De repente otra vez me encontré vagando por las calles en medio de la tarde, como ya se acercaba el verano la brisa era suave...cálida...espléndida. Odiaba estar en casa a esa hora cuando mi padrastro llegaba, su forma de actuar sinceramente me hartaba, lo detestaba realmente. Así que esperaba a que se hiciera la hora de la cena vagando por ahí, por mi vecindario...
Esa vez en ves tomar el camino hacia la derecha como solía hacer tomé el de la izquierda, caminando por la calle mirando las luces prendidas de las casas...algunos vecinos limpiando su coche o llegando de sus trabajos, escuela. Doblé en una esquina hacia la derecha adentrándome en una calle de casas bastante agradables...y en ese momento fue cuando lo escuché.
Era un sonido único...se notaba que provenía de unas dos calles delante aproximadamente, siguiendo el sonido comencé a acercarme. Era el sonido de una banda tocando. A medida que me iba acercando la música resonaba más y más contra mi pecho pero...eso no era lo único que sentí en ese momento. Esa voz...había logrado hechizarme por completo. Melódica, fuerte pero delicada a la vez...perfecta. Era como si lograra atravesar mi cabeza de oído a oído. Me detuve al ver en la acera de enfrente la puerta de un garaje abierta, dentro había cuatro chicos, uno a la batería, dos a la guitarra y al bajo y...el vocalista.
¡Pero que hermoso! Un cuerpo delgado, un rostro fino, su cabello largo y negro hasta la cintura. Bailaba con movimientos sensuales al compás de su canción, tal y como si estuviera en un escenario. Creo que me quedé observándolo como un idiota durante al menos tres minutos y él estaba cantando para mí. Caí en la cuenta muy tarde de eso y al salir de mi trance me rasqué con pena la cabeza.
La banda se detuvo y el chico rubio que sostenía la guitarra me llamó con una seña. Crucé la calle, ya no me quedaba otra alternativa tampoco iba a huir y caminé tímidamente mirando el suelo hasta allí. No quería levantar la mirada pero sabía que ese chico, el del pelo largo estaba mirándome. Sentía su mirada en mis sienes.
- Hola. Al parecer te ha gustado nuestra música - me saludó aquel chico rubio, al verlo de cerca me recordó a un pequeño animalito de esos tiernos que te venden en las jugueterías.
- Hola...etto…si...perdón por mirarlos así - me disculpé - Su canción estaba muy bonita
- ¡Muchas gracias! Pues...nosotros estamos en proyecto, la semana pasada grabamos un pequeño demo para presentarlo a diversas discográficas. Si te ha gustado nuestra música puedes quedarte con una copia y mostrársela a tus amigos - buscó una pequeña caja con un cd cuya tapa estaba en blanco y me lo entregó, así que ese era el propósito...la promoción.
Tomé el disco y le agradecí, acto seguido me presentó a la banda. - Él es Tsunehito, nuestro bajista - el chico delgado y alto me saludó haciendo una reverencia, sus ojos eran redondos, un lunar a la altura de su mentón le daba un toque algo femenino - él es Hiroki, a la batería - el animado chico se acercó a estrecharme la mano, en comparación al bajista él se veía fuerte, algo robusto sin embargo su cara poseía aún rasgos infantiles, un piercing adornaba su nariz - Yo soy Ruiza, por cierto un gusto - dijo con una pequeña sonrisa aquel chico rubio - Y él...¿A donde ha ido?- preguntó de repente mirando hacia todos lados hasta llegar a señalar al chico del pelo largo que estaba sentado en una silla que en ese lugar había - Él es Asagi, nuestro magnífico vocalista - al verlo y notar que estaba mirándome directo a los ojos no pude evitar sonrojarme. Hizo una especie de reverencia seguido de un gesto amable, al parecer no hablaba mucho y eso le daba un toque de misterio. Instantáneamente una sensación extraña despertó en mí. Era como si dos manos grandes y fuertes tomaran mi estómago y lo apretaran de tal manera que ni siquiera podía respirar bien. Y su mirada era tan profunda…creí morir al intentar sostenerla.
-¿Y tu como te llamas?- me preguntó Ruiza, su mirada curiosa me analizaba como un aparato de rayos X.
-Mis amigos me dicen Hide-zou – vacilé pensando si decir mi verdadero nombre o no
- Interesante apodo. ¿Quieres quedarte a escucharnos un poco más? Solo nos faltan cuatro canciones para terminar el ensayo de hoy
-Si, claro – dije a punto de estremecerme cuando el vocalista, Asagi, pasó por mi lado casi rozándome para llegar al micrófono. Ese chico olía a rosas, eso hizo que mi corazón diera tumbos.
-Si quieres puedes ocupar esa silla – me señaló la silla que antes ocupaba el vocal, así que me senté, el sonido se escuchaba bien aunque tenía una vista parcial y casi nula de Asagi. Cada canción era una más maravillosa que la anterior, la música era muy buena pero esa voz de a momentos me hacía perder la concentración de escuchar todo en conjunto terminando por quedarme igual de embobado que antes. Mordí mi labio inferior contando que esa era la tercera canción…una más y ya tal vez jamás volvería verlo. Pensé en tomar nota mental de la dirección bien saliera de ahí.
La última canción admito que era demasiado buena, ¿Las compondría él o algún otro integrante de la banda? Y las letras eran muy profundas. Fantásticas. El ensayo finalmente terminó, el chico de nombre Tsunehito fue el primero en despedirse, salió del lugar con su bajo en el estuche, a su espalda. Ruiza hablaba con Asagi acerca de no se que horarios pude escuchar solo una parte ya que el baterista, en un pequeño accidente había tirado unas cajas haciendo un gran ruido.
-Bueno, nosotros debemos irnos también. Sino la madre de Hiroki va a molestarse porque su hijo no va a cenar – comentó Ruiza soltando una pequeña risa. De fondo efectivamente se escuchaba a una mujer bastante impaciente llamando a su hijo a cenar.
Ruiza se volvió al fondo del lugar a guardar su guitarra en el estuche, miré tímidamente hacia mi lado derecho en donde estaba él guardando y acomodando el micrófono en lo que parecía haber sido antes un cuarto donde guardar las cosas de limpieza o porque no un desván. Observé su espalda recorriéndola toda con mi vista. Sus hombros eran bastante estrechos y bien formados, espalda no muy amplia bien formada al igual que su cintura, sus caderas y más abajo…
-¿Vives cerca de aquí? – de pronto escuché esa pregunta y me sobresalté, en mi análisis exhaustivo no había notado que Ruiza se acercó tanto a mí.
-A unas pocas calles – respondí luego de apartar mi mirada de aquel lindo panorama
-Entonces puedes venir seguido a escucharnos – me pareció que el chico llevaba demasiado entusiasmo en esa frase, me pregunté en que más estaba pensando en darme para promocionar la banda – Bueno, yo me retiro. ¿Vas para allá?- indicó la dirección opuesta hacia donde debía dirigirme.
-No, hacia el otro lado
-Oh que pena, bueno…otra vez será. ¿Nos vamos Asagi? Adiós Hiro-san! Nos vemos mañana – saludó al dueño de casa y también se despidió de mí, los tres salimos y el dueño de casa cerró el portón del garaje – Adiós a ti también, vuelve pronto – dijo antes de comenzar a caminar persiguiendo al del pelo negro que ya llevaba media calle recorrida.
Me quedé de pie viendo en primer lugar la dirección, luego a él y su andar elegante. ¿Qué edad tendría? Me sonrojé y comencé a caminar mirando el suelo cuando lo vi voltear. En ese momento mi cabeza daba demasiadas vueltas, no podía creer que en este mundo hubiera un chico tan hermoso como Asagi, mucho más que pudiera encontrarlo solo con caminar unas calles.
En todo este trayecto apenas me había dado cuenta de que hacía tres calles alguien me seguía, doblé en falso en una esquina caminando más calles para terminar de confirmar mi idea, era un hombre y me seguía pero al hacer eso ahora estaba un poco más lejos de casa que antes. Comencé a entrar en pánico ya que a esa hora, la hora de cenar para casi todos no había nadie en la calle.
Entonces comencé a correr, tomé otra calle en dirección opuesta, hacia mi casa. El hombre corría tras de mi pero endemoniadamente más rápido que yo, dejé escapar un sonido desesperado cuando sentí que me atrapaban tomándome por mi brazo.
-¡S-Suéltame! – grité intentando soltarme de ese agarre, cuando creí que ya no podría liberarme sentí como algo apartó todo ese peso de mí, mi brazo ya no era presa. Temblando volteé al escuchar un grito ahogado seguido de unos ruidos bastante extraños pero detrás de mi no había nada…salvo un callejón oscuro a mi lado en el que tampoco parecía haber nada. Caminé hacia atrás un par de pasos luego volviendo a voltear, caminé rápidamente ahora si en sentido a mi casa. ¿Qué acababa de suceder? ¿Dónde estaba ese hombre y que eran esos ruidos? No podía dejar de temblar, en todo el camino me hice una y otra vez esas preguntas. Al llegar a casa busqué en mis bolsillos las llaves pero no estaban,
-¡Las perdí! – grité luego cubriéndome la boca, si en casa se enteraban de que eso pasó jamás volverían a darme llaves nuevas.
Sin embargo no tuve más opción que tocar el timbre, al entrar a casa la cena ya estaba lista, comí como ausente…aún mi mente divagaba…tomé una ducha y me recosté ya que el siguiente día llegaría rápido. Esa noche al irme a la cama aún pensando en él y en ese extraño suceso soñé con algo parecido. Desperté con un cansancio terrible, como si no hubiera dormido en días. Me acaricié un lado de mi cuello que dolía, eso me pasa por dormir en tan mala posición.
Lo primero que hice luego de levantarme es poner el cd en el equipo de música, la misma canción que me atrajo el día anterior a ese lugar comenzó a sonar. Me vestí y me aseé en silencio, solo escuchando esa canción y las que le siguieron, en total tres. Bajé directo a tomar mi mochila e ir a la escuela, no me iba tan bien como a todos, había reprobado más de cinco asignaturas, pensaba todos los días en dejarla pero lo único que me retenía en ese lugar eran mis amigos y una persona que desde anoche luego de conocer a Asagi...creo que ya no vale la pena seguir insistiendo si no me corresponde.
Todo ese día lo pasé extrañamente como la cena de anoche, ausente casi como un zombie. Aún en mi mente se reproducían esos extraños ruidos, ese grito ahogado, la melodía de esa canción. ¿Esa noche debería volver? En sí se vería demasiado desesperado por mi parte el hacer eso pero mi deseo era más fuerte y así, a la misma hora que el día anterior me dirigí nuevamente al garaje donde ensayaban aquellos chicos.
Partí a la misma hora que el día anterior, como caminando sobre mis pasos. Me sorprendió encontrar a dos calles antes de llegar a Asagi recargado contra la pared de una casa. Tímidamente me detuve saludándolo, me devolvió el saludo en un tono más cálido de lo que pensé, tal vez no sería tan frío como imaginaba.
-¿Vienes a vernos otra vez? – me preguntó mientras caminábamos, la suave brisa movía su cabello dándole una apariencia de modelo de comercial. Observé con más detenimiento su rostro, su labios eran muy finos y bien formados. Su voz era totalmente diferente cuando estaba cantando.
-Si, es que me gusta mucho como suenan. La guitarra en especial…Ruiza-san toca muy bien, ojalá pudiera pedirle que me enseñe a mejorar
- ¿Tú también tocas guitarra?
-Si, pero no tan bien como otros necesito bastante práctica aún
-Sabes…estamos buscando otra guitarra además de la guitarra líder. ¿Te gustaría hacer una prueba?
Esa pregunta me había hecho saltar el corazón, me maldije por no tocar tan bien. La guitarra y el bajo me gustaban mucho, practicaba a diario pero aún no era tan bueno al menos a mi parecer.
-¿En verdad podría?- pregunté aún sin creérmelo, seguramente en mi mirada se notaría un brillo de entusiasmo que no podía ocultar, si todo salía bien incluso esa banda sería mi boleto de salida de la escuela.
-Por supuesto que podrías, lo consultaré con Ruiza de todas formas. Ah y Hide…- me llamó deteniéndose a dos casas de distancia del garaje, ya habíamos llegado. Vi como sacaba algo de su bolsillo, tomó mi mano extendiéndola – Creo que son tuyas…y jamás vuelvas a hacer algo como eso, es peligroso caminar solo por calles oscuras – se alejó adentrándose al lugar mientras yo me quedé petrificado observando mis llaves que ayer se habían perdido en mi mano.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español