Yo, Sasuke Uchiha, digo con toda seguridad a mis 17 años: me canse de vivir.
Sonara extraño y mas de uno dirá que son locuras de un adolescente, quien sabe. Puedo decir de memoria los últimos diez años de mi vida y posiblemente también los próximos. De la mañana a la noche es lo mismo todos los malditos días.
No hay nada que quiera hacer y tampoco hay nada que pueda hacer.
Tengo desafortunadamente al hermano perfecto, se dedica a complacer a nuestros padres, trae calificaciones perfectas, actúa de forma perfecta, habla de forma perfecta y para peor de males tiene esa maldita sonrisa que logra sacarme de quicio. Cada día y noche me veo obligado a ver a ese tipo y aguantar a mis padres diciendo lo maravilloso que es, que debería ser como el.
Hay pocas cosas en este mundo que detestaría tanto como ser igual a Itachi, mi hermano.
No tengo realmente muchos amigos, dudo que alguno entienda, no quiero sonar como el típico adolescente traumado, pero es así. Los amores no me interesan, los estudios no me interesan, mi hermano no me interesa. Por mi mente ah pasado mas de una vez la idea de inyectarme algo, o cortarme las venas y irme en paz, pero aun no lo eh echo por alguna extraña razón. No me faltan motivos, ganas ,ni excusas.
Lo admito, soy el típico adolescente traumado.
En la escuela mis calificaciones son pésimas, mi libreta es una gran mancha roja. ¿Para que voy a molestarme? Si para perfecto tienen a Itachi, además con volver a fin de año y dar algún examen estúpido voy a aprobar seguramente todo. Por esa razón paso las clases volando, perdido entre recuerdos y pensamientos, algunos con mas sentido que otros, esperando que llegue la hora de irme para llegar a casa y hacer lo de siempre: Cena, lectura, cama.
Al caminar por las calles solitarias de la ciudad pienso en escapar de casa, no harían mucho por buscarme así que todo estaría bien. Pero tampoco tengo ganas de mantenerme solo ¿Para que?
Sigo caminando en silencio, sin mirar nada en específico, jugando con algunas monedas en mis bolsillos cuando logro ver a un grupo no muy grande de chicos, molestando a otro rubiecito que gritaba furioso cosas irrepetibles. Me puse detrás de la cerca de una casa, que estaba justo en la esquina, de donde podía ver perfectamente el espectáculo sin que los protagonistas me vieran a mi. A mitad de la otra calle el rubio se guía gritando pero el ambiente había cambiado.
Mirándolo bien aquel chico era bastante lindo…muy lindo. Su cabello es de un rubio casi amarillo que brillaba impresionantemente al sol. Sus ojos eran de color turquesa, se veían como dos piedras preciosas y su piel estaba bastante tostada. Es una belleza. El color naranja evidentemente le gusta, tanto sus pantalones como una camisa de mangas cortas que lleva son de este color y debajo una camiseta de mangas largas blanca
Me sorprendo de mis pensamientos, no puedo creerlo, no debo haber sido yo realmente.
En eso noto que el ambiente se tensa demasiado y empiezan los golpes. No puedo permitir que toquen al chico y me dirijo con toda seguridad hasta el lugar donde todo mundo me envió una mirada fulminante, menos el rubio que seguía agachado en el suelo después de un golpe que sinceramente me dolió a mi también.
-Yo les recomendaría que dejen al chico en paz.- No se de donde salió el tono de macho-dominante pero me gusta como suena. Uno de los más grandotes vienen a pararse amenazante frente a mí.
-¿Si no que?- Me dice con un tono de “yo acostumbro a cenar machos como tu”
-Me temo que va a irles muy mal.- Puede que me vea débil, pero estudie artes marciales por años, llegue a obtener un cinturón negro, que ahora mismo iba a servirme. Tengo que agradecerles a mis padres por pagar esas clases.
El rubio se recupera de a poco, y me mira sorprendido. No lo había visto antes y al parecer el tampoco a mi. No se explica que hace ese tipo intentando defenderlo.
Luego de varias miradas, insultos y el rubio que miraba de algún extraño modo empezaron los golpes terminando yo como ganador, aunque con algunos golpes y un corte en el labio. Ese chico se levanto y corrió hacia mí que me encontraba parado limpiando a sangre con un pañuelo. Apenas lo saco de mi cara se pone frente a mí y pasa su mano por mis labios provocando que me sonroje enormemente.
-¿Estas bien? ¿Por que me defendiste? ¿Te duele?- Pregunto mirándome con cara de preocupado.
-Estoy bien- Respondí tan fríamente como de costumbre, tomo mi bolso y me voy caminando por donde vine.
-¡Es-espera!- Grito el como un niño.- ¿Cuál es tu nombre?-
Me doy vuelta y lo miro fijo a esos ojos azules, y me quedo unos segundos con la boca ,apenas abierta, soltando solo un suspiro por la imagen de aquel chico iluminado solo por el atardecer. Realmente parecía un ángel.
-Mi nombre es Uchiha Sasuke.- Respondo con un intento de sonrisa.- ¿Y cual es el tuyo, doncella en peligro?-
Me miro unos segundos y el color de sus mejillas cambio a un rojo furioso
-¡Mi nombre es Naruto Uzumaki y no soy ninguna doncella en peligro!-
-Lo que digas.- Me doy vuelta una vez mas y sigo caminando hacia mi casa, a la cual llego una hora después, estaba demasiado distraído pensando en ese Naruto Uzumaki. Recién después de irme note que no se donde vive, ni su teléfono, ni siquiera se vive en este lugar.
En el momento que entro por la puerta me recibe mi madre con una tarta de fruta, no se bien de cual, y me dice claramente:
-Quiero que se la lleves a los vecinos nuevos.- No me molesto en disimular mi fastidio y salgo de casa con la tarta y el enojo.
Llego a la casa, toco el timbre y sale a recibirme un tipo extraño, muy parecido a Naruto , apostaría lo que fuera a que es su hermano mayor.
-Vengo a traerle esto de parte de mi madre, estamos muy contentos de que se haya mudado a este lugar.- Las palabras que salen de mi boca no concuerdan con mi expresión de profundo hastío. El hombre me recibe la tarta y me mira con una sonrisa brillante, digna de una propaganda de pasta dental.
-Mucho gusto, soy Minato ¿Pero cual es tu nombre?- Me pregunta con tono amable, completamente contrastante con mi actual expresión.
Antes de que llegara a contestar salto Naruto desde lo profundo de la casa, por detrás de ese hombre y gritándome en el oído.
-¡Sasuke!- Ni el ni yo salimos de nuestra sorpresa, al parecer ya se su dirección.