Se vende por dark death

-¡Ya cállate! ¡Tú no tienes ni el más mínimo derecho de reclamarme algo!-

-¡Tú eres quien no tienen derecho! ¡Aprende a respetarme mal educado! -

-Tiene razón, debes de aprender a respetar Mail -

-¡Pero papá! ¡Ella no tiene derecho, es una desconocida que llego a ocupar un lugar que no le corresponde! –Se defendía un chico de cabellos rojos, estaba en una pelea con su padre y su madrastra, lo cual ya era común, pero esta vez, se estaba excediendo ya que iban en una carretera y podía suceder cualquier cosa.

-¡A callar! Es mi última palabra, aprende a respetarla si quieres seguir aquí Mail –Contesto su padre a punto de perder el control de sus acciones en el volante.

-¡Arg! –Dijo Mail obligando a su padre a detener el auto, abriendo la portezuela del automóvil, sacando sus cosas y comenzando a caminar sin rumbo alguno.

-¡Mail! Si esta es tu decisión no vuelvas a pararte por aquí! –Le grito su padre antes de que el pelirrojo se perdiera entre el paisaje.

-… Lamento que Mail se haya ido por mi culpa… -Contesto apenada la esposa.

-¡Bah! Ya volverá rogando por perdón en la noche –Dijo su padre encendiendo el automóvil, dirigiéndose a su hogar.

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Mail seguía caminando, con lagrimas en sus ojos. Le dolió que su padre eligiera a una desconocida que usurpo el lugar de su madre antes que a él. Sus palabras aún resonaban en su cabeza y sin darse cuenta, llegó a mitad de la carretera a punto de ser atropellado por una camioneta negra que venía hacia él –pero que por suerte se detuvo-

Mail se quedó inmóvil mirando la camioneta frente suyo, mientras que un joven de cabellos negros vestido de camisa blanca y pantalones de mezclilla bajaba de esta.

-¡Chico!  ¿estas bien?, ¡estuviste a punto de morir! –Dijo el mayor caminando hacía el pelirrojo, deteniéndose unos pasos frente de él, mirándolo con detenimiento, para después esbozar una sonrisa tal vez malvada en su rostro.

-Ah… si, perdone, no lo había visto venir… -Comentó Mail regresando al mundo y viendo la situación en la que estaba.

El otro joven esbozo una sonrisa, poniendo una mano en la espalda del otro.
-Venga, no te disculpes, perdóname a mí, no te vi en la carretera… -Dijo un poco más calmado tratando de que Mail tomara confianza en él. –No te hice daño ¿verdad?

-No, no se preocupe… ah… -Le miro sonriéndole, a su parecer era un joven agradable y de buenas intenciones.

-Mi  nombre es Ryuzaki, un gusto –Se presentó –Y… ¿Qué esta haciendo un muchachito tan joven como tú aquí, eh? –Preguntó haciendo que caminara hacia la camioneta, sin que Mail se detuviera.

-Mail… el gusto es mío –Contestó caminando a la camioneta subiéndose a esta, viendo como Ryuzaki también se subia. –Pues… no se como llegue aquí, pero solo quiero encontrar un lugar para dormir –Comentó recordando la pelea con su padre, bajando la cabeza, mientras que el mayor comenzó a conducir.

-Je… yo conozco un buen lugar donde te quedes Mail, no te preocupes –Dijo sonriéndole mirándole de reojo-

-Gracias –Mail sonrió de medio lado, sin saber que era lo que le esperaba al ir con ese sujeto.

-Pero… alguien como tú ha de tener familia, pareja, amigos, alguien con quien contar en estas ocasiones, ¿no? -

-Tengo padres… pero discutí con ellos… no tengo novia…. Tengo amigos, pero  no quiero que sepan dónde estoy, al momento le dirían a mis padres –Dijo mirando hacía al frente.

-Oh, ya veo… y ¿puedo saber por qué se pelearon? –Dio vuelta en una avenida, ya encontranose con edificios, tiendas y demás cosas de ciudad, aunque daba pinta de ciudad de gente adinerada.

-Porque mi padre defiende más a mi madrastra que a su propio hijo… me canse de que hiciera eso y decidí irme.-Contestó con simpleza.

Ryuzaki no pudo evitar soltar una risa, en esos días las personas se enfadaban de cualquier cosa.

-Vaya, tienes suerte de que te haya encontrado Mail, bien podrías estar en manos de alguien… malo –Volvió a reir, deteniendo la camioneta frente a una casa que daba pinta de persona de mucho dinero. –Llegamos al lugar que te dije Mail –Sonrió bajando de la camioneta, abriéndole la puerta a Mail, el cual bajó también y se quedó mirando la casa.

-Vaya… pero… no tengo dinero, ¿Cómo pagaré esto? –Comentó preocupado.

-Ha ha ha, no te preocupes, esto no cobra, Mail –Dijo con tono siniestro, tomando a Mail del brazo, jalando hacia la entrada.

-O-oye, ¡espera! –Dijo tratando de resistirse, pero volvió a quedar inmóvil cuando estuvo detro de la casa. Rápidamente cerraron las puertas y las salidas que tenía la casa.

-¡Hey  Mello! Sal, tengo otro para ti –Grito Ryuzaki aún con Mail tomado del brazo.

Un par de minutos después de que Ryuzaki grito, se abrió una puerta, dejando salir de ella a un joven un par de años mayor que Mail, rubio de buen cuerpo, dejando al pelirrojo otra vez inmóvil, ahora boquiabierto.

-Más te vale que sea alguien bueno, Ryuzaki –Amenazó Mello.

-Pues tú júzgalo –Dijo jalando de forma brusca a Mail, para que quedara en frente de Mello

-¡¿Qué pasa aquí Ryuzaki?! ¡¿a dónde me trajiste?! –Dijo Mail desesperado, mientras Mello lo tomaba de la cintura, acercándolo a él.

-Vaya vaya, que tenemos aquí… -Sonrió al ver al menor, dándole una mirada lujuriosa. –Sabes bien lo que me gusta, Ryuzaki –Volteó a ver al pelinegro, soltando a Mail -¿Cuánto quieres por él? –Preguntó.

-Hm… para ti… ¿Cuánto vale? –Dijo sonriendo al ver como miraba a Mail

-¡¿Cuánto valgo?! Ryuzaki ¡no! –Grito Mail al darse cuenta de donde estaba metido y con que personas.

Sin embargo, cuando Mail se soltó del agarre de Mello, a la vez que retrocedía, un par de hombres estaba detrás suyo y lo atrapó, noqueándolo al momento.

-Bien… preparen a Matt y llévenlo a mi habitación –Ordenó Mello, volviendo la vista hacia Ryuzaki. –Ese chico se nota que vale mucho… cualquira se daría cuenta de la calidad de la joya que encontraste –Sonrió –Y a la vez tratarían de estafarte –Sonrió –Pero yo soy buena persona y no lo haré, $500, 000 te doy por él, ¿lo tomas o lo dejas? –Dijo sonriendo desafiante.

Ryuzaki enarcó una ceja, para después suspirar.

-Lo tomo, contigo no se juega Mihael, dame el dinero –Dijo extendiendo su mano

Mello sonrió para después tomarlo del cuello de la camisa. –Mira querido Elle, más te vale no volverme a llamar Mihael, ¡¿entiendes?! –Lo soltó dándole un cheque.

-Ya puedes largarte, el próximo mes te vere, y mas te vale que sea igual que la joyita que me conseguiste –Dijo sacando una tableta de chocolate de su bolsillo entrando a la casa.

-Hay Mello, si supieras todo en lo que te metiste.- Dijo suspirando Elle yendo hacia la salida, encendiendo su camioneta y yéndose del lugar.

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-¿Estará vivo? -

-Ojala que no… sufriría mucho si lo llegase a estar-

-Tienes razón… -

Mail comenzó a fruncir el ceño, dando signos de que estaba con vida, abriendo los ojos lentamente, llevando una mano a su cabeza.

-¿Dónde estoy? –Preguntó susurrando.

-Despertó -

-Matt, estás en tu nueva casa.-Dijo un pequeño albino acercándose a la mesa donde estaba Mail.

-¿Quién es Matt? –Respondió levantándose de la mesa, sentándose en esta. -¿Mi nueva casa? No, ¡yo no quiero estar aquí! ¡quiero irme a mi casa! –Dijo comenzando a desesperarse levantándose de ahí, tratando de llegar a aluna salida, pero otros chicos lo detuvieron.

-Es imposible salir una vez que entras Matt, a si que será mejor que te acostumbres a esto –Dijo el albino de nombre Near fríamente. –Prepárenlo y llévenlo a la habitación de Mello, el lo quiere ver ahí ¡Ya! –Dio la orden yéndose del lugar.

-¿Prepararme? ¿para que? ¿¡que me van a hacer!? –Dijo Matt exaltado y preocupado a la vez.

Pero los otros en vez de responderle, lo tomaron de los brazos y lo llevaron a un baño, le quitaron la ropa dejándolo desnudo, bañándolo entre dos chicos, uno lo mojaba con el agua de una manguera, y el otro lo enjabonaba.

Al terminar de eso, lo secaron y vistieron con ropa que había en la casa, llevándolo a la habitación de Mello antes de que él llegara.

-Suerte, Matt… -Dijo otro chico, cerrando la puerta, dejando al pelirrojo solo en la habitación.

¿Suerte? ¿por qué le deseaba suerte? ¿acaso era algo malo lo que le iba a pasar en esa habitación?, muchas preguntas habitaban en la cabeza de Matt, se sentó en la orilla de la cama, mirando la habitación.

-Que raro… no tiene ventanas… -Dijo levantándose quedando de espaldas, colocando un mano en la fría pared.

Mello entró a su habitación, cerrando con seguro la puerta, sin hacer el más mínimo ruido, mirando a Matt.

Se quitó su chamarra dejándola tirada en un lado de la habitación, acercándose a Matt, abrazándolo por la cintura.

-Vaya vaya, que tenemos aquí –Susurró a u oído, haciendo que el pelirrojo se estremeciera.

-Su-sueltame –Dijo temeroso.

Mello solo rió y negó con su cabeza.

-Ahora eres mío, puedo hacer contigo lo que se me pegue en gana –Con una mano se quito uno de los guantes, metiendo la mano sin el guante debajo de la camisa del menor, haciendo contacto con su cálida piel, sintiendo como la piel se erizaba al sentir su fría mano. Llegó a su pecho, jugando con las tetillas del pelirrojo.

Matt se sonrojo al instante al sentir el como subía y lo que le hacía, dejando salir un leve suspiro.
-De-detente… -Susurró.

-Oh, ¿pero por qué? Si te gusta lo que te hago, ¿no? –Sonrió susurrando en su oído, mordiendo el lóbulo de su oreja.

Matt no pudo evitar el soltar otro suspiro al sentir su aliento chocar con su oído, y al sentir su boca jugar con el lóbulo de su oreja. Sin saber cómo, se soltó del agarre del mayor, poniéndose de frente, retrocediendo yendo hacía otra esquina de la habitación.

-Por favor, no me hagas nada, solo quiero irme a mi casa –Suplicó.

Mello lo miró enarcando una ceja, después negando con la cabeza, acercándose a Matt.

-Mira, las cosas son así, el chico pelinegro me trae a los jóvenes que encuentra en la calle, yo se los compró y todos pasan por esto, al final quin me guste tiene el derecho de quedarse conmigo y evitar pasar por todo lo demás. –Dijo con simpleza mientras se fue acercando más a Matt hasta acorralarlo. –Y me sorprende que tú te estés resistiendo a esto, venga te va a gustar. –Tomó a Matt de la cintura, apegándolo a su cuerpo descaradamente, besándolo con lujuria, mientras Matt ponía sus manos en el pecho del otro tratando de alejarlo ya que Mello metió la lengua en su boca, pronto Matt se rindió jugando con la lengua del mayor, dejándose hacer por el.

Mello subió sus manos, metiéndolas debajo de su ropa de nuevo, recorriendo cada centímetro de su cuerpo, haciendo suspirar al pelirrojo. Lo recostó en la cama, quedando él encima del pelirrojo, quitándole la camisa sutilmente, besando su pecho con delicadeza, pasando la langua por ciertos lugares, sintiendo como el pelirrojo se estremecía.

Subió la mirada, hacia Matt, se sorprendió al ver al pelirrojo con las mejillas sonrijados, la boca entre abierta, respirando algo agitado. Sonrió subiendo a besarlo, mientras metía una mano en sus pantalones, acariciando el miembro del menor, haciendo que Matt soltara un gemido, cerrando los parpados.

-Me gusta verte así –Dijo acercándose a su oído –Dime Matt, ¿aún quieres que te deje? –Sonrió ladino.

Matt solo negó con la cabeza, no quería qu se detuviese, le gustaba lo que el mayor le hacía y comenzó a pensar que era buena idea el que lo hubieran llevado hasta ahí.

-Así me gusta –Aumentó el ritmo, sacándole otro gemido a Matt, para después detenerse, y bajarle los pantalones junto con la ropa interior –Como dije antes, toda una joya –Dijo a s mismo, bajando su cabeza hasta donde estaba el miembro de Matt, metiéndoselo a la boca de una sola vez, haciendo que Matt gimiera más fuerte.

Mello slo sonrió, y comenzó a darle lamidas a su miebro, a chuparlo como si se tratara del dulce más delicioso del mundo, Matt solo se limitaba a gemir y eso a Mello le encantaba, subió hasta la punta de su miembro, mordiéndola sin llegar a hacerle daño al pelirrojo y provocándole solo placer. Siguió así por unos momentos más, hasta que Matt ya no puedo contenerse más y terminó corriéndose en la boca del mayor.

Mello tragó la escencia del pelirrojo, mirándolo con lujuria, definitivamente no iba a olvidar esa imagen, Matt sonrrojado, con su respiración agitada, ojos entrecerrados, y boca abierta, nunca olvidaría eso. Se acercó a su boca, besándolo una vez más.

-Ves como si te gustó –Dijo burlonamente, mientras volvia a acercarse a él, para besarlo una vez más.

-Por favor… déjame… quiero irme a casa –Dijo entrecortadamente.

Mello solo lo tomó de un brazo, atrayéndolo hacia el, frotando los dos cuerpos, haciendo que Matt sintiera su erección. -¿Qué? ¿acaso quieres dejarme así, Matt? –Suspiro en su oído, quitándose la ropa que tenía, recostándose en la cama, con Matt encima suyo, besándole. Mello lo tomó de la nuca, para que profundizara más el beso, metiendo la lengua a su boca, jugando con la del menor, mientras recorría el cuerpo desnudo de él.

Matt dejaba salir pequeños suspiros debido a las caricias del mayor, sintiendo la erección del rubio frotarse decaradamente con la suya; se separó del rubio por falta de oxígeno, levantando la cabeza mirándole.

Mello tomó a Matt del cuello para atraerlo hacia sí, bajando una mano hasta su miembro, comenzando a masturbarlo, mientras se metía dos dedos en su boca, para ensalivaros bien, mientras escuchaba los gemidos del pelirrojo, una vez que sintió que los dedos ya estaba bien ensalivados, los bajo hasta su entrada. A juzgar por las reacciones del pelirrojo, Mello suspuso que era virgen, así que debía de prepararlo bien, no quería terminar “rompiendo su nuevo juguete”

Metió un dedo con cuidado en su entrada, aumentando el ritmo en su miembro para distraerlo de eso, también besando su cuello por si ra muhco el dolor que sentía. Matt gimió, entre dolor y placer, le dolía el sentir la intromisión de ese dedo en su entrada, pero le gustaba lo que Mello hacía con él.

Mello siguió masturbándolo, evitando que Matt se corriera antes de tiempo, metiendo el otro dedo a su entrada, haciendo que esta vez soltara un grito de dolor. El rubio calló a Matt besándolo, aumentando la presión que ejercía en su miembro, haciendo que soltara un pequeño gemido de placer. Mello comenzó a mover los dedos en el interior de Matt ensanchando su entrada, mientras lo besaba. Quitó su mano del miebro de Matt, moviendo de forma circular los dedos, haciendo qe Matt se acostumbrara a la intromisión, moviendo las caderas a la ve que el movia los digitos dentro de Matt.

Mello sacó los dedos de su entrada, tomando a Matt de las caderas, introduciendo su miembro poco a poco, hasta introducirlo por completo y hacer que Matt soltara un gemido, ladeando la cabeza y el soltara un suspiro, cerrando los ojos. Esperó un momento para comenzar a moverse, mirando las facciones del pelirrojo y comenzó a moverse cuando ocnsideró que ya estaba acostumbrado, levantó a Matt para penetrarlo lentamente, poco a poco aumentando el ritmo de las embestidas, y soltando más gemidos al oír a Matt hacer lo mismo, al sentir como se tensaba en algunas ocaciones y apretaba deliciosamente su miembro.

Alguas veces Matt sentía que lo iba a partir en dos, pero momentos después era cegado nuevamente por el placer que el rubio le otorgaba, comenzando a penetrarse el mismo, sintiendo así más placer. Mello llevó nuevamente una mano al miembro de Matt, comenzando a masturbarlo nuevamente, haciendo qe el pelirrojo gimiera cada vez más, y Mello qedara más satisfecho al scucharlo. Momentos después ambos soltaron un gemido ronco al unísono, indicando que se habían corrido, Matt entre los dos y Mello en el interior del pelirrojo, ahora ese chico le pertenecía a él y solo a él.

Recosto a Matt a su lado, mirando como comenzaba a quedarse dormido, cntemplando el bello rostro del chico. Mello se levantó de la cama, tapándolo con las sabanas, para después recoger sus pantalones, e irse a otro lado de su habitación. Se encerró en el baño, sentándose en el piso de este, pensando quein era quien iba a ser el “favorito” de él esa vez, sinceramente todos los demás le tenían más miedo que nada, aunque no sabía la razón, pero había un albino que no le temía, y fuera de la mascara de santo que tenía, era un chico llenó de pervención, y también se debatía entre la joya que tenía dormida en su habitación, aunque fuera nuevo y toda la cosa, le gustaba y sabia que con algo de practica se volvería tan bueno o mejor que Near, y definitivamente quería ser ÉL quien viera los avances en el pelirrojo.

¿Near o Matt? Ese era su debate, Near ya había compartido el lecho con él muchas veces, y nunga de esas veces se comparaba con la otra, y también en el prostíbulo que manejaba era el más pedido por los clientes, pero Matt… no soportaría el ver o saber que Matt esta con otra persona qe no fuera él, pero… ¿Por qué? Aún así, tendría que hacer eso para que explotara todas su virtudes en eso, tal vez en esa ocasión no eligiría a nadie y ordenaría a Near que le enseñase todo lo necesario a Matt… pero aún así en termnos “enseñale” implicaba que el se acostara con otro, y esa idea no le agradaba nada… tenía que pensar que era lo que iba a hacer, ya se llegaba la fecha y si no hacía algo pronto, Matt podría llegar a ser “uno más del montón” y dejar de lamar su atención.