lado su ética moral y haría uso de la violencia.


~~


Lo peor de la situación, lo más desfavorable para Keigo, es que se repitió, de muchas otras formas.


~~


–Atobe, déjame dormir– había dicho por enésima vez -o eso creía, con lo adormecido que estaba- el optimista muchacho no tan alegre.


–Deberías agradecer que Ore-sama te preste esta clase de atenciones– respondía sin dejar de laborar bajo la camisa del otro, acariciando cada trozo de piel que alcanzaba. Se encontraba en su punto límite, demasiada tentación en un solo momento y situación, quería hacerlo suyo ya.


–Lo sé, gracias, pero no gracias. Ahora no quiero, tengo sueño– dijo entre bostezos mientras trataba de forcejear con escasas fuerzas el agarre de Atobe, aún adormilado, intentando que le dejara descansar.


El bocchan se estaba estresando, no le gustaban los retos que veía difíciles de ganar y menos si ese reto era algo que no aceptaba de ninguna forma, quería demostrarle a su pareja cuanto la quería y la deseaba y de paso recordarle lo sensual que era ¿Qué hay de malo en eso?


– ¡Ya déjame! – gritó Jiroh, descolocando un poco al otro con su inesperada reacción. Atobe se separó discretamente de él, dejándolo libre para despegarse de la esquina donde estaba acorralado sin camisa y con el pantalón bajo la rodilla, dejando a la vista su bóxer café.


–Quiero dormir, es tarde– agregó con pesadez, Atobe no se lo tomó muy bien -Tú no eres quien para hablarme de esa manera. Ten eso en claro Akutagawa Jiroh– siseó como si tuviese un rival al frente, a la defensiva, simplemente no pudo evitarlo. Jiroh, que pocas veces perdía la paciencia, se molestó, sumado a su frustración por la falta de sueño.


–Soy yo, es mi cuerpo y es lo que deseas ¿no? Déjame dormir y mañana lo haremos, o te esperas hasta entonces o te aguantas hasta que yo quiera– respondió ácidamente, con ojeras que restaban seriedad a sus palabras pero su mirada encendida lo compensaba; rarísima vez se mostraba tan reacio para algo. Al otro no le convenía discutir, Jiroh sabia darle donde le dolía y no se iba a negar un obsequio solo por que sea difícil de adquirir, aunque eso implicara tragarse la lengua. Ya después le cobraría caro.


–Te dejaré en paz por hoy, con tal, no tenía tantas ganas– dijo altaneramente poniendo empeño en cubrir su enojo en la voz, el castaño hizo menor caso, se acostó como estaba en su cama, aun en ropa interior. El bocchan le dedicó una última fulminante mirada y se dirigió al baño. De nuevo Atobe se vio obligado a apaciguar su problema por sus medios.



Esa fue una de las pocas peleas de la pareja.



 


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