Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Qué hacer cuando tu mejor amigo te da esquinazo por una peli por Hidden Luck

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: ´¡Buenas! Aquí Tamy~

Como bien dijo ayer Fall... aquí tenemos la segunda sorpresita/regalo para vosotr@s :D Advertir que esto, respecto a la historia, ya haría un tiempito que sucedió. Lo digo por cómo se pueden ver que están las cosas entre JJ y Devy xD aunque eso lo sabréis cuando lo leáis :D

Es un poco ida de olla, pero nos lo pasamos genial escribiéndolo y nos reímos mucho, así que esperamos que a vosotros también os guste ;D

¡Besotes!
JJ bostezó sonoramente y se estiró, haciendo sonar la tela del sofá bajo el peso de su cuerpo. Se rascó la barriga y alargó un brazo, inclinándose hacia Devy para coger la manta.

—Después de comer siempre me destemplo —se rió, tapándose hasta el pecho y metiendo las manos bajo ella—. Joder, cómo me está molando esta peli —comentó.

—Eso es porque toda tu sangre se va a tu... —lo dejó en el aire y empezó a reírse bastante pícaro, robándole un poco de la manta para taparse el también. Se hundió en el asiento, quedando su espalda casi recostada sobre el asiento, y apoyó la mejilla en la mano. Oh, sí, esa película molaba mazo, por eso estaba por dormirse—. No vayas a tirarte un pedo, ¿eh? Que recibiré yo toda la metralleta.

—Toda mi sangre está en el estómago, haciendo la digestión —le corrigió y se le escapó la risa—. Y shhhh... esto es importante.

Devy puso los ojos en blanco. …l también era importante, más que la tía esa de la pantalla de la televisión. No sabía si eran sus labios siliconados, o lo mal que interpretaba el papel, o quizás simplemente lo mala y poco creíble que era la película según su parecer, pero estaba extremadamente aburrido. Por eso acabó lamiéndole los dedos hasta babosearlos.

—Devereux, estate quieto —susurró JJ atento a la pantalla.

—No quiero. ¿Qué tiene de especial? Sólo es una peli más sobre asesinatos y detectives. Estoy hasta los huevos de ellas —le sujetó la mano, y dejó una larga lamida en el brazo.

—Pero a mí me mola, joder. Yo a veces tengo que tragarme las paranoias de pelis que ves tú. Ayyy, quita —se quejó y le empujó un poco—. ¿Ves? Ya no me enteré de lo que han dicho. Calla.

El bajista lo dejó en paz, pero hizo un puchero exagerado con la boca.

—¿Qué tiene ella que no tenga tu marido? Voy a empezar a pensar que quieres pegármela con la primera tía que veas sólo por vivir una angustiosa y excitante aventura a mis espaldas.

—Devyyy —gimió el otro y le dio un codazo—. No me jodas, que queda media hora de peli.

—Joder, vale, vale. Ya me callo —resopló y se acomodó hacia el otro lado, subiendo las piernas al sofá. Centró la vista en la televisión y se dijo que podría aguantar—. Pero luego me debes una.

Sí. Aguantaría hasta el final y le demostraría a la siliconas que no era mejor que él. La observó desenvolverse por la escena del crimen mientras contenía un gran bostezo que provocó una extraña mueca en su cara, y se rascó la nuca. Menudo petardazo. Sus padres en la cama y bastante más temprano de lo usual, algo extraño en ellos, y JJ ignorándolo por una película que no valía nada. Mucho menos las dos horas que había costado descargarla por el ordenador.

¿Media hora más de aquel infierno? Pues le iban a dar por culo.

Esos treinta minutos prefería aprovecharlos en algo muchísimo mejor. Sí. Esbozó una traviesa sonrisa, y miró a la persona que tenía al lado. Todo el perfil. Desde las pestañas rubias que no se podían apreciar en la oscuridad, pasando por la graciosa nariz, o los labios que besaría si se le diese la oportunidad. Demasiada tentación para el cuerpo. ¿Por qué no dejar que su imaginación volase un poquito? Total, no le haría daño a nadie.

Se concentró de nuevo en la película, e imaginó aquella misma situación que vivía desde una perspectiva mucho más atrayente, lejana. El film seguía en marcha, pero él le hacía tanto caso como anteriormente, y entonces volteaba a JJ y se recostaba en su hombro.

Aún en su propia fantasía, el rubio desvió un segundo su atención hacia Devy, dedicándole una mirada de advertencia para que le dejase ver aquello. El moreno puso morritos y gimoteó por lo bajo, arrimándose incluso más.

—Joder, tío, no me digas que esto también te molesta. Para eso me quedo en mi cuarto.

—No me molesta —enarcó las cejas y suspiró, recostándose un poco sobre el respaldo del sofá—. Pero shhh.

—Shhh —lo imitó, sacándole la lengua en un gesto infantil. Aunque el otro ya ni lo miraba. Se enganchó a su brazo y volvió a meterlo bajo la manta, jugueteando con los dedos del chico a su voluntad, doblando unos y dejando rectos otros.

El rubio tuvo que reprimir una pequeña sonrisa y dejó la mano muerta para que hiciera lo que quisiera, mientras aún miraba a la televisión. Aunque aquellos gestos sí que le desconcentraban y no la incesante charla. Pero le gustaba que le distrajera de esa manera. La cálida mano de Devy, grande, de dedos largos y finos, le agradaba.

Lo que JJ no podía ver era la expresión pilla que se iba formando gradualmente en el rostro de Devy cuanta mayor libertad veía que tenía para seguir. Repasó con la yema de un dedo el largo de uno de los del rubio y sintió las callosidades como si en realidad la piel fuese perfecta y suave. Atrapó con el diente el piercing y tironeó de él incesantemente, echándole un vistazo para comprobar que estuviera más que sumergido en la película.

Y eso era lo que parecía, porque JJ no despegaba sus ojos de la pantalla, a pesar de que el resto de sus sentidos estaban centrados en aquella mano. Aunque fuera una simple caricia, sólo aquello conseguía que su pulso y respiración se agitase y por eso se había concentrado en intentar aparentar normalidad, moviendo apenas el dedo pulgar para acariciarle casi imperceptiblemente.

Devy soltó una risita por lo bajo, y se acomodó mejor en el hombro. Daba igual que se le clavasen los huesos, observar a JJ desde ese lugar, desde ese ángulo, era impagable. Al saberse más que ignorado, cosa que en ese momento le importaba bien poco, no fuera a ser que el chico truncase su plan, dejó descuidadamente que las manos se trasladasen desde en medio de sus cuerpos hasta el muslo del otro.

El rubio continuó haciendo que no se enteraba de lo que Devy hacía, pero, por una milésima de segundo, sus ojos miraron al de mechas azules antes de volver a posarse en la pantalla. Hizo como que se acomodaba mejor en el sofá y volvió a acariciarle la mano.

La caricia hizo que Devy sonriese ampliamente. Si JJ supiese lo que tenía en mente... pero era tan gracioso, que no le importaba enfadarlo. Capturó con los dientes la bolita del piercing y contuvo un momento el aire conforme dejaba su mano laxa sobre la otra, desplazándola después hacia la izquierda, hacia un objetivo claro: la polla del chico. Y ahí fue donde la colocó tras un arranque de valentía, ¿para qué comerse la cabeza?

JJ se sobresaltó y aquello se mostró con un pequeño respingo. Pero si Devy pensaba que iba a gritarle, gruñirle o si quiera preguntar, estaba equivocado. Se quedó quieto, continuando con aquella actuación, a pesar de que oía su propio corazón latir con fuerza en sus oídos. Tuvo que respirar más despacio, pero intensamente, por la impresión que se había llevado al recibir aquel tipo de caricia sin ninguna broma, como era habitual. Lo hacía todo muy íntimo y eso le ponía nervioso, pero le gustaba. Empezó a mordisquearse el labio inferior, acariciando el dorso de esa mano con las yemas de los dedos.

La sorpresa embargó a Devy cuando la reacción deseada nunca llegó, aunque no por eso se detuvo. Se apartó y se acomodó como si nada, aparentando que no pasaba nada también cuando se estaba dedicando a apretar el sexo con dos dedos para distinguir la forma. Sonrió, como si algo le hubiera hecho gracia, y se aclaró la garganta ruidosamente justo en el momento en que a JJ se le escapó un pequeño ronroneo. Cerró los ojos y tragó saliva con dificultad, sonrojándose al darse cuenta de que ya estaba medio empalmado y Devy era más que consciente de ello. Aquello parecía un sueño, pero si así era no quería que terminase y por eso colocó su mano sobre la del moreno e hizo que apretase su polla para que viera lo que provocaba en él. Pero no se atrevía a romper su fachada aparentemente impasible (la cual estropeaban las mejillas exageradamente rojas o su respiración agitada) para mirar al moreno.

De todas formas, no tuvo que preocuparse por si Devy se daba cuenta del sonrojo o de la expresión que ponía, porque este ni siquiera lo estaba mirando realmente en ese momento. Quitando las miradas fugaces, y cuando creía que JJ no se percataba, que le daba de soslayo.

Como impulsado por aquella respuesta, el moreno abarcó la entrepierna con toda la mano para empezar a masajearla lentamente, jugueteando incesantemente con su piercing dentro de la boca para que no se notase lo nervioso que estaba. Decir que flipaba en colores era poco.

El rubio entrecerró los ojos un segundo y tuvo que respirar con fuerza por la nariz cuando empezó el pequeño vaivén. Este provocó que terminase de empalmarse del todo y que sus manos empezasen a sudar. Se mordió la lengua para aguantar, pero se le escapó un jadeo producto de la excitación y lo miró de reojo, llevando su mano entonces a la pierna de Devy para acariciarla casi con timidez.

Devy sintió una sensación hormigueante en la boca de su estómago, y se mordió la parte interna del labio para no suspirar. El jadeo y el tímido toque habían sido una combinación letal cuando ya de por sí estaba empezando a empalmarse por poder sentir la polla de la persona que quería crecer bajo su toque. Gracias a él. Se rió por lo bajo y entonces lo encaró repentinamente, buscando sorprenderlo.

—¿Esa parte es realmente buena, eh? Qué mierda que la película me esté empezando a gustar por el final —comentó, bastante despreocupado.

JJ, sabiéndose pillado, se sobresaltó igualmente y se le escapó una risa nerviosa, mientras apretaba un poco el muslo de Devy y volvía girar sus ojos hacia la pantalla.

—Sí... —musitó distraídamente.

—Tío, ¿qué es lo que había dicho la pava esa cuando te molesté? Parece que ahora es importante para la trama, pero me lo perdí —continuó, aparentando tranquilidad lo mejor que podía. El rubio no podía saberlo, pero otra parte de su anatomía estaba mucho más alborotada que él y los refregones que le estaba dando a la polla. Uhm, se le antojaba tocarla directamente, pero ¿eso no sería demasiado?

—D-dijo que... ella n-no había estado en casa de su novio cuando pasó eso —balbuceó con cierta torpeza, conteniendo un nuevo gemido, apretando los dientes con fuerza.

Devy curvó los labios, sin querer acabar ahí. Por eso fingió no estar satisfecho con la respuesta.

—Pero no puede ser. Luego oí algo sobre el arma del crimen... y su casa o algo así. ¿No decían que la habían encontrado en su habitación? Y encima con sus huellas... —resopló para darle más credibilidad, y se lamió el labio inferior, haciendo como que se lo humedecía, y jugueteó luego con la goma de los pantalones de chándal que le había prestado.

—Sí, pero... —emitió un pequeño jadeo, disimulado y subió un poco su mano, notando la dureza de Devy por debajo del bolsillo del pantalón. Pero apenas se atrevió a acariciarle por encima y volver a bajar su mano, impresionando por el calor que desprendía la carne del moreno— se demostró que... e-era una prueba falsa.

El bajista suspiró demasiado largamente, gustoso por la rápida caricia.

—¿Falsa? Yo sigo pensando que fue ella. Vamos, hay que estar muy impactado por sus tetorras como para no darse cuenta. Esos detectives... —se rió—, sólo quieren trabajársela a fondo entre los dos, no me jodas —coló los dedos, traviesos, por el pantalón y la aspereza de el vello púbico del rubio lo recibió.

Aquello hizo que JJ volviera a perder el hilo de la conversación y se estremeciese. Subió su mano y le apretó un poco por encima de la tela, relamiéndose el labio inferior.

—S-supongo... —murmuró casi sin voz.

—Pensaba que te estaba gustando la película, ¿no tienes algo más que decir? Estás muy monosilábico tú, hay que sacarte las palabras a base de —se mordió el labio y metió la mano del todo, incluso bajo los bóxers, capturando la polla y apretándosela— insistir.

—Joder, Devy... —suspiró sin poder evitarlo y volvió a apretar su mano en torno a la polla del moreno. Ya no podía seguir con aquel estúpido disimulo—. E-está tu madre por ahí…

—¡Qué va! ¿Pero qué dices? Esa está más que dormida... No te emparanoies —le aconsejó, a pesar de que había oído cómo el interruptor del pasillo se encendía, o los pies arrastrándose por el suelo como sólo su madre haría. Sonrió, divertido, y emitió otro suspiro, moviendo ligeramente la cadera.

Justo en el momento en el que iba a empezar a masturbar a JJ, la persona mencionada apareció por la puerta del comedor con el cabello negro y canoso revuelto, los ojos medio cerrados, y con un batín rosa encima del camisón blanco. Se detuvo un instante en el umbral de la puerta, y se los quedó observando fijamente por lo que parecieron muchos segundos seguidos, sin pestañear. A Devy casi le había dado la risa al verla en esa guisa, pero que encima tardase tanto en reaccionar hizo que la débil risa de convirtiese en carcajadas.

La mujer frunció el ceño y se colocó la bata, anudándose la cuerda que pendía por los costados.

—Devereux... —le advirtió, mirando hacia la cocina un momento—. ¿Aún estáis despiertos?

—Sí —anunció Devy, alegre.

El rubio, que había apartado su mano inmediatamente en el momento en que la mujer había aparecido, se mordisqueó el labio inferior y le dedicó una sonrisa nerviosa. Posó su mano sobre la de Devy, por debajo de la manta, y disimuladamente, para que la mujer no notase el movimiento, trató de hacer que la sacase de allí.

—Estamos con una peli —explicó el rubio intentando imprimir en su voz neutralidad.

—Sí, má, una peli de esas que te gustan a ti. Como las que echan al medio día que siempre te tragas —bromeó, consiguiendo un resoplido de su madre como réplica. Estaba demasiado acostumbrada a los comentarios de su hijo.

—Ya me la dejaréis ver. ¿Estáis bien ahí?

—Perfectamente. Mejor que bien —Devy ronroneó a medias adrede, aferrándose a la carne rígida y cálida, meneándosela con lentitud. Incluso pasó el dedo pulgar por el glande.

La mujer titubeó un instante.

—¿Necesitáis que os traiga algo de la cocina? Me levanté porque tenía sed. Ahí debéis estar muriéndoos de frío. Si gustáis busco una manta más grande y gorda para que no os enfriéis.

El rubio le dedicó una mirada fugaz y asesina a Devy, clavándole un poco las uñas para que retirase la mano. Pero no obtuvo éxito alguno y eso hizo que se mordiera la lengua por dentro de la boca, negando ante el ofrecimiento de la mujer.

—Estamos… estamos bien —consiguió decir.

—Sí, má, muy bien —reiteró el otro con cierto retintín, ignorando el escozor, y centrándose en continuar.

—Como queráis. Luego no os quejéis cuando os constipéis o vaya dios a saber qué. Entonces seré yo la que tenga que cuidaros y hacer sopa y más sopa de pollo para que os recuperéis —se quejó la mujer, peinándose los enmarañados cabellos.

Devy sonrió angelicalmente, causando una risa en su madre, que ya hacía tiempo que no se tragaba aquellas muecas.

—Má —la llamó cuando esta se dio la vuelta—. Mujer de dios, dame un beso.

—Hijo, de madrugada estás rarísimo. Más aún, comprobado.

El rubio sintió que la sangre se le helaba en las venas cuando Devy le dijo eso a su madre. Lo miró con los ojos desorbitados y volvió a mirar a la televisión, clavando sus uñas aún con más ahínco en la mano que le estaba traicionando. Ese hijo de la gran puta se iba a cagar en cuanto la mujer desapareciera. Lo iba a matar, a despellejar lentamente para hacerle pagar aquel momento. Y esos pensamientos cobraron más intensidad cuando tuvo que morderse la lengua con fuerza para contener un jadeo.

Devy se daba perfectamente cuenta de eso, y sonreía más brillantemente si era posible. Mientras la mujer arrastraba sus pies hacia donde ellos estaban, masajeó la polla lentamente, apretándola lo justo, y descendió a tocar los testículos a la vez que su madre se sostenía en el reposabrazos y despejaba la frente de su hijo, dejando un sonoro beso en ella. Mimoso, y queriendo alargar el momento, para qué negarlo, ladeó la cara para que un nuevo beso cayese sobre su mejilla. Ella se separó y le acarició el cabello, repitiendo el gesto en JJ, incluso besándole en la cabeza.

—Portaos bien, ¿eh? Y no os entretengáis mucho rato.

El rubio asintió, sudoroso, y no se atrevió ni a mirar a la mujer a la cara, cada vez encogiéndose más en su asiento. Se medio tapó la boca con la manta, para poder entreabrir los labios y dejar salir el aire, poco a poco.

—Buenas noches —le dijo, haciendo que volvía a mirar la película—. E-en cuanto acabe nos vamos.

Ella asintió y le regaló una sonrisa, aún estando medio dormida, antes de marcharse por la puerta, gustosa con que fuera tan obediente. Ojalá su hijo hubiera sido así en algún remoto momento de su vida. Pero no tenía caso ya desear algo así ya, era demasiado tarde.

—Buenas noches, má. Sueña con muchos vibradores, y con el actor ese que te mola —dijo Devy, alzando la voz para que lo escuchase. Después se rió y volvió a centrarse en la televisión como si nada. Pero lo cierto era que había acelerado el movimiento, y su mano a veces chocaba contra la manta por la velocidad.

—¡Devy! —susurró el otro y volvió a clavarle las uñas, mirándole completamente rojo y medio enfurecido—. ¿Qué cojones se supone que haces? Joder, ¡qué casi nos pilla!

El bajista soltó un jadeo ronco, dedicado exclusivamente a la oreja del rubio. Aún viendo la luz encendida de la cocina desde aquella distancia o oyendo el ruido de la nevera abriéndose o su madre rebuscando vasos, sacó la lengua y le lamió el lóbulo con bastante atención.

—¿Por qué estás tan histérico? Sólo es tu suegra, como si ella no se la machacara a mi padre —soltó, riéndose. Con rapidez, y sin dejar de masturbarle, le cambió la mano de lugar y la puso sobre su paquete para que en vez de molestarlo, hiciese algo mejor y más productivo.

—D-devyy.... —jadeó el rubio, tratando de no subir el tono de su voz—. Joder, para, en serio. E-espera a que... ngn... se pire…

—Si lo hago... ¿qué me das a cambio? —le preguntó, manejando la mano del otro para que se la frotara, ansioso por algo más.

—Devy... —volvió a gemir, intentando que su tono fuera de suplica—, no seas cabrón...

—Tonto, enseguida te alteras —arremetió, soltando una risita. Le besó la mejilla y paró. No era que fuese a hacerle caso, sólo se le había cansado la muñeca y necesitaba reponer fuerzas. Le dio un beso en la mejilla y no se separó de su cara, dejando que el aire que salía por entre sus labios chocase contra el otro.

JJ giró un poco su rostro y observó los labios de Devy, deseando que su madre se fuera a la cama de una maldita vez. Su respiración le estaba poniendo de los nervios, quería besarle. Comerle la boca, subirse encima de él si hacía falta para hacerlo. Pero no se movió del sitio, aún con su mano como muerta sobre la erección de Devy.

—Esto parece un puto sueño —susurró, riéndose.

—Quizás lo es. No me aplastes tanto la polla —ironizó, torciendo una sonrisa— o terminaré desapareciendo.

Para alegría del rubio, la luz de la cocina se apagó en eso momento. Los mismos pies deslizándose por el suelo se volvieron a oír conforme la mujer regresaba a su cuarto. Al pasar por al lado del comedor, y sin asomarse, cerró la puerta para muy seguramente no escuchar sus voces desde el dormitorio. Devy se rió cuando el cristal de la puerta vibró, y desvió su vista hacia JJ.

El rubio estaba mirando hacia la puerta en ese momento, tratando de agudizar su oído. Cuando pudo escuchar claramente cómo se cerraba una puerta al final del pasillo no pudo contenerse más y, tomándole el rostro con ambas manos a Devy, sin permiso, invadió sus labios con desesperación. Inmediatamente abrió la boca y obligó a este a que entreabriera sus labios para buscar su lengua, respirando sonoramente.

El de mechas azules el devolvió el beso con verdadera pasión, ahogándose casi por completo en la boca ajena mientras enredaba sus lenguas, acariciándole. Y no sólo allí, si no en su polla, donde lo masturbó con desesperación, y sobre la mano que supuestamente tendría que estar atendiéndolo a él. Todo esto mientras no despegaba sus orbes avellanadas de las verdes, mirándolo con descaro y malicia.

Pero a JJ no le bastaba con aquello y por eso lo empujó para que cayese hacia atrás y poder echarse sobre él para seguir comiéndole la boca a pesar de que en aquella postura Devy no podía seguir acariciándole. Le daba igual, sólo quería seguir probando la textura de aquella lengua. Y eso es lo que estaba logrando, porque el moreno lo aferró con una mano por las nalgas y le respondió más fieramente que antes. Se había olvidado por completo de la película, que debía de estar a punto de concluir, pero teniendo la lengua de JJ entre sus dientes, o tironeando del labio inferior de este con sus dientes, valía tres mil veces más que cualquier estúpido programa de televisión o film. Se bajó como pudo los pantalones, e hizo lo mismo con los de JJ, elevando las caderas y presionándolo a su vez contra él para que sus pollas se rozasen.

—Esto es... —le dio otro beso y lo miró a los ojos, serio—. Es una puta... locura... —jadeó, tratando de volver a taparse con la manta por si acaso.

—¿Y qué? Las locuras están de puta madre, ¿no crees? —sonrió y acarició los labios de ambos, lamiéndoselos lentamente. La faltaba el aire al hablar, y por eso contestaba en un volumen tan bajo, para poder contener los jadeos.

El rubio volvió a besarlo con intensidad, haciendo que sus dientes chocasen. Tras frotar su lengua contra la de Devy se volvió a separar y jadeante asintió.

—Me estabas volviendo loco…

—Y tú a mí. ¿O no lo sientes? —se rió roncamente, fallándole la voz, y se frotó lentamente contra el otro. Las pollas de ambos se tocaban y parecían estar batallando, sin una mano que las guiase ya que Devy estaba demasiado concentrado en agarrar a JJ por las los glúteos.

—Joder... todavía no me lo creo —medio gimió el otro y enterró su cara en el cuello del mayor, empezando a mordisqueárselo—. Estás tan bueno, joder…

Devy soltó una risita, halagado con lo que oía. Sobre todo con las caricias, o lo receptivo que estaba. Ladeó la cabeza para dejarle más acceso.

—Peliteñida... Voy a empezar a pensar que quieres violarme —bromeó, colando como pudo una mano entre sus cuerpos para alcanzar las pollas y masturbarlas al unísono—. Pero... tú tampoco estás nada más. Tan... tan... mmmmm...

—No digo mentiras, y ¿qué? A lo mejor sí quiero violarte —susurró, volviendo a morderle—. Mmm... hueles bien. Joder, Devy, eres un cabrón —se echó a reír.

—Menos mal que es mi culo el que está presionado contra el sofá, o tendría que empezar a preocuparme por mi integridad —buscó sus labios y lo besó superficialmente, y después le dio un beso más intenso, corto de todas formas—. ¿Qué más te gusta de mí? Dímelo... —jadeó, cerrando los ojos para centrarse en lo que dijera y las caricias.

—T-todo... —jadeó y le volvió a besar, dejando pequeños mordisquitos en su lengua—. T-tus... ah... tus ojos, tus labios...

El moreno ronroneó y le permitió que siguiera, respondiéndole cuando y como podía. Aceleró el movimiento de su mano, notando las pollas tironear, y se sintió más encendido a cada elogio que llegaba sus oídos. Eran geniales, inesperados, e iban directos a su ego. Le mordió el labio y abrió los ojos de pronto, invirtiendo las posiciones sobre el sofá y quedando sobre el otro.

JJ soltó una pequeña exclamación de sorpresa al verse bajo el cuerpo de Devy, pero pronto recuperó los ánimos para volver a besarle con desesperación.

—También me gusta tu... tu lengua, cómo la mueves —murmuró, sacando la lengua para rozar la punta con la de Devy.

—¿Así? —preguntó, tocándosela, y al final desviando la suya para bordear y acariciar lentamente la del otro, bajando por ella, hasta volver a meterla en su boca, retomando el urgido beso. Con calma, tentó entre sus cuerpos para encontrar sus pollas, la de JJ fue fácil de hallar al estar clavándose con firmeza contra su abdomen y la apresó enseguida.

—Mmmmm... —fue la respuesta del otro dado que en ese momento no podía hablar. Enterró las manos en su cabello y se separó jadeante, asintiendo—. Y tu cuerpo... me gusta todo de ti… —susurró y le lamio el labio, riéndose—. Incluso tu saliva o tus cabronadas ¿contento?

—Muchísimo. Tanto que te mereces un premio, esposita —aseveró, sonriente, y le besó la mejilla, seguidamente la quijada—. ¿Te gustan las sorpresas?

—No mucho —murmuró, pero le sonrió, alzando un poco la barbilla para que pudiera volver a repetir el gesto—. Me das miedo.

Devy se rió y volvió a besarle allí.

—Idiota. ¿Y si te digo que te gustaría mucho? Y cuando digo mucho, es mucho.

—Mmmmm... —rodó los ojos y al final le entró la risa—. Entonces puede que sí me gusten las sorpresas.

—Así me gustan las peliteñidas, valientes y decididas —canturreó, dándole un pico. Fue dejando un rastro de besos por toda la cara, siguiendo por el cuello, y después hizo un salto en el que se coló directamente bajo la manta y se hizo un hueco entre las piernas. Mientras sentía el agobiante calor envolverlo, bajó y besó el vientre, cascándosela mientras tanto.

—¡D-Devy! —susurró JJ, levantando la manta para mirarle desde allí—. Tío, esto es muy notas...

El moreno lo miró desde allí, depositando otro mimo en el hueso de la cadera.

—Mi má ni va a volver a aparecer, así que relaja. Y mi viejo es como un puto tronco, ni con una bomba se levanta. ¿Por qué no te relajas y —se acercó a la polla y lamió el glande, dejando que su lengua acariciase circularmente después— disfrutas de tu premio?

—Joder... —suspiró con fuerza y se acomodó, sin querer bajar la manta para poder ver a Devy allí abajo—. ¿Seguro?

—¿Tú qué crees? —soltó una risita, y se metió de golpe todo lo que pudo, succionando la polla con verdadero deseo. La piel sabía tan bien como lo había imaginado, y ahora le apetecía comprobar lo mismo con el sabor, por eso empezó a subir y bajar por la extensión cada vez más deprisa, respirando agitadamente por la nariz, provocando un gemido que JJ intentó acallar mordiendo la manta. Cerró los ojos y gimió por lo bajo, moviendo un poco sus piernas.

—A-ah... joder, Devy... —musitó.

Al aludido le hubiera gustado reírse. El deseo en el otro era tan palpable como el suyo, que se comprimía placentera y dolorosamente contra la tela del sofá, empezando a balancearse para auto satisfacerse, y lo engulló encantado, hasta lo más hondo que podía. Ahuecó las mejillas, y acarició la forma con su experta lengua, ayudándose después con la mano.

—Me encanta oírte —reconoció, besándole por las ingles. El vello picaba contra su nariz, pero continuó sin darse por vencido.

—Cállate... —gruñó, pero enseguida fue interrumpido por un nuevo jadeo y no pudo reprimir el impulso de descender su mano para apartar el flequillo de Devy y poder mirar bien lo que hacía. Aquella visión supuso un nuevo tirón para su polla, que lo hizo retorcerse—. Es que lo haces... de p-puta madre…

—¿Si me callo, cómo leches voy a contestarte? —se rió entre dientes—. Si lo hago así de es sólo porque te tengo ganas. Me encantas —reconoció, para nada azorado. Quizás la vergüenza se la habría llevado el calentón que tenía. Se relamió y volvió a meterse la polla en la boca, succionándola de una manera que no parecía que fuese a soltarla en su vida, acariciándolo con una mano y bajando por ella presto.

—Ngn.... ¿M-muchas? —preguntó con dificultad por los espasmos que sacudían su cuerpo.

—Muchísimas... —masculló al separarse un instante, pero al siguiente se la estaba mamando con más ganas, buscando acallarlo y que disfrutase. Se restregó contra el sofá con cortos empujes, entrecerrando los ojos por el placer.

—Devy.... n-no me queda mucho... —musitó el otro después de un rato—. Me p-pone demasiado, joder —gimió.

El de mechas azules lo miró por entre el flequillo, y posó una mano sobre el muslo del chico, apretándoselo y acariciándoselo mientras se la comía con más rapidez, acariciando cada vena hinchada y palpitante que sentía. No pensaba despegar la vista de JJ, pero mucho menos apartarse para responder. Quería todo de JJ. Y, aunque aquello se redujese a poco, ya era suficiente. Por el momento.

JJ apretó los dientes y tras emitir un nuevo quejido echó la cabeza para aras. Aferró su mano a los cabellos del de mechas azules y sintió un nuevo espasmo que le hizo arquear la espalda, luchando para no subir el tono y ser escuchados. No tardó demasiado en sentir la corriente placentera recorrer su cuerpo y que esta terminase en su polla, en la boca de Devy. El semen golpeó contra la lengua del moreno, y este tragó todo con gusto. Salado. Así era como sabía JJ, y se le hizo delicioso, tanto que siguió devorándolo a pesar de que el rubio ya se hubiese corrido y de que él mismo seguía duro, como una roca, aunque había valido la pena.

Finalmente se separó y sonrió, reptando por el pecho hasta alcanzar los labios.

El rubio frunció el ceño por el sabor pero le respondió igualmente, rodeando su cintura para apretarlo contra él, mientras le miraba intensamente. Devy se pegó contra él, metiendo la mano bajo de la ancha camisa para acariciarle los costados, tornando el beso lento. Habían dos palabritas que le gustaría decirle, pero de momento una parte de sí clamaba por un poquito de atención. Aunque fuesen unas migajas, y por migajas entendía lamidas. Se rió suavemente contra sus labios y se separó.

—¿Ves como iba a ser un buen regalo? —preguntó, aún recuperando el aliento.

—Sí, lo ha sido —reconoció con una pequeña risa nervioso y metió la mano entre ambos cuerpos para atrapar el miembro erecto de Devy. Estaba duro y caliente y eso hizo que se mordiese el labio inferior—. Ahora te toca a ti —susurró.

—Ah, ¿sí? —se rió, y soltó un suspiro—. ¿Y cómo me toca a mí?

—Pues.... habrá que... devolverte el favor, ¿no? —se rió y se levantó, empujándole—. Devy…

—Mmmm, toda una fiera —bromeó, recostándose ahora él sobre el sillón. Colocó un brazo bajo la cabeza y abrió las piernas cuanto pudo, con una sonrisilla invitadora.

La boca de JJ se abrió poco a poco mientras…

—Devy… ¡¡Devy!!

Devy se sobresaltó y abrió los ojos, asustado. Su cabeza había terminado apoyada sobre el reposabrazos y sentía la humedad de la saliva bajo su bajo y por la comisura de sus labios. Carraspeó y se incorporó lentamente, mirando alrededor con los ojos hinchados y medio entornados. Joder, genial. Sí. Se acordaba de la fantasía, pero no de cuándo se había quedado dormido. Había estado tan bien ese... ¿sueño? que era hasta decepcionante despertarse, más aún descubrir que había sido solo eso, un sueño. ¿Por qué justo en ese momento?, se preguntó con molestia, ¿por qué justo lo habían tenido que despertar en ese puto momento? Frunció un poco el ceño y vio la pantalla de la televisión apagada.

—¿Qué? —cuestionó con voz ronca y grave.

—Joder, al fin. Que estabas empezando a hacer ruidos raros, tío —se carcajeó JJ y tiró de su brazo—. Vamos a la cama, ha venido tu madre a echarnos la bronca y ni te has enterado.

—¿Pero qué dices? Yo no hago nada raro —espetó, bostezando largamente, sin taparse la boca. Se desperezó un poco y lo observó con interés—. ¿Y cuándo ha sido eso?

—Hace cinco minutos —gruñó, poniéndose en pie y aún tirando de él—. Anda, vamos.

—Pues ni zorra —bostezó otra vez, sin darle mucha importancia. Su madre siempre gruñía. Se rió y se resistió un poco, echándose hacia atrás, aún con la manta sobre su regazo—. ¿Hace mucho que me dormí?

—Pues... veinte minutos, creo. La peli ya terminó. Me cogiste de la mano y te sobaste en mi hombro, cabrón. Toda la peli aguantando tus ronquidos.

—Yo no ronco, capullo. Sería tu respiración que es muy fuerte, pero yo no ronco. No es mi culpa que elijas unas películas tan mierdas —se defendió, poniéndose al fin de pie. Tiró la manta que se había enredado en sus piernas en algún momento al sofá y se colgó de él, dejándole el peso de los dos. No se daba cuenta, pero bajo sus pantalones había un gran bulto.

Y el rubio sí que se dio cuenta, sonrojándose en el momento al notar 'eso' pegado a su trasero.

—Em... Devy… ¿Qué soñabas? —le preguntó, aguantándose la risa.

—Algo demasiado bueno. Y me lo jodiste de pleno cuando llegaba la mejor parte, peliteñida sin corazón —bromeó, torciendo una sonrisa al recordar. Cerró los ojos, y apoyó el mentón en la coronilla, suspirando—. Pero no te digo, que es sólo para adultos.

—Es sólo para guarros —le corrigió, carcajeándose otra vez mientras empezaba a caminar.

El de mechas azules le clavó la barbilla y la frotó en busca de venganza contra su cabeza, aunque sonreía.

—Sólo para gente inteligente y con mucha imaginación. Y si además es guapa, mucho mejor. Y como todo eso abarca mi nombre, hasta lo puedes buscar en el diccionario y te aparecerán un montón de definiciones buenas sobre mí —continuó, abrazándolo con fuerza, mimoso.

JJ se volvió a reír y negó con la cabeza, acariciándole la mano mientras iban de aquella manera por el pasillo. Era increíble la facilidad de Devy para recitar estupideces como aquella, incluso recién despierto. Pero eso le encantaba, era refrescante y le hacía reír.

—No eres naaada creído —dijo, irónico.

—No, no lo soy. ¿Quién ha dicho que lo sea? Seguro que un huevo que yo me sé que me tiene mucha envidia por lo bueno que estoy —canturreó contra su oído, observando la piel del cuello y deseando besarla. Soltó una risita ligera, por el sueño, y al final lo hizo—. ¿Pues sabes que le digo a ese huevo? Que a ver si aprende a despertar mejor.

El rubio ronroneó un poco por aquel pequeño beso y, encantado, abrió la puerta del cuarto.

—No estoy celoso. En el hipotético caso de que estuvieras tan bueno, me alegrarías la vista, idiota.

—¿Me estás diciendo que no lo hago? Eres un cabrón, y además un cegato. Bah, pero... ¿qué se puede esperar de un pollito? No hay que tener muchas expectativas con ellos, son taaaaaan... —lo dejó en el aire y se rió, uniendo sus manos sobre el abdomen de JJ. No le apetecía en absoluto separarse, por eso lo estrechó con fuerza y dejó otro beso—. ¿Al final te recreaste con la pava siliconada esa de la peli o qué?

—Que no estaba buena, pesado. Me gustan las tetas pero no tan grandes. Si son operadas me dan grima y si son naturales, se caen. Agh, no gracias. Mejor pequeñitas y bien puestas —declaró, tirando de él para que le dejase echarse en la cama.

Devy puso una mueca de asco y simuló una arcada. Sin darle tiempo a nada, se dejó caer sobre la colcha arrugada que no tapaba por completo la cama, aún abrazándolo. Lo miró burlonamente y empezó a hacerle cosquillas para quitárselo de encima, a regañadientes.

—Por favor, en esa cama no se habla de esas protuberancias. Eso déjalo para tus momentos hetero en solitario, así que no me las describas, ¿sí? O si no, quizás me apetezca a mí hablar de cuánto me gusta comer pollas y cómo lo hago —le amenazó, y torció una sonrisa al acordarse del sueño. Se preguntaba si podría volver a soñar lo mismo, y esta vez hasta el final.

—A mí me la suda que lo cuentes —le gruñó y se giró hacia él, sonriéndole un poco—. Tetas, blanditas. ¡Mmmmmm! —le rabió y estalló en carcajadas.

—Capullo, cállate —espetó, riéndose sin parar. Lo pateó suavemente y se acomodó contra la pared, alcanzando las sábanas con los para tirar de ellas hacia arriba—. Cómo se nota que no tienes buen gusto. Lo mejor es una polla gorda, da igual el color, y un culo respingón, de esos que dan ganas de —hizo como si abriese uno y se enterrase en él, moviendo la lengua incluso— comer por horas. A ver si aprendemos.

El rubio arrugó el ceño por la imagen mental que Devy había conseguido crearle al hacer aquel gesto. No, desde luego imaginar al moreno haciéndole eso a otro no era santo de su devoción.

—Capullo —gruñó y se acurrucó contra él, tapándose.

—Ey, no soy yo el que ha empezado a mentar colgajos poco deseables. Sólo me estaba defendiendo, ¿quieres que tenga una pesadilla y sueñe con Pamela Anderson o qué? —preguntó, abrazándolo. Escondió el rostro en el hueco del cuello y puso un puchero. Encima ahí seguía la puta erección, molesta y palpitando sin darle tregua.

Y precisamente por eso JJ se rió y negó con la cabeza, rozando con su pierna y 'sin querer' aquella evidencia.

—No, creo que terminarás soñando con quien sea que ha conseguido que te empalmes así —se carcajeó.

—Uff, para cabrón —entre risas, se revolvió para huir un poco de la rodilla del otro que sin saberlo lo estaba calentando más. La sujetó y la apartó de aquel punto peligroso, posando su mano sobre la cintura, amoldándose de nuevo a él, en busca de mimos—. Si sueño con ese tío, creo que seré el maricón más feliz. Así que deja que me duerma y que rememore... todo.

El rubio desvió la mirada y bufó un poco, acurrucándose contra él.

—Pues sueña todo lo que quieras, me la suda —murmuró.

—Eso es lo que iba a hacer. No necesito tu permiso —aunque sea tu polla a la que magrearé mentalmente, concluyó, soltando una risita por su propia travesura aún no llevada a cabo. Le besó la mejilla y acomodó su cara cerca de la del rubio, dedicándole una sonrisa antes de cerrar los ojos—. ¿Ves? Ya lo hago.

—Salido —gruñó y, tras suspirar, le besó en la comisura de los labios y se dio media vuelta—. Qué descanses.

El estómago de Devy se sintió ligero y mientras observaba la espalda de su mejor amigo se mordió el labio para quitarse aquella sensación aplastante de encima. Bastante tenía con el calentón y no poder meneársela a gusto como para quedarse mucho rato pensando en la persona a su lado, porque así no podría ni conciliar el sueño. Se movió para quedar de medio lado y abrazó la cintura del rubio, dejando una prudencial distancia.

¿Por qué no podía ser tan valiente como en su fantasía y no andarse siempre por las ramas?

La respuesta le llegó casi inmediatamente después de habérsela formulado. Porque era una fantasía, algo irreal, un lugar en el que no tenía miedo de expresarse y hacer libremente lo que quería sin que ello supusiera un problema o malentendidos con JJ. Porque allí no lo iba a odiar por hacerle esas cosas, y se dejaría hacer, diría lo que él quería escuchar y… en definitiva, todo era tan perfecto como él deseaba. Una serie de mentiras que le satisfacían sólo a él.

Sonrió desganado y suspiró.

Eso del coraje no iba con él, se lo dejaba a otro, porque no quería perder a JJ por culpa de lo que sentía.

—Hasta mañana, pollito —susurró Devy, besando uno de sus hombros.
Notas finales: Como ya dijo Fall, alguien en el formspring le hizo una pregunta a Devy (¡perdón por tardar tanto en responder!) sobre sus fantasías sobre cierto rubiales xD y el chico respondió con algo así. Nos hizo gracia y quisimos plasmarlo (?).

¡Espero que os haya gustado! ;D Gracias por leer~

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).