La subasta
Por: Choco-chan
Oferta No. 1:
La “Mala Noche” de Konoha
La quinta Hokage de la aldea de Konoha, estaba desesperada, su cabello rubio estaba enmarañado, tenía muy mala cara y las enormes ojeras que lucía, eran la mejor prueba de que no había dormido en toda la noche.
- ¿Cómo voy a solucionar esto?
En ese momento Shizune entraba a la oficina, presintió que algo no marchaba bien, ya que apenas eran las 10 de la mañana y que su maestra se traía algún asunto, pues a pesar de conocer el gusto de la rubia por las bebidas de un bajo grado alcohólico*, era de sorprenderse que en plena mañana, ya estuviera con su bien amada botella de sake.
- ¿Qué pasa Tsunade-sama? – Dijo preocupada Shizune - ¿Es que la aldea se encuentra en problemas?
Tsunade apenas y se había percatado de la entrada de Shizune, al verla volvió a llenar su vasito de sake y se lo tomó todo de un trago.
- Sí, Shizune – Dijo seria Tsunade – tenemos grandes problemas – hizo una pausa para volver a llenar su vasito con sake – ¿Recuerdas aquella vez que nos encontramos con Orochimaru?
- ¿Y eso que tiene que ver con su estado Tsunade-sama?
- Jajajaja, pues… que esa noche recordamos viejos tiempos, y pues una cosa llevo a la otra…
- ¡No me diga! ¡Esta embarazada!
- ¡Claro que no! – Y de la impresión hasta la borrachera se le bajo - ¡Además de que eso fue hace como chorrocientos capítulos, ni que fuera elefante!
- ¿Entonces?
- Es que pasaron muchas cosas - Y gracias a los avances de la tecnología o por la borrachera de Tsunade, que regreso misteriosamente, la imagen empezó a distorsionarse, para remontarnos al origen de todos los problemas que avecinaban - La mañana esta gris hip… no me sientooooooo feliz hipppp… ¡Mala noche nooooooooooo! – y como Veronica Castro en sus mejores tiempo, nuestra rubia y futura Hokage cantaba a todo lo que daba en un bar karaoke de nombre “No nos vamos hasta que la gorda cante” - Y te ves al espejoooooooooo hip… Y te sientes ya viejoooooooooo… ¡Mala noche, noooooooooo!
- ¡Ya cállate vieja borracha! ¡Me están empezando a sangrar los oídos! – gritaba desde una de las mesas el saninn pedófilo más amado de todos los tiempos.
- ¡Cállate! ¡Estas celoso hip… porque tengo mejor… cuerpo que tuuuuuu!
- ¡Ya quisieras mis curvas para un domingo! ¡Págame lo que me debes o te juró te haré sufrir más de lo que te puedas imaginar!
- ¡¿Y si no quiero qué?!
- Pues me quedaré con lo que ofreciste como garantía – decía mientras enseñaba unos papeles viejos y amarillentos.
- Por mi puedes quedarte con “eso” que parece las hojas de la sección amarilla y con esto también – Tsunade le dio con el micrófono en plena cara y con lo fuerte que es, lo dejó inconciente, con el tabique desviado, un ojo morado y sin varios dientes - ¡Oppss!, creo que se me pasó la mano, pero que demonios... ¡Que siga la fiesta! – la escena empezó a distorsionarse de nuevo, regresando al despacho de la Hokage - y después de una noche de alcohol, música y más alcohol, pues no quedo nada de dinero – explicaba de lo más quitada de la pena.
- ¡Tsunade-sama! – gritó Shizune – ¡¿Cómo fue posible que hiciera eso?! ¡La creía capaz de muchas cosas menos de una estupidez de ese tamaño!
- Es que se me subieron las copas de más esa noche.
- Mejor respiró porque me va a dar un ataque, ¿Y que fue lo que puso como garantía?
- Es que no me acordaba que “eso” que parecían las hojas de la sección amarilla eran las escrituras de Konoha.
- ¡¿Las escrituras de Konoha?! – Shizune gritó tan fuerte que se escuchó por todo el edificio el cual se cimbro y después se desmayo.
- ¡Shizune reacciona! –la rubia zarandeaba a su asistente, pero al ver que su método de reanimación estaba a punto de romperle el cuello y que ni así reaccionaba, decidió optar por el método tradicional, tomar un vaso con agua de su escritorio y vaciárselo en la cara.
- ¡Ahh! ¡Me derrito, me derrito!
- Por eso yo en lugar de mis dos litros de agua, me tomo pero dos litros de Sake.
- No es momento para eso Tsunade-sama, aunque yo no veo la gravedad del asunto, Orochimaru ya esta bien muerto, no creo que venga del más allá a reclamar algo.
- Hay Shizune, se ve que no haz leído el manga – de uno de los cajones de su escritorio, sacó por arte de magia el último capítulo de Naruto – Aquí dice que Kabuto, el nerd ese con lentes de fondo de botella, se coloco partes del cuerpo de Orochimaru.
- ¡Que horror! ¡Ha de parecer el hijo de la novia del primo del tío de la segunda generación recargada de Frankenstein!
- Ese es el problema, el cirujano con el que fue era de la Clínica de Valentina de Albornoz, al pobre lo dejaron peor que oso de peluche emo, y pues necesita dinero para irse a Miami a hacerse unas cirugías.
- Y me imaginó que le pidió eso a cambio de las escrituras de Konoha.
- Exacto, pagamos o Konoha terminará como “Konohalandia” – decía mientras sacaba mágicamente un poster de un parque de diversiones muy parecido a Disneylandia – si no hacemos algo, todos terminaremos como botargas de películas infantiles, de acomodadores o vendiendo dulces.
- ¡No, Tsunade-sama! ¡Yo no fui diez años a la escuela de medicina para terminar de acomodadora de feria!
- Por eso tenemos que unir nuestros cerebros Shizune, así podremos pensar un plan y… - insertar pausa dramática - ¡Conquistar al mundo!
- Eh… ¿No era salvar Konoha?
- Eso, eso, eso, y después de salvar a Konoha, ¡Conquistaremos el mundo! ¡Jujujuju!
- *Tengo que recordar no dejarla ver a Pinky y Cerebro* - mientras que una enorme gota aparecía en la cabeza de Shizune.
Varias horas, botellas de sake, llamadas a líneas Hotline y un largo etcétera. La Hokage y su ayudante, seguían sin tener alguna idea brillante para salvar a nuestra benemérita aldea ninja.
- ¡Ya le dije que no Tsunade-sama! ¡No se va a convertir en el ama del universo y mandarle a cortar la cabeza a Kabuto!
- Si tienes razón, en una de esas y le vuelve a crecer – la pobre Shizune se daba de topes contra las paredes, hasta que de golpe en golpe, una idea llego a su cerebro, era eso o una muerte neuronal masiva.
- ¿Qué tal si organizamos una subasta, Tsunade-sama?
- ¿Una subasta? – Preguntó Tsunade con una cara de no comprender lo que se le había ocurrido a su asistente - ¿Y que subastaríamos?
- No lo sé, objetos que tuvieran algún valor y que no fueran necesarios, como pinturas, alguna antigüedad, algo por el estilo.
Tsunade de primera impresión, pensó que la idea realmente era tonta, y que había sido el producto de la muerte neuronal masiva en el cerebro de Shizune, pero después de pensarlo mejor y con ayuda del alcohol, ella también tuvo una idea.
- Lo de las antigüedades no servirá – decía la Hokage con un gesto pensativo – No creo que la torta fosilizada de Chouji o los implantes de seno de Sakura funcionen, necesitamos algo llamativo, bueno, bonito y barato.
- *Ya decía yo que era un milagro lo de las nuevas amigas de Sakura, y es que de tabla de planchar paso a brasileña exótica*
- Mmmm, tampoco creo que podamos utilizar las cosas que encontraron los perros de Kakashi – y del escritorio mágico de Tsunade, aparecieron vasijas antiguas, jarrones de la dinastía Mink, el cráneo de alien y la primera edición de Hamlet – ¿Quién querría unas piedras con algo que se llame “Los diez mandamientos”? – Insertar sonido de truenos – ¡Ya lo tengo! ¡Subastaremos personas!
- ¡¿Qué?! – Gritó la ayudante, mientras su rostro se volví blanco del susto - ¿Pe-pe-personas?
- No es lo que estas pensando – dijo un poco molesta Tsunade – si realmente queremos conseguir dinero necesitamos subastar algo que realmente valga la pena y que la gente este dispuesta a dar lo que sea por el.
- Pero, Tsunade–sama – interrumpió Shizune – no podemos subastar gente, eso sería como venta de personas… ¡Y yo no estoy dispuesta a vender mi lindo y virginal cuerpo!
- ¡Deja que termine de explicar mi idea! – dijo Tsunade con una enorme vena a punto de estallar en su frente – No subastaremos gente, subastaremos citas con personas.
- ¿Citas? – preguntó Shizune con cara de no entender nada
- Mira Shizune – dijo la hokage un poco más calmada – la mejor manera de conseguir dinero sin perder nada a cambio, es que en lugar de subastar cosas valiosas, se subasten citas con personas que sean bastante populares; así la gente estaría dispuesta a pagar lo que sea por estar con esa persona que tanto admira o ama – hizo una pausa para tomar sake – y las personas que se subastarán solo darán su tiempo.
- Ya entiendo Tsunade-sama – dijo Shizune un poco más tranquila – ¿Pero de donde sacaremos a gente popular que este dispuesta a ser subastada? Y otra cosa importante, esa gente no estará dispuesta a pagar todos los gastos de la cita, ¿De donde sacaremos dinero para solventar los gastos?
- De esas pequeñeces no te preocupes – dijo Tsunade en un tono que realmente daba miedo – yo me encargaré de solucionarlas.
Shizune tragó saliva, sabía perfectamente que cuando su maestra tenía en esa actitud cualquier cosa podía pasar. Pero antes de empezar, una importante pregunta que repercutiría en el destino mundial todavía no había sido contestada…
- *¿Qué partes se habrá puesto Kabuto?* – se preguntaban ambas mujeres, mientras que en su imaginación se podía ver al peligris con el pelo de Orochimaru y una lengua enorme saliendo de su boca, y que además su nombre a partir de ahora era “Orochibuto”. Minutos después ambas estaban a punto de vomitar - *¡Guacala! ¡Esto me pasa por pensar en cosas tan horribles!*
Así pasaron varios días, la cuenta regresiva para salvar a Konoha ya había comenzado y los preparativos del plan de Tsunade iban viento en popa, claro que todo era realizado bajo una estricta seguridad y en completo secreto. Tranquilidad, eso es lo que se respiraba en Konohalandia… digo Konoha, el canto de los pájaros, niños corriendo y…
- ¡Hazme un mundo de ramen entero! ¡Llena el aire con su olor-tebayo! - Y en medio de la calle, nuestro rubio sensación, cantaba su versión de la canción de la novela de la tarde - ¡Que Sasukes caigan del cielo! ¡Las estrellas narutos son-tebayo!
- Picosito Naruto… dulcecito su olor - alguien más se unía a su canto, y no era otro que…
- ¡Sai! ¡Deja de hablarme a la oreja! ¡Ya te dije que no estoy sordo-tebayo, y que no necesito que me hables tan cerca!
- Lo siento Naruto-kun – “la copia barata”, pero que nos cae mucho mejor que el original, hizo su aparición en escena – No me digas que tu también veías la novela de la tarde.
- Si, pero ahora veo “Yu ar Biutiful”
- ¿Ah? – Varios signos de interrogación aparecieron alrededor de Sai – ¿No será, “You’re Beautiful**”?
- Eso, eso… ¡Maldita Yoo He Yi! ¡Mira que hacerle todo eso a la pobrecita Go Mi Nam!
- Hai, y al guapísimo, elegante, comprensivo y atento de Kang Shin Woo, no más no se le hace.
- ¡Tienes razón! ¡Siempre tienen que fijarse en el más bastardo e idiota de la historia!
- Dímelo a mí – decía mientras recordaba a su tan “querido y amado” predecesor, ese que usaba tanto fijador que ya tenía su propio hoyo en la capa de ozono – dime Naruto, ¿A qué hora sales al pan… digo vas a ver a la Hokage?
- Si, oba-chan me avisó que hay una gran misión, que necesita a un ninja con mis fantásticas habilidades.
- Espero que no solo tus “habilidades” sean fantásticas – murmuraba por lo bajo el moreno, mientras escaneaba de arriba a bajo a su compañero – Mira que si el ramen te pone así de bueno, deberían de darle un contenedor industrial a Sakura.
- ¿Qué dijiste Sai?
- Nada, que ya es tarde y Tsunade-sama…
- ¡Naruto, Sai! ¡Dejen de andar platicando de la novela y terminen de llegar de una maldita vez! – aquel grito desde la oficina de Tsunade se escucho por toda la aldea. - ¡Además, Hwang Tae Kyung si es un bastardo, pero esta bien guapo!
Naruto y Sai decidieron dejaron su chis… digo charla culta y elevada para otro momento, ya que querían llegar al final de su novela sanos y salvos. Cerca de ahí, en el despacho de la rubia hokage, esta se encontraba terminando los últimos detalles de su plan, el tiempo se terminaba y tenían que poner manos a la obra lo más pronto posible.
- ¡Shizune!
- Sí, Tsunade-sama
- ¿Ya llamaste a toda la gente que te pedí?
- Sí Tsunade-sama – contestaba la chica – llamé a toda la gente que me indicó y les pedí que vinieran hoy, yo creo que no tardan en llegar.
- Excelente – decía Tsunade al más puro estilo del Señor Burns.
- Disculpe, Tsunade-sama… ¿Para qué quiere a toda esa gente?
- Hay Shizune – Tsunade se colocaba la mano en la frente en señal de frustración – esa gente a la que llamaste será la que se subastará.
- ¡En serio, Tsunade-sama!... ¿Y cree que aceptarán?
- Por su bien espero que sí.
Shizune salió de la oficina para esperar a los individuos que se supone iba a llegar para realizar una “misión” muy importante. No espero mucho ya que a los pocos minutos llegaron las primeras personas.
- Buenos días.
Continuara…