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Un diabolico vals por yaoiana

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Notas del fanfic:

Las leyendas que use para este fic tambien son inventos mios, pero la canción si existe... con este mismo nombre.. y pertenece al anime.  ^_^.  Recomiendo que antes del fic se pasen y escuchen la canción jijij es genialosa.

 

http://www.youtube.com/watch?v=PjmsMTrgDjM

Notas del capitulo:

Hola a todos y todas.... hehe hace un buen rato no publicaba un fic en esta categoria... espero que les agrade a todos.

Los -  son comentarios de los personajes y la letra cursiva es la naracción.. ahora sin mas a leer... =)

sebas x ciel

“ A diabolic Waltz”

 

 

En aquel característico despacho, se encontraba aquel niño pedante, el amo de aquella magnifica mansión… el conde Ciel Phantomhive.

 

Habia terminado con sus deberes hace un buen rato, por lo cual se encontraba aburrido; se levanto de su asiento hasta llegar al estante de libros.

 

-         Aun no puedo creer que me haya leído todos los libros de la estantería  *suspirando*

 

Diviso los títulos  de los libros  y uno le llamo la atención; aquel libro jamás lo había visto en ese lugar, lo tomo, sacudió el polvo que se hallaba en la pasta y leyó el titulo.

 

-         “Leyendas, supersticiones y maldiciones”; vaya nombre mas absurdo *mofo* espero que por lo menos me entretenga un rato.

 

Retorno de nuevo a su asiento he inicio con la lectura; sonrió divertido al leer varias leyendas como “ la patasola”, “ la llorona”, “la mano peluda” y muchas otras.

 

-         No faltara el estúpido que crea en estas historias *espeto para si mismo*

 

Prosiguió con su lectura hasta toparse con una leyenda llamada “A DIABOLIC WALTZ”.

 

-         Un demoniaco vals?, suena interesante

 

 

“ UN VALS DIABOLICO”

 

El vals diabólico es una bella melodía creada por Iwaki Taku; se dice que esta melodía al ser escuchada libera los bajos instintos y deseos de quien  la haya escuchado; el violín es el instrumento mas usado en esta canción; proporcionando que esta partitura vibre en los oídos de su receptor. 

 

 

-         Mmmm, me pregunto si esta leyenda será verídica.

 

 

Siguió leyendo hasta que el hambre  interrumpió su lectura; toco una pequeña campanilla que tenia a su disposición y espero a que su mayordomo acudiera.

 

-         Bochan, que se le ofrece?

 

-         Tengo hambre

 

-         Entendido, que le parece torta de fresa con un te italiano?

 

-         Lo que sea esta bien

 

-         Con su permiso

 

-         Sebastian…

 

-         Si Bochan?

 

-         Que tan cierta es la leyenda del Vals Diabólico?

 

-         Nunca imagine que bochan estuviese interesando en esas historias * sonriendo*

 

-         Solo responde

 

-         Creo que es algo que usted debe comprobar

 

-         Entonces trae la melodía y algo en que escucharla

 

-         No prefiere que yo la toque?

 

-         Eres tonto ¿ Como lo comprobare si tu lo tocas?, eres un demonio Sebastian

 

-         Por un momento olvide ese detalle

 

-         Déjate de tanta palabrería y ve

 

-         Si, mi amo

 

 

Sebastian salió del despacho con una macabra sonrisa; el conocía los gustos de su amo, por eso había dejado aquel libro… sabia que Ciel era un a persona muy curiosa y por tanto comprobaría aquella leyenda.

 

-         Es fácil jugar con la curiosidad de los niños; espero que esta sea una buena oportunidad para dejar a flote nuestros instintos boochan

 

Después de un rato, el mayordomo irrumpió en el despacho, con el pedido del conde.  El mayor  puso la disquetera y luego comenzó a escucharse en ese cuarto la susodicha melodía.  El conde se deleitaba con su merienda mientras escuchaba atentamente la música.

 

Aquella tonada duro varios minutos; el menor  espero ansiosamente algún efecto, pero todo transcurrió normalmente.

 

-         Vaya estupidez; he perdido mi tiempo

 

-         Por lo menos sació su curiosidad boochan

 

-         Mmm, que molesto… retírate

 

-         Entendido

 

 

El mayordomo se retiro ansioso del despacho; esperando que el velo de la noche cubriese el cielo, desando que la hora indicada llegase.

 

Las 6:30 de la tarde marcaba su reloj de pared; en poco tiempo Sebastian vendría y le pondría su ropa de noche; hoy había sido un día estresante;; por lo cual quería  dormirse lo mas pronto posible.. Se sentó en la mullida cama y volvió a observar el reloj que ahora marcaban las 7 en punto. 

 

Espero inmutablemente la rutina; siempre era lo mismo, Sebastian lo vestía, le daba un “buenas noches” y se retiraba dejándolo solo en su recamara…  pero esta vez cuan equivocado estaba.

 

De un momento a otro,  comenzó a sentirse mareado, su cuerpo subió de temperatura; proporcionándole un calor insoportable; su cuerpo convulsionaba levemente y su respiración era agitada.

 

-         Que… que demonios me esta sucediendo?

 

-         Veo que han comenzado los efectos * Irrumpiendo en el cuarto*

 

-         E… efectos… de que hablas?

 

-         Los resultados de la leyenda no son inmediatos, comienzan a surtir efecto en la noche; a la hora en que fue escrito.

 

-         Porque… no lo habías dicho antes? *molesto*

 

-         Simple… no hubiera sido divertido

 

-         Co… como repelo los efectos?

 

-         Muy fácil boochan; solo de la orden  *sonriendo maliciosamente*

 

-         Sebastian, es una orden… detén los efectos

 

-         Si mi amo

 

El mayordomo tomo al niño en brazos y lo recostó en la cama; comenzó a despojarlo de aquellas molestas bermudas y cuando lo hubo hecho, poso sus labios en el cuello del menor.

 

-         Que… que crees que haces Sebastian?

 

-         La única forma de revertir los efectos es saciando el deseo; en simples palabras… esta noche será mío boochan.

 

El conde se irrito ante la insolencia de su sirviente; levanto su mano y trato de golpear el rostro del mayordomo; pero este detuvo su mano y la llevo por encima de su cabeza.

 

-         Sabe que una vez dada la orden yo debo cumplirla; así que no haga las cosas mas difíciles

 

 

Sebastian aprisionó los labios de su amo antes de que este objetara, introdujo su lengua en aquella pequeña cavidad y degusto la deliciosa esencia del menor.

 

El conde sintió como la lengua de su mayordomo se abría paso en su boca; no le apetecía corresponderle pero su deseo era mayor… era traicionado por su cuerpo.  Enrosco sus infantiles manos en el cuello del azabache, profundizando más el contacto.

 

-         Solo déjese llevar por sus instintos boochan, yo hare el resto.

 

Ciel abrazo con sus piernas la cadera del mayor; atrayendo el cuerpo de Sebastian  al suyo;  en esa acción sus miembros hicieron una deliciosa fricción, robando un jadeo de los jóvenes labios.

 

-         Ahhh… Sebastian

 

-         Boochan, debería ver su rostro en este momento, es tan apetecible

 

-         Cállate y continua

 

El mayordomo sonrió; su amo en verdad era una persona impaciente y testaruda, muchas veces le parecía que ese pequeño era realmente un demonio disfrazado de humano.

 

Su lengua se deslizo del níveo cuello al pecho del menor, sin dejar de embestir el cuerpo del conde.  Paso a probar los pezones del menor, mordiendo, lamiendo y succionando.

 

-         Ahhh… hazlo de nuevo Sebastian

 

-         Si

 

Ante aquella petición, trato de hacerlo con más dedicación;  lamio con pausa los erectos pezones y sus dientes halaban con parsimonia las diminutas tetillas, no dejando de disfrutar el choque entre ambos miembros.

 

Ciel disfrutaba de las caricias propiciadas por el mayor; evitaría ser el conde orgulloso y se dejaría doblegar por sus instintos.  Tomo la cabeza de Sebastian y la deslizo hasta su abdomen; esa endemoniada lengua nublaba sus sentidos.

 

El mayordomo sintió las pequeñas manos de su amo pasearse por su cabeza; se deslizo al compas que regían aquellas manos y beso con lasciva el pequeño ombligo; inundándolo de su saliva.

 

-         Mmmm… lo haces muy bien Sebastian

 

-         Me complace oír sus palabras boochan

 

 Se disponía a retirar la ropa interior de su amo pero este lo detuvo; observo aquellas orbes azules inundadas de deseo; robándole una siniestra sonrisa.

 

-         Que sucede boochan?

 

-         Desvístete  * en tono de mando *

 

Al principio se sorprendió por la actitud  de Ciel, pero luego sonrió con maldad he hizo caso a la petición.

Desato su corbata y uno a uno fue desatando los botones de su camisa; no se preocupo por el destino de la ropa; en aquella ocasión es lo que menos importaba.

 

Su mano se disponía a bajar el cierre  de su pantalón pero el conde lo detuvo.

 

-         Quiero hacerlo

 

-         Pero boochan…

 

-         Sebastian, no te estoy pidiendo permiso

 

 

El mayordomo dio un suspiro de resignación; simplemente su amo era un necio; pero esa terquedad le llamaba la atención.  La mano del conde bajo con lentitud el cierre y luego desajusto el botón de aquella prenda; la deslizo con cautela permitiéndole ver aquel erguido miembro.

 

-         Asi que los demonios también tienen sus necesidades * sonriendo prepotentemente*

 

-         Muchas mas que los humanos; por eso disfrutamos al verlos caer tan fácilmente ante sus tentaciones.

 

-         Eres un demonio digno de tu amo… Sebastian

 

El mayordomo sonrió cuanto disfrutaría arrebatarle el alma a su boochan, dudaba en encontrar un alma tan valiosa y exquisita por eso la apreciaba y protegía con su vida.

 

La lengua de su joven amo se deslizaba con parsimonia por todo su miembro; sus testículos también fueron degustados por la juguetona lengua del menor. Ciel movía su lengua en círculos alrededor del glande del mayor; quería escuchar objetar a Sebastian de pasión, sabia que seria difícil pero para Ciel Phantomhive nada era imposible.  Se metió de lleno aquel enorme falo en su boca y comenzó a morder la punta, escuchando lo que deseaba.

 

-         Ahhh… boochan debo felicitarlo, es el primer humano que logra excitarme y gemir

 

-         Debo tomar eso como un cumplido?

 

-         Es más que un alago

 

Los ojos del demonio cambiaron de carmín a un tono rosado fluorescente; tomo con sus manos la cabeza del joven y marco el compas de las felaciones.

 

El conde estaba por ahogarse al sentir aquel falo en su garganta; el compas al que era sometido era salvaje pero pasional; levanto su cara y sus orbes se fijaron en los gestos eróticos que propiciaba su sirviente; mordía su labio inferior, sus gotas de sudor se deslizaban por su tez, su cabellera azabache pegada a su rostro y sus ojos cerrados… se veía mas que perfecto.

 

Se sentía desfallecer, la boca de su amo  bombeaba su miembro con sutileza; separo al menor bruscamente de su pene y ser corrió en su rostro.  Observo con atención el rostro del conde, su semilla se deslizaba por sus mejillas y labios; eso indudablemente le causo otra erección.

 

Lamio retirando  aquellos residuos, su lengua divago por las mejillas, labios y ojos del menor; para acabar en un apasionado beso; le fascino sentir el sabor de su semen mezclado con la saliva del menor.

 

Recostó con cuidado a Ciel en la cama y situó su dedo índice en los labios del joven.

 

-         Lámelo

 

-         Para que?

 

-         Debo prepararlo boochan

 

-         Acaso bromeas?; solo mételo y ya

 

-         Es usted ignorante acerca del sexo o es masoquista?

 

-         Las cosas sufridas son las mas placenteras Sebastian

 

-         Boochan, es realmente un masoquista

 

-         No necesito que me lo digas

 

Sebastian tomo su pene y poco a poco se fue introduciendo en el menor; aquella estreches era deliciosa pero poco admisible; habiendo entrado la punta de su miembro, tomo de las caderas al menor y lo embistió entrando por completo.

 

-         Ahhhhhhhh ¡!!!!! * quejándose de dolor*

 

-         Boochan, si desea yo

 

-         Cállate Sebastian, no te muevas hasta que lo ordene

 

Ciel suspiraba con dolor, se sentía partido en dos pero era capaz de soportarlo… si se lo proponía podía llegar a ser tan vil como su demonio; por eso era su amo.

Enrosco sus piernas a la cintura de su mayordomo y con un leve asentimiento de cabeza le dio a entender que prosiguiera.

 

Sebastian se hallo reflejado en esos desbordantes orbes azulinos; aquella mirada rebozaba lujuria contenida.  Inicio con movimientos leves; su mete y saca era muy elegante y placentero; que suerte tenia su amor al ser sometido por el.

 

La estreches de su amo no le permitía moverse con agilidad por lo que decidio ser mas brusco en las estocadas.

 

-         Mmmm … Sebastian

 

-         Boochan, por esta noche deje su orgullo y permítame oír sus exclamaciones de placer * mordiendo  la oreja de Ciel*

 

-         Me estas ordenando?

 

-         No, es un simple deseo de su mayordomo

 

El conde sonrío; su demonio podía ser muy persuasivo.  El mayor aumento sus penetraciones intentando hallar el punto sensible de su amo.

 

-         Mmmm… Sebastian… ahhhh… lo haces muy bien

 

-         Ahhh… Boochan cuando sienta que toque su punto G, indíquemelo

 

-         Ahhh… si… solo sigue

 

El mayordomo saco su miembro y lo metió de lleno en el orificio del menor.

 

-         Ahhh… ahí … toca de nuevo ahí Sebastian

 

-         Mmmm… si Boochan

 

Salió de nuevo del interior de Ciel y lo acomodo en cuatro; lo penetro con fuerza haciendo mas asequible el contacto con la próstata del joven.

 

-         Si… ohhh… Sebastian… mas … dame mas

 

-         Ahhh… Boochan que placentero es hacerlo con usted.

 

El sonido de los gemidos y de las embestidas podía escucharse en aquella habitación, ambos habían añorado este acontecimiento pero no imaginaron que seria tan magnifico.  Unas cuantas embestidas mas y ambos llegaron al orgasmo; cada quien gritando el nombre del contrario; ambos estaban cubiertos de la pegajosa esencia pero no les incomodaba… Sebastian se dejo caer encima de Ciel, intentando recuperar el aliento.

 

Ya una vez recuperados, el mayordomo se disponía a salir del recinto pero fue detenido por la voz de su amo.

 

 

-         Espera Sebastian

 

-         Que sucede Boochan?

 

-         Duerme conmigo; solo esta noche será punto y aparte en nuestra relación.

 

-         De acuerdo Boochan

 

El menor se acomodo en el pecho del mayor, siento arullado por la respiración de su mayordomo.  El alba llego y con es la rutina… lo de anoche quedaría en el olvido.

 

Ciel se despertó y su mayordomo  lo alisto y sirvió el desayuno; todo igual a como solía ser; se dirigió a su despacho e inicio a revisar los documentos de su empresa, pero algo tomo su curiosidad; un libro que no recordaba haber dejado allí.

 

Tomo el libro y le dio la vuelta leyendo el titulo “La leyenda del Octavo Pecado”.  Su cara era todo un poema y lo único que pudo esbozar fue:

 

-         SEBASTIANNNNNNN!!!!!

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer, espero ansiosa sus comentarios... me harian muy feliz jijijiji.. mata ne


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