-Deja ya de limpiar Jake, creo que es más preferible que veas a Renesme que hagas limpieza en toda tu casa- me dijo Seth que se encontraba sentado sobre mi cama desordenada, viendo como acomodaba cosas.
-Créeme que no estoy tan feliz de estar limpiando, pero ya pues tengo que hacerlo- respondí acomodando una gran pila de revistas de coches, quien lo creería, Jacob Black limpiando su cuarto eso si que era nuevo.
-Bien, almenos puedo ayudarte a limpiar, si quieres claro- se ofreció Seth mientras se ponía de pie.
-Umm…no lo sé- respondí parando los labores que estaba asiendo y viendo detenidamente a Seth-si tú quieres por mí no hay problema- acepté, y me dispuse nuevamente a limpiar, Seth se quedó estático al no saber que hacer.
-¿Qué quieres que te ayude a acomodar o a limpiar?- me preguntó Seth muy amable, como solía ser él.
-Comienza tendiendo mi cama ¿no?- le dije enarcando una ceja, vi su reacción de disgusto por saber que iba a tender mi cama que estaba totalmente desacomodada-Vamos, no es mucho lo que te estoy pidiendo- lo animé.
-Está bien- aceptó y comenzó a tender mi cama.
El brillo, bueno poco brillo de sol que había sobre Forks se iba desvaneciendo dando lugar a la noche y a la luna.
Ya habían pasado 4 horas desde que comencé a limpiar mi casa.
Jamás me había puesto a pensar en que mi cuarto es un verdadero cochinero, hasta ahora.
Mi verdadera intención no era limpiar porque si, sino porque mañana los Cullen y los lobos nos reuniríamos para reforzar ideas por si volvían vampiros sádicos regresaban a Forks, aunque ¿Por qué escogieron mi casa como sitio de encuentro y no la de Sam?
-¿Vas a ir a ver a Renesme hoy?- preguntó, el curioso, Seth.
-No porque “Es inapropiado ver a Renesme a estas horas- imité el tono que Bella ocupaba cada vez que me recordaba esa frase.
Seth y yo nos comenzamos a reír a carcajadas de mi mala imitación de Bella.
-Bien, será mejor que me vaya a mi casa a dormir, Leah a de estar volviéndose loca preguntando en donde estoy- me comentó Seth haciendo una mueca al pronunciar el nombre de su hermana.
-Nos vemos mañana chico- me despedí desacomodándole el pelo, él retiró mi mano de su cabello.
-Adiós hombre lobo- exclamó en cuanto salió de mi casa.
-Ja, eso no fue gracioso- le recriminé desde mi cuarto aun.
Mi estomago gruñía, al parecer me estaba pidiendo lo más importante para mí: ¡Comida!
Después de cenar me fui a dormir a mi cuarto.
Tuve un sueño rarísimo:
“Me encontraba en medio del bosque, con Renesme a un lado tomándome la mano como siempre lo hacia esa niña de apenas 4 años, que más bien parecía de nueve.
-Jaky, conviértete en lobo- me ofreció Renesme.
-Por el momento no Renesme, es que pasa algo raro-contesté más para mi mismo que para Renesme.
Algo no cuadraba en ese lugar, me sentía intimidado con algo, aunque la pregunta era ¿Por qué no quería convertirme en lobo?
Los arbustos que estaban frente a Renesme y frente a mí comenzaron a moverse. Renesme se fue zafando de mi mano y caminó hacia los matorrales.
-Espera- traté de detener a Renesme que ya corría hacia los matorrales.
-Deja que vaya- me dijo una voz, que más que una simple voz parecía un cántico. La repugnancia que sentía hacia el olor a vampiro, había desaparecido por completo-deja que continúe su destino al igual que los demás- poco después noté la gelidés del tacto de la mano de la persona a través de mi playera, era Edward.
-Pero que dices, ¿Cómo que su destino y el de los demás?- le pregunté, me volví hacia él que me volvió a señalar a los matorrales, ahora ella estaba con Bella, Carlisle, Esme, Rosalie y Alice-¿Por qué tienen maletas?-cuando me volví a ver a Edward y después al grupo de Carlisle, habían desaparecido.
-Renesme no volverá Jake-me dijo Edward-creo que tu improntación con ella no fue tan fuerte.
-No imagino existir sin Renesme, ahora tendré que aguantar la burla de los chicos de la Push-comenté cuando Edward se comenzó a sonreír, en parte Bella no era tan mala diciendo que Edward tenía una sonrisa perfecta porque sí era así.
Edward comenzó a reírse con más ganas en mi cara.
-¿Qué es tan divertido?- pregunté serio.
-Tú- me respondió.
-¿Yo? Y ahora ¿Qué hice para que me consideres chistosito?- pregunté un poco molesto.
-Piensas- no comprendí hasta que recordé que Edward tenía el don de leer la mente-tus pensamientos, estás pensando en que tengo una sonrisa perfecta-me comentó.
-No dije eso-protesté.
-Solo pensaste-exclamó se dio media vuelta y salió disparado como un rayo hacía su casa.
Me desperté de un salto de mi cama con los ojos cerrados aun, cuando escuché una risita y abrí los ojos como platos, era Seth.
Al parecer Seth había visto mi sueño, los lobos ahora hemos desarrollado el don de ver los sueños de otras personas, aunque para Seth, nosotros los lobos también somos cualquier persona.