Lo que empezó como un secreto
Personajes:
Shuichi Shindou
Es un carismático y apuesto chico de 18 años, graduado de la preparatoria y con un triste pasado que le ha proporcionado de un fuerte carácter.
Debido a este, se rehusó a seguir con sus estudios por el simple anhelo de ser independiente, aunque sus esfuerzos no terminan dando buenos resultados.
Eiri Uesugi
"Yuki" como lo llaman sus compañeros de trabajo, es un apuesto rubio de 24 años, adicto al trabajo.
Trabaja en la corporación NG y posee un mal carácter, se podría describir como alguien serio y antipático. Al principio la presencia de Shuichi le molesta, ya que le distrae de su grande adicción, pero conforme pasa el tiempo comienza a ser "amable" con él.
Ryuichi Sakuma
Es el hermano mayor de Shuichi, es muy agradable cuando esta alegre, pero cuando algo le molesta puede llegar a ser tan mal encarado como Yuki. Es compañero de este en la corporación y su compañero de cuarto.
Aunque se preocupa mucho por su lindo hermano y lo ayuda cuando esta en problemas, siempre termina perdiendo la paciencia con él.
Touma Seguchi
También es un empleado de la corporación NG y otro compañero de cuarto de Yuki y Ryuichi. Es un tipo aparentemente despreocupado, que siempre mantiene una amplia sonrisa en sus labios y le da la bienvenida a Shuichi, pero especialmente a sus notorias habilidades en la limpieza.
Crawd 'K' Winchester
Es otro empleado de la corporación, es bastante impulsivo y padece de una fuerte adicción a las armas. Además de vivir en el mismo dormitorio que los anteriores y de ser el que más compite por la atención de Shuichi, a quien denomina como la "mascota" del dormitorio.
Sakano
Es otro compañero de la corporación y del dormitorio. Al igual que los demás, le gusta cuidar del pequeño hermano de su amigo.
La mascota del dormitorio
-Lo sentimos Shuichi, pero debido al bajo numero de clientes no podremos seguir manteniendo la tienda... ya sabes, la renta es muy cara en esta zona y si no tenemos las ganancias necesarias para solventarla, menos para pagar a más empleados. - fue lo ultimo que escucho decir al dueño de la tienda de discos, en la que trabajaba desde hacía solo siete meses.
Y con estas palabras revoloteando en su cabeza, deambulo por varias horas hasta llegar al humilde departamento en que vivía.
Abrió la pequeña heladera en busca de algo para beber, encontrándose con un poco de leche en mal estado... definitivamente no podría seguir así, ya que lo poco que ganaba se le iba en pagar los adeudos de las rentas que llevaba atrasadas, aunque aún con medio comer y caminar al trabajo para ahorrarse los gastos del bus, no la había logrado saldar.
Así que más que resignado a su mala suerte, se dio una rápida ducha de agua fría (no tenía gas) para luego acomodar su futón en el amplio suelo y meterse en él, con el único propósito de descansar, lo que realmente se le hizo muy difícil.
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Los fuertes golpeteos de la puerta, le despertaron del profundo sueño en el que se encontraba inmerso. Se levanto con pesadez, debido a que no había podido conciliar el sueño, sino hasta altas horas de la madrugada.
Se puso un largo camisón para cubrir su desnudez y se dirigió a ver de quien se trataba.
-Siento molestarlo tan temprano joven Shindou, pero venía a recoger el dinero de la renta. - decía con seriedad, el hombre delante de él.
-L-Lo siento Sugano-san... pero es que por ahora yo no... -
-Entonces supongo que debo de ponerme en contacto con sus padres. - resoplo este, con impaciencia.
-Por favor no lo haga, yo... -
-Ya veo... pero como verá el plazo que usted mismo fijó ya se ha vencido, así que por favor le pido que desaloje el departamento en el transcurso del día o me veré obligado a hacerlo por mi propia cuenta. - sentencio, para luego alejarse por el estrecho corredor, sin detenerse a escuchar las excusas del menor.
Shuichi que quedo estático por algunos instantes, tratando de digerir lo que recién había escuchado... ahora no solo no tenía un empleo del cual depender sino que tampoco tenía un lugar en el cual vivir.
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Ya avanzada la tarde, agradeció al casero por su paciencia y prometió regresar a pagar lo que debía en cuanto consiguiera un trabajo estable y dejando los pocos muebles con los que contaba en prenda del pago, se dispuso a marcharse con solo una enorme maleta al hombro.
Caminó por algún tiempo pensando en lo que debería hacer de ahora en adelante, pero por más que le daba vueltas al asunto solo llegaba a la conclusión de regresar a casa y definitivamente esa no podía ser una opción.
Aún no era muy tarde, así que al vislumbrar un parque se propuso pasar la noche en una de las bancas pero en breves instantes llego un hombre reclamando por "su" lugar.
-Ese es mi sitio mocoso... búscate otro. - replico este, para luego recostarse por lo largo de esta.
-L-Lo siento. - dijo para luego decidirse a emplear su ultimo recurso.
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-¿Diga? - cuestionó del otro lado de la línea, ya que no había reconocido aquel número.
-Nii-san... soy yo, Shuichi. -
-Ahh... Shu ¿que tal te va? - respondió un poco más animado al reconocer la "melodiosa" voz de su hermano pequeño. -¿Sabes que mamá esta muy preocupada por que ya tiene un par de semanas que no le hablas? -
-Bueno yo... de eso quería hablarte, claro si tienes tiempo. -
-Por supuesto, ¿estas en tu casa? O dime en donde y ahora mismo voy para allá. -
-N-No, pero nos vemos en el parque que esta cerca de la estación. -
-Bien como quieras, nos vemos en 15 minutos. - concluyo la llamada, dejando a Shu bastante desconcertado por el tiempo en que tardaría en llegar, ya que suponía que estaba más lejos.
Pero sin darle mayor importancia, se paso el tiempo que faltaba repasando lo que le diría en cuanto lo viera... ya que su hermano a pesar de quererlo mucho, siempre terminaba por reprenderlo por las malas decisiones que tomaba.
-¡¡¡Shu!!! - escucho una voz bastante familiar a su espalda, pero antes de que pudiera reaccionar, ya estaba aprisionado entre los brazos de este.
-N-Nii-chan... n-no puedo respirar... - musitó, al comprobar que su hermano lo trataba como a su antiguo conejo de felpa.
-¿Ahh? Jeje lo siento Shu, es que me dio mucho gusto verte. - se disculpó sonriente, mientras lo liberaba del efusivo abrazo, sin saber que más decir.
De repente un fuerte sonido procedente del estómago del menor, rompió el incomodo silencio que se había generado entre ambos.
Shuichi sintió el rostro arder, después de lo ocurrido... pero temiendo que su hermano le regañara por no alimentarse bien, trato de pensar en como entablar una conversación sin que el tema saliera a flote.
Pero Ryu, que era bastante perspicaz y que sabía de antemano que su hermano no admitiría que tenía hambre, pensó más rápido.
-Oye Shu... ¿Qué te parece si hablamos en aquella cafetería? -
-Yo no... - trato de negarse pero el mayor le interrumpió.
-Bueno la verdad es que vengo llegando del trabajo y como hoy fue un día muy pesado, no tuve oportunidad de salir a comer... además es un lugar tranquilo y podremos hablar tranquilamente. - Después de aquellas palabras acompañadas de un lindo gesto aniñado (herencia de familia) logro convencerlo, ya que nadie podía resistírsele cuando tomaba esa pose de niño caprichoso.
******************
Cenaban tranquilamente, mientras Shu le contaba lo sucedido en esas últimas semanas. (Omitiendo las partes en que apenas y probaba alimento.)
El mayor le escuchaba con atención y con un semblante muy distinto al que lo caracterizaba... estaba serio y bastante irritado.
-Idiota...ya te había dicho que la vida es más difícil de lo que creías, un chico como tú no puede vivir por su propia cuenta. - reprochó bastante molesto por lo que el menor le había relatado.
-Lo sé, nii-san pero entiéndeme... -
-Entiende tú, solo tienes 18 años, no deberías esforzarte en vivir solo. - insistió. - Mamá y papá no lo saben ¿cierto? -
-No y no quiero que les digas... - le miró suplicante. - no me gustaría que se preocuparan de más. -
-Pero si fueras a casa ellos estarían muy felices. -
-No quiero seguir causando molestias, yo volvería a ser una carga y no... -
-Ahh... eres un terco, entonces ¿qué piensas hacer? - le cuestionó, al tiempo que veía como este se atragantaba con un pedazo de pastel.
Tomó un poco de té para tranquilizarse y dudando en su respuesta, cerró los ojos para soltarla de golpe.
-¡¡¡Q-Quiero ir a vivir contigo!!! - al no escuchar ninguna objeción fue abriendo lentamente sus hermosos ojos violetas. - Solo sería hasta que encuentre un trabajo... - concluyo con un gesto demasiado parecido al que su hermano había utilizado antes.
Ryuichi lo observó detenidamente, pensaba en que ya que su orgulloso hermanito jamás le había pedido algo, no podría negarse a ofrecerle su ayuda, aunque...
-¿Estas a las alturas del desafío? -
-C-Claro... yo podría limpiar, lavar la ropa, hacer la comida... lo que sea. - dijo bastante convencido de sus palabras.
-Esta bien, entonces sígueme. - ordeno, para luego ponerse de pie y dejar un par de billetes sobre la mesa.
-E-Espera aún no acabo mi postre... - lloriqueo en vano, ya que el mayor no se detuvo a esperarlo
****************** 15 minutos después ******************
-Wow... que edificio tan bonito, me imagino que tu apartamento debe de estarlo más, pero era de esperarse de un exitoso hombre de negocios. - parloteaba sin detenerse a tomar aire y se dirigía hacia la entrada principal.
Su hermano, le alcanzo por el hombro y lo obligo a que guardara silencio, tapándole la boca fuertemente con una de sus manos, luego lo guió hasta la parte trasera del edificio y le hizo esconderse entre los frondoso arboles del jardín que estaba enfrente.
-Shhh... si sigues hablando tan fuerte te descubrirán y estaremos en serios problemas, en fin... espera un momento aquí y quédate quieto. - exigió, para luego tomar la enorme maleta del chico y adentrarse en aquel exclusivo y lujoso edificio.
El menor se quedo bastante desconcertado con la reacción de su hermano y estuvo a punto de no darle la mayor importancia, pero lo pensó mejor y optó por obedecerle ya que este le estaba haciendo un enorme favor al dejarlo quedarse ahí y si decía que el que lo descubrieran le traería problemas, seria mejor hacerle caso.
Varios minutos más tarde, vio a Ryuichi acercarse con lo que parecía ser ¿una bolsa de golf?
-¿Q-Qué es eso? -
-¿No es obvio? es una bolsa de golf. - explico con extrema paciencia, mientras abría el largo cierre.
-Waaa que genial, nii-san juega al golf... - decía entusiasmado, pensando en que su hermano realmente era un hombre muy distinguido, pero la boba sonrisa que se había dibujado en sus labios no duro por mucho tiempo.
-¡¡¡Entra aquí!!! - ordenó tajante.
-¿¡¡Uhh... p-pero porque, acaso piensas matarme... buaaa!!? - lloriqueo, al ver como su hermano trataba de meterlo a la fuerza.
-No cabes. -
-¡¡¡Pues claro que no, no esta hecho para meter personas!!! -
El fuerte grito llamó la atención de uno de los compañeros de Ryu, que venía llegando de trabajar, el cual se acercó para ver de qué se trataba aquel alboroto.
-En realidad es para mujeres, por eso es más pequeña... así que tendremos que usar el otro recurso. -
-¿Otro recurso? -
-Sígueme... lo bueno fue que lo prepare por si no cabías ahí, aunque tenía la esperanza de que como eres tan delgado y pequeño, entrarías sin dificultad. -
El rubio que los observaba a distancia, solo suspiró con molestia al ver de quien se trataba y siguió su caminó sin volver a prestar atención a lo que ocurría a espaldas del edificio.
-Tendrás que subir por aquí. -
-¿P-Por aquí? - repitió, al encontrarse con un largo lazo que llegaba hasta el cuarto piso.
-Si... ahora mismo voy hacia allá, mientras agárrate fuerte y sigue subiendo. - dijo para luego alejarse rápidamente, pasando de largo a su malhumorado compañero.
Cuando estuvo frente a la amplia ventana de la habitación, comenzó a jalar de la cuerda hasta que su pequeño hermano estuvo dentro.
-¿Pero que es todo esto? - pregunto con un poco de cansancio.
-¿Acaso no lo sabías? Este es un dormitorio de la compañía y es exclusivamente para empleados solteros. -
El pequeño aún no salía de su asombro, cuando escucho varios pasos acercarse por el pasillo.
-¿Hey Ryu, que esta pasando? - cuestionó un sonriente rubio, desde la puerta.
-Si ¿que pasa, es una chica? - se acercaba un hombre moreno con anteojos.
-No... este es mi hermano Shuichi y se va a quedar aquí por algún tiempo. - respondió, para luego relatarles todo lo ocurrido y hacer las debidas presentaciones.
-¡¡¡How pretty!!! - exclamo otro rubio pero de larga cabellera, que al instante empujo a los demás para llegar hasta el pequeño y revolver sus rosados cabellos como si se tratara de una linda mascota.
-Yo también quiero tocarlo... - replicaba el moreno.
-¿Uhh? - Shuichi no terminaba de comprender lo que sucedía, pero estaba bastante aturdido con todos esos apuestos chicos tratando de acariciar su llamativo cabello. - *Creo que cometí un grave error al venir aquí* - era lo único que pasaba por su mente.
-Ahh... ya veo, con que ya no tiene en donde vivir. - comentaba Touma, que aún permanecía cerca de la puerta. - Bueno, creo que esta bien si se queda por algún tiempo, además la renta aquí no es muy costosa aunque las reglas son muy estrictas. -
-Es cierto, no se permiten personas ajenas, solo en la cafetería del segundo piso y para eso te tienes que registrar en el lobby del primer piso y obtener un pase... - intervenía nuevamente Sakano, que en ese momento se quitaba los lentes para limpiarlos con la manga de su camisa. - y en el tercer piso hay un gimnasio y un spa... es ahí a donde vamos cuando nos visitan algunas chicas. -
-¿No se supone que no pueden entrar personas ajenas? - cuestionó el menor, después de oír aquella revelación.
-Jeje... para eso son las bolsas de golf y las cajas de televisión. - explicaba K, bastante satisfecho con su respuesta.
-Eso no tiene importancia... lo que Shu debe saber es que aquí en el cuarto piso es en donde empiezan los departamentos y que no debe dejarse ver en ningún otro, si es en este no hay ningún problema. - insistía Touma con una extensa sonrisa en los labios.
-P-Perdón nii-san, creo que no puedo quedarme aquí... no pensé que esto estaría tan mal. - dijo mirándolo con desconfianza.
-¿Mal? Pero que descortés... mira que aquí solo hay apuestos y amables hombres como nosotros. -
-Yo... lo siento, no me refería a eso. - se disculpo.
-Esta bien Shu, eres bienvenido en nuestro humilde dormitorio. - afirmo Touma, ensanchando aun más su sonrisa.
-Yes... es como si tuviéramos en secreto a un lindo gato de mascota. - intervino un divertido K - ya sé, te llamaremos neko-ichi. -
-¿U-Un gato? - repitió Shu, a punto de un colapso nervioso.
-¡¡¡Jajaja!!! -reían todos divertidos por el sobrenombre de su nueva mascota.
-Anda Shu... se amable y acepta su buena voluntad, no son malos chicos. - insistió su hermano, con el tierno gesto que lo caracterizaba.
Después de mucho pensarlo y de comprobar que aquellos sujetos eran muy agradables, decidió lo que tenía que hacer.
-Bien... ¡¡me quedare!! -
Inesperadamente todos guardaron silencio al ver llegar al dueño de la habitación.
-¿Pero que demonios hacen aquí? - inquirió de mala gana.
El ambiente se tenso y Shu no dejaba de preguntarse *¿quien era aquella persona y por que todos se comportaban de esa manera?*
-Yuki... -
-Esta no es un área común. - dio media vuelta y se dirigió a la amplia sala, sin volver a dirigirles la palabra.
-Si, si... ya nos vamos. - dijo K despreocupadamente, detrás de él. - ¿alguien quiere ir a beber algo? de paso podríamos comprar cigarrillos. -
Los demás le siguieron comentando que era una buena idea, incluso Shu que al llegar a la sala comprendió que la invitación no se extendía a él, ya que no podría salir sin ser visto y tampoco tenía fuerzas suficientes para volver a escalar el edificio.
Su único consuelo era que su hermano se quedará con él, pero al verlo parado en el marco de la puerta solo pudo mirarlo suplicante, para luego posar su hermosos ojos violetas en el rubio que se encontraba sentado en el sofá con un portátil en las piernas y luego regresar su mirada al mayor.
-El es Yuki, mi compañero de cuarto pero puedes ignorarlo... - musitó este, al interpretar la preocupación del pequeño. - solo se preocupa por el trabajo así que no nos delatara, por cierto quédate aquí, pórtate bien y no me esperes que llego tarde. - se despidió, para luego desaparecer tras la puerta.
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Observó a su alrededor... el departamento era bastante amplio y elegante, a pesar de estar bastante descuidado y sucio, pero era de esperarse de unos hombres solteros y que trabajaban más de medio día.
Suspiró pesadamente por la ardua labor que le esperaba al siguiente día y un poco más resignado, se acerco a uno de los sillones que estaba más retirado del rubio... tenía una extraña sensación de incomodad debido al único ruido que irrumpía en la estancia, el tecleo que producía aquel hombre sobre su portátil.
Estaba tan nervioso que no sabía como reaccionar... ese hombre que se encontraba a escasos pasos de él, era tan serio que lo intimidaba.
Aunque pensándolo mejor tal vez se debía a lo concentrado que estaba en su trabajo... así que armándose de valor, decidió romper el hielo, después de todo ¿que tan malo podría ser?
-Umm... hola, soy el hermano de Ryuichi Sakuma, mi nombre es Shuichi. -
El rubio siguió escribiendo como si nada.
-Hace poco perdí mi empleo, es por eso que voy a quedarme aquí por algún tiempo. - insistió.
El rubio siguió ignorándolo, pero un pequeño tic en su parpado izquierdo comenzó a hacerse presente... clara señal de que dentro de nada perdería la paciencia.
-Bueno, aunque mientras consigo algo me dedic... - no pudo terminar la frase, al ser abruptamente interrumpido.
-Se supone que eres un gato, así que no hables... - y ahí estaba desquitando su frustración con el pequeño. - si vas a ser una mascota, quédate en una esquina y mantente callado ¡¡¡mocoso del demonio!!! -
Shuichi se quedo pasmado, ahora comprendía el por que parecía no llevarse bien con sus demás compañeros.
-¡¡¡Yo no soy ningún mocoso, y!!! -
-Ahgg... como molestas. - dijo para luego retirarse a su habitación, dejando solo a Shu, quien bastante deprimido se recostó en el sillón en el que estaba, a esperar el regreso de su hermano.
*Ese tipo da miedo* - pensó.
Al parecer las cosas en aquel lugar no serian tan simples como imaginaba... fue hasta entonces que comprendió las palabras de Ryu...
"La vida es más difícil de lo que crees" y con esas palabras rondando en su cabeza, se dejo llevar por el cansancio... hasta quedar profundamente dormido.
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En la habitación...
Yuki comenzaba a sentir una pequeña inquietud en su pecho... quizás se debía al remordimiento de haber tratado tan mal al nuevo inquilino del dormitorio, quizás aquellas crueles palabras eran las que le atormentaban en ese momento.
Tal vez fue el contemplar aquella triste mirada, cuando le grito.
O tal vez su verdadera inquietud, poseía unos hermosos ojos violetas y respondía al nombre de Shuichi...