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Kimi ga Miru Yume no Naka por Yaoi_Dix

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Notas del capitulo:

Aquí tienen el cap. 2  owo me alegra que les haya gustado el anterior *0*

Luego de quedarme una eternidad sorprendido y asustado mirando mis llaves me las guardé en el bolsillo. Dentro los chicos ya se preparaban para el ensayo, me saludaron amablemente cuando me aparecí frente a ellos.

 

Vi como Ruiza conversaba con Asagi en un rincón, ¿Le estaría hablando acerca de lo de mi prueba de guitarra para ingresar a la banda? Hiroki me señaló la silla para que me sentara mientras veía a Ruiza tomar su guitarra y sacarla del estuche.

 

-Hide-san…- me llamó amablemente aquel chico – Asagi me ha dicho que tu tocas guitarra…y verás, estamos buscando una segunda guitarra para la banda. Ven acércate – me animó ya con su esplendida guitarra en su mano - ¿Podrías tocar esto?- me alcanzó unas tablaturas – Lee esto un momento, solo este pequeño fragmento y reprodúcelo - una sonrisa se asomó en su rostro. Tomé la guitarra y aquellos papeles volviendo a sentarme a leer.

 

No era tan difícil como me parecía que lo era. Rápidamente aprendí lo que debía tocar y comencé, sentía la mirada de todos sobre mí sin embargo no estaba nervioso. Mis dedos acariciaban las cuerdas tranquilamente, pronto me di cuenta de que estaba reproduciendo el sonido de aquella hermosa canción tan bien como lo hacía Ruiza.

 

-Nada mal…-escuché decir a Tsunehito que se acercó y se puso de cuclillas a mi lado disfrutando de mi melodía

 

Debo haber estado tocando al menos tres veces seguidas ese pequeño ejercicio que Ruiza me había puesto, una vez que me detuve le miré expectante como un participante miraría a un juez luego de su acto en una competencia. Estaba ansioso.

El pequeño rubio me analizaba y luego se dirigió a Asagi dando media vuelta, girando sobre sus talones.

 

-¿A ti que te parece? – le preguntó y se le quedó mirando.

-¿Lo discutimos camino a casa? No debemos perder más tiempo de ensayo por hoy – comentó este con un tono parecido con el que antes me había regañado.

-Bueno…en ese caso mañana te diremos Hide-zou, personalmente me gusta tu manera de tocar, se adapta perfectamente a lo que es nuestro estilo – caminó hacia mí los pocos pasos de distancia que había y tomó su guitarra con suavidad – No se en que pensará Asagi, es difícil saber en que piensa pero supongo que también le ha gustado – esas palabras me daban esperanzas, si era así como él decía sería genial… ¡Ay poder pasar más tiempo con Asagi!

Tsunehito se levantó de mi lado y tomó su bajo, se lo colgó al hombro y tocó algunas notas mientras Asagi buscaba su micrófono, lo acomodaba y se preparaba para cantar. Lo observé durante un tiempo corto hasta que el bajista me tapara el panorama. Creo que en algún momento incluso comencé a fantasear con esa espalda y largo cabello.

-Hoy vamos a estrenar tema, así que escucha con atención Hide – me explicaba con entusiasmo Ruiza – Anoche me quedé hasta muy tarde dándole los últimos detalles a mi parte así que espero valga la pena – esto último sonó más hablando para sí que para mí sin embargo me dio gracia.

Comenzaron a tocar, caí en la cuenta de que poseían un pequeño computador con el cual reproducir sonidos o efectos de fondo, esto enriquecía notablemente sus canciones y estoy seguro que eso mismo utilizarían para grabar y dar por terminadas sus canciones para los demos.

La música era agradable, un tanto oscura pero agradable.

Todos los instrumentos sonaban en armonía, cada uno de ellos destacaba notablemente uno sobre otro sin tener protagonismo solo uno. A los pocos segundos de que Asagi comenzara a cantar sentí como algo en mi vientre cosquilleaba. Mis piernas se pusieron tensas. Otra vez el efecto de su voz. Me pregunto si a los demás les ocurriría eso o solamente a mí.

La letra era preciosa, un tanto triste y enigmática a la vez, muy poética. Ruiza y Tsunehito aportaban uno que otro sonido algo gutural.

A medida que la canción transcurría sentía como iba derritiéndome, incluso solo por impulso canté junto a él en el estribillo que era corto y sencillo de aprender. Siempre había tenido buena voz, me gustaba cantar cuando me encontraba solo ya que me avergonzaba un poco cantar frente a los demás. Me dí cuenta de que su voz fusionada con la mía sonaba bien, se entremezclaban, se unían y se separaban como si ambas estuvieran jugando.

Me lo imaginé en un escenario, tan hermoso como es. Moviéndose y cantando como antes lo vi hacerlo. Para mí era perfecto, no se si para alguien más lo era pero eso no me interesaba. De pronto me regañé a mi mismo por andar actuando como una colegiala enamorada.

La canción terminó, calculé que habría durado entre cuatro y cinco minutos. Ruiza se volvió a mi y me miró esperando mi opinión. Los chicos al bajo y la batería fueron al fondo del lugar a buscar un poco de agua. Vi a Asagi tan solo unos momentos antes de responderle al simpático chico.

-Me gusta - ¿Eso solo podía decir luego de todo lo que pensaba acerca de la canción? – Suena muy bien…etto… ¿Cómo se llama?

- Hanamadoi – respondió como si nada Asagi volteándose a verme, bajé la cabeza para evitar que ambos me vieran sonrojado como cada vez lo hacía cuando me miraba a los ojos.

-Es…un lindo nombre para una bonita canción – comenté con la voz algo ronca, los chicos volvieron a sus puestos, por suerte Ruiza dio la orden de que comenzaran a tocar las canciones de ayer como si mi respuesta lo hubiera dejado completamente satisfecho.

Disfruté de cada canción mientras se hacían cada vez más conocidas para mí. Eran simplemente geniales…pensé en que una de mis dudas estaba casi aclarada. Estaba cada vez más seguro de que Asagi escribía esas poesías hechas canción, luego de que me dijera el nombre de la canción con tanta seguridad, así de repente y con tanto orgullo creí estar casi seguro de eso.

El tiempo pasaba volando, volví a escuchar ese manjar para mis oídos llamado Hanamadoi. Seguramente querían practicar una vez más antes de ir a casa, no me equivocaba ya que al finalizar la canción salí de mi trance para ver a Tsunehito guardar su bajo.

Me puse de pie y caminé hacia Ruiza que me había llamado con su mano.

-¿Qué ha sucedido? – le pregunté sin saber porque me llamaba

-¿Me pasas tu número de móvil? Entre esta noche y mañana en la mañana te llamaré para decirte que es lo que hemos decidido con Asagi, ¿Si?

-Bueno…- no podía negarme, le dicté mi número y él me dio el suyo. Sentí la tentación de pedirle su número también a Asagi pero mis agallas eran pocas además de que no tenía idea de si él tenía móvil o no. Me agradeció y guardé mi teléfono en mi bolsillo. Me acerqué a la puerta recargándome un poco en ella viendo entretenido como todos se preparaban para irse.

Asagi pasó por mi lado haciéndome estremecer, al parecer ya era una reacción normal y natural de mi cuerpo al sentirlo cerca. Otra vez esa pequeña brisa cuando pasaba por mi lado rápidamente, su perfume…rosas. Seguramente le gustarían mucho, la de él era un fragancia delicada, suave pero que dejaba una marca en el aire durante un tiempo. Lo miré por el rabillo del ojo, él miraba hacia la calle con las manos en los bolsillos de su abrigo. Ruiza pasó por mi lado despidiéndose de mí, comenzó a caminar con Asagi que ni siquiera me saludó ni volteó a verme esta vez.

Me despedí de los que quedaban y me dirigí a casa algo afligido. ¿Le habría molestado algo que hice? ¿Qué es l oque hice? O tal vez era todo mi imaginación y el chico ni siquiera se fijaba en mí.

Cené igual de ausente que la noche anterior, después de todo no estaba de humor para soportar los chistes malos de mi padrastro. En la tele tampoco pasaban nada interesante así que viéndome desde el otro lado de la mesa solo me veía como un chico aburrido. Terminé de cenar y me dirigí a mi habitación a practicar con la guitarra, estaba ansioso así que dejé el móvil sobre la cama a mi lado en caso de que sonara.

Practiqué primero calentando mis dedos, luego trabajé en las partes que recordaba de aquella canción que Ruiza me había hecho tocar pero el móvil no sonó incluso a medianoche cuando me fui a dormir lo revisé varias veces en busca de un mensaje o alguna llamada perdida, pero nada.

Me recosté y me tapé, sentí como caía dormido a los pocos minutos. Me sentía tan cansado que era de esperarse que eso pasara. Soñé…con un parque, parecido a una plaza. Pájaros cantando, niños jugando, yo sentado en un banco mirándolos. ¿Por qué hacía eso? ¿Qué hacía ahí? Vi como una tormenta se aproximaba, pronto llovería podía escuchar los truenos a lo lejos. Entonces pensé en que debía volver a casa, apoyé mis manos para darme impulso pero no podía levantarme, era como si algo sostuviera mis piernas, mis muñecas así prohibiéndome que me levante. Por más que me esforzaba no podía, grité varias veces pidiendo ayuda pero los niños jugaban como si no me escucharan. Continué gritando y esforzándome hasta que desperté agitado.

La habitación estaba oscura pero sentía el peso encima de mí como si aún estuviera en ese sueño, algo firme sostenía mis muñecas, mis piernas también. En mi cuello sentí un dolor agudo, repentino que en el sueño no sentía. Estaba asustado, no veía nada, no escuchaba nada pero de repente pude oler rosas…

Estaba más que seguro, ese era el perfume de Asagi, podría reconocerlo en cualquier lado a cualquier momento. Tome aire y abrí mi boca como para gritar, sentí como una mano me tapaba la boca mientras una de mis muñecas había sido liberada. Sentí como las agujas cesaban.

-Ya ha pasado – una voz suave sonaba en mi oído, comencé a respirar agitado, en definitiva esa era la voz de Asagi. ¿Aún estaba soñando? Que real me parecía este sueño. Moví mi mano libre hasta encender la lámpara de mi mesita de luz, bajo la luz tenue que apenas iluminaba pude verlo, él quitó su mano de mi boca. Me pellizqué el brazo quejándome de dolor, en definitiva no estaba soñando.

¿Pero que estaba sucediendo? Sus ojos brillaban notablemente como pequeñas estrellas, sus mejillas estaban rojas como hasta ahora jamás había visto.

Se inclinó sobre mí levantándome el rostro con una mano, sentía su lengua recorrer mi cuello.

-¿Q-Que…haces? – pregunté cerrando un ojo al sentir como pasaba su lengua varias veces por donde antes había sentido esas agujas punzarme, me dolía - ¿Y que haces…aquí? – a pesar de lo extraño de la situación sentía calor. Su cabello acarició parte de mi garganta, volví a estremecerme cerrando los ojos.

Él no hablaba, solo lamía mi cuello dejándome uno que otro pequeño beso haciéndome suspirar sin que yo así lo quisiera, por más que intentara contenerme no lo lograba.

Pronto sentí su mano recorrer mi espalda suavemente, acariciándola. Los besos en mi cuello a esta altura no cesaban haciéndome sentir cada vez más caliente. Intenté mover mis piernas pero estaban atrapadas entre las suyas.

Intenté apartarlo con mi mano libre, ya que la otra estaba presa por mi muñeca pero no me dejó, hábilmente tomó mis dos muñecas cruzándolas por encima de mi cabeza, las sostuvo con solo una mano. Intenté soltarme con todas mis fuerzas, sentía su mirada sobre mí así que también le miré, era más fuerte que yo así que me rendí un momento para descansar.

Él levantó mi camiseta con su mano libre, acariciando desde mi pecho hasta mi abdomen, sus manos estaban tibias, hacían que mi piel se erizara. Cerré mis ojos evitando suspirar a tiempo, cuando los abrí vi el momento justo en el que él se agachaba a succionar una de mis tetillas, su largo cabello otra vez acariciaba mi piel también haciéndole cosquillas. Gemí notoriamente ante esto, para mis adentros agradecí que mi habitación fuera la única que estaba en el piso de arriba. Él no se detenía por más que se lo pidiera, sentí su mano sobre mis partes íntimas, dentro de mi pantalón intentando colarse en mi ropa interior.

Volví a gemir mientras sentía su mano moverse a un ritmo que me causaba placer. No era virgen pero jamás me habían atendido de una manera que se sintiera tan bien. Volví a sentir una de esas agujas como antes había sentido en mi cuello pero esta vez sobre mi tetilla, el dolor y el placer que sentí en ese momento me dejaron sin voz.

Abrí mis ojos mirando el techo, su lengua no dejaba de moverse, su boca succionaba.

Se recostó sobre mí soltándome las muñecas, sus brazos rodeaban mi cuerpo cuando me besó en los labios. Nos besamos apasionadamente, sentí un ligero sabor a sangre mientras su lengua jugaba con la mía tomando el control. Hizo a un lado las mantas arrancándolas como si fueran tan livianas como plumas, me sorprendí ante eso. Me miró y miró la lámpara en la mesa de luz, estiró su mano rápidamente apagándola.

Mis pantalones se deslizaban hacia abajo junto con mi ropa interior, sentí como me los quitaba por completo, una de mis piernas sintió su cercanía. Me estremecí cuando me acarició mi piel desnuda, también me quitó la camiseta luego acomodándose entre mis piernas. A pesar de que no veía completamente nada me había vuelto sensible al tacto de su cuerpo tibio, cuando me acariciaba o me besaba suspiraba y gemía.

Levantó una de mis piernas, supe en ese momento lo que quería hacer conmigo, no iba a oponer resistencia aunque me hubiera gustado mucho más poseer ese cuerpo que tenerlo encima.

Nos besamos mientras entraba en mí, ahogué mis gemidos en su boca, estrujé la tela de su ropa en su espalda. Se movió lentamente mientras me quejaba, quitó su miembro unos instantes para volver a meterlo. Sin saber porque con esa segunda vez que entró sentí un placer instantáneo, cada embestida a un ritmo constante casi salvaje me hacía querer gritar pero no lo hice, tal vez despertaría a alguien. Me limité a gemir en un tono medianamente bajo al igual que él lo hacía cerca de mi oído, a besarle y olerle el cuello de la misma forma en la que él lo hacía, acariciarlo por debajo de su ropa, apretarle la cintura con mis piernas.

Al terminar me quedé instantáneamente dormido, el cansancio me había llegado de repente, mi cuerpo relajado.

Al siguiente día desperté luego de que la alarma sonara cubierto con las mantas, estaba desnudo. Me toqué el cuello que me dolía, todo el cuerpo me dolía.

Miré el techo intentando recordar…anoche Asagi había estado aquí, en mi cama…me había acostado con él. ¿Pero como había sucedido eso? No podría haber sido un sueño porque si hubiera sido así yo estaría vestido.

El teléfono me asustó al sonar, lo tomé y lo miré, era Ruiza llamándome. Respondí con la voz ronca.

-Buen día dormilón – me dijo con unos ánimos admirables a esas horas de la mañana – ¡Adivina que!

- … ¿Qué? – respondí antes de bostezar

-Oye… ¿Eres algo lento o aún estas dormido? Ven hoy a la hora de siempre con tu guitarra, debemos ensayar. ¡Adiós!

Me quedé de piedra intentando asimilar lo que Ruiza me había dicho… ¡¿Había quedado en la banda?! Comencé a reír solo como un tonto, me levanté aún riéndome y corrí hacia el baño así como estaba a darme una ducha para luego ir a la escuela. Ese día sería largo e interesante.

Dejando de lado la escuela…que por suerte pasó volando. Miraba el reloj cada cinco minutos, contando el tiempo que me quedaba para ir al ensayo, moría de ganas de ver a Asagi. Me vestí con ropa informal, me peiné, incluso me puse algo de perfume. Tomé mi guitarra y salí hacia allá caminando a paso medianamente rápido.

Al parecer mi entusiasmo me había jugado en contra, aún era muy temprano, la puerta del garaje estaba cerrada así que me senté a esperar a que alguien llegara, a esperar la hora del ensayo mientras sacaba mi guitarra de mi estuche me ponía a tocar unas notas.

Notas finales:

1-El lemon es algo pobre porque quería en realidad que se vea como algo sugerente, con pocas descripciones que dejen volar la imaginación xD

2-La canción Hanamadoi...la pueden escuchar aquí o bien descargarla -----> Hanamadoi.mp3

3- Hide es medio tontito...pero así lo amo >3>♥

4- Espero les agrade este cap. ò.ó

5- No se quien se ha registrado como nuevo en el foro pero *0* eso me hace feliz, si estás leyendo esto hablaremos prontito owo!


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