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Ángel de la muerte por Necoco_love

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Notas del fanfic:

Saludos.


No encuentro los motivos aparentes por los cuales me decidí a escribir esto. Si bien yo hace tiempo me decidí que quería escribir fics más felices, o más humorísticos, xD no puedo evitar querer escribir algo así como lo que a continuación leerán.


Respecto al fic, no lo escribí por que me sintiera triste ni nada. Fue simplemente algo que quise escribir sin razón aparente y, si bien puede que resulte algo corto, estoy completamente satisfecha con el resultado. Aunque he de decir que no es la historia más feliz que pueda haber entre mis fics, yo aún así espero que les guste mucho.


 


 


 


Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra del señor Masashi Kishimoto.


 


 

Quién dijo alguna vez que la primavera era la mejor época para enamorarse estaba completamente equivocado. Había sucedido a mediados de otoño, cuando las hojas secas caían de los árboles como en una bella danza acompasada y melancólica que hacía revivir los recuerdos, y daba rienda suelta a las lágrimas de quienes aún se aferraban al pasado.


 


 


 


La primera vez que sus miradas se habían cruzado había sido una ocasión poco convencional para que el amor a primera vista surgiera entre ambos. Sus ojos ónice, tan estoicos e indescifrables, no dejaron de mirarle directamente, como si estuviera tratando de enfocar su alma en su interior. No habría sido mentira al decir, con toda seguridad, que sus propios ojos no podían evitar verle incluso en la peor de las situaciones. Y justo cuando de sus ojos pasaba a escrutar con detenimiento la palidez de su tez bajo esa capa encapuchada, los ojos que seguían cada uno de sus gestos se volvieron rojos y comenzaron a rodar.


 


 


 


Desgraciadamente, su madre estaba muriendo victima de un trágico accidente automovilístico y su padre, desesperado y terriblemente afectado, rogaba a Dios que salvara su madre y la dejara con vida. Él, a sus tiernos cinco años, no podía asimilar del todo la situación que se  estaba llevando la vida de su madre y, tampoco podía comprender que su padre deseaba que fuera él quién muriera en vez de su madre. Todo había ocurrido tan rápido que él no habría tenido manera de describirlo años adelante, sin embargo, en aquél momento fue completamente consciente de cómo aquél trailer se había pasado un alto y había chocado en el lateral izquierdo del automóvil, que era donde su madre viajaba en el asiento del copiloto. Había sido todo un milagro que él sobreviviera.


 


 


 


Su madre estaba demasiado ocupada muriendo acompañado del dolor de su padre y él, inocentemente, estaba preocupado por otras cosas mucho menos importantes que su madre. Como aquél chico que continuaba parado tranquilamente entre las nubes de humo que salían del auto como del tráiler. Aquella belleza, casi palpable y sobrenatural, aquella estoicidad en un rostro pálido e incomprensible, aquella mirada gélida, penetrante e indescifrable, aquella indiferencia a todo lo que lo rodeaba se quedó grabado en su mente a partir de entonces.


 


 


 


 


Aquél hermoso ser tan extraño lo miró tan un poco más, solo por una fracción de segundo, lo suficiente para que él, en lo más recóndito de su memoria, no pudiera olvidar aquella mirada nunca más. Parpadeó por un segundo y, cuando volvió a abrir los ojos, lo que su pequeña mente considero el fantasma de su madre se encontraba situado junto a lo que él comenzaba a considerar un ángel y, antes de volver a cerrar los ojos para caer en la inconciencia, los vio a ambos perderse entre las nubes de humo, caminando parsimoniosamente pero sin volver la vista atrás.


 


 


 


Supo que aquella sería la última vez que vería a su madre cuando su fantasma se detuvo, giró, y despidiéndose con un ademán, le sonrió de manera conciliadora. Despertó horas después en una cama de hospital, aún con el recuerdo de esa fría mirada clavándose en sus ojos.


 


 


 


Después del funeral de su madre, en él que se había preguntado si aquél chico que vestía con una capa negra encapuchada se presentaría acaso, llegó a la conclusión de que eso que había visto era un ángel. Por que solo los ángeles podían ser así de hermosos. Pero tiempo después, cuando su madre había quedado en el olvido y su vida había tenido que seguir, había optado por dejar de preocuparse por aquél «ángel» y considerarlo simplemente una bonita visión. El tipo de cosas que solo se repetía una vez en la vida.


 


 


Durante años no volvió a pensar en él, ni a recordar su fría mirada en absoluto.


 


 


 


Por que a fin de cuentas, los niños a veces solían dejar pasar muchas cosas…


 


 


 


 


No volvió a verlo si no hasta que cumplió los doce, cuando su padre murió de depresión por la ausencia de su madre. Kushina había sido una excelente madre y esposa, tan hermosamente perfecta, que Minato, por más que lo había intentado, no había logrado encontrar alguien más a quién amar. Naruto no lograba comprenderlo del todo con tan solo doce años. Si bien, admitía que su gentil madre jamás volvería por más lágrimas que derramara su padre, tampoco era capaz de comprender un amor tan intenso, tan honesto y puro como el que habían tenido sus progenitores. Era tan infantil que para él amor era eso que sentía cuando comía ramen con una sonrisa feliz en el rostro.


 


 


 


 


Años más tarde se habría enterado que su padre había muerto por una sobredosis de antidepresivos, pero en el momento, cuando entraba a la habitación de su padre para despertarlo un frío sábado de invierno, el volver a ver al ángel que recordaba vagamente de su niñez le hizo dejar en segundo plano a su padre, que respiraba sus últimas bocanadas de aire. Abrumado entonces por los recuerdos, e hipnotizado por la presencia de aquél ángel, se quedó atónito al ver como los ojos rojos del ente comenzaban a dar vueltas. Cinco segundos después apareció su padre justo a un lado del chico, como años atrás lo habría hecho su madre.


 


 


 


«Te quiero hijo» musitó su rubio padre, y Naruto lloró la pérdida del último de sus progenitores.


 


 


 


 


Si bien en el funeral trató de mostrarse amable y realmente poco afectado frente a familiares y amigos de su padre, muy por dentro sabía que no podía seguir fingiendo tan mal sabiendo que dolía una pérdida así. Un dolor en su pecho seguía creciendo, y el vacío y la falta de cariño tanto materno como paterno le hicieron tanta falta en el momento, que no dudó en arrojarse a los brazos de sus abuelos cuando éstos le recomendaron que dejase de hacerse el duro y fuerte.


 


 


 


Sus lágrimas se detuvieron momentos después, cuando recuperó la compostura. Sintiendo como la soledad le calaba hasta los huesos en el cementerio, decidió apartarse del féretro de su padre cuando sus ojos miraron algo que distrajo bastante su atención. Algo que realmente no había esperado en ningún momento.


 


 


 


«Sasuke» dijo él, y Naruto no tuvo más que susurrarle su nombre con la duda dibujada en su afligido rostro. El ente, de nombre Sasuke, no dijo nada al respecto. Se quedó observando un punto muerto de todo el cementerio, mientras Naruto prefería callar y dejarse invadir por aquél sentimiento que aún no lograba definir del todo. Recordaba a Sasuke mucho más grande de lo que había sido en su niñez, pero entonces se percató de un pequeño detalle: mientras el tiempo pasaba para él, Sasuke era inmune a sus estragos. Quién había cambiado era él y no Sasuke. Y en cierta forma eso lo dejó pensando en más cosas de las que le habría gustado pensar.


 


 


 


«Ahora es mucho más feliz» murmuró Sasuke, tras silenciosos y cómodos momentos en los que el rubio se había dedicado a mirar de lleno sus facciones mientras el azabache miraba más allá de lo que sabía sus ojos azules podían mirar. Sasuke estaba mirando las almas congregadas, estaba viendo más en el fondo de la apariencia de los demás. Naruto entonces comprendió que era realmente Sasuke en la vida. Pero igual como apareció, de la nada, en un abrir y cerrar de ojos, volvió a encontrarse solo, sentado bajo el robledal en el centro del cementerio que lo cobijaba con sus escasas hojas de los tenues rayos del sol.


 


 


 


Jamás se preguntó por que era él único que podía ver a Sasuke.


 


 


 


Tuvieron que pasar un par de años más hasta que Naruto alcanzara la mayoría de edad y cursara la universidad. Si bien no había vuelto a ver a Sasuke desde el funeral de su padre, había sido imposible erradicar su recuerdo de su mente. Seguía latente, en su cabeza como en su pecho, recordándole lo mucho que ansiaba volver a verlo. En parte era contradictorio su deseo; deseaba verlo pero no en las mismas circunstancias en las que lo había visto en su vida. Deseaba tenerlo un momento para él. Deseaba que nunca tuviera que irse sin decir adiós.


 


 


 


Tuvo que consultarlo muchas noches con su almohada, en aquellos momentos en los que el sueño era imposible de conciliar, para dar de lleno con la conclusión final que en un principio le había parecido muy irreal: algo parecido al amor latía en su pecho por Sasuke. No bastante con saberlo, sentir su corazón latir cada que su mente evocaba su recuerdo era muestra perfecta de lo que le parecía el amor más imposible y desalentador de la tierra. Sabía muy poco de Sasuke y seguramente lo suyo se trataba de amor a primera vista, quizá una obsesión, pero eran nimiedades que perdían importancia cuando sonreía pensando en él y su corazón daba un vuelco cada que se recordaba de niño, conectando fijamente su mirada con la fría y penetrante del azabache.


 


 


 


 


Era una molestia tener que esperar tanto tiempo para volver a verlo.


 


 


 


Naruto murió poco antes de graduarse en la carrera de Literatura en la universidad. Nunca supo como ocurrió ni que fue lo que pasó, lo último que vio fue a su mejor amigo abrazándolo con tal intensidad, que parecía que la vida se le iba en ello. Cuando sintió un líquido cálido y espeso derramarse en todo su pecho, el dolor físico que lo carcomía fue reemplazado por un especial sentimiento afectuoso por aquél por quién su vida habría dado. Antes de que sus ojos se cerraran definitivamente, limpió las cristalinas lágrimas que su pelirrojo amigo derramaba sin cesar mientras el pánico se apoderaba de su persona. Acarició por última vez el tatuaje de su amigo y o último que vio fueron unos ojos rojos girando sin parar.


 


 


 


Nunca supo quién le había disparado en el pecho con tal puntería. Nunca supo si aquello había sido accidental o planeado. Cuando volvió a ver el mundo desde otra perspectiva, cuando observó con tristeza como su amigo gritaba su nombre y se aferraba a lo que reconoció como su propio cuerpo, no encontró las palabras exactas para describir el sentimiento de morir y vivir al mismo tiempo, de ver su cuerpo inerte pero de sentir conciente su alma. Susurró algo parecido a una frase de consuelo a su amigo, prometiéndose a si mismo que, donde quiera que estuviera, cuidaría de él tan bien como el propio pelirrojo había cuidado de su persona.


 


 


 


Se atrevió a girar la vista segundos después. El rostro de Sasuke se acercó lentamente hasta que sus labios se unieron en un corto y casto beso que bastó más que mil palabras para ambos. Sasuke lo tomó lentamente de la mano, y Naruto, sintiendo aquél cálido contacto que le era brindado, comenzó a andar con tranquilidad junto al azabache, sin la intención de volver la vista atrás para ver su desdichada muerte.


 


 


 


Vendrían tiempos mejores junto a Sasuke, su ángel de la muerte.


 


 


 


 

Notas finales:

 


Yo me pregunto que les pareció. Sé que a lo mejor el transcurso de la historia no es realmente muy agradable que digamos, pero por lo menos, a pesar de la muerte, Naruto ha tenido un final feliz con su ángel de la muerte.


El principio pensaba no revelar el nombre del ángel, como hice ya en mi fic “Incapaz”, dejando así que cada quién pensara en el chico que más le gustaba para Naruto. Pero a final de cuentas me dije, “bah, ¿a quién engaño? En este fic solo pienso en Sasuke para Naruto” xD y bueno, espero que les haya gustado.


Últimamente no sé si contaré con mucha inspiración. Hay días en los que simplemente no tengo ganas de escribir nada, y el viernes empiezan mis exámenes, por lo que dudo mucho durante el transcurso de ésta semana y la que viene publique algo más.


Por lo pronto, he publicado también un songfic de nombre “paraguas de amor” por si alguien, después de leer esto, busca leer algo mucho más feliz y menos trágico que este fic xD


De cualquier manera, agradezco mucho que hayan leído hasta aquí. Me gustaría que me todos los que leen dejaran reviews, pero aún así no puedo y no soy nadie para obligarlos a que me dejen reviews xD así que yo solo cruzaré mis dedos esperanzada de ver sus lindos comentarios.


Besos & abrazos, Necoco.


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